Por Emma Ramos

Arte por Adriana Velásquez

Diandra Orellano Franco, 33 años, Gestora de Recursos Humanos. 

Yo nunca tuve fe en la cruz. Solo iba a visitarla porque mi papá era un fiel creyente y es de Motupe, Lambayeque. Cuando era niña él nos llevaba al norte con mis hermanos en las vacaciones. Además, era ya una tradición ir al Cerro de Chalpón, rezar y pedir un deseo, era lo que siempre nos enseñó. Pero yo nunca le pedí nada importante.

Recuerdo que el 2006. Estaba a punto de culminar mi etapa escolar y no tenía las mejores notas. Sin embargo, pedí a la cruz que me ayudara a pasar el año y lo cumplió. Desde ahí empecé a tenerle un poco de fe. 

Pero el hecho que marcó mi vida por completo fue cuando tenía 28 años. Fue ese año que recibí una inesperada noticia que me dejó desconcertada. En el 2017, decidí realizarme unos chequeos de rutina y los resultados confirmaron que no podía tener hijos. El ginecólogo me dijo que era imposible salir embarazada. También, que si en algún momento yo decidiera ser mamá, tenía que tomar un largo tratamiento. Busqué las opiniones de otros especialistas y los resultados eran iguales. 

En una ocasión, decidí viajar con mi pareja. Le comenté sobre la Cruz de Motupe y lo milagrosa que decían que era. Ambos decidimos visitarla. Cuando llegamos puse algunas velas, le dejé unas medallas y recuerdo que le pedí salir embarazada sin la necesidad de tomar un tratamiento. 

Habían pasado dos meses desde que habíamos regresado a Lima y no llegaba mi periodo. Procedí a realizarme una prueba de embarazo que salió positiva. Le conté a mi pareja y decidimos  sacarnos una ecografía. Fue ahí cuando escuché por primera vez los latidos  del corazón de mi bebé. 

Yo estaba tan asombrada que no lo podía creer. Salimos del consultorio y decidimos hablar en un parque cerca de la clínica. Mi pareja me confesó que cuando visitamos la cruz él pidió que yo saliera embarazada. Ambos nos miramos y nos dimos cuenta que ella nos concedió un milagro.

Luego de sacar cálculos, me di cuenta que yo concebí a mi hijo un 17 de febrero, sin embargo, había visitado la cruz un día antes. Yo regresé a Lima sin saber que ya estaba embarazada. Para mi esto es un milagro. Prometí a la cruz visitarla con mi hijo y lo cumplí.