Lideresas de Lima Sur unen esfuerzos para mejorar su relación con el entorno en los sectores más áridos de la capital limeña

Por Leah Sacín

Desde sus distintas asociaciones levantan sus voces para poner en la agenda municipal el desarrollo de la agricultura urbana, la recuperación de alimentos de mercados de abastos y acciones de atención ante los peligros climáticos como las olas de calor.  

El #DíadelMedioAmbiente es una efemérides perfecta para resaltar el trabajo comprometido de mujeres que buscan no solo cuidar y proteger el medio ambiente, sino hacer visibles los impactos diferenciados que tienen las crisis climáticas según el género. Ser mujer en tiempos de cambio climático y sus grandes retos. Y es que el cambio climático no afecta a todas las personas por igual sino de manera diferenciada según su nivel de vulnerabilidad y  capacidad de respuesta.  A mayor marginación social, económica, cultural, política y/o institucional por motivos de género, clase, etnia, edad, entre otros, menor será la capacidad adaptativa de las personas a los riesgos climáticos (MINAM & AECID, 2014). Las desigualdades de género son motores de la vulnerabilidad frente al Cambio Climático.

En el caso de las mujeres, los  impactos son diferenciados, ya que son las principales encargadas de gestionar el agua para consumo humano, de buscar y preparar los alimentos, del cuidado de niños (as), adultos mayores y personas enfermas o con discapacidad, y en situaciones de desastres (carencia de agua y derrumbes) nuestras horas de trabajo en casa aumentan, tal como sucedió en el contexto del covid-19, reduciéndose las posibilidades de recreación, educación, afectando su salud física y mental, trabajo remunerado y una mayor participación política, y por tanto profundizando así las brechas de género que enfrentamos. 

Así mismo, la situación de pobreza en la que muchas mujeres se encuentran debido a que son únicas proveedoras del hogar, jefas de familia, madres solteras (9.3% a nivel nacional), con ingresos mínimos, las coloca en una situación de alta vulnerabilidad.  

Sin embargo, las mujeres  también somos agentes  de cambio, poseemos conocimientos y prácticas que pueden contribuir en la implementación de respuestas frente a los efectos e impactos del cambio climático. Así lo demuestran mujeres de los distritos más grandes de Lima Sur: Villa El Salvador, Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores quienes se han volcado al trabajo de agendas de género y cambio climático elaborando propuestas de medidas de mitigación, adaptación y gobernanza con enfoque de género  para que sus municipios se pongan en acción. 

Las principales propuestas están relacionadas a la seguridad alimentaria (agricultura urbana, recuperación de alimentos de mercados de abastos) y las acciones de  prevención  en salud  frente a los peligros climáticos, como las olas de calor (Programa de familias saludables).

Nuestras voces 

Son diversas pero comparten un entorno, una preocupación y las ganas de luchar por cambiar un futuro que amenaza a las más vulnerables. Provienen de los tres distritos más grandes de Lima Sur: Villa María del Triunfo, Villa El Salvador y San Juan de Miraflores. Estas son algunas de sus historias en las que resalta el valor de poner manos a la obra en un tema en el que muchos voltean la mirada.

Madre e hija 

Marina Gamboa (55 año) y su hija Carmen Najarro (20 años) decidieron juntas involucrarse en el tema del cambio climática en su localidad. En Villa María del Triunfo hay pocas zonas con acceso al agua, escasas áreas verdes y mucha necesidad económica. Las familias que viven en las zonas altas son las más afectadas por los cambios de temperaturas. La mala calidad del aire impacta en niños y adultos mayores generando crisis de enfermedades respiratorias. Marina y Carmen enfocan su esfuerzo en aquellas personas a quienes se les recargan las labores de cuidado por todos estos factores y ellas saben que suelen ser las mujeres. Marina llegó desde Ayacucho cuando aún era una adolescente, no hablaba español y el trabajo que le permitía subsistir le impedía estudiar al mismo ritmo que otras chicas de su edad. Sin embargo, Marina estaba determinada a avanzar en el colegio y luego su sueño era ir a la universidad. Su sueño era estudiar medicina. Aunque el sueño se hizo esquivo con muchísimo coraje logró culminar la carrera técnica de enfermería y forjarse como dirigente en su distrito participando de los comités de salud y haciendo labor de promotora. En ese camino y en esa lucha su hija desde pequeña la acompañaba. Hoy Carmen ha cristalizado el sueño de su madre que es el suyo también: está por terminar su carrera de medicina. Ambas trabajan en su comunidad promoviendo la agricultura urbana y las acciones de prevención en salud. Mujeres que han vivido en carne propia el impacto diferenciado que tienen todas las crisis según el género y en especial la del cambio climático. 

