Por Melanie Soca
Tras contagiarse de Covid-19, Jazmín Castro Pérez, una joven rescatista, fundadora del albergue “Hannah y sus patas”, luchó por recuperarse. Pues a su cuidado estaban muchos seres de 4 patas. Tras su recuperación, un trágico accidente marcó a su familia. A un mes de este suceso Jazmín y su familia buscan apoyo.
Jazmín tiene 23 años, y hace más de diez, rescata perros abandonados de la calle en Villa María del Triunfo. Recuerda que al principio llegaba a la casa con uno o dos, y que su familia – a regañadientes- los aceptaba y colaboraba pese a que su hogar no contaba con un espacio apropiado para tener tantos animales.
Su sueño de estudiar veterinaria para curar a sus amigos de narices húmedas en abandono no se concretó. Sin embargo, esto no la desanimó a seguir rescatando y brindando amor. Creó un albergue y lo llamó “Hannah y sus patas” y con mucho esfuerzo lo llevó adelante a pesar de los obstáculos que encontró en el camino. En la actualidad refugia a más de 100 animales entre perros y gatos.
Nace un proyecto inspirador
Todo empezó como un hospedaje para perros. Esta primera idea tenía como objetivo solventar los gastos de los rescatados que Jazmín ya tenía a su cargo. Sin embargo, la irresponsabilidad e insensibilidad de algunos dueños que pedían hospedar a sus perros para luego dejarlos en abandono, llevó a esta mujer a iniciar el albergue y acoger a estos seres.
Nombró su albergue como “Hannah y sus patas” en honor a Hannah, una cachorra a la cual le cambió la vida al rescatarla algunos años atrás. Ella iba a tener un proceso de eutanasia cuando Jazmín la conoció. La joven se enamoró de ella a penas la vio. Recuerda que estaba muy sucia y no podía caminar . La lesión que tuvo había dañado su médula y las probabilidades de que vuelva a usar sus patas traseras eran pocas. “Hannah es una perrita que necesita mucho cuidado, nunca llegó a caminar, pese a las terapias, donde semanalmente se gastaba de 300 a 400 soles”, cuenta la fundadora del albergue. Así como a Hannah, también rescató a Chacha, Sammy y Negrita, cada una con una historia diferente.
Jazmín siempre tiene la disposición de ayudar, sin embargo, el espacio y a veces los recursos no se lo permiten. Necesita que las personas colaboren con los animales y adopten más. “La idea no es llenarte de animales, y después no poder mantenerlos. Es ser responsable y saber hasta qué límites puedes ayudar”, dice.
Tener un albergue no es fácil. El día a día se torna una rutina larga desde que amanece hasta la hora de descansar. Se asume una gran responsabilidad: cuidar y velar por la seguridad de todos los rescatados que sueñan con tener un hogar feliz en que al fin puedan estar a salvo. Jazmín, a sus cortos 23 años, sabe bien a lo que se enfrenta. No sólo los rescata, también los alimenta diariamente, los lleva al veterinario para sus cuidados y desparasitaciones y les da amor incondicional mientras sanan sus heridas físicas e internas. Así mismo, es ella quién cubre las cuotas de luz y agua.
Un virus no detiene su trabajo
Con la llegada de la pandemia por covid-19 en el 2020, según cuenta Jazmín el albergue tuvo más adopciones. “La gente empezó a trabajar home office y tenía más tiempo. Se sentían solos, y empezaron a adoptar más”, comenta ella. Lamentablemente también existió otro panorama fuera del albergue: las personas estaban abandonando a sus mascotas.
Ese mismo año, su familia se enfermó de covid-19. Ella estaba al cuidado de la mayoría de ellos. Por un momento y al no sentir algún síntoma, pensó que era asintomática. Había tenido contacto directo con su familia pero en ese momento no se contagió. Fue en la segunda ola, durante el mes de febrero, que se enfermó.
“Pensé que era una simple gripe, y de pronto me puse peor. Me hacía la fuerte varios días, pensé que iba a pasar, hasta que caí”, recuerda. Fue por esta razón que no pudo ver más de una semana a sus rescatados en el albergue. Sin embargo, contó con el apoyo de un personal, que se estaba haciendo cargo del albergue, mientras ella se recuperaba.
Tuvo una semana de tratamiento, con ampollas y medicinas a la vena. A su edad no pensó enfermarse y menos pasar por una situación complicada. “A veces nos confiamos que nos vemos saludables, pero cuando nos toca nos damos cuenta que necesitamos cuidarnos”, recomienda ella.
En medio de esta recuperación, una tarde negra, recibió una trágica noticia. Un terrible accidente había acabado con la vida de su hermana menor. Una dulce niña de cinco años, su mayor tesoro.
Tragedia en Villa María del Triunfo
Era viernes 19 de febrero, cuando una niña de cinco años fue embestida por un camión cisterna que se empotró en su vivienda en el AA.HH. Nueva Esperanza del distrito de Villa María del Triunfo. Este trágico suceso causó la muerte de Victoria, la hermana menor de Jazmín. Así mismo, dejó tres mujeres heridas pues el vehículo de carga pesada impactó también a la vivienda próxima de la casa de Jazmín. La gente en esa casa se encontraba en plena hora del almuerzo y nunca imaginó lo que sucedería.
Ese día la sonrisa que acompaña siempre a Jazmín desapareció. La vida de su hermana fue arrebatada por la irresponsabilidad de un conductor. Este hombre, fue identificado como Ronald Cóndor Dávila, de 30 años, según el noticiero de América Noticias.
A más de un mes de este trágico accidente, la joven de 23 años no detiene su trabajo y saca fuerzas para apoyar a su familia y seguir manteniendo a sus rescatados. Cuenta con una página de Facebook de nombre ‘Jazmín Al Rescate’ donde realiza conciertos virtuales y diversos eventos para la recaudación de fondos. Este dinero es usado para cubrir las necesidades de sus amigos perrunos y gatunos, siempre con la esperanza de conseguir un mundo mejor para todos los animales.
Si deseas colaborar con ella puedes contactarla en su página oficial de Facebook: https://www.facebook.com/jazminalrescate.
O a través de estas cuentas:
Paypal: paypal.me/JazminCastroPerez
BCP : 19438594101039
CCI: 00219413859410103993
BBVA: 001101350201002480
INTERBANK: 1573115031745
Yape, Lukita, Tunki, Plin : 959354098