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Shaya es un proyecto de 5 jóvenes con diferentes profesiones que buscan promover la equidad de género en los colegios de Lima

Shaya es un proyecto de 5 jóvenes con diferentes profesiones que buscan promover la equidad de género  en los colegios de Lima a través de talleres creativos y dinámicos para romper estereotipos o estigmas. En esta entrevista con La Antígona,  las cofundadoras, Alejandra Montalvo y Milagros Montesinos nos comparten el proceso en el que se desarrollan los talleres y qué cambios lograron en los adolescentes del colegio Fe y Alegría  N°24, ubicado en Villa María del Triunfo.

¿Qué significa Shaya  y quienes lo conforman?

Alejandra: El nombre Shaya proviene de la lengua Quechua, significa “la que siempre está de pie”. Tiene mucho sentido con el proyecto, ya que tratamos de darle una voz fuerte a los niños y adolescentes con los que trabajamos. Se eligió quechua porque  tiene que ver con ese tema intercultural que tratamos de darle al proyecto; sabemos que nuestro país es muy diverso y Lima permite un encuentro de culturas, donde llegan los migrantes como nosotras y permite un intercambio de distintas prácticas y vivencias.

Milagros: Inicialmente lo cofundamos Alejandra, Victoria y yo, de hecho Alejandra es una compañera de colegio, entonces nos conocemos bastante tiempo. Nosotras ya teníamos en mente los temas que nos gustaría abordar, conversamos de la posibilidad de que surja el proyecto, posteriormente ya se concretó a partir de una reunión, la cual nos motivamos bastante. Actualmente, Shaya está conformado por 5 co-fundadores Alejandra Montalvo, Victoria Palomino, Milagros Montesinos, Yerald Tovar y Eliseth Mendoza y cada uno tiene una carrera distinta. Lo interesante es que podemos unir diferentes puntos de vista, ya que si solo eres de una sola profesión de repente  tienes la formación y la mirada determinada.

¿Por qué en un principio se enfocan  en fomentar y promover la equidad de género en los adolescentes?

Alejandra: Milagros y yo, siempre tuvimos la visión de fomentar un cambio juntas. En el colegio hablábamos de hacer un proyecto  hasta que coincidimos  con Victoria, una de las integrantes de Shaya, en uno que era sobre el reciclaje de botellas, a partir de ahí nació ese sentimiento de hay que hacer algo cuando estemos más grandes. Después, en una reunión, Milagros nos enseñó un documental que causó gran impacto en nosotras y desde ahí el proyecto tomó forma. El documental era acerca de la escuela del silencio, donde se puede apreciar la problemática de la falta de un enfoque de género en los distintos colegios, no solo en las zonas rurales sino también en la selva e incluso Lima, Nos marcó tanto al ver  cómo estas diferencias en la educación impactan en las mujeres. Entonces creo que ese documental sirvió de inspiración para llegar a esa problemática.

¿Cuál fue el proceso que siguieron para elegir a la población que necesitaba más apoyo?

Alejandra: En el 2018 participé con una amiga llamada Eliseth Mendoza, co-fundadora de Shaya, en un taller que se llama el Impact, donde te capacitan y  ayudan a desarrollar proyectos sociales y ambientales. Las dos teníamos la idea de hacer un proyecto ambiental, en el proceso del taller del Impact se nos une el quinto cofundador que es Yerald Tovar. Además, encontré a  Gabriela Torres que en ese momento estaba trabajando en un  proyecto que se llama “Proyéctate” en el colegio Fe y Alegría para los alumnos de 3°,4° y 5° de secundaria. Ella me comentó  que los niños de 1° de secundaria no contaban con ningún proyecto y que si hablábamos con Lucy, la subdirectora  nos ayudaría con ello. Fue así que llegamos al colegio, nos han apoyado mucho, están muy abiertos a nuestra propuesta y también muy abiertos a hacernos sugerencias. 

Milagros: El proceso de selección inicialmente fue a manera de convocatoria, con la autorización del colegio. La directora nos dio la facilidad de ir a los salones de  1° de secundaria para explicarles sobre el taller.Entonces, siempre hay  un grupo interesado que quiere participar,  pero ese grupo interesado no necesariamente son los chicos que realmente lo necesitan, a veces son los chicos que tiene más habilidades sociales, quieren obviamente desarrollarse más, pero en  el proyecto queremos incidir en chicos que no tienen mucha iniciativa, por esa razón se pidió a los alumnos que nominen a un compañero que consideraban que necesitaba incluirse en el proyecto, y así se sacó una lista de posibles alumnos para que entren al proyecto. Posteriormente, pasamos a  un segundo filtro que fue con los padres para ver si existía el interés de su parte, se les  invitó a cada uno  a una entrevista para reconocer algunos puntos entorno al compromiso que debían tener ya que depende mucho de ellos para ver si tenían disponibilidad, si pueden estar al tanto del progreso del niño. Al final  de ese grupo  se seleccionaron 35 alumnos.

