Por HILARY VENEGAS

Cada 30 de marzo, el mundo celebra el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, una fecha que pone en evidencia el trabajo esencial de millones de mujeres que, a menudo, son invisibilizadas por su trabajo en los hogares. En Perú, este día tiene un significado profundo, pues refleja las luchas de un sector que, aunque indispensable, sigue siendo relegado y subvalorado.

El trabajo doméstico, realizado principalmente por mujeres, es esencial para el funcionamiento de nuestras sociedades y debe ser reconocido y valorado como tal. Foto: ANDINA/difusión

El trabajo doméstico es el pilar sobre el cual descansan muchas familias, permitiendo que otras personas puedan desempeñar sus actividades laborales o educativas sin preocuparse por las tareas del hogar. Sin embargo, este trabajo, a pesar de su relevancia, ha sido históricamente invisibilizado. En Perú, según el INEI, existen 244,726 trabajadoras y trabajadores del hogar, de los cuales el 95% son mujeres.

Muchas de las mujeres que ejercen el trabajo doméstico pertenecen a sectores vulnerables y se encuentran en una situación de precariedad laboral y social. El INEI señala que solo hay cerca de 109,000 contratos registrados, a pesar de que el total de trabajadoras y trabajadores supera las 244,000 personas. Además, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indica que en nuestro país el 90% de estas trabajadoras lo hacen en la informalidad.

La invisibilidad de este trabajo tiene sus raíces en creencias arraigadas, que consideran estos trabajos como algo “natural” para las mujeres. Sociológicamente, el trabajo doméstico ha sido relegado al espacio privado, donde las trabajadoras no pueden tener las mismas condiciones que los trabajadores de otros sectores, a pesar de que su aporte es crucial para la economía del país.

Mary Carrasco, trabajadora del hogar en Lima, relata: «A veces la gente piensa que esto lo hago por gusto, como si no fuera un trabajo real, pero es un trabajo real y un cansancio real, pero no siempre lo ven así. Al final del día, soy responsable de muchas tareas que permiten que las familias funcionen y no es un favor, es un trabajo y debe ser reconocido». Esta percepción contribuye a la falta de reconocimiento y la poca valoración del esfuerzo que implica este tipo de trabajo.

Las trabajadoras del hogar se enfrentan no solo a la invisibilidad, sino también a condiciones laborales precarias. En Perú, muchas de ellas no tienen acceso a seguridad social, sus jornadas laborales son extensas, los sueldos son bajos y los abusos laborales son frecuentes. 

Renzo Quijano, abogado laboralista, señala que, al ser las trabajadoras del hogar en su mayoría mujeres, están expuestas a violencia de género. «Un desafío en la lucha por los derechos de las trabajadoras del hogar, en el marco de sus reconocimientos de derechos, es cómo el ordenamiento jurídico puede dotarlas de garantías suficientes para desempeñar su labor sin tener que verse expuestas a este tipo de situaciones.» 

A nivel internacional, la OIT aprobó el Convenio 189 en 2011, un instrumento que establece una serie de derechos para los trabajadores del hogar, como el derecho a un salario justo, descanso semanal, y condiciones dignas de trabajo. Sin embargo, Perú ratificó este convenio en 2013, pero la implementación de sus disposiciones sigue siendo insuficiente. En muchas ocasiones, los trabajadores se enfrentan a patrones que no cumplen con las normativas, debido a la falta de vigilancia y control por parte de las autoridades.

Por otro lado, Quijano sostiene que el marco jurídico no les dota de suficientes garantías y, a pesar de que existen herramientas para vigilar las condiciones de las trabajadoras del hogar, «no es suficiente y, en todo caso, deberían buscarse nuevos métodos para poder afrontar esta situación y brindarles la seguridad que todo trabajador necesita para resguardar su integridad al momento de prestar sus servicios», señala.

A pesar de las dificultades, el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar también es una oportunidad para reconocer los avances que, con lucha y esfuerzo, han logrado estas mujeres. A lo largo de los años, se ha logrado una mayor visibilidad del trabajo doméstico y avances legales importantes. En Perú, por ejemplo, la Ley N° 27986, aprobada en 2003, reconoce a las trabajadoras del hogar como trabajadoras formales y les otorga derechos laborales como el pago de un salario mínimo, días de descanso y vacaciones.

En este contexto, colectivos y sindicatos como la Federación Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar del Perú (FENTTRAHOP), han jugado un papel fundamental. A través de movilizaciones, campañas y la creación de alianzas con otros sectores, estas organizaciones han logrado mejores condiciones de vida para muchos trabajadores.

Carrasco menciona: «Antes no sabíamos que teníamos derecho a descansar, a tener días libres o a tener un salario justo. Ahora que lo sabemos luchamos por nuestros derechos porque entendemos que somos trabajadores, no esclavas y que merecemos ser reconocidas».

El Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) ha informado un aumento del 47% en la inscripción de trabajadoras y trabajadores del hogar en su plataforma web, Registro del Trabajo del Hogar, entre abril de 2022 y marzo de 2023. Este avance refleja el compromiso del sector con la difusión y cumplimiento de la Ley N° 31047, Ley de Trabajadoras y Trabajadores del Hogar, que garantiza derechos fundamentales como la seguridad social y el registro obligatorio de contratos. Desde su implementación en julio de 2020, se han registrado 8.802 contratos, lo que muestra una mayor conciencia de los empleadores sobre sus responsabilidades legales. 

Es fundamental que la sociedad, los gobiernos y las empresas se involucren en la transformación del trabajo doméstico y reconozcan su valor en todos los aspectos: desde el pago justo hasta la redistribución de los trabajos de cuidado dentro del hogar. La lucha por un trabajo doméstico digno y reconocido está lejos de terminar, y la responsabilidad de la sociedad es continuar apoyando a quienes realizan estas tareas esenciales mediante cambios estructurales cruciales. 

“Nuestro país no ha podido lidiar con la violencia que sufren las mujeres. Debería darse una mirada particular sobre cómo se está protegiendo la vida y la salud de estas trabajadoras, y en ese sentido, los cambios estructurales deben ir acompañados de medidas para mitigar las causas que originan la violencia hacia las mujeres, que evidentemente provienen de una mirada machista.”, señala Quijano.

Renzo Quijano afirma que el Estado debe garantizar derechos a este grupo de trabajadoras, implementando medidas directas para las víctimas, incluyendo sanciones claras para los agresores. Estas medidas deben ser reales y efectivas para incidir en la reducción del machismo, que tanto daño le causa a las mujeres y, por ende, a las trabajadoras del hogar.

A medida que la sociedad avanza, el futuro del trabajo doméstico también está experimentando transformaciones, aunque no siempre de la forma que se espera. El auge de la automatización y la digitalización ha comenzado a impactar el trabajo doméstico, pero las trabajadoras del hogar continúan enfrentando desafíos. ¿Será posible que en el futuro las trabajadoras del hogar obtengan mejoras sustanciales en sus condiciones si continúan luchando por sus derechos? Es una pregunta que aún queda abierta.

El Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar es mucho más que una fecha de conmemoración: es una llamada a la acción. Un recordatorio de que el trabajo doméstico merece ser reconocido, respetado y remunerado de manera justa, y de que las luchas por la igualdad y los derechos laborales son una parte fundamental para avanzar hacia una sociedad más justa y equitativa.