Josselyn López
En Honduras el aborto está penalizado en todas sus formas desde 1982, antes de este año el aborto terapéutico estaba permitido. Desde ese momento y hasta ahora las mujeres se enfrentan constantemente a vulneraciones de sus derechos sexuales y reproductivos.
En el 2021, se reformó el artículo 67 de la Constitución de la República, blindando la prohibición absoluta del aborto. Esta reforma tiene como objetivo impedir que el aborto pueda ser legalizado en un futuro.
El Centro de Derechos de Mujeres estima que en el país hondureño ocurren entre 50,749 y 82,135 abortos de manera anual. Es evidente que la penalización del aborto no impide que las mujeres aborten, sino que las orilla a hacerlo de manera insegura, exponiéndose a ser encarceladas. Una pena por aborto puede ser desde tres a seis años de prisión. La misma pena se aplica para los abortos espontáneos.
La negación del aborto se puede traducir en tortura. Esta situación se ve agudizada debido a que Honduras es un país con altas cifras de violencia sexual. El Centro de Derechos de Mujeres indica que cada día 8 mujeres denuncian una agresión sexual. Sin embargo, esta cifra podría ser mayor debido a la desactualización de información en los mismos entes públicos. Además, es importante tomar en cuenta que no todos los casos de agresión sexual son denunciados.
A pesar de este contexto, que muchas veces puede ser desalentador, existe la posibilidad de que Honduras tenga un amanecer verde.
Según un estudio de opinión realizado por la plataforma Somos Muchas, espacio enfocado en la defensa del Derecho a Decidir en este país, la población hondureña está a favor del acceso al aborto bajo tres causales.
Encuentro Nacional por el Derecho a Decidir
Por primera vez en el año 2017 el Congreso Nacional de Honduras decidió debatir de forma pública la posibilidad de despenalizar el aborto bajo las mismas tres causales. En ese contexto es que Somos Muchas reconoce el trabajo para llegar a ese cambio legal. Así surge, en el año 2018, el primer Encuentro Nacional por el Derecho a Decidir, un espacio para encontrarse, abrazarse y sentir que la lucha por el Derecho a Decidir estaba más viva que nunca.
Desde ese entonces y hasta ahora en el marco del 28 de septiembre, Día de Acción Global por el Aborto Legal, Seguro y Accesible, se desarrolla de manera anual el Encuentro Nacional por el Derecho a Decidir. Tiene como objetivo el fortalecimiento de las alianzas feministas por la despenalización social de la apuesta política por el Derecho a Decidir.
En un país donde el aborto está absolutamente penalizado la realización del Encuentro es un riesgo para cada persona involucrada, porque puede ser objeto de persecución y criminalización. Sin embargo, uno de los principales criterios para desarrollar la jornada y garantizar la integridad y la libertad de cada una de las personas presentes es la seguridad.
Para Neesa Medina, integrante de Somos Muchas, su lucha por el Derecho a Decidir es sostenida desde la alegría y el merecer vivir en un país donde cada embarazo y maternidad sea deseada, donde las personas que tienen abortos espontáneos sean acompañadas y no juzgadas, donde exista la posibilidad de soñarse libres y felices. Para ella, abrir la conversación sobre el aborto conlleva a la interpelación y el cuestionamiento sobre las maternidades, vista desde la decisión y no por obligación. En sus palabras: “Defender el derecho a decidir es defender la alegría, el amor y las familias felices”.
Hace un año, Dariela Portillo, integrante de Somos Muchas, espera de manera entusiasta el Encuentro Nacional por el Derecho a Decidir. Menciona que la emoción, el acompañamiento y la construcción en colectivo del primer encuentro en el que participó le dio la posibilidad de ser y estar, sentirse parte y saber que hay otras personas que comparten sus mismas luchas.
“El Encuentro me reafirmó que no todo está perdido, que juntas podemos y que si seguimos juntas vamos a lograr esa libertad que tanto anhelamos, porque el Encuentro Nacional por el Derecho a Decidir es una recarga de esperanza”, expresó.
La lucha por el aborto legal, seguro y gratuito es una deuda con generaciones pasadas, pero también es una promesa con las generaciones presentes y futuras. El encuentro es una oportunidad para cambiar la realidad actual y la vida de miles de niñas y mujeres hondureñas, quienes tienen derecho a elegir sobre sus cuerpos, sin ser obligadas a ser madres, a vivir libres de violencia y a tener condiciones dignas para su desarrollo.