Por Mya Sánchez
La esgrimista María Luisa Doig, representó a nuestro país en los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Sin embargo, no es su primera experiencia pues años antes, con tan sólo 16 años, clasificó a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Hoy, conversa con La Antígona para relatar sus visiones sobre el apoyo estatal a los deportistas, las mujeres en esta disciplina y el legado que quiere dejar con su pasión por la esgrima y el deporte.
Ni el aislamiento ni la lesión en una de sus piernas pudieron detenerla. Cuando le dijeron que los cupos por equipos y los otorgados a los mejores esgrimistas del ranking de la Federación Internacional de Esgrima para Tokio 2020 ya estaban agotados, supo que solo tenía una última opción: ubicarse en el primer puesto del Torneo de Clasificación Olímpica de Esgrima en Costa Rica. Y así fue.
En mayo de este año, María Luisa Doig se convertía en la primera esgrimista peruana dos veces olímpica, tras haber participado en Beijing 2008 con tan solo 16 años. El llanto que soltó tras derrotar a su contrincante reflejaba el orgullo que sentía.
Ya en Tokio, Doig dio batalla en su debut y a pesar de no haber pasado a la siguiente ronda, ya tiene en la mira su siguiente meta: clasificar a los próximos Juegos Olímpicos.
Cuéntame tu experiencia en el evento. ¿Valió la pena todo lo que te costó llegar hasta ahí?
De hecho sí, gustosa lo volvería a hacer. Fue diferente a Beijing 2008 por la coyuntura pandémica. Hubo muchos protocolos previos desde la partida y medidas como las pruebas de antígenos, el distanciamiento, el lavado y desinfección de manos. En el comedor teníamos que coger todo con guantes y había láminas de vinilo para evitar el contacto entre las personas. Por esa parte me sentía protegida, constantemente teníamos la mascarilla puesta, tomaban pruebas diarias y si había casos de COVID-19 fueron aislados a la hora de llegar a Tokio. El transporte era de la Villa a las competencias y viceversa así que no tuve la experiencia de conocer la ciudad, eso fue un poco triste.
¿Y cuáles fueron los principales obstáculos a los que te tuviste que enfrentar en tu proceso de clasificar a los Juegos Olímpicos?
Uno de los grandes obstáculos fue la pandemia. Yo regresé de una competencia en Hungría y dos días después dictaminaron el estado de emergencia. Para mí fue chocante porque ya tenía un cronograma para la clasificación que era tres meses después. Tuvimos que replantear y pensar en qué se podía hacer desde casa. Fue una gran dificultad pero la motivación no se perdió.
A medida que ibas creciendo y durante tus inicios en la esgrima, ¿contabas con referentes femeninos aquí en Perú?
Estaban Teresa e Ivette García, que fueron grandes referentes del Regatas junto a Úrsula Lari y trajeron varias medallas para el país. Luego fui creciendo y ellas lamentablemente dejaron el deporte. Y a nivel internacional, Valentina Vezzali (de Italia), porque era una mujer hecha y derecha que ganó cerca de seis medallas olímpicas de oro, era una gran inspiración porque se esforzaba mucho e incluso pasaban los años y mejoraba. Llegó más o menos hasta los 46 años de vida deportiva, entonces sí se puede y sobre todo en este deporte que es bastante longevo.
Considerando que aunque la esgrima se incluyó en los Juegos Olímpicos desde su primera edición (1896) las mujeres no participaron en ellos hasta tres décadas después, ¿cuánto crees que se ha avanzado en la equidad entre hombres y mujeres en este deporte?
Desde pequeña he tenido la oportunidad de tener las mismas condiciones que los hombres, pero sí he visto mayor apoyo para ellos. El IPD normalmente apoya a quienes traen logros y a nivel equipos las chicas no hemos tenido tantos. En algún momento he tenido que viajar con el equipo de hombres y era frustrante para mí porque era la única mujer. Fue difícil e incluso hice solicitudes pero lamentablemente el deporte es excluyente en ese sentido.
Hoy por hoy el IPD cuenta con un equipo multidisciplinario de psicólogos, nutricionistas, psicoterapeutas, entonces eso motiva a las chicas y chicos. Es más, en el Sudamericano de Mayores de Paraguay 2019 el equipo femenino de florete trajo una medalla de plata después de años y el IPD las premió con PAD (económicos). Esto es una forma de incentivo para que puedan cumplir sus metas, y si traen medallas ya podrán ahorrar, seguir preparándose o comprar implementos. Todos quisiéramos que el deporte en el Perú sea más formal pero creo que estamos por buen camino.
