Por Arturo Gutarra
Huanchaco suele ser el lugar preferido de los turistas. Sol, playa, arena, Caballitos de Totora, iglesias con altares, ceviche frente al mar, pesca artesanal, entre otras atracciones. Sin embargo, en los alrededores de dicho distrito turístico, existen asentamientos humanos que procuran no enfermarse y estar bien de salud. Cuatro mujeres llegaron a las vidas de madres para brindar una orientación y ayuda de profesionales expertos en Salud Pública.
En el 2013, la ONG Hands On Perú llegó a Trujillo para detectar una problemática que afrontamos todos los peruanos: la desigualdad en el acceso a la atención médica. Esto se evidencia entre los más necesitados de las zonas rurales y centros poblados en la Región La Libertad.
El médico infectólogo Ciro Maguiña, afirmó que “cerca del 20 % de la población no tiene ningún tipo de cobertura sanitaria, el seguro social cubre solo al 25 % de la población, especialmente la empleocracia pública y privada; el 5 % tiene seguros privados de salud y el 50 % tiene asistencia sanitaria estatal”, según la Revista Peruana de Medicina experimental y Salud Pública. Consultando a las participantes sobre la atención en los hospitales, indicaron que para ir a sacar cita es difícil, si se necesita acudir a emergencias se debe estar en estado crítico para que recién proceda a la atención.
Hands on Perú, actualmente, se encuentra conformado por la magister en Salud Pública, Katie Boric, Co-fundadora y Directora Ejecutiva de la organización en compañía de la licenciada Cindy Acosta, hoy directora del centro de salud pública (CESAPU) ubicado en el centro poblado de Villa los Angeles – Huanchaco.
Las enfermedades más comunes de la zona suelen ser: infecciones estomacales, anemia, resfriados, además de problemas psicológicos como ansiedad y depresión; trastornos que se combaten con actividades en vecindad. Una de las dinámicas saludables que se desarrolla en el centro de salud es la importancia de tener una alimentación saludable. La Dra. Jessenia Arteaga, especializada en Nutrición, se encuentra a cargo de dicha área acompañada de la estudiante de la maestría en Salud Pública, Jessica Robles. Ambas se hallan muy comprometidas por seguir llevando una mejor alimentación a dichas zonas.
El pasado 6 de junio se desarrolló la elaboración de la “lonchera escolar” a base de pan con torreja y jugo de mandarina. Este día, mujeres acompañadas de sus hijos e hijas aprendieron lo importante que es llevar una dieta sin mucha azúcar y sal. “A mi hijo le mandaba una lonchera no tan saludable que digamos, ahora con el taller ya pude identificar y ver que mandarle para el retorno a clases”, dijo una madre de familia.
Las clases de alimentación saludable se suelen dictar tanto en teoría y práctica con una evaluación de lo aprendido. Posteriormente, se hace entrega de premios por la participación del público con el fin de seguir animando a los ciudadanos a aprender sobre cómo llevar una vida más sana.