Por La Antígona – Johanna Gallegos

Hoy, 25 de noviembre, La Antígona alza su voz con toda la fuerza y urgencia que demanda el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Este día no es un acto simbólico ni una simple fecha en el calendario: es un llamado a la acción, a la memoria y a la resistencia colectiva.

La violencia contra las mujeres no es circunstancial, ni aleatoria. Cada golpe, cada amenaza, cada agresión, cada silenciamiento tiene raíces profundas: están en los cimientos de una cultura patriarcal que normaliza el dominio, que subestima el dolor de las mujeres y que tolera que la desigualdad sea violenta. En este sentido, no basta con denunciar los casos individuales: la conmemoración del 25N debe servir para interpelar las estructuras, para exigir transformaciones reales.

La violencia no es algo lejano o extraordinario: muchas mujeres la viven a diario, muchas la callan por miedo o vergüenza. Pero ese silencio también es parte del problema. Cuando la normalizamos, cuando nos acostumbramos a sus sonidos, dejamos de ver su gravedad, y ahí reside su poder destructor.

Como medio periodístico, como espacio de sororidad y de denuncia, La Antígona tiene una responsabilidad aún más grande: no solo informar, sino movilizar. No basta con relatar estadísticas —aunque estas sean dolorosamente altas—, sino también crear puentes para la acción: que cada lectora y lector entienda que esto no es algo que compete solo a las víctimas, sino a toda la sociedad.

¿Qué acciones proponemos hoy?

  1. Visibilización consciente
    Que no solo hablemos de “casos”, sino que pongamos en el centro a las personas: a las mujeres que han sufrido violencia, a sus historias, sus miedos, sus resistencias. Que usemos nuestro periodismo para elevar esas voces e insistir en que no son noticia de un día: son vidas que deben importarnos siempre.
  2. Educación y prevención estructural
    Hay que cuestionar las creencias, los roles, los estereotipos. El cambio empieza desde la casa, desde el colegio, desde las redes. No es suficiente con sancionar a los agresores si no transformamos las mentalidades que legitiman la violencia. Como medio, podemos promover alianzas con organizaciones feministas, programas educativos y campañas que eduquen sobre el consentimiento, la sororidad y el respeto.
  3. Apoyo activo a supervivientes
    No basta con informar: es necesario conectar a las mujeres con recursos reales. Acompañar con directorios de centros de atención, líneas de ayuda, redes comunitarias. Informar sobre los procesos legales, pero también sobre la sanación emocional y colectiva.
  4. Presión institucional
    Exigir políticas públicas serias, financiamiento para refugios, capacitación para autoridades, protocolos efectivos para denuncias, y medidas para proteger a las mujeres antes, durante y después de la violencia. Sin presión social, muchas de estas demandas se difuminan.
  5. Responsabilidad digital
    La violencia no solo existe en espacios físicos; está también en internet. Según reportes recientes, muchas mujeres enfrentan acoso, amenazas y hostigamiento en redes. Como medio digital, debemos ser parte de la solución: denunciar la violencia digital, visibilizarla, educar sobre ella y promover plataformas más seguras.

Un llamado final

Este 25N, La Antígona invita a sus lectoras y lectores a no quedarse en la conmoción ni en la empatía temporal. Les llamamos a comprometerse: a hablar, apoyar, movilizarse, exigir. Si algo debe quedar claro hoy es que la justicia no llega sola. No basta con que nos conmovamos ante un video o una noticia: necesitamos que esa conmoción se convierta en trasformación.

Que el silencio se rompa. Que las voces se multipliquen. Que la violencia no tenga más espacio. Que la dignidad de las mujeres sea una prioridad innegociable. Solo así honramos a quienes han sido víctimas, y trabajamos por un futuro donde ninguna mujer tenga que temer, callar o desaparecer.

En La Antígona, nos quedamos del lado de la sororidad, del lado de la verdadera justicia.