Por Josselyn Lopez
¿Alguna vez has hecho comentarios como “por qué ella sigue en esa relación tan abusiva”, “si fuera yo no lo permitiría…”, “por qué no denuncia”, “por qué no se va”, etc.?
Las relaciones abusivas son complicadas de “entender” para aquellas personas que solo somos espectadoras y no participantes. Primero tenemos que comprender el ciclo de la violencia
¿Qué es esto? Te explico:
El ciclo de la violencia es, según la Asociación Psicológica Americana, el marco conceptual para entender la persistencia de las relaciones de maltrato.
Está dividido en tres fases o etapas:
1. Luna de Miel: Esta etapa puede durar meses y es la que normalmente se presenta al inicio de una relación con una persona abusiva, es caracterizada porque el abusador da un trato con cariño, por los detalles, se muestra sensible, reflexivo, vulnerable, etc.
Las relaciones abusivas nunca inician con abuso, este es de manera gradual, cuando se comienza a conocer a una persona que nos gusta o nos atrae suceden dos hechos muy importantes: el primero es que tendemos a comportarnos o modificar nuestro comportamiento en las primeras citas o reuniones y es porque estamos inundados de emociones, y muchas veces nuestra capacidad de razonar y reflexionar se ve afectada. También buscamos generar interés en el otro. El abusador no se muestra como abusador.
Lo segundo es que la oxitocina se segrega cuando nos enamoramos, esta hormona está catalogada como la hormona del amor y la compasión, y es cuando sentimos mayor bienestar, empatía y apego. Entonces somos más tolerables con nuestros vínculos, más comprensibles.
En la mayoría de las veces tenemos más tolerancia hacia ciertos tipos de comportamientos con las personas que compartimos un vínculo o apego afectivo, contrario con aquellas personas con las que no compartimos ninguno.
2. Fase de acumulación de tensión: Esta etapa también puede durar meses y se caracteriza por la irritabilidad y enojo del abusador, crece el estrés y disminuye la comunicación en la relación, ocurren incidentes “menores” de violencia. Cabe mencionar que no hay un incidente menor cuando de violencia se trata.
Inician los abusos verbales, la violencia verbal y psicológica, las cuales en la mayoría de veces pasa desapercibida, esto puede deberse a muchos factores, principalmente a una cultura que ha normalizado este tipo de violencia.
3. Fase de la violencia o de crisis: Como su nombre lo dice, en esta etapa la violencia física y/o sexual está presente, lo que puede resultar en lesiones graves o incluso la muerte, usualmente perdura entre 24 y 72 horas.
Luego de esta última fase, vuelve a comenzar la fase de “luna de miel”, donde se muestra arrepentimiento por parte del agresor, súplica de perdón, promesas, etc.
Cada fase puede tener una durabilidad distinta, puede disminuir o aumentar y es repetitiva. La víctima tiende a ver estos episodios como hechos aislados, además, a nivel cognitivo tiene una imagen diferente del agresor y sumado a esto el apego creado.
También, es muy común que los abusadores reviertan su responsabilidad hacia las víctimas, utilizando la manipulación y la intimidación, es decir que niega que el abuso haya existido y revierte los papeles, tergiversando, manipulando o mintiendo para exponer a la víctima como culpable, atacando su credibilidad y presentándose a sí mismo como la misma víctima.
Este escenario es un claro ejemplo de la táctica conocida con el acrónimo de DARVO, que proviene del inglés “deny, attack and reverse victim and offender” es decir: “negar, atacar e invertir víctima y agresor”. Este comportamiento del agresor hace dudar a la víctima de su propia experiencia, tildándola de sensible, exagerada y haciéndola sentir culpable, lo que refuerza la dinámica de control del abusador hacía la víctima.
Este ciclo de violencia está vivo en América Latina y el Caribe, donde, cada día, al menos 11 mujeres son víctimas de feminicidio, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Esta violencia se filtra no solo en los hogares, sino también en la forma en que las instituciones públicas responden, en el tratamiento sensacionalista de los medios y en la idealización romántica de relaciones tóxicas en el cine.
Es un círculo vicioso, siempre mutante, que se esconde en las sombras de nuestra sociedad sin llegar a erradicarse. Reflexionar sobre esta realidad es el primer paso hacia la transformación.
Así que la próxima vez que cuestiones por qué una mujer sigue involucrada de una relación abusiva, medita sobre el ciclo de la violencia y piensa que todo parece más fácil cuando lo vemos desde el exterior.