¿Qué mensaje esperas dejar tú para las niñas y jóvenes peruanas que quisieran dedicarse a la esgrima y ven en ti a un referente?
Que no tengan miedo, porque es un deporte de contacto pero utilizamos implementos certificados que nos protegen. Es un deporte bastante fascinante y un mundo paralelo que yo tengo y que ustedes también podrían tener, al que pueden escapar y pasarla muy bien. Ojalá que ellas también puedan hacer la esgrima parte de su vida como yo. Tengo 30 años y sigo participando en competencias porque es mi pasión.
Como en toda historia, a veces se gana y a veces se pierde. ¿Qué es algo que solo te pueden enseñar las derrotas y no los triunfos?
Que siempre se puede mejorar. Incluso en la victoria, siempre hay cosas que analizar, por eso siempre llevo una cámara de video que me permite examinar mejor lo que ha sucedido en combate. Que hay personas importantes en tu vida que siempre estarán en lo bueno, lo malo y lo peor, y eso te permite valorarlas más.
Sé que gracias al programa del IPD Vamos con Tokio pudiste prepararte para Tokio 2020. En ese sentido, ¿qué retos crees que aún tenemos como país en cuanto al apoyo estatal a los deportistas?
Yo creo que falta invertir dinero para la preparación de los atletas. Por ejemplo, para una clasificación olímpica se necesita ir a los campeonatos de clasificación, que son alrededor de doce al año. Si no estoy bien ubicada dentro del ranking mundial, en París 2024 me tocaría competir con una de las mejores esgrimistas en primera instancia, lo cual dificulta avanzar en la competencia. Por ello es importante posicionarse bien dentro del ranking mundial. De hecho invoco a todas las empresas que quieran unirse a esta aventura conmigo porque la inversión es muy grande. Gracias a Vamos con Tokio yo pude prepararme en Europa tres meses para el preolímpico, entonces si pudiera ir más tiempo o asistir a estos campeonatos, se lograrían grandes cosas e incluso podría traer medallas.
Muchas veces cuando se habla de deporte se aprecia las habilidades, la destreza física pero se deja de lado lo demás. ¿Qué tan importante ha sido en esta temporada de preparación y también la de competencia olímpica cuidar tu salud mental?
La salud mental conlleva todo. Si es que vamos bien en la parte física, técnica, táctica, entonces va a haber autoconfianza y un buen trabajo articulado. De hecho en la esgrima es un 80% de parte mental. Si estás mal dentro de un combate, porque puede haber momentos de quiebre, todo se va a la borda. Es bastante importante para mí tomarlo en consideración por lo que cada semana tengo reuniones que me permiten establecer mis objetivos y trabajar en lo que necesite, como la ansiedad, autoconfianza, concentración o estrés.
En ocasiones las personas emiten críticas con mucha ligereza hacia los deportistas. ¿Qué es algo que te gustaría que las personas y las autoridades sepan acerca de los deportes de alto rendimiento?
Que quienes incursionan en el alto rendimiento tienen el objetivo de trabajar arduamente para traer logros para el país. Muchas veces los medios menosprecian los logros. Yo estoy súper orgullosa de todos los atletas que han representado a Perú, hemos traído bastantes diplomas olímpicos y eso muestra que tenemos mucho potencial y que con más apoyo estos objetivos podrían concretarse en una medalla olímpica. A mí me encantaría a mediano plazo tener un Ministerio del Deporte, algo que nos formalice. Esto, porque el deportista no solo es deportista, uno lo toma como un trabajo. Si tuviéramos un sueldo fijo, el deporte crecería y tendríamos más obligaciones, como aportar a la sociedad y promover el deporte y la salud.
¿Cuáles son tus próximas metas? ¿Vas a seguir preparándote para París 2024 y Los Ángeles 2028?
Hoy por hoy me voy por París. Lo estoy tomando con calma porque si no hay inversión va a suceder lo mismo que en Tokio. Espero no decepcionarme y ojalá haya pronto un programa como Vamos con Tokio no solo para clasificar, sino también lograr un mejor posicionamiento en el ranking mundial. Ahora estoy en el puesto 46, pero cada vez que hay un campeonato y no voy, bajo más, por lo que cuando llego a ir a uno tengo que hacer maravillas. Lo tomo con calma, seguimos entrenando y estoy muy motivada y feliz de contar con el apoyo del IPD en cuanto al PAD y espero que el Comité Olímpico Peruano nos pueda ayudar como en ocasiones anteriores.
¿Cuál es el legado que te gustaría dejar en el deporte peruano?
Que con mucha constancia y amor se puede llegar a la excelencia.