Por Brenda Villalba
Dentro de las luchas de todos los días, una de las más excluidas e invisibilizadas es la de las personas con discapacidad. La cultura y lo social ha inscrito a estas poblaciones con términos despectivos. Además, socialmente se les obliga a permanecer en espacios marginados o donde no se lleva a cabo el uso de sus derechos.
Las mujeres con discapacidad conllevan una doble lucha contra las opresiones sociales, buscando la ruptura de estereotipos, estigmas sociales y patrones patriarcales a través de una nueva configuración social. El feminismo abrió paso al cuestionamiento de lo que es establecido, lo normalizado y lo naturalizado en los distintos sectores sociales que han sido discriminados y violentados. Lo que daría pie a su principal característica: la interseccionalidad en su lucha.
El espacio colectivo ha significado la construcción y el reconocimiento de cada una de las experiencias y vivencias de estas mujeres, construyendo desde la diferencia. La conformación de grupos feministas que se encuentran atravesadas por la discapacidad, representan la lucha y visibilización de las necesidades y las injusticias que viven día con día. La Antígona conversó con Nicole Yanatelli, una de las co-fundadoras de Femidiskas. Ellas son una colectiva feminista en Bolivia integrada por mujeres con discapacidad y aliadas.
¿Cómo se conformó Femidiskas?
Nos hemos articulado entre un grupo de amigas que nos conocíamos por otros espacios compartidos con personas con discapacidad y empezamos a considerar que es importante abordar y hablar sobre el aborto en personas con discapacidad, visibilizar que existe esta injusticia, que te obliguen a abortar o que toman una decisión sobre tu cuerpo y que encima no te enteras, porque los casos de esterilización forzada pueden darse en momentos después de un aborto o hablar sobre la anticoncepción forzada. También de las libertades sexuales, y cómo una mujer con discapacidades puede desarrollar su vida y sus actividades sexuales, como cualquier otra persona.
Hemos ido hablando sobre estas temáticas, primero como amigas y después dijimos “qué importante es articular con las colectivas en general” y visibilizar esto. Con unas cuatro amigas más nos hemos organizado y después sacamos un formulario para ver si otras mujeres pensaban como nosotras. No todos dentro de la colectiva tienen discapacidad, por eso es de feministas con discapacidad y aliadas que tienen conciencia y quieren realmente ayudar. Vemos por las personas con discapacidad visual, como es mi caso, con discapacidad auditiva, psicosocial, múltiple y física.
¿Cuál definirías que es el principal objetivo como un grupo que articula el feminismo con la discapacidad?
Es hablar sobre las violencias, no solo físicas y psicológicas, sino sexual y las libertades, independencias sexuales también. Lo que hemos ido mostrado ha sido casos de violencia sexual y también la injusticia que hay alrededor de ello. Tratamos de dar apoyo.
Nosotras empezamos a articularnos con las Femidiskas desde que las demás colectivas feministas empezaron a trabajar el proyecto de ley para el aborto. Estábamos mostrando o queriendo llevar esa visión desde la discapacidad. Desafortunadamente por discapacidad existe el aborto forzado en Bolivia. Además existe el clandestino.
La colectiva es bastante nueva, por lo que todavía nos vamos articulando de a poco. Nosotras interpelamos la discapacidad y los entornos capacitistas, y tratamos de deconstruir estos entornos y estas conductas capacitistas sobre nosotras. Una de nuestras intenciones es el poder dar uso a la voz disca, por eso somos Femidiskas: dar voz a las mujeres con discapacidad, siempre hablando en primera persona y usando esto de “Nada sobre nosotras, nada sin nosotras”.
Es visibilizar la discapacidad y la inequidades, y también dar uso de la voz a las mujeres con discapacidad, desde la primera persona, pero siempre partiendo desde la decisión de la otra persona, que es bien importante a considerar.
¿Cuáles han sido los principales obstáculos sociales a los que se enfrentan tanto de a nivel colectivo como individual?
Desde la individualidad, las conductas y actitudes capacitistas. Consideramos que la discapacidad son aquellas limitaciones que existen por diferentes razones. Pero la sociedad es la que discapacita, porque existen diferentes formas en la que pone una barrera actitudinal ante la discapacidad y diversidad funcional. Si te ven protestando o diciendo lo que piensas, dentro de estos conceptos de infantilización, o angelización dicen: “Ay cómo va a decir eso o cómo va a actuar de esta forma, si tiene discapacidad”. Esto está dentro de los conceptos y los problemas de la discapacidad, el no tomar en cuenta, el no reconocer, el no dar el espacio individual y el uso de la voz de las personas con discapacidad, en términos generales y más aún con las mujeres con discapacidad.
