Por Mya Sánchez

Las reuniones familiares navideñas suelen ser espacios de censura y autocensura para las personas LGTBIQ+. FOTO: Cottonbro

La familia es la temática central durante las fiestas de fin de año, pero es también esa figura que para muchas personas disidentes representa violencia y censura. Ante ello, La Antígona conversó con especialistas de Más Igualdad Perú sobre recursos y respuestas rápidas que aparecen como salvavidas en caso de marea alta.

Unión familiar, cánticos y regalos. Eso es lo que Ariel* ve a su alrededor cada vez que se acerca Navidad. Su hermana menor está emocionada porque, en esta oportunidad, —después de dos años— verá nuevamente a parte de su familia extendida. Sin embargo, para Ariel significa otra cosa: tendrá que afeitarse la barba que adora y en la que había invertido tanto tiempo y lágrimas. Su mamá no iba a querer que sus abuelos y tíos sepan lo que toda la cuarentena había logrado ocultar: que su hijo es un hombre transgénero.

Mientras que para algunas personas las fiestas de fin de año son motivo de celebración, para otros es sinónimo de caretas y soledad. Esto, aunado a las de por sí graves consecuencias que ha tenido el aislamiento por COVID-19 en la salud mental de la comunidad LGTBIQ+, hace que estas fechas sean especialmente difíciles para las personas disidentes. 

“Desde el Botiquín Emocional Arcoiris de Más Igualdad, hemos visto que durante la pandemia, a falta de espacios sociales de encuentro con personas con las que tienen algo en común, muchos han ido explorando su identidad u orientación solos. Una cosa es estar solo en tu casa con tu familia, y otra es estarlo en tu cuarto porque no te aceptan o te violentaron. O quizá ni siquiera tienes un cuarto porque te han botado de tu casa”, explica Geraldine Guzmán, coordinadora del referido servicio gratuito de primeros auxilios psicológicos para personas LGTBIQ+.

Muchos de ellos prefieren pasar las fiestas con su familia escogida. (FOTO: Rodnae)

A diferencia de Ariel, Santiago* no le ha contado a nadie de su familia que le gustan los chicos. Para él, su verdadera familia son los amigos a los que él escogió, pero sabe perfectamente que su padre no aceptaría que ellos asistan a la cena navideña en su casa.  

“Tenemos que recordar que la familia suele ser uno de los espacios más violentos y discriminatorios contra esta población, especialmente cuando son jóvenes. Cuando hablamos de violencia, hay factores de riesgo y uno de ellos son las relaciones de poder. Si  las personas LGTBIQ+ son dependientes, sus cuidadores estarán en una posición de autoridad respecto a ellas”, explica Alex Hernández, presidenta de Más Igualdad.

Santiago teme tener que enfrentarse otra vez a las burlas homofóbicas de sus tíos, que cada año ríen más fuerte al escuchar las imitaciones de una expresión de género que ellos consideran graciosa en los hombres. Para Hernández, lejos de ser humor, es una forma de violencia naturalizada detrás de la que se esconden las personas para manifestar su homotransfobia. 

Asimismo, los contextos familiares suelen ser espacios en los que se refuerzan otro tipo de sesgos, como los estereotipos de género y los cánones de belleza. Esto también afecta de manera particular a las personas disidentes. “Algunas personas que han pasado por transiciones hormonales o de otro tipo, tienen que básicamente disfrazarse de un género con el que no se identifican. La violencia también pasa por la corporalidad”, comenta Guzmán, también coordinadora de educación e incidencia social de la asociación.

Este deseo de “dar una buena imagen” frente a la familia extendida, que encuentra su explicación en la heteronorma, precisa Hernández, lleva finalmente a la censura. Pablo* lo sabe bien. A pesar de que su mamá parece no tener problemas con su orientación sexual, le ha pedido expresamente que su abuela no se entere de la misma. “Es contradictorio. No sé si realmente ha habido algún cambio y no veo ningún esfuerzo por buscar información”, relata él. Para Hernández, este tipo de condiciones representan una vulneración a los derechos de expresión de identidad y personalidad.

