Por Arturo Gutarra
Clementina Peralta es uno de los asentamientos humanos más unidos que pueden existir en Trujillo. Cada familia de este lugar, tiene un caso que presentar a diario. Aún así, siempre están para apoyarse el uno al otro. Esta vez, presentamos el caso de Faustina Rodríguez, una mujer adulta mayor sordomuda que hasta hace unos días no encontraba esperanza ni ayuda.
El analfabetismo y la discapacidad auditiva son comunes en el sector. Algo semejante ocurre en los adultos mayores que carecen de alimentos, salud y vida digna. Ese es el caso de la querida vecina Faustina Rodríguez Polo. Esta mujer adulta mayor no puede oír ni hablar. Estas condiciones complicaron el proceso para exigir la ansiada pensión 65. La misma, que es brindada a adultos mayores cuando viven en condiciones precarias. A pesar de ello -de tanta lucha e insistencia- una alegría llegó al sector tras darse con la sorpresa que aún había esperanza de poder solucionar y darle calidad a sus últimos días de vida.
Era una tarde ajetreada. Una colega de una radio nacional y yo, caminábamos por los arenales de Clementina. Una señora de aproximadamente 70 años, salía de una choza a punto de caerse. Aquel lugar era el baño al que suele recurrir. La mirada triste de Faustina demuestra lo crudo que puede ser al llegar a la tercera edad.
Faustina es proveniente de Huamachuco, de la región de La Libertad. Vive acompañada de su hijo Silvestre Alcapoma. Él es el mayor de 5 hermanos, quienes hasta el momento, no han preguntado por su madre. Silvestre, desde muy temprano sale a ganarse el pan de cada día en cualquier tipo de trabajo. A veces en construcción, a veces en otros. Cuando la noble anciana se queda sola en su vivienda, son los mismos vecinos quienes le dan cariño. En especial los más pequeños. Son ellos quienes hacen reír a Faustina y le ayudan cuando lo necesita.
“Últimamente solo estaba comiendo papa sancochada, es lo único que tienen”, manifiestan los vecinos quienes la ven diariamente. Suele hacer un gesto indicando querer hablar. Es imposible verla y no querer ayudarla. Ella intenta, con señas, explicar qué es lo que quiere. En ocasiones no se daba a comprender, pero entre los intentos de hacer señas a objetos, partes del cuerpo y otras cosas, entendimos que lo que exigía Faustina era su pensión. Asimismo, que un médico le haga una revisión. Esto, ya que manifestaba un dolor en la parte del estómago. Es por ello que, un médico en Clementina es urgente para estos casos.
La burocracia, a veces, suele ser un obstáculo para denunciar y resolver problemas sociales. Por ejemplo, en Arequipa, son al menos 600 adultos mayores que continúan a la espera de ser incluidos en el programa del Estado que beneficia a personas de la edad de Faustina. Muchos, como ella, están en espera del subsidio monetario. La cifra presentada por Defensoría del Pueblo demuestra la falta de apoyo para las mujeres en estado vulnerable. Un 73,90% no está afiliado(a) a un sistema de pensión. Así mismo, un 56,08% de la población femenina, no recibe pensión, ni Pensión 65.
Volviendo a Trujillo, el caso fue difundido a través de las transmisiones en vivo para que las y los vecinos puedan levantar su voz y puedan acceder a la petición. Las lágrimas de Faustina abrazando a su nieto menor conmovieron a los presentes.
Al día siguiente, la municipalidad distrital llegó al lugar con donativos para Faustina. Ella apreciaba con sorpresa y alegría lo que sucedía. Aquellos días de oración en silencio dieron frutos. Martin Namay, Alcalde del distrito de La Esperanza, aseguró que en un corto plazo, Faustina recibiría su pensión.
Luego de 2 años, la municipalidad puso cartas en el asunto para acelerar el trámite de la pensión. Pero, ¿cómo y porqué el alcalde “se puso las pilas” luego de que estos casos sean difundidos? Es sencillo. Anteriormente, ya se había hecho un llamado de atención a través de distintos medios de comunicación para difundir las quejas de los moradores. Como el tema de educación (Exitosa Trujillo), mujeres sin identificación (intervención de La Antígona), y este último caso, el de Faustina. Asimismo, representantes del MIDIS acudieron al lugar para gestionar el trámite. En la sede central habían aceptado la solicitud y se pondría en marcha el proceso. Así, Faustina podrá acceder al banco y recoger su dinero equivalente a 250 nuevos soles.
Tras entregar los donativos, Luis Flores –en compañía de su esposa- y la señora Alicia, quien también es parte de la directiva del comité de damas, realizaron un acuerdo para gestionar el traslado de un médico particular de una clínica cercana. Según lo manifestado por los esposos, el redondeo de los chequeos médicos superan más de los cien soles. Sin embargo, el gasto en servicios, fue subsanado por la misma clínica privada Betesda ubicada en el sector Manuel Arévalo.
Al realizar los chequeos, detectaron que la anciana padecía de gastritis. Los medicamentos que le recetaron podrán ayudarla. Casi todos los días el comité de damas realiza las observaciones y vigila la casa de Faustina para verificar que nadie hurte los donativos que le dejaron. Ya que, al vivir sola, corre riesgo de ser víctima de robo.
La mañana del 18 de agosto, Luis Flores recibió una llamada inesperada. Era una gran noticia pues le indicaban que Faustina ya podía acercarse al banco para recoger su dinero. Una camioneta de la Municipalidad realizó las carreras para el recojo.
“Me encuentro muy agradecido que mi mamacita ya pueda recibir su pensión, ha pasado mucho tiempo y perdí las esperanzas. Sin embargo, ya me siento tranquilo”, comentó Silvestre en las afueras del banco. Su rostro lucía iluminado, esperanzado. Luego retornó a su hogar.
En la actualidad, la mamita Faustina –como lo conocen en el centro poblado- cuenta con una silla de ruedas para poder trasladarse. De regreso a Trujillo, Silvia Yupanqui, feminista y periodista radial, y quién ayudo para que Faustina tenga un final feliz con la cobertura brindada desde su espacio, comentó feliz: “Ahora cada vez que me siento derrotada en mi profesión, recuerdo que a través de nuestra denuncia y gracias a la difusión, pudimos cambiar la vida de una persona y exponer esta problemática, eso me recuerda porque escogí ser periodista”.
Si tienes un caso que quieras compartir para que sea difundido, escribe a proyectolaantigona@gmail.com