Por: Luz Mateo Cielo
Lucía Alvites tiene 35 años. Es militante del movimiento político Nuevo Perú y forma parte de la Comisión Política del mismo. En su trayectoria, ha tratado temas de derechos humanos, justicia e igualdad. Hoy, en el marco de la alianza con el partido Juntos por el Perú, postula al Congreso de la República con el número 16. La Antígona conversó con ella para conocer sus orígenes en el activismo y sus propuestas para representar a Lima en tiempos en el que la deslegitimidad del Parlamento y de los partidos políticos se han convertido en uno de los problemas más grandes que afrontaremos en las elecciones del 11 de abril.
«El Parlamento no tiene vinculación con las demandas y las necesidades de la gente. Hay una falta de representación grave, por eso es sumamente importante que las personas que postulan al Congreso vengan de la gente, de las organizaciones. Que sean fruto del pueblo peruano organizado.»
Como pocas postulantes, Lucía viene de una trayectoria de organización colectiva. Empezó incidiendo desde el activismo a los 16 años cuando entró a la universidad y participó en luchas por la defensa de la universidad pública y el presupuesto para la educación. Más joven, a los 14 años, cuando aún era escolar, participó en protestas contra la dictadura fujimorista. Estas, sus primeras marchas la motivarían a adentrarse al activismo.
El activismo y la militancia son dos formas de participación política distintas con estructuras y dinámicas diferentes pero sin duda se entrelazan. Lucía lo explica: “Siento que más activistas -sobre todo mujeres- van siendo parte de partidos; en el caso de Juntos por el Perú y desde Nuevo Perú así es”y agrega que ambas generan una retroalimentación que enriquece.
En ese sentido, la candidata al parlamento, sostiene que el activismo ciudadano es un elemento importante para un movimiento y un colectivo, y se debería mantener y fortalecerse ya que cumple un rol fundamental que tiene que ver con la vigilancia y la construcción social. “Creo que los Partidos políticos deben tener una relación permanente con las organizaciones sociales y con el activismo ciudadano porque es de donde salen las propuestas para el país”, formuló.
Lucía y el activismo
El yo activista de Lucía también se relaciona con colectivos como Mujeres Dignidad No a Keiko, el cual se formó en el marco de las elecciones del 2011 a fin de denunciar lo que había sido la década fujimorista y cómo había afectado a las mujeres. Consistió en una caminata de aproximadamente 500 personas, de intervenciones en los barrios y en los mercados, hicieron murales itinerantes donde denunciaron las esterilizaciones forzadas, las desapariciones y la violación de derechos humanos. “Fue nuestro granito de arena a la pretensión de siempre y de cada 5 años del fujimorismo: hacerse del poder político total en nuestro país”, menciona Alvites.
«La organización con mujeres y poder articular en torno a nuestras reivindicaciones posee una mística bastante distinta que no solo tiene logros términos políticos, sino que también construye redes donde nos vamos transformando personalmente.»
Merecemos Más fue otra iniciativa en la que participó en el 2015. Reunió a varios jóvenes y personajes públicos como Sergio Tejada, Sigrid Bazán, Augusto Rey, entre otros. El objetivo fue hacer una demanda para que no tengamos las mismas opciones electorales de siempre, que no pongamos en piloto automático nuestra política y continuemos con las reglas del juego. “Entran para servir a ciertos grupos económicos, para atender ciertos negocios como el de las universidades o para pagarles a financistas que los apoyaron en la campaña. Eso hace que se forme un grupo enquistado”, explicó.
Más adelante, en el 2017, nació Habla Castañeda, una iniciativa ciudadana hecha para presionar al exalcalde de Lima, Luis Castañeda, a que rinda cuentas. Se organizó con la ayuda de varios jóvenes y lograron reunir más de 25 mil firmas, lo que forjó un precedente fundamental para la participación ciudadana, la democracia en los gobiernos locales y por ciudades sostenibles.
Posteriormente, se interesó por conocer y dar voz a causas feministas. Realizó una maestría en género y parte de la docencia que realiza en la actualidad, es sobre el movimiento feminista. Hoy en día integra el colectivo La Junta cuyo propósito es incidir en la formación política desde principios como distribución de la riqueza, la soberanía, la integración Latinoamericana y la justicia social.