Y si bien muchas veces los ataques no son directos, el contexto sigue sin ser seguro para las disidencias, por lo que algunos optan por la autocensura. “Es muy común y no es culpa de la persona. Las reacciones de la familia pueden llegar a la expulsión del hogar, así que el clóset a veces sirve para protegerse de agresiones de terceros, pero incrementa los problemas de salud mental”, afirma la presidenta de Más Igualdad.

Es así que las fiestas de fin de año terminan reproduciendo numerosas dinámicas violentas, como los regalos basados en estereotipos de género que, si se entregan con la intención de influir en los gustos, orientación sexual o identidad de género de quien lo recibe, adquieren el mismo cariz que las terapias de conversión, opina Guzmán. 

El problema con estos eventos, comentan las especialistas, radica en que el valor de la familia de sangre y de la reconciliación se convierten en la norma, a pesar que no sean espacios seguros para las personas LGTBIQ+. “Esto puede ser violento y revictimizante para ellos”, concluye Guzmán.

Estragos en el bienestar

La pandemia ha recrudecido la ansiedad, depresión, estrés postraumático e incluso ideación suicida, afectando de manera particular a la comunidad LGTBIQ. (FOTO: MartProduction)

No es de sorprender entonces que el contexto propio de esta temporada pase factura en la salud mental de las personas de la comunidad LGTBIQ+. La delicada situación es tal que, según cuenta Guzmán, desde Más Igualdad han visto cómo los índices de depresión, ansiedad y estrés postraumático han recrudecido, al igual que los casos de ideación suicida, que aumentaron en diciembre, y que han sido derivados a sus aliados del Centro Peruano de Suicidología y Prevención del Suicidio Sentido.

Cuando se trata de agresiones físicas o psicológicas, los efectos son más predecibles. “Lo que se hace es desestimar y desvalorizar su identidad y su expresión desde algo tan humano que es la vinculación afectiva y sexoafectiva en un contexto en el que está sobrevalorado el concepto que nos venden de familia, lo cual puede ser aún más violento”, explica la especialista.

La imposibilidad de ser auténtico en un contexto familiar acarrea sentimientos de insuficiencia e inadecuación, al punto de sentir incluso que la propia identidad se debe a una patología. “Es negarte a ti y todo lo que te involucre, quitarte tu humanidad. Reducirte a tu orientación sexual o identidad de género, y creer que eso te impide tener vínculos humanos, románticos, tener un proyecto de vida o básicamente ser una persona”, añade.

Además, que los familiares mantengan en secreto estos aspectos de la vida de una persona LGTBIQ+ no es tan inofensivo como parece, pues es una agresión que involucra a terceros. “Se le dice a la persona ‘tienes que mentir por mí’ y además le quitan la oportunidad de encontrar posibles sistemas de apoyo”, explica Guzmán. 

Hernández agrega que este es un acto discriminatorio. “No se puede aceptar a las personas con condiciones. Censurar para evitar disgustos es básicamente decirle a la persona que es más importante cómo se sienten los demás que cómo se sientes ellas”, sentencia. Finalmente, entrar y salir del clóset como estrategia de supervivencia es también violento.

Salvavidas en la emergencia

Mientras que para algunas personas es sencillo defenderse en situaciones de vulneración, para otras no. En la opinión de las especialistas, esto depende mucho de los recursos con los que cuente cada individuo, porque en muchos casos esto puede exponerlos a mayor violencia o exponer sus identidades cuando no lo desean. 

Las familias escogidas, como las parejas, no suelen ser bienvenidas en las cenas navideñas en familias homofóbicas. (FOTO: Tirachardz)

Las personas LGTBIQ+, explica Guzmán, muchas veces sobreviven en base a estrategias que les permite perdurar en ciertos espacios incómodos hasta obtener mayores recursos para salir de ellos. Así, mientras algunos —por ejemplo— prefieren no festejar Navidad o Año Nuevo para no exponerse a eventos violentos, otros optan por reivindicar su derecho a participar y disfrutar de una cena como merecen.

En ese sentido, la psicóloga precisa que no existe fórmula perfecta para actuar en estas fechas, y recomienda, en su lugar, trabajar en la afirmación para recordar el motivo por el cual se está o no haciendo algunas concesiones y esfuerzos. De igual manera, las redes de apoyo virtuales han adquirido un rol importante en el contexto pandémico.

