Naturalizar la menstruación en cada una familia mejorará las primeras experiencias de niñas y adolescentes. Fotografía: UDG TV.
Cada 28 de mayo se conmemora el Día de la Higiene Menstrual a nivel mundial. En esta fecha, es importante recordar que la salud menstrual es parte de los Derechos Humanos y una obligación del Estado, que tanto niñas, adolescentes y jóvenes de diversas partes del país puedan acceder a los insumos y ambientes que garanticen su autonomía y libertad. La Antígona reunió algunas experiencias de jóvenes que narran cómo fue la primera vez que menstruaron, entre ellas un factor común es el temor, pero también la responsabilidad de pasar a una nueva etapa en sus vidas.
“Cuando pasó “eso” tenía cerca de 11 años. Recuerdo que meses atrás me dolía mucho el vientre y yo no sabía el por qué, creí que era porque la comida me caía mal. Ya tenía conocimiento sobre la regla por mi hermana mayor y mi mamá, por lo tanto sabía el tema de las toallas y pastillas, pero cómo no sabía la incomodidad en mi vientre no tenía identificado que era por un cólico menstrual. Luego me llevaron al doctor, pero no encontraron nada y regresé a mi casa. A los pocos días, me vino la primera menstruación. Hasta ahora no me gusta cuando tengo el periodo porque siempre me viene con mucho dolor y suelo recurrir al ginecólogo para ver ese tema”. Milagros, 28 años.
“La primera vez que tuve la regla fue a los 12 años. Estaba con mi mamá haciendo compras, todo el día. Era un dolor casi inexplicable, incluso llegué a sentir un poco manchado mi pantalón, pero no sabía que estaba pasando. Luego, llegué a mi casa, corrí al baño y fue raro, no entendí mucho. Le dije a mi mamá que no sabía por qué estaba sangrando, creía que algo me hizo mal y me asusté. Pero ella me dijo que era el periodo y me dio toallas y algunas indicaciones. La verdad es que ella se puso muy feliz: «Ay, ya eres todo una chica, que lindo te va a venir cada mes». Indira, 23 años.
“A mi me vino el periodo por primera vez cuando tenía 13 años. Menos mal que “Andrés” vino en mi casa. Me fui a duchar y ya. Mi mamá ya me había hablado sobre esto y para mí no fue nada fuera de lo normal. Eso sí, tomé té de orégano, porque siempre tuve cólicos. Yo no lo veo cómo algo sucio, pero en lo personal soy de tener bastante higiene porque somos más vulnerables a contraer enfermedades. Me baño diariamente con agua caliente durante estos 7 días. Quieras o no, la sangre tiene olor, personalmente tengo flujo muy abundante y tengo ese tipo de higiene.” Angely, 21 años.
Según datos de Unicef y el Banco Mundial, en el mundo existen cerca de 500 millones de mujeres adolescentes y niñas que menstrúan pero no tienen acceso a implementos higiénicos y espacios seguros para vivirlo de manera óptima. No contar con recursos para atender la menstruación puede amplificar el temor y los estigmas que rodean este proceso natural, sobre todo interfieren en los derechos de las mujeres, dificultando en ocasiones su asistencia al centro de trabajo, centro educativo, u otros, en la época en la que menstrúan.
En el mes de marzo del año 2021, se aprobó la Ley 31148 que aborda el manejo de la higiene menstrual en niñas y adolescentes, no obstante la falta de reglamento evita que pueda aplicarse como debería. De igual forma, no se ha logrado visualizar un trabajo articulado entre el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación. A través del portal Convoca, el director de la Dirección de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud (Minsa), Guillermo Atencio, precisó a fines del año 2022, que se encontraban en una etapa de discusión sobre si el presupuesto será otorgado por el Sistema Integral de Salud (SIS) o saldría directamente de este ministerio.
Además, mencionó en aquel entonces que por ser un proceso largo se ha visto paralizado por la crisis sanitaria del Covid-19. Por si fuera poco, el Ministerio de Educación no ha participado activamente durante el proceso. “Esperamos que, para el 2023, ya esté listo el presupuesto”, manifestó el funcionario.
En ese mismo informe, Maria Galarreta, obstetra con una maestría en Género, Sexualidad y Salud Reproductiva, informa que el estancamiento en la implementación de la mencionada ley por el Estado impide el reconocimiento de los derechos de salud menstrual de las niñas y adolescentes, ya que no pueden acceder a productos e información sobre este proceso biológico, por ejemplo. Por otro lado, Galarreta hace énfasis en que la menstruación suele ser relacionada a algo negativo o asociada con suciedad y mal olor, sobre todo cuando aparece por primera vez. Esto muchas veces complica la postura de las madres quienes deben orientarlas pero no cuentan con las herramientas para hacerlo.