Machismo en la política
Después de acabar la universidad en el 2011, Lucía decidió que si quería cambiar las cosas en el Perú debía hacer política partidaria y disputar los espacios de poder. Para ella, era momento de hacer un cambio pues de no hacerlo, seguirán gobernando quienes no han representado correctamente a la población.
En su camino, reafirmó que la política es un espacio principalmente de hombres y aunque eso ha ido cambiando lentamente, aún todas las dinámicas de los espacios políticos tienden a tener más presencia masculina. El que una mujer ocupe uno de estos espacios o cargos, significa -para la sociedad patriarcal- una irrupción. Es solo en base a presión y tensión que se ha logrado tener una voz y ser parte de la política. Lo sintió por primera vez cuando fue madre y asistió a una reunión con su hijo.
«La crianza te mete para la casa, todo lo que pensamos sobre la crianza es para hacerlo en el ámbito privado. Llevar la crianza a otros espacios fue algo que la hizo reflexionar mucho sobre cómo todavía las mujeres en el rol de madres tienen varias barreras para la política.»
Otra situación que vale la pena recordar es la ocurrida el año pasado cuando le tocó debatir en Plaza San Martín con un militante aprista. Hombres de la portátil del adversario le vociferaban palabras como “vedette”. “Estoy segura que si hubiese sido un hombre no me hubieran gritado eso”, asegura la candidata.
En esa ocasión denunció ante el Tribunal de Honor el acoso político. “El país necesita a mujeres en espacios de representación. Hagamos política para liberar al país del machismo, la corrupción y la pobreza”, invitó. Además señaló que la política tiene grandes posibilidades porque es transformadora.
El problema, sostiene ella, es que la mayoría de políticos que han ocupado cargos de poder han usado la política para servirse, enriquecerse y conceder favores para beneficiar a quienes los rodean y les convenga. “La política como servicio yo creo que nos va construyendo como personas más solidarias”, concluyó.
Cuatro propuestas esenciales
La candidata Alvites enlista algunas de las primeras acciones que realizaría de llegar al ocupar una curul en el congreso en el próximo Gobierno.
Impulsar el Sistema Nacional de Cuidados
Una propuesta que reconoce el trabajo invisibilizado de cuidados de las mujeres en el hogar. Propone una pensión para las cuidadoras y cuidadores, ya que cuando llegan a su vejez no tienen un fondo de pensiones que les garantice una calidad de vida digna a pesar de haber contribuido con la sociedad. Esta propuesta incluye también una pensión para los trabajos comunitarios como las ollas comunes y vasos de leche. En esa línea, propone crear una infraestructura de cuidados como guarderías y centros de adulto mayor para que las mujeres tengan tiempo de realizarse personalmente.
«Por eso, como trabajo, debe dejar de ser algo privado y el Estado lo debe de entender como una situación pública.»
La ley de desconexión digital
Alvites, apuesta por la prohibición -con sanción- de que los empleadores puedan llamar, mensajear, mandar correos electrónicos o realizar cualquier tipo de comunicación con los trabajadores fuera del horario laboral. Lucia explica que esto es una situación permanente en nuestro país, pero con la pandemia se ha exacerbado aún más.
«Somos uno de los países que tiene el trabajo mas precarizado y estamos acostumbrados a la sobreexplotación, claro porque en este modelo tienes que agradecer que tienes un trabajo»
Un Congreso sin privilegios
Plantea la renovación de reglas con la reducción del 50% de los sueldos de los congresistas. La candidata también sugiere retirar beneficios escudados bajo conceptos como la asignación por función congresal, los gastos de representación, los gastos de instalación, entre otros. También propone crear un mecanismo de fiscalización de la ciudadanía a los congresistas y de rendición de cuentas.
«No puede ser que un congresista gane 22 mil soles mensuales en un país donde el sueldo mínimo es 930 soles mensuales»
Derechos humanos e igualdad
Plantea que la formación con enfoque de género sea obligatoria para todos los funcionarios públicos, desde el presidente de la República hasta los funcionarios de los tres niveles de gobierno. Asimismo, apuesta por el matrimonio igualitario y el aborto legal libre, seguro y gratuito.
«Muchas veces, el Estado es la primera barrera para que no vaya justicia para las mujeres y diversidades»
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