Al final del proceso de filtros ¿Cuántos niños se integraron al proyecto?

Alejandra: Inicialmente iban a ser 25  niños de acuerdo a lo que veíamos en nuestra capacidad.Pero, la directora nos sugirió algunos niños que debían entrar al proyecto porque lo consideraba necesario. En el colegio Fe y Alegría hay 150 alumnos por cada grado, el proceso fue difícil pero al final solo trabajamos con 27 alumnos.

¿Por qué razón consideraron importante incluir a los padres?

Milagros: Es parte de la metodología donde queremos involucrar a los alumnos, padres y docentes, porque consideramos que el tema de género, los estereotipos, la violencia y todo

lo relacionado se reproduce en cada espacio donde se desarrollan los niños,  si no tenemos sensibilizados a los padres y maestros el trabajo a veces no se sostiene bien. Nos parecía importante sensibilizarlos en los temas, invitarlos para que se sientan parte del proyecto, brindarles las herramientas para que ellos también estén capacitados. Nos parece importantes todos estos puntos.

¿Cuántas horas duraban las charlas? y ¿En qué consisten?

Milagros: Las charlas eran los sábados de 9 a 12 de la mañana y duraban 3 horas con un intermedio donde se ofrecía un  refrigerio, comenzamos en abril y terminamos en septiembre del 2019. Nosotros quisimos iniciar brindándoles herramientas, recursos o mejor dicho  ayudarlos a formar las competencias y habilidades necesarias en relación a su bienestar, siempre con el enfoque de género. Básicamente tratamos de trabajar a lo largo de los talleres con tres módulos: El primero, es el autoconocimiento que busca brindar las herramientas para que ellos puedan reconocer sus habilidades, valores, sus recursos personales y también reconocer qué pueden mejorar, una base que es importante para nosotros.También, se fortalece ciertas capacidades como la comunicación asertiva sobre todo ante un medio que puede ser bastante hostil y conflictivo, propio de los entornos del colegio.

Alejandra: El segundo son las habilidades sociales donde tratábamos temas como: oratoria y comunicación asertiva y el tercer módulo es desarrollo personal. Al finalizar cada módulo buscábamos romper con los estereotipos de género. Nosotros hacíamos  actividades de exploración para plasmar las ideas que ellos tenían de niños sobre niñas y viceversa, entonces a través de esas actividades nos dimos cuenta de que de verdad  había muchos estereotipos, ideas preconcebidas y nosotros tratábamos de romper a lo largo de los talleres a través de dinámicas  y presentando en nuestras diapositivas vídeos de   mujeres y hombres que rompen estereotipos. Nosotros somos 5 cofundadores y nos ponemos como ejemplo de que en algún momento hemos roto estereotipos haciendo cosas distintas. Por ejemplo ponemos fotos de nuestro amigo Dany haciendo compras en el mercado, escogiendo las frutas, después alguien haciendo deporte, una chica jugando fútbol; tratamos de romper con nuestro mismo ejemplo este tipo de estereotipos.

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Grupo Shaya dictando sus talleres a los niños de 1° de secundaria en el Colegio  Fe y Alegría  N°24, ubicado en Villa María del Triunfo. Fuente: Shaya

Cuando hicieron las charlas en modo presencial, ¿notaron cambios en los niños?

Milagros: En general, la participación y el interés fueron aumentando. Los chicos se forman por grupos, eso nos parecía importante porque muchas veces se aíslan  y no quieren conversar;  tratábamos de que un voluntario esté en cada uno de ellos,  es parte de la metodología. Lo que nos interesa es fomentar un pensamiento crítico, consideramos importante empujarlos a preguntarse por qué o para qué, más allá de lo que tú dices, porque los chicos muchas veces vienen con conocimientos que consideran verdades aprendidas en casa, verdades que deben cuestionarse como por ejemplo la idea de  “la mamá para la casa y el papá para el trabajo”, ese tipo de ejemplos nos permitían generar espacios de debate y eso era interesante porque  nos llamó la atención que muchos de los chicos que  normalmente no participaban empezaron a dar sus opiniones. 

De forma particular, como me conocían como la psicóloga, yo pude ver más de cerca el caso de un niño de 11 años que le hacían bullying, en términos generales a partir de un problema de adultos el terminaba siendo buleado por otro compañero; tenía bastante dificultad para expresar sus emociones,  para decir no, para ser asertivo, poner límites,  incluso manejar su llanto, sin embargo las técnicas, herramientas y dinámicas ayudaron  que él tome seguridad. Tratábamos de generar actividades que generen empatía y noté que el niño ganó más confianza, porque no se trataba que nosotros lo defendamos sino de como yo te enseño a que tú lo hagas, ese es un caso más de cerca.