Esta situación que compromete la salud menstrual de las mujeres que desconocen su propio cuerpo y las acciones que deberían hacer para cuidarlo, se convierte en una barrera, la desinformación y la falta de compromiso de las entidades públicas acentúan la problemática. «Un mayor conocimiento sobre nuestro ciclo menstrual, significa un mayor conocimiento sobre nuestra salud reproductiva, que puede ayudar a prevenir embarazos no deseados”, agregó la especialista.
Un informe de la Mesa de Concertación para la Lucha Contra la Pobreza, basado en estadísticas del MINSA, publicado en setiembre del año 2023, revela los pocos o nulos avances que se tiene con respecto a la educación sexual en este grupo. Las cifras son más que preocupantes: de enero a septiembre del 2023, se ha registrado el nacimiento de 30 mil 345 bebés con vida de madres adolescentes de entre 10 a 19 años. De esta cifra, 809 corresponden a recién nacidos de madres adolescentes de 10 a 14 años, lo que significa un incremento de 185 recién nacidos en relación al 2021. Por otro lado, 48 mil 693 recién nacidos vivos de madres adolescentes de 15 a 19 años, indicando el aumento de 788 recién nacidos en comparación al año 2021.
Un estudio realizado en el año 2022 por Plan Internacional cuya información fue recogida en un grupo de niñas de 12 a 17 años de los distritos de San Juan de Lurigancho, Villa El Salvador y Carabayllo reveló que el 81% de los niños cree que la menstruación es una enfermedad. Asimismo, el 83 % de los niños es consciente que debe informarse más sobre el tema para no continuar cayendo en mitos sobre la menstruación. Ahora, la misma ONG realizó una encuesta en el año 2023, en que el 13% asegura que faltan a la escuela cuando se encuentran menstruando.
Para Corina Hidalgo, ginecóloga obstetra, independientemente de las barreras económicas, sociales o culturales, el trabajo para romper los tabúes, inicia desde casa. Si bien es cierto las redes sociales tienen gran influencia en niñas y adolescentes, la familia juega un rol importantísimo en el primer contacto con la salud menstrual. Desde el primer momento en el que aparece el botón mamario que es alrededor de los 12 años, tiempo en el que también suele presentarse la primera menstruación, los integrantes del núcleo familiar deben ir informando los signos de la primera menstruación, lo que sucederá en los meses posteriores, los productores que existen, desde toallas higiénicas, tampones, copa menstrual, entre otros, refiere.
“Recordemos que, tenemos bastantes familias que cuentan con un solo progenitor, con un padre, un abuelo, una abuela. Mientras más nos familiaricemos con esos temas femeninos, tanto los niños como las niñas, se van a sentir más cómodos al hablar acerca de la menstruación y no será un sinónimo de burla. Es muy importante educar a todos en la casa, porque esas son las primeras experiencias de los cambios físicos que puede tener una mujer”, indicó la especialista.
En efecto, los padres son los pilares del tipo de educación que tienen sus hijos sobre el cuidado de sus cuerpos; sin embargo, en el presente año 2024, todavía hay movimientos y partidos políticos que continúan interfiriendo en ese ámbito. En el mes de abril del 2024, la congresista por Renovación Popular, María Jauregui presentó un proyecto en el que los padres tienen la opción de exonerar a sus hijos del curso de educación sexual integral que se dictan en los centros educativos básicos regulares.
Esto dependerá si creen que no guarda relación con sus creencias o convicciones religiosas. Con esta ley se busca modificar el artículo 5 de la Ley General de Educación, en pocos términos se resume a lo siguiente: “Los padres de familia, o quienes cumplen el rol de cuidado, tienen el deber de educar a sus hijos y el derecho a participar en el proceso educativo y a elegir las instituciones en las que éstos se educan, de acuerdo a sus convicciones, creencias y libertad de conciencia”.
Sin embargo, también hay iniciativas positivas. Un proyecto que ha intentado cambiar las estadísticas al menos en la capital, es del de Plan Internacional con Kimberly Clark, ya que con su más reciente evaluación de “Nuevas Reglas”, han logrado que su población encuestada, más del 70% ya conozcan sobre higiene menstrual, así cómo que el 73.6% de niños ya sienten solidaridad con las niñas respecto a una menstruación digna. Además de capacitar a más de 700 profesores y más de 13200 padres y madres.
La higiene menstrual, no solo depende del trabajo que logren los funcionarios de diversos poderes, sino también del trabajo en escuelas, familias y comunidades. Tampoco debemos olvidar que existe una ley que busca que niñas y adolescentes tengan múltiples facilidades para una mejor gestión menstrual, pero hasta el momento no existe un reglamento que pueda delegar responsabilidades en el Estado, para que este derecho se haga realidad en nuestro país.