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La pandemia provocada por el Coronavirus ha dejado en incertidumbre a muchos rescatistas que albergan y protegen a estos seres de narices húmedas y corazones alegres. Tal es el caso de Marice Guerra Araujo, joven abogada cusqueña y fundadora de la Asociación defensora de los seres vivos y del medio ambiente De Patas. Su amor por los animales y el apoyo de su familia fueron los impulsos necesarios para que, a pesar de la crisis de salud global que vivimos, no abandone su labor en defensa de todo ser vivo.
Desde muy pequeña, Marice sintió la necesidad de velar por aquellos que no podían quejarse del hambre o sed. Su amor por los animales siempre la llevó a luchar por no ver más maltrato para ellos. Decidió estudiar derecho al terminar el colegio pero aún mantenía la meta de ayudar a sus engreídos. Ella soñaba con que algún día, Cusco no tuviera más abandono en sus calles. Fue así que inició la aventura de crear una asociación en defensa de la vida animal en la que toda la ciudadanía podría participar.
“Nosotros, al ver animales en la calle en situación de abandono, heridos, maltratados, deshidratados, o al ver que en el mismo centro histórico lucraban con ellos, nos sentíamos indignados y preocupados. Es por eso que nuestro deseo por trabajar a favor de ellos parte de ver esta problemática”
La Asociación defensora de los seres vivos y del medio ambiente De Patas, es uno de los proyectos impulsados con el fin del rescate y protección animal en la ciudad imperial; que, por el contrario de otras ciudades del país, cuenta con muy pocas asociaciones. En tan sólo Lima, se registran al menos 80 albergues independientes cuya capacidad es no mayor a 100 animales, según el diario La República. En Cusco la situación es otra, refiere Marice. Esta fue una de sus motivaciones para crear De Patas. Otra de ellas, fue su familia la cual siempre apoyó su iniciativa.
“Mi familia trata de apoyarme, quizá no económicamente pero sí moralmente. Mi mama es la persona que más está con ellos y recibo mucha ayuda de parte de ella”
En defensa de los animales
Crear una asociación no fue tan fácil como ella pensaba que sería. Cuando esta joven cusqueña aún no culminaba sus estudios de derecho en la universidad, realizaba charlas y conversatorios para su misma casa de estudios en proyección social; sin embargo, una vez que egresó se dio cuenta que las instituciones requerían un grupo capaz de impartir conocimiento sobre derechos animales a más personas.
“A medida que fue pasando el tiempo la misma universidad en la que estudié me incentivaba para que pueda dar charlas sobre la tenencia responsable. Una vez que egrese, me di cuenta que se requería un grupo más grande para dar las charlas; es decir, no una persona natural sino una institución. Es así como creamos la asociación”
Fue así como ella, recién egresada de la carrera de derecho fundó De Patas. Este gran paso le permitió contar con respaldo de algunas instituciones para seguir capacitando sobre derecho animal. Lamentablemente, es sólo en este aspecto que Marice se ha visto apoyada, pues como ella misma afirma: “con respecto a la alimentación, no contamos con ayuda”. La joven abogada asegura también que el crecimiento y el cuidado de los animales es gracias a su propio esfuerzo y las pequeñas donaciones que reciben, es decir, se autofinancian.
Antes de la Pandemia, ella y quienes la apoyan, organizaban algunos eventos para conseguir fondos y sostener su albergue canino. Desde que el Presidente Vizcarra declaró el Estado de Emergencia por la crisis del Covid – 19 en marzo de este año, ella quedó en incertidumbre. No tenía claro cómo realizar alguna venta para cubrir esos gastos médicos o de alimentación que requerían los pequeños y fieles amigos de cuatro patas. Aún así siguió trabajando como abogada, saliendo a las calles y viendo como la situación de los animales abandonados empeoraba en la misma ciudad.
“Esta situación de emergencia ha traído como terrible consecuencia que haya más casos de animales abandonados”
Retrasos en plena pandemia
El incremento de casos de canes abandonados no es el único problema que ella afirma tener. Las mismas autoridades son actores principales del retraso para cumplir su labor animalista. Los malos tratos y pleitos con la misma Municipalidad de su distrito son ya, pan de cada día. Sin embargo, esta situación controversial llegó a su punto máximo cuando el 28 de mayo durante las primeras horas de la mañana, personal de la misma institución ingresó sin permiso al albergue y comenzó a desatar un caos dentro, relata ella.
Este acto fue denunciado por Marice, quien no pudo soportar ver cómo irrumpían y se llevaban todo por delante. “Junto con ellos, ingresa personal de la calle. Todos ellos sin barbijo y también empiezan a llevarse todo lo que, con esfuerzo, habíamos logrado comprar; ya que al estar en estado de emergencia todos perdimos nuestro trabajo y no ha sido fácil”, detalla.