La herencia de Maria Elena

Nicolasa Lima tiene 63 años y todos ellos los ha vivido en Villa El Salvador. En este árido distrito al sur del centro de la capital peruana aprendió de lucha y compromiso con su comunidad. Y cómo no, si conoció y vivenció la fortaleza de una de las lideresas más entrañables de la historia: Maria Elena Moyano. Con Maria Elena las mujeres se organizaron y se involucraron en la política más cercana, la del barrio y el distrito, la de los alimentos y la solidaridad. Allí aprendió que la unión es la verdadera fuerza y que su voz era importante para muchas que aún no se atrevían a tomar liderazgo. Hace algunos años decidió trabajar en la recuperación de alimentos, apoyando a los comedores populares para poder alimentar a más familias. Sabe que el cambio climática, como tantas crisis que nos azotan, como fue también la pandemia, impactará de manera más cruel en las espaldas de las mujeres. Por eso está en acción: capacitaciones, talleres, incidencia política ante sus autoridades locales. Nicolasa ha desarrollado su voz en uno de los lugares en que los estragos de los cambios del clima se sienten con más rudeza. 

Con V de Victoria 

Victoria dice que se siente más cómoda hablando en quechua, su lengua materna. Esa lengua que es también un vínculo con su tierra: Ayacucho. Tenía tan solo once años cuando dejó su cielo celeste y su aire puro para venir a la capital del país. Recuerda que le costó muchísimo aprender el español, la escuela no era prioridad pues lo suyo era una necesidad galopante de trabajar para subsistir día a día. Primero trabajos en los que apenas y le daban un almuerzo, trabajo casi en esclavitud sin sueldo. Una niña quechuahablante expuesta a la rudeza e injusticia de la ciudad. Victoria tuvo todo en contra pero también una determinación a prueba de todo. “Yo voy a salir, voy a lograrlo”, primero era el idioma, luego desenvolverse en la ciudad y finalmente ser una líder en su distrito. Hoy ha enfocado sus esfuerzos en traer algo de sus conocimientos ancestrales al árido distrito en que se ha asentado para vivir. La agricultura urbana es una apuesta por generar espacios verdes, producir alimentos para el autoconsumo e incluso una alternativa para generar recursos. Hoy Victoria levanta su voz para hacer visibles los impactos diferenciados del cambio climático en las mujeres y las labores de cuidado invisibles que se incrementan en estos tiempos. Su voz es poderosa por ha sabido vencer toda adversidad para sostenerla. 

Datos sobre brechas de género

  • Al año 2020, en Lima Metropolitana el 40% de las mujeres de 14 y más años de edad no tienen ingresos propios, cifra superior al 24,8% en hombres (INEI, 2020).
  • En relación al tiempo destinado al trabajo doméstico no remunerado, la Encuesta Nacional de Tiempo (ENUT) señala que las mujeres dedican 23 horas con 34 minutos más que los hombres a nivel nacional (INEI, 2010).
  • El incremento de la carga doméstica y la reducción de empleos y salarios afectaron especialmente a las mujeres en la pandemia por Covid-19. De tal manera, los impactos del cambio climático pueden acentuar la desigualdad de género ya existente.
  • A nivel de San Juan de Miraflores, la tasa de analfabetismo es mayor en mujeres (3.5%) que en hombres (0.9%), según INEI 2017
  •  A nivel de Villa María del Triunfo, la tasa de analfabetismo es mayor en mujeres (3.5%) que en hombres (1%).
  • A nivel de Villa El Salvador, la tasa de analfabetismo es mayor en mujeres (3.1%) que en hombres (0.8%), según INEI 2017