Por Ana Pieters

Marcha por el #8M, Día Internacional de la Mujer. FOTO: Melanie Soca.

Para nosotres, es completamente normal que las mujeres voten en las elecciones, conduzcan autos, se divorcien si lo desean, tengan una cuenta en el banco, estudien o trabajen. También se nos hace natural compartir con personas de otras razas o religiones, caminar libremente por la calle sin importar nuestro género o ver familias homoparentales. Sin embargo, no siempre nos detenemos a pensar en todo lo que tuvo que suceder para que las mujeres tuvieramos esta libertad con la que gozamos.

Miles de personas no son conscientes de sus derechos, pero también hay una numerosa cantidad que los conoce y, por cuestiones sociales, no los ejerce o defiende como deberían. La causa femenina tiene más de 100 años y, a medida que evolucionan las naciones, los motivos por los cuales se lucha cambian. 

En la actualidad, se busca la igualdad salarial entre hombres y mujeres, que podamos tener las mismas oportunidades, decidir sobre nuestros cuerpos, que reine la meritocracia y, por sobre todas las cosas, la posibilidad de ser libres.

El Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, principalmente es para celebrar y conmemorar lo que hemos logrado a pesar de las barreras, tangibles o no, que atraviesa nuestro género. Y es que vivimos en una sociedad patriarcal pensada por los hombres y para los hombres.

Las más afectadas por la pandemia

Uno de los aspectos que generó un retroceso abrupto en nuestros derechos fue la pandemia por la COVID-19. El confinamiento y las medidas tomadas por los gobiernos de diversos países para frenar los contagios perjudicaron el significativo avance que se había logrado progresivamente.

Y quizás algunos piensen que el catastrófico año 2020 afectó a todos, pero fueron las mujeres las que más gravemente afectadas terminaron. Y las cifras lo advierten.

Para el 2021 la OIT estimaba que solo el 46,8% de las mujeres tendría un trabajo. Mientras que en el caso de los hombres, la cifra alcanzaba un 66,2%. Pero eso no es todo, las mujeres aún ganan 20% menos que los hombres. 

“Según el documento de la CEPAL, un 56,9% de las mujeres en América Latina y un 54,3% en el Caribe se encuentran ocupadas en sectores en los que se prevé un mayor efecto negativo en términos del empleo y los ingresos por causa de la pandemia”

Pero no solo las mujeres adultas sufren, pues 70 millones de niñas no pueden ir a la escuela o ser educadas. Una cifra que va en aumento, sobre todo desde que los talibanes retomaron el control de Afganistán. 

Del mismo modo, también en América Latina vemos este terrible fenómeno, donde las creencias religiosas y culturales relegan a las niñas a las labores domésticas y de cuidado en el hogar, lo que impide su formación académica.

La vida se ha vuelto un privilegio

En el 2021, Perú cerró el año con la escandalosa cifra de 147 feminicidios y 123 tentativas de feminicidio, lo que significó un incremento del 6,85% respecto al 2020. Además, se contabilizaron 5000 mujeres desaparecidas, lo que equivale a un promedio de 16 desapariciones por día. 

Esto coloca a nuestro país como uno de los más peligrosos para ser mujer, porque no son solo los feminicidios, sino que también el 34% de las mujeres ha sufrido acoso en el trabajo, mientras que 7 de cada 10 mujeres, del total de la población peruana, ha vivido algún tipo de acoso. 

Según cifras entregadas por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) a octubre de 2020 en el país se registraron 67,683 casos de violencia contra la mujer, de las cuales 24.372 fueron casos de niñas, niños y adolescentes”.

Lamentablemente, este es un panorama que no solo sufrimos en el Perú. Y es que, según registros de la ONU, aproximadamente 641 millones de mujeres han sufrido de acoso en todo el mundo. La cifra es aún más preocupante si se toma en cuenta que no todas las víctimas presentan una denuncia.

Niñas y adolescentes en riesgo

La mutilación genital sigue presente, principalmente, en niñas de cinco años. Más de 200 millones de menores son sometidas a esta práctica inhumana. No solo las sentencian por ser mujeres, sino que también ponen sus vidas en riesgo. Ellas pueden contraer infecciones por los métodos utilizados.

Tampoco escapamos de la violencia sexual. Aproximadamente, 15 millones de adolescentes han sufrido relaciones sexuales forzadas. Y esto también está asociado al matrimonio infantil, ya que, 4 de cada 10 niñas en el África subsahariana se casaron antes de cumplir 18 años.

Referentes desconocidas para muchas

Malala Yousafzai es una niña pakistaní que sobrevivió milagrosamente y se convirtió en la persona más joven en ganar un premio Nobel. El 9 de octubre de 2012, cuando regresaba de clases, un talibán abordó el autobús donde ella se desplazaba y le propinó tres disparos: una bala atravesó su frente. 

Malala es una activa luchadora por el derecho a la educación, en especial de las niñas. En Pakistán los talibanes impiden que las pequeñas asistan al colegio e intentaron silenciar su voz. Su historia debe servir de inspiración para todos. La obligaron a abandonar su país, a sus amigos, su vida, pero con ello solo lograron que multique sus ideas. 

Chimamanda Adichie es escritora nigeriana, feminista y con gran sentido del humor. Esta excepcional mujer busca la igualdad a través de sus discursos y con los mensajes en sus novelas. Su TEDxEuston “Todxs deberíamos ser feministas” es una de las más aplaudidas. 

Ella se define como una “feminista africana feliz”, ya que muchas veces le dijeron que “las feministas son mujeres tristes porque no encuentran esposo”. Y por si fuera poco también ha tenido que lidiar con frases como: “ser feminista es contrario al sentir africano, porque es algo de Occidente”.

En el 2021, esta increíble mujer fue nominada al Nobel de literatura por su increíble talento y obra literaria, pero a diferencia de sus colegas hombres, su nombre no tuvo resonancia.

El camino que todavía falta por recorrer 

Es necesario celebrar nuestros derechos. La lucha por estos ha sido bastante larga y se remonta no mucho tiempo atrás, es entonces cuando nos damos cuenta que otros hicieron el trabajo para que las generaciones siguientes viviéramos en armonía. Si bien esta no es total, al menos está en proceso y tenemos la certeza de saber que en buena parte del mundo, somos libres y buscamos que otros también lo sean.

Y a pesar de que en algunos ámbitos mujeres como Ursula von der Leyen, exministra de defensa de Alemania y actual presidenta de la Comisión Europea, han llegado lejos, eso no las exime de sufrir golpes de realidad indignantes. En una visita oficial a Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdoğan tuvo un desaire con ella al privilegiar a su acompañante masculino. Además, en una reciente reunión con el ministro de Exteriores de Uganda, este la ignoró y saludó solamente a sus pares hombres.

Hay quienes juzgan a las feministas de hoy porque “la lucha de ahora no es como la de antes”, pero eso mismo decían con las sufragistas, y eso mismo van a seguir diciendo en el futuro. Todavía hay un largo, larguísimo camino por recorrer y frentes por conquistar. Y quizás Occidente sienta que ya todo está ganado, pero es una afirmación nada más lejana a la realidad.