Por Karien Díaz
Este mes recordamos la importancia de la presencia de las mujeres en los medios y el gran labor que realizan día a día para eliminar brechas y ser voces de cambio. Los cambios se hacen en conjunto, con esfuerzo y sororidad. Es por ello que desde La Antígona promovemos un periodismo independiente y feminista no sólo en Perú sino en toda Latinoamérica. Aquí te presentamos una perspectiva de cuál es la situación actual y cómo podemos alcanzar este objetivo.
Si bien en teoría todas las personas son iguales en deberes y derechos, la desigualdad entre hombres y mujeres (y diversidades) en todos los espacios, es evidente e histórica. Debido a la necesidad de visibilizar los casos de violencia de género, agresiones sexuales y la lucha de las mujeres por la equidad en todos los aspectos, el feminismo ha logrado un espacio. Permanecerá en la agenda pública para evidenciar la necesidad del enfoque de género en todos los aspectos de la vida.
El periodismo, y especialmente el latinoamericano, también ha sido sacudido por el activismo feminista por la igualdad de derechos. Su propuesta es integrar este enfoque no solo a la reivindicación de temas usualmente relegados como «no importantes» para la mirada masculina de quienes dirigían las redacciones si no también promover espacios de trabajo seguros y fortalecer la articulación sorora entre periodistas, apoyándose en la colaboración y en el potencial de amplificación que tiene internet.
Un periodismo comprometido
Es cierto que lo que no se nombra, no existe. Pero también es cierto que de lo que no se habla, o lo que no está representado, desaparece ante lo que Chimamanda define como «el peligro de una historia única» narrada por quienes tienen el poder y visibilidad para poner su voz en la esfera pública. Frente a este silencio sistemático, la organización de mujeres y disidencias tomaron espacios tradicionales y on-line para poner sobre la mesa el poder de «otras» historias.
Mórica Maureira, en entrevista para el Knigth Center, señala que el periodismo feminista se encarga de poner en los medios de comunicación tradicionales no solo los derechos humanos de las mujeres, si no también las desigualdades estructurales que permean la cotidianeidad. Mujeres en el Medio, la organización de la que Maureira es cofundadora, refleja que la fortaleza de las mujeres es la sororidad, que organizada y articulada, amplifica temas de urgencia y trabajan lo que ellas llaman “#críticademedios” con enfoque de género.
En 2010 el monitoreo global de medios de la wacc, concluía en que la representatividad femenina en medios de comunicación tenía un tratamiento distinto a la masculina: No nombrándolas como expertas en su tema, con más propensión a enfatizar características físicas o de edad, o identificándolas en relación a otras personas de su familia. Las mostraban principalmente como víctimas (en las secciones policiales) o como objetos de deseo (en las fotografías). Por ende, reforzaban estereotipos. Frente a esto y teniendo en cuenta que ya en1995 la Conferencia Mundial de Mujeres en Beijing consideró a los medios de comunicación como una de las doce áreas prioritarias para lograr la paridad entre géneros. El periodismo feminista es una oportunidad para transformar esta realidad. Un periodismo disruptivo, en red, que establece una agenda pública comprometida con la lucha contra la desigualdad y el enfoque de género.
Como señala Camila Magnet, directora de Copadas.cl, los medios con perspectiva feminista son necesarios en américa latina. Esto, ya que cada país tiene realidades distintas pero coinciden en sus medios de comunicación masivos, manejados por el poder económico y el patriarcado. «Es necesaria una mayor cantidad de información con un enfoque integral de protección para las mujeres. Que, a su vez, plante cara ante esos medios tradicionales a los que nos han acostumbrado. Un periodismo que vaya más allá de la lógica del clickbait y no solo informe. Un periodismo que se haga cargo del vacío de quienes no tienen acceso a la información y educación»
Más allá del discurso: Un compromiso
Más allá del discurso y los temas que el medio pone en agenda, un medio de comunicación de carácter feminista está comprometido deontológicamente con una perspectiva de género dentro de la redacción. Un lugar donde las noticias se producen. Ser mujer y periodista no es nada fácil y mucho menos en un contexto de COVID 19.
El 6to GMMP indica que, «Si las cosas siguen igual, se necesitarán al menos 67 años más para cerrar la brecha para la igualdad de género en los medios de comunicación tradicionales». Esto se hace evidente en casos reconocidos como el movimiento digital #LasPeriodistasParamos que sucedió en el 2018 en España, en la huelga del #8M. Este movimiento, analizado por María Iranzo, recoge la vulnerabilidad laboral de las periodistas en un contexto de digitalización masiva y crisis económica. El GMMP hace presente además, que cerrar la brecha sigue siendo insuficiente sin una mejora de calidad del periodismo desde una perspectiva de género.
La codirectora de LatFem, Florencia Alcaraz, en una entrevista en DW plantea que el periodismo feminista ha de ser interseccional. Debe considerar el género, la raza, la clase, la edad o la orientación sexual, entre otras muchos criterios. Y no sólo eso. También debe contextualizarnos en una realidad estructural. Por ello no debe presentar estas características como historias aisladas.
Camila Magnet es directora del medio digital Copadas. Ella afirma que creer y defender la igualdad de derechos y oportunidades es una perspectiva que guía la línea editorial de los medios de comunicación feministas. También hace presente que un espacio joven e independiente que asume la etiqueta de «feminista» contrae una gran responsabilidad en su exposición al escrutinio público. Elegir abrazar ese compromiso es transformador a nivel personal, enfatizando lo colaborativo, el autocuidado y el aprender del error. Estos aprendizajes a nivel individual y comunitario son visibilizados y promovidos también por la academia de Chicas Poderosas. Motivan a tener espacios de deconstrucción y aprendizaje, tanto en su curso de liderazgo para periodistas en Mujer, poder y medios como en su curso Modelo para armar. Este último, un lugar para trabajar en equipo y desde la interseccionalidad y la diferencia.
En resumen y como señala Laura Aguirre, directora de Alharaca, apostar por un medio feminista es asumir una práctica y ética tanto externa, posicionando temas en la agenda pública, como interna, creando una atmósfera empoderadora y segura para las mujeres y diversidades en la redacción.