Es así que desde Más Igualdad se están incorporando recursos para salvaguardar el bienestar emocional de la comunidad LGTBIQ+ peruana en este contexto. Una de sus primeras estrategias será gestionar una Cena Navideña Virtual mediante un canal de Telegram, donde a través de actividades y herramientas, un grupo de psicoterapeutas acompañará a quienes lo necesiten durante la velada del 24 de diciembre.

Algunas organizaciones como Más Igualdad vienen gestando iniciativas para otorgar recursos a las personas disidentes en este contexto.

Asimismo, han llevado a cabo un taller virtual de Autocuidado Para Navidad el pasado domingo, y realizarán uno similar para Año Nuevo el 29 de diciembre a las 9:00 p. m., donde además de establecer resoluciones para el 2022 con los participantes, se buscará sostener aquellas emociones que hayan podido surgir a partir de las fiestas navideñas. Las inscripciones se pueden hacer en el enlace: https://www.masigualdad.pe/autocuidado-fiestas 

Por otro lado, gracias al fondo económico recientemente otorgado por la Embajada de Suiza, el equipo de especialistas en salud mental de Más Igualdad provee atención gratuita, inmediata y personalizada a quienes lo necesiten a través del WhatsApp del Botiquín Emocional Arcoiris. Para conocer los horarios y condiciones, ingresar al enlace: https://www.masigualdad.pe/botiquin 

“Empezamos nuestro trabajo de salud mental porque siempre ha sido primero un enfoque de trabajo interno. Pero, en el 2018, realicé un estudio exploratorio y encontré que los problemas de salud mental se incrementan en la población LGBT, que la atención en salud mental es terrible, que no hay capacitación y que hay muchos prejuicios. Con esa información, planteamos iniciativas desde la incidencia política a través de proyectos de ley, pero también con un directorio de profesionales de salud mental capacitados para atender a esta población y con el Botiquín Emocional Arcoiris”, sostiene Hernández sobre el trabajo que vienen realizando y que busca llegar a cada vez más personas.

Manual de protección

Tomando en cuenta que estamos frente a épocas duras para algunos, las especialistas dieron algunas recomendaciones. Las primeras de ellas están dirigidas a los familiares y aliados de personas disidentes:

  1. “Hay que acogerse a la rabia”, dice Guzmán. Alzar la voz cuando atestiguamos hechos de violencia homolesbotransfóbica es la mejor manera de participar en la lucha, principalmente por la revictimización y desgaste emocional que experimentaría una persona LGTBIQ+ al defenderse.
  2. Consultar a los familiares LGTBIQ+ si se sienten cómodos con las personas que asistirán a las reuniones. En muchas ocasiones, explica Hernández, los integrantes de la familia extendida pueden no ser personas seguras para ellos por manifestaciones previas de homotransfobia.
  3. Respetar sus maneras de vestir, presentarse y brindarles la tranquilidad de que no habrá censura contra ellos.
  4. Respetar las manifestaciones religiosas de cada uno. En muchas ocasiones, la relación entre las personas LGTBIQ+ y la religión es ambigua por los discursos que desde la Iglesia se han sostenido históricamente, por lo que es entendible que muchos de ellos no deseen ser partícipes de los eventos religiosos en el marco de la Navidad.

Para las personas de la comunidad LGTBIQ+, el autocuidado es la respuesta:

  1. Acérquense a las organizaciones LGTBIQ+ que están lanzando recursos e información para que estos eventos sean menos dañinos.
  2. Guzmán recomienda no sentirse obligados a pasar estas fiestas en espacios donde se sientan violentados. Debido a que la mayoría de personas disidentes cuenta con una familia escogida, permanecer con ellos es siempre una opción. 
  3. En caso de tener que hacerlo, se puede optar por diversas técnicas de afirmación. Una de ellas, sugiere, es escribirse a sí mismos una carta de Felices Fiestas, para agradecer la manera en la que están lidiando con estas fechas y leerla en momentos de vulnerabilidad. “El concepto de familia, finalmente, empieza en uno mismo”, concluye.

Disclaimer: Si estás experimentando ideación suicida, comunícate a la línea 13, opción 5 o sigue los siguientes pasos: https://www.sentido.pe/necesitas-ayuda 

*Ariel, Santiago y Pablo son nombres ficticios para proteger la identidad de las personas.