Personalmente me he encontrado con varias barreras más allá de las físicas, urbanísticas y demás. Soy madre de un niño de 11 años y un bebé. Que la sociedad te diga que no puedes ejercer tu maternidad o que te digan cómo ejercerla impide que tú te puedas desarrollar como persona, ahí está el problema.
¿Cómo se articulan con las otras colectivas feministas? ¿Hubo alguna dificultad a la hora de hacerlo?
Empezamos a visibilizarnos con amigas feministas, que pertenecen a otra colectivas. En algunas ocasiones nos metemos a las marchas como un bloque pequeño, con la intención de demostrar que existimos y que también, dentro del feminismo, existen barreras. Sabemos bien y es entendible que una forma de expresar el enojo es rayando, gritando, pero no se toma en cuenta de que estamos personas con diversidad funcional. A causa de estas actitudes, existe luego la represión policial y terminamos siendo gasificadas. Ahí como Femidiskas empezamos a decirles a las chicas en nuestras redes sociales que existimos personas que funcionamos diferente y que, ante una gasificada, yo no sé por dónde correr, o no va a haber alguien que me diga: “Niki ven por acá” o me ayude, a eso vamos. A veces voy con mis hijos a las marchas.
A raíz de nuestros comentarios sobre estas situaciones, nos hemos reunido con otras colectivas que se han contactado precisamente conmigo para las organizaciones de las marchas o plantones, como colectivas en general. Necesitamos cuidarnos. Gritamos: “La policía no me cuida, me cuidan mis amigas”, pero ¿qué tan en serio lo aplicamos?. Puede que no nos conozcamos entre todas, pero nuestra intención es también hablarlo, es hacer notar que existe estas situaciones. A través de reuniones, nos hemos ido articulando con las colectivas, mas allá de lo que ha sido nuestra intención principal, que era nuestro proyecto de ley de aborto.
Hemos ido trabajando con los diferentes colectivos, para poder abordarlos y trabajarlos. Para los manifiestos, nosotras vamos con nuestra intérprete de lengua de señas, porque dentro de nuestra colectiva hay compañeras con discapacidad auditiva. Como Femidiskas entramos en un bloque de tres en las marchas, representando a aquellas que no nos pueden acompañar, por el mismo temor que puedan ser reprimidas o gasificadas.
Personalmente, ¿cómo describirías la actual situación de las mujeres con discapacidad en el contexto boliviano?
Dentro de Bolivia las ven como personas angelicales, existen bastantes violencias simbólicas, económicas, patrimoniales y sexuales. En algunos casos, por falta de información, no saben que están viviendo esas violencias, entonces nosotras queremos dar cuenta de esta situación.
Existe también bastante inequidad, porque a una mujer con discapacidad le es mucho más difícil encontrar trabajo y más aún si está maternando. Para las empresas es mejor tener una persona con discapacidad mínima, discapacidad física o que sean varones. Si existiera algún abuso o alguna situación de embarazo con una mujer con discapacidad la empresa no quiere invertir, no quiere gastar en esto.
Legalmente existe una cuota laboral para las personas con discapacidad: las empresas privadas tienen que contar con el 2% y las públicas con el 4% de su personal, pero prefieren tomar personas con física y mejor varones. Es una de las cosas que personalmente veo injusta y grave, sobre todo para la mujer con discapacidad, que la lleva al borde de la indigencia, de la pobreza.
Tampoco podemos apuntar a un puesto en una empresa. Si tienen trabajo, son telefonistas o ascensoristas. En Bolivia yo no conozco cargos empresariales dirigidos por personas con discapacidad y sobre todo mujeres. Dentro de la empresa sabemos que existen estas cuestiones machistas y más aún con la discapacidad. Son capacitistas. Existen casos que naturalizan la violencia, que la misma persona con discapacidad o la gente no se da cuenta.
El poder luchar desde ámbitos que las oprimen, primero con las actitudes machistas y el sistema patriarcal, y luego con los estigmas sociales hacia las personas con discapacidad, devela la importancia de la interseccionalidad en el feminismo, ¿cómo ha surgido tu paso por el feminismo y la doble lucha?
Parto desde el feminismo interseccional ¿Qué quiere decir esto? No solo busco la lucha por la discapacidad, sino también por todo aquello que me atraviesa. Soy mujer, soy madre, soy mujer con discapacidad visual, soy psicóloga: mis luchas son por todas aquellas razones que forman mi identidad o que están alrededor de mi familia o de mi entorno. Hay que trabajarlos, hablarlos y manifestarlos. No estoy en su totalidad de la deconstrucción, porque eso es lo bonito del feminismo, que cada día se va a haciendo o que cada momento a momento se va conociendo.