Por Zoila Antonio Benito

Si hablamos de salsa, Noemi Herrera dice: “Pa’ brava, yo”. Con cabello corto, rostro redondo, lentes pequeños y un amor inmenso hacia el cantante Maelo Rivera, Noemi hace visible el rol de las melómanas de la salsa en el Perú. Pese a ser un género musical donde han destacado nombres como Luis Delgado Aparicio o Luis Rospigliosi, también hay lugar para las mujeres. 

Economista y melómana, Noemi nos cuenta por qué tuvo que pasar un ‘examen de admisión’ para entrar a un colectivo formado en su mayoría por hombres, habla sobre las peruanas y amigas dedicadas a investigar la salsa, declara su amor por la música cubana, y se pregunta qué pasará con el patrimonio de los coleccionistas. 

¿Cómo descubre la salsa? 

Mi vida cambió mientras lavaba mi ropa. Escuchaba el programa de radio de Yolvi Traverso, con Cecilia Tait de coanimadora, llamado Danza Matadora. Allí mencionaron al colectivo La raza latina. Estaban haciendo una convocatoria para integrar el grupo. Fui a la segunda. Llego al lugar y había 52 personas, de las cuales solo cinco eran mujeres. Hasta que llegó un ángel, mi amiga Laurita Piñeiros. 

Nos dieron una prueba. Preguntas como ¿para ti cuál es el mejor trombonista?, ¿el mejor violinista?, ¿el mejor saxofonista?, ¿en la percusión?, ¿cuáles son los dioses del Panteón Yoruba?, ¿cuál sería tu desempeño dentro del colectivo? Lo sabía todo, era como un examen de admisión. Creo que fui la primera en terminarlo. A partir de ahí, mi espectro musical creció y conocí a gente maravillosa. Se hicieron conversatorios en el Instituto Nacional de Cultura (actualmente Ministerio de Cultura), Banco Central de Reserva, se hizo un pequeño boletín, estuvimos presentes con nuestra banderola en los conciertos de Héctor Lavoe, Eddie Palmieri e Irakere. Esta asociación duró 10 años más o menos. Yo era la única mujer en el colectivo, pero no me miraban como ‘la única’. Yo era un miembro más. 

La raza latina fue una idea de Carlos Loza, Luis Delgado Aparicio, Agustin Tazi y Luis Rospigliosi. Uno dice: “¿Por qué tantos filtros?” Porque el que ingresa debía saber ‘la mata dura’ de la salsa, por así decirlo. Ellos son los que pusieron la semilla para que ahora nosotros podamos seguir disfrutando de esto. Ahora es facilísimo buscar con la computadora, pero en ese tiempo no.

Foto que el señor Carlos Loza compartió a Noemi. Él (agachado, de camisa roja) se encuentra en la tumba de Maelo Rivera en el cementerio San José de Villa Palmeras, Puerto Rico. Foto: archivo personal Noemi Herrera

¿Hay un antes y después en usted cuando fallece Maelo Rivera? 

Cuando falleció Maelo Rivera, fue un golpe tremendo. Se abre un espectro que no profundizaba mucho. Da la casualidad que, un día en un restaurante, llegó un joven y le compro un cassette del grupo Irakere. Me encantó. Para mí, el mejor grupo de jazz del mundo. Ahí comencé a investigar más sobre música cubana y me permitió encontrar otras amistades que no eran salseros, pero sí cubanófilos. Tú te imaginas esa suerte. Con Ricardo Ferreira, que lo conocí en la cola del conversatorio del BCR con La raza latina, y el amigo de este, formamos un colectivo que se llamó Sandunguéate, de solo música cubana. Mientras La raza latina expiraba, nacía Sandunguéate. Duró siete u ocho años hasta que Ricardo falleció. Hacíamos, además de conversatorios, emisiones de videos. Para ello, se había contactado con la embajada de Cuba y ellos con un colegio en Cuba para que la entrada a este evento no sea dinero, sino útiles escolares. 

Como todo decae, nace otra asociación llamada En clave, donde también estábamos nosotros. Ahí, el 2006, se hizo el primer encuentro de coleccionistas de música salsa de mujeres. Es raro encontrar mujeres que les guste, coleccionen o sepan de salsa. Estaba Angelina Medina, Milagritos Moreno, Norma Livia y yo. Ahora conozco a Maricarmen Montoya y Angelina Acasiete.