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Grupo Shaya dictando sus talleres a los niños de 1° de secundaria en el Colegio  Fe y Alegría  N°24, ubicado en Villa María del Triunfo. Fuente: Shaya

¿Cómo hacen con el tema de la logística en cuanto a los talleres , cuentan con el apoyo económico del colegio, los ayudan o solamente ustedes lo autofinancian?

Alejandra: El año pasado, fue el primer año que se dio el proyecto, hicimos rifas para financiar el refrigerio, materiales y el transporte, ya que el colegio se encuentra ubicado en Villa María del Triunfo. Nosotros les pedíamos a los voluntarios que lleguen por sus propios medios hasta la estación del tren Maria Auxiliadora y luego nos dirigíamos en grupo al colegio en taxi o una van  si éramos muchos. 

Ahora realizan las charlas de manera virtual por el tema de la pandemia, ¿Qué días suelen hacerlo  y cuánto tiempo es la duración?

Milagros: Sí, la idea nace a partir de que la subdirectora se comunicó con Alejandra y desde que comenzó la pandemia sabíamos que no se  iba poder realizar el taller presencialmente. Se le propuso que estábamos disponibles para poder hacer un taller virtual y dependiendo de lo que la directiva consideraba, al final ellos propusieron que los talleres de padres se iban a llevar a cabo de forma virtual, por eso es muy importante la cohesión entre padres y la comunidad escolar. Los papás responden bien, porque saben que sus hijos van a permanecer ahí  mientras ellos también se involucren. Las charlas empezaron desde el 15 de septiembre todos los viernes a las 8 p.m., nosotros vamos dando 4 talleres más dos talleres que la institución brinda inicialmente, son alrededor de 6 talleres en total.  Los contenidos de los talleres se han definido a partir de una reunión con la subdirectora y de acuerdo a las necesidades que ella considera  para los papás y sus hijos. Tocamos temas  sobre todo de contenido emocional, de manejo de emociones tanto para adultos y también para acompañar a los hijos.

¿Por qué este  año consideraron trabajar solo con los padres y no con los niños? 

Alejandra: Siempre estuvimos atentas a las necesidades del colegio, cuando hablamos con la subdirectora nos comentó que su prioridad eran los padres de primer grado de primaria. Hay papas que tienen experiencia porque tienen hijos en distintos grados, otros recién ingresan al colegio, sumado a ello que quizá tenían más acceso a redes aunque sea del celular en comparación con los niños. Ahora estamos brindando los talleres de acuerdo a las necesidades del colegio.

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Grupo Shaya dictando sus talleres a los padres de familia del primer grado de primaria  por la plataforma Zoom. Fuente: Shaya

¿Cómo ha sido la acogida de los padres?, ¿Qué metodología utilizan con ellos?

Alejandra: Tenemos un tema para cada taller, como: gestión emocional, resiliencia, violencia y cómo cuidarse frente al coronavirus. De acuerdo al taller tenemos una etapa de exploración, hacemos unas preguntas a los padres y actividades que permitan su participación, luego una exposición a cargo de  dos personas del equipo fundador y terminamos con una actividad grupal que generalmente son casos. 

Cada uno tiene un grupo de aproximadamente 20 padres, porque ahora estamos trabajando con casi 80 papás y cada uno tiene un grupo donde generalmente están los dos papás en la cámara. Hasta ahora le hemos pedido feedback en alguna oportunidad a los papás, ellos están bien comprometidos en asistir y participar en los talleres.

¿Qué necesitan para continuar con las charlas? ¿Consideran aún seguir trabajando con el mismo colegio Fé y Alegría o tienen proyectos en otros centros educativos?

Alejandra: Hasta ahora el colegio siempre nos abrió las puertas, tenemos una muy buena relación con la directora. De hecho, nos gustaría el próximo año si es posible continuar dando charlas para niños.  

Lo que queríamos hacer este año,no se pudo por la pandemia, era expandir el proyecto a otros lugares.Desde el año pasado  teníamos la idea de llevar el proyecto a otros colegios en provincias, el colegio era un buen contacto que nos abría las puertas para ir a diferentes sedes que tiene en el país. Lo que nos gustaría en un futuro sería replicar este proyecto en otros lugares, no solamente Lima, sino también en la sierra, incluso en selva. Y sería de hecho muy enriquecedor y muy distinto ya que cada persona piensa distinto de acuerdo de donde viene.

Teníamos la idea también de dar mini talleres un fin de semana en un colegio y de ahí en otro, hacer como un tour de Shaya, no se pudo este año por la pandemia pero de hecho es algo que queremos hacer y necesitamos financiamiento, hemos visto campañas de crowdfunding, no las hemos podido concretar porque en realidad este año no hemos necesitado muchos recursos porque todo a sido en línea. De hecho nos gustaría contar con un apoyo para poder llevar a cabo todas las ideas que queremos hacer con Shaya.

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