No veo a mi familia desde que empezó la cuarentena

No veo a mi familia desde que empezó la cuarentena

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María Isabel Acho.Militar.19 años

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Mi meta para el 2020 era estudiar administración de hotelería y turismo en la universidad. Pero, al saber lo que pasaba en el país, decidí regresar al Ejército para batallar contra la COVID-19. Ningún esfuerzo es poco para evitar que más peruanos se contagien. Sólo debemos acatar las reglas. 

Tengo 19 años y me encuentro en el grado de cabo del Ejército del Perú. De lunes a viernes, mis compañeros y yo salimos a patrullar las calles de Lima desde las cinco de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Estamos en constante capacitación para protegernos y cumplir con todas las medidas de salubridad.

Lo más difícil de esta situación es alejarte de tus seres queridos. Yo no veo a mi familia desde que empezó la cuarentena. Ellos están preocupados, pero saben que debo ayudar a mi patria. Nuestra comunicación es frecuente; sin embargo, nadie me quita la preocupación de que mi mamá contraiga el virus porque cuenta con un puesto de verduras en el mercado Unicachi. 

Lamentablemente, no puedo ayudar económicamente a mi familia y exigirles que dejen de trabajar. No recibo ninguna remuneración en el ejército, pero sí nos dan una canasta con productos de primera necesidad como agua, atún, galletas, entre otras cosas que puedo enviar a mi familia. Solo sé que regresaré al ejército cada vez que el Perú necesite ayuda. Con disciplina, trabajo y decisión saldremos adelante.

© 2021 La Antígona

NUNCA PENSÉ QUE LA ALEGRÍA DE CUMPLIR UNA META SE APAGARÍA EN TRES MESES

NUNCA PENSÉ QUE LA ALEGRÍA DE CUMPLIR UNA META SE APAGARÍA EN TRES MESES

Ilustracion Meilu
Arte: Adriana Velázquez

Meivy Padilla, 27 años, comunicadora audiovisual.

“Cuando culminé la universidad decidí emprender y crear mi propia empresa audiovisual. Mi objetivo era  formar una productora que brinde el servicio de fotografía, spot publicitario, diseño gráfico, etc. Asimismo,  integrar en este proyecto a los jóvenes estudiantes sin experiencia para que tengan la oportunidad de aprender y desarrollar sus ideas, el único requisito era tener actitud y ganas de salir adelante. 

En diciembre del 2019  logre legalizar mi empresa gracias al apoyo de mi novio Luis Fernández, quien se encarga de la parte administrativa, y decidimos llamarla Meilu Producciones, nombre que empieza con nuestras iniciales. 

Nunca pensé que la alegría de cumplir una meta se apagaría en tres meses, tras la aparición de la pandemia  me  vi obligada a paralizar mis proyectos. 

Esta situación de crisis económica me ha llevado a buscar la forma de reiventarme y crear contenido desde casa. Sin embargo, una nueva noticia inesperada, la pérdida de un ser querido, me desestabilizó emocionalmente.  

El padre de mi novio  fue víctima del Covid-19 y falleció por falta de oxígeno.  Esto sucedió en la primera ola cuando todo era tan caro, escaso y las clínicas  implantaron precios absurdos para la atención de estos casos. A raíz de ese episodio, mi novio y yo, decidimos enfocarnos en un nuevo rubro: Meilu Medical. Su finalidad es principalmente ayudar y brindar  a las personas  implementos médicos  necesarios  a  un precio accesible y real.

Hoy seguimos con esta lucha constante de sacar adelante a nuestras dos empresas. A pesar de las adversidades económicas seguimos creyendo que nuestra mayor garantía es el compromiso y la perseverancia que nos mantiene  firmes para hacer frente a esta pandemia”.

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Englobo lo que ha pasado con mi familia como el poder de la solidaridad

Englobo lo que ha pasado con mi familia como el poder de la solidaridad

foto de cris vilchez

Cris Vilchez, 32 AÑOS, PERIODISTA DE EL COMERCIO

Mi hermano se llama Johan Dany Vilchez, tiene 43 años. Él estaba con gripe, pero empeoró por la COVID-19. Se encontró con un sistema colapsado en el hospital,no le quedó otra que ir a una clínica ubicada en Surco a unas cuadras de la avenida El Polo.

En ese momento, no pasaba por nuestra cabeza cuánto dinero puede significar que él sea atendido ahí. Creíamos en que podía recibir la atención y tener la oportunidad de luchar por su vida. Johan ingresó el 13 de abril y el 16 nos informan que pasaba al área de UCI (Unidad de cuidados Intensivos). Fue desesperante. El 17 en la mañana nos comentaron que fue conectado a un respirador mecánico porque le había dado taquicardia.

Ya había pasado un mes, estábamos fuera de presupuesto. Habíamos depositado todos nuestros ahorros. No sabíamos qué hacer, pedimos ayuda a familiares. En total, estuvo 66 días hospitalizado. 

La cuenta llegaba a 330.000 soles. Eso era lo que debíamos, porque faltaban los otros días, ya que a mi hermano le dan de alta el 18 de junio. 

Nos sentimos víctimas de ese sistema abusivo. Salieron unas cuantas noticias similares en las webs de noticias y ahí quedaba. No éramos los únicos.

Una vez que hicimos la denuncia pública en nuestras redes sociales, muchas personas se solidarizaron, el Gobierno actuó y la clínica informó que iban a cobrarnos la ‘tarifa solidaria’ de 55.000 soles más IGV, que era un total de 70.000 mil soles. Todo lo excedente iba a ser devuelto. No fue una devolución inmediata, nos cobraron por la atención de mi hermano, la tarifa social más el IGV y nos hicieron la devolución del excedente.

Mi hermano salió con incapacidad temporal, no podía hacer nada por sí mismo. Estuvo con depresión, tenía trastornos psicóticos, miedo, pesadillas y estuvo con una sonda Foley. Sin embargo, todo era recuperable. Ahora lleva cursos de mecánica automotriz por Zoom, ya ha recuperado su movilidad, ha quedado con deficiencia motora, pero cada día mejora producto de las terapias físicas y psicológicas.

Englobo lo que ha pasado con mi familia como el poder de la solidaridad, porque mi hermano se ha salvado por el apoyo de mis amigos, personas que no conozco que me donaron hasta 2.500 soles y por compañeros de trabajo con los que recolectamos cerca de 10.000 mil. Por ellos, mi hermano está vivo: por la fuerza de mi familia y por la solidaridad de todos.

© 2021 La Antígona