En la década de los ochenta, escuchaba un programa radial muy bueno, llamado Salsa Picante, con Roy Rivasplata. Adivina quién estaba ahí presente en vivo con 12 años de edad: Angelina Medina con su mamita. Recuerdo que Roy la mencionaba y, caramba, eso es querer a la música. Ella investiga, es erudita, estudiosa y conocedora de la salsa. En el caso de Milagros Moreno, uno de sus anhelos era tener un programa de radio. Hasta estudió locución, imagínate. A Maricarmen Montoya la conocí en un conversatorio que hubo en la casona de la Universidad San Marcos. Nos dimos un fuerte abrazo, como si la conociera de toda la vida. ¿Cuál fue el común denominador? Es el amor a esta música. Dicen: “Ah, te gusta la salsa, sinónimo de chela o baile”, pero debe haber, en lo que uno difunde, un valor agregado. 

Por ejemplo, debes de haber escuchado sobre “Descarga en el barrio” [evento en Lima que revalora la música afrocaribeña] de Omar Córdoba. Tengo el placer de conocerlo desde los 15 años. Se forjó desde muy jovencito como ayudante de otro amigo. Lo que comenzó como algo pequeño, dio en el clavo. Para mí, si hay un premio al emprendedor en algún momento, es para él. Siempre hay una temática; por ejemplo, febrero es de Ray Barreto, junio es Héctor Lavoe, etc, etc. Se crea un ambiente bonito y uno lo disfruta.

Noemi con ‘El rey de las manos duras’, el percusionista y estrella de la Fania: Ray Barretto. Foto: archivo personal Noemi Herrera

¿Qué hace usted con lo que colecciona de salsa?  

Eso me preocupa. Tuve la suerte de visitar la casa del señor Luis Rospligliosi en el Callao cuando él fue invitado a una ceremonia de premiación. Tenía una habitación en la que, desde arriba hasta abajo, estaban codificados todos sus CD. Yo me hago la pregunta: “¿Dónde va todo ese patrimonio?”. Yo tengo mis libros, no son 1000 ni 2000, serán 30, también tengo mis LP y CD, pero, ¿qué pasa el día que yo desaparezca?

Mi hijo tiene 20 años, pero cero con la salsa. Conozco a otras personas que posiblemente estén en la misma situación que yo, inclusive el mismo señor Luis Delgado Aparicio. Vi por fotos la maravillosa biblioteca que tenía, pero ¿a dónde fue ese patrimonio musical y biográfico cuando falleció? ¿A dónde va?

Noemi con Luis Delgado Aparicio ‘Saravá’. Es considerado uno de los más importantes difusores de salsa en el Perú. Foto: archivo personal Noemi Herrera

¿Qué viene para Noemi Herrera? ¿Qué se viene relacionado a la salsa? ¿Planea seguir en un colectivo o hacer alianzas? 

Desligarme totalmente de la salsa no, pero si hablamos de colectivos, no podría decirlo todavía, porque este tiempo es mi peor enemigo como mamá y trabajadora. Diría que hay varios pendientes. Están los contactos, están los amigos. Lo último que participé fue antes de que iniciara la pandemia en San Marcos. Ahora las universidades te dan total respaldo. ¿Y uno por que no iba? Por el bendito tiempo. Le dije Angelina que sería bonito reunirnos con las amigas y hacer algo solamente de damas. Estuvo de acuerdo. Para mí, no es lo mismo el Zoom con la interacción con el público. También hay que felicitar a Eduardo Livia con El salsero y a Martin Gómez, que sigue con Salserísimo y su canal de YouTube.

Cuando tengo que hacer algo difícil de la chamba, pongo mi música. Uy, se me viene todo a la mente y comienzo a escribir. Te juro que me funciona. Cuando uno pasa por cosas muy tristes, pones el tema que te gusta y, uf, te levantas. 

¿Investigadora, historiadora, melómana o coleccionista? 

Melómana 100%. Me gusta investigar mucho, leer y conocer. Tengo la costumbre de garabatear libros. Historiadora no, porque hay que dedicarle tiempo y también cierto grado de conocimiento. 

¿Qué significa para usted la salsa?

Es vida, así, en una sola palabra. Me hace sentir viva.