Por: Melissa Vida en colaboración con Global Voices.

Foto: Proyecto Sirenas, por Pablo Tonatiuh Álvarez Reyes. Obtenidas de Facebook. [Intervención por La Antígona]

Al menos 10 mujeres mueren asesinadas al día en México. Los feminicidios continúan agravando la situación en el país.

En México, 10 mujeres son asesinadas al día. Organizaciones feministas y artistas denuncian este panorama violento que se da en casa como en la calle y la falta de respuesta política. Desde su gremio, el fotógrafo Pablo Tonatiuh Álvarez Reyes quiere dar una mirada metafórica a las matanzas de las mujeres. Su fin es despertar a algunos mexicanos del entumecimiento que sienten frente a las notas de prensa lastimosamente repetitivas en su morbo.

Álvarez Reyes escogió a la metáfora de la sirena en su proyecto fotográfico porque este ser mitológico “ha tenido un uso machista dentro de las representaciones pictóricas a lo largo de la historia del arte,” como me lo cuenta por email. “Se le relaciona con la tentación sexual, que los varones deben evitar para seguir con el camino recto, es decir, se le mira primero sólo en relación al hombre, sin considerar su propia moral o sus propias tentaciones”.

A eso quiso darle una resignificación simbólica, pues en esta serie “son las víctimas de un sistema que las vende, compra, encierra y mata al considerarlas seres inferiores, sujetos a la voluntad de otros».

Foto: Carne de sirena 1, Proyecto Sirenas, mostrada con permiso.

Aún cuando el Proyecto Sirenas es girado a una audiencia diversa, Álvarez Reyes añade que le “interesa dialogar con los hombres, ya que es vital que los varones tomemos un papel activo y crítico en la lucha contra toda la sistematización que perpetúa la violencia hacia las mujeres».

Las fotos de Álvarez Reyes, que son trece en total, cuentan con una serie de mujeres-pez en diferentes situaciones deshumanizantes. Muchas pueden ser duras al mirar pues resalta la vulnerabilidad de la mujer. Así mismo reflejan cómo, según la visión del artista, se le ve en la sociedad mexicana — como carne.

Las fotos tienen la particularidad de mostrar a las modelos semi-desnudas. Esto, impulsa a la pregunta de porqué mostrar a las mujeres de esta forma pues algunos podrían ver en esta decisión una visión propiamente masculina del asunto. Álvarez Reyes responde que quiso ser fiel a la imagen de la sirena. Un ser quién es mitad humana y mitad pez. Buscó evitar la vinculación con imágenes de sirenas romantizadas de la cultura pop y evidenciar que las personas violentadas son mujeres reales. 

Foto: Sirena charal, Proyecto Sirenas, mostrada con permiso.

A la cuestión de por qué haber puesto a las sirenas en posiciones sugestivas, vulnerables o sangrientas, Álvarez Reyes contesta que lo sugestivo se empleó “para destacar que múltiples violencias son de carácter sexual”. Se pretende resaltar la indiferencia de la sociedad demostrando situaciones extremadamente violentas en las fotos.

Por ejemplo, en la foto Clase de Anatomía“se estudia a la sirena muerta como si se tratara de una rana en el laboratorio de la escuela. Muestra un desinterés por dialogar con ella en vida, de frente y reconociendo su individualidad. Entre varias posibilidades, es la crítica a un sistema judicial y a una prensa que presenta a las mujeres muertas por feminicidio como números o estadísticas ofreciendo infructuosas ‘soluciones’ ante la problemática de violencia que no pretenden comprender el origen y las causas de la misma».

La mayoría de las participantes no son modelos. Son mujeres de diversos lugares, edades y oficios quienes empatizan con la lucha contra la violencia hacia las mujeres. 

Foto: Trofeo, Proyecto Sirenas, mostrada con permiso.

Por el momento, la obra no se presentó en una exposición por las condiciones de confinamiento por el COVID-19. Su plan inicial era realizar una gira por escuelas de educación secundaria y preparatoria. Ahora piensa armar un libro con las trece fotos y el detrás de cámaras. Esto, con el fin de mostrar cómo ha sido el desarrollo del proyecto, junto con la información pertinente sobre feminicidios y violencia.

Lo que más desea el fotógrafo con esta obra se resume en una palabra: diálogo. Quiere incentivar “un diálogo que nos arranque de la indiferencia sería el mejor impacto; que la gente al ver las fotografías desee entablar una dialéctica frente a la obra. Queremos emocionar a los espectadores para que reflexionen sobre causas y orígenes de la violencia hacia las mujeres, y cómo diversas prácticas nocivas conllevan, en última instancia, hacia el feminicidio«.