Por Diandra García

Adriana García es comunicadora, trujillana y una mujer apasionada por la producción audiovisual. Emocionada por el próximo cortometraje que grabará junto a su equipo de Plano Errante, concedió un tiempo para conversar con La Antígona. No te pierdas esta crónica relatada por Diandra García.

“Hola, cómo te va…”, inicia el mensaje. Escribe Adriana García Benites, a quien entrevisté hace una semana sobre su camino como mujer trujillana en la producción audiovisual. En aquella ocasión, sentí que algo se escapaba de la entrevista, como si rodeáramos el tema en lugar de tocarlo. En cambio, por chat, Adriana va directo al asunto. 

“Estamos organizando una rifa para la grabación de nuestro próximo cortometraje”, explica. Son 12 premios. El mejor no está enumerado: quienes contribuyan formarán parte de los créditos. Entonces, lo supe. Eso faltó en nuestra conversación previa, el final tras el final: los créditos.

Adriana es comunicadora de profesión. Egresó el año pasado de la Universidad Privada Antenor Orrego en Trujillo. Para ella, la carrera es el corazón de su trabajo. “Todo lo que he hecho se centra en la comunicación”, afirma. Ese “todo” es realmente bastante: canto, teatro, organización de eventos, dirección y producción audiovisual.

De hecho, entre 2020 y 2021, Adriana formó parte de la productora femenina Agua Florida y el Festival Itinerante de Cine Latinoamericano Atemporal, proyecto ganador del Concurso Nacional de Proyectos de Gestión Cultural para el Audiovisual. Además, obtuvo una beca en el Programa de Formación para Cineastas Jóvenes del Festival Cortos de Vista. Estos logros acompañan el inicio de su trayectoria en la producción audiovisual, pero ¿qué la inició?

El camino de la producción audiovisual

En 2018, Adriana produjo el cortometraje La cuna de la justicia, premiado por el Festival de Cine Universitario Render. Fue un momento clave para Adriana. Allí se dio cuenta de que lo suyo era la producción audiovisual

“La premiación fue en Lima. Asistí con otro miembro del equipo, éramos los provincianitos del lugar”, relata ella. Como entusiasta y realizadora, conoce de primera mano las dificultades de hacer cine fuera de la capital. “Son un montón. Desde mi cancha, lo más complicado ha sido encontrar espacios de exhibición y aprendizaje. No tenemos escuelas de cine aquí”.

Una complicación adicional es el género. “He reflexionado mucho en torno a esto, porque la inclusión no es solo crear espacios ‘de mujeres’. La idea es que nadie se sienta excluido”, sostiene Adriana. Su trabajo le ha permitido conectar con distintas personas, perspectivas y pasiones. “Ver cómo luchan por su sueño me ayuda a comprenderme a mí misma”, confiesa.

Adriana resume el impacto que desea para sus producciones en una palabra: emoción. “Cada película es un mundo. No espero que los espectadores cambien su vida porque ven una, pero sí que se emocionen. Que se enojen, rían, lloren… ¡Hay muchas emociones!”, sonríe. Junto a unos amigos, Adriana inició la productora Plano Errante, con la que realizará su próximo cortometraje. De seguro, tan emocionante como el primero.

Los créditos para una productora

Atemporal, iniciativa en la que Adriana participa, recibió hace poco un estímulo económico del Ministerio de Cultura. Adriana cree que esto confunde a la gente. “Piensan: ‘wow, con eso tienes 10 mil ediciones más de tu festival’. ¡Pero no es así! No alcanza para valorar la chamba de todos los involucrados”, lamenta. 

Por eso, ella y su equipo emprendieron dos campañas: un crowdfunding en Atemporal y una rifa en Plano Errante. Cuando comenta lo segundo, a través de WhatsApp, soy consciente del valor de los créditos. El sector cultural es uno de los menos priorizados por el Gobierno, y más aún en zonas lejanas a Lima. Adriana, por ejemplo, no tuvo acceso a especializaciones o recursos. 

Sin embargo, se lanzó de lleno a su vocación. Entendió que quería trabajar inmersa en arte y cultura. Detrás de las condecoraciones y éxitos recientes, está ese trabajo que abarca a “todos los involucrados”: desde el crew, hasta las entidades de financiamiento y las propias audiencias, presentes también en los créditos.