La municipalidad, muy lejos de pedir las disculpas del caso, argumentó a su favor que el terreno en el cual se sitúa el albergue canino es de propiedad privada. Calificó como invasores a Marice y a su familia, desmereciendo su ardua labor a favor de los animales: “Ellos refieren que nosotros somos invasores y que queremos quedarnos con propiedad de ellos”, comenta sin querer recordar ese lamentable día.
“Lo que ellos manifiestan es que nosotros éramos invasores y que deseabamos apropiarnos de bienes de la municipalidad, cosa que es falso pues como sustenté, tenemos un contrato de alquiler. Esto desacredita su versión”
Educar para frenar el maltrato
Sin cruzarse de brazos y a pesar de los retrasos sufridos, Marice y su asociación han alcanzado logros importantes este año. Uno de ellos fue poder ampliar su ayuda a otras especies animales como las alpacas y vicuñas. Desde hace mucho tiempo estos camélidos vienen siendo víctimas de maltrato por quienes lucran con ellos en el centro histórico de Cusco y venden fotos a turistas que ansían guardar un recuerdo de estos animales andinos. Su negocio esconde el descuido de estas especies. Muchas de ellas terminan con serios cuadros de deshidratación y desnutrición. Hoy, ante la crisis, han sufrido un abandono más notorio, es por eso que Marice y su asociación no dudaron en acogerlos en un espacio acorde a su hábitat. El albergue de alpacas y ovinos se ubica en Chincheros, en la provincia de Urubamba, a una hora y media de Cusco.
La creación de este albergue llegó junto a la pandemia y puso de cabeza la situación de la asociación, pues los ingresos se vieron reducidos y las oportunidades de conseguir más dinero para abastecer a los veinte canes que actualmente tiene en el albergue y las alpacas en Chinchero, eran escasas. Sin embargo, Marice encontró solución gracias a la virtualidad. Hoy en día, De Patas se ha convertido en la primera asociación en difundir y capacitar sobre el derecho animal y la tenencia responsable a diferentes instituciones e incluso colegios. Todo a través del internet, lo que permite seguir educando a la población sobre cómo cuidar y defender la vida de los animales.
“Dentro de nuestros proyectos también está el educar porque creemos que la solución a esta problemática es dar información a las personas”
Marice es consciente de las pocas fuentes de información que están al alcance de las personas y que esta misma situación trae consigo que las propias autoridades busquen solucionar el abandono animal con medidas drásticas y violentas. “A lo largo de estos años las autoridades creen que vienen dando “soluciones” como los envenenamientos masivos. Ellos piensan que por medio de estas situaciones rápidas e inmediatas el problema se va resolver. Realmente no es así”, asegura la joven cusqueña. Si se habla de canes, sostiene ella, una cachorra hembra entra en celo en un tiempo de seis meses y al no estar esterilizada pare entre seis a ocho crías por camadas. Esas crías son nuevamente echadas a la calle y reflejan su abandono por medio de sus heridas. “Es así que no hay una solución como la que debería existir para erradicar este problema”, reflexiona.
Es por esto que De Patas ha enfocado su trabajo no sólo en acoger a los más vulnerables sino también en educar. Sin embargo, por la misma crisis sanitaria, no podían ingresar a las instituciones a impartir esa información. Es así que organizaron cursos virtuales para llegar a la población pues como ella misma lo dice, la educación es el eje fundamental para poder frenar el abandono y maltrato animal.
“En Cusco, somos la primera asociación que está viendo un curso de derecho animal. Antes no se había visto ni escuchado sobre esto”
La Asociación De Patas junto a la Federación Peruana Unificada de Abogados, lleva organizando el primer curso virtual llamado “Ética, maltrato y crueldad animal. Marco legal – Protección de animales no humanos. Responsabilidad social”. Su objetivo es apuntar a que todas las personas puedan conocer acerca del derecho de los animales e incluso puedan informarse sobre cómo poder llevar un proceso en casos de denuncias. Es importante que cualquier persona pueda saber qué hacer en casos de maltrato animal pues como Marice señala: “En las comisarías, a veces te tratan mal o simplemente dicen “No, es sólo un perro”.
Para este curso llevado a cabo el 1 y el 2 de octubre, contará con la participación de ponentes de todo el Perú como el abogado limeño especialista en derecho animal Jorge Reyes; el médico veterinario de la Universidad Católica de Santa María Arequipa, Dalger Dueñas; la Docente en Ciencias y Medio Ambiente, Elizabeth Bedia y el Fiscal Provincial Penal de Wanchaq, Alvaro Cassani.
A sus 32 años, Marice Guerra se ha convertido en una impulsora y defensora de los animales. Gracias a su trabajo, el apoyo de su familia y amigos y el cariño que diariamente le brindan sus canes, ha podido resistir la dura situación que enfrentan la mayoría de rescatistas en todo el mundo a causa de la pandemia. Hoy, más fuerte que nunca, abraza y juega con sus amigos de cuatro patas y sigue adelante con sus proyectos. Siempre en favor de los animales.
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