Por Diandra García

Desde sus comienzos, en 2017, el Festival Hecho Por Mujeres ha sido un pilar para la disminución de la brecha de género en el audiovisual peruano. En esta nota, Fabiola Reyna, su fundadorx, nos habla de cada año transcurrido.

“Lo hice porque quería ser escritorx”, dice Fabiola Reyna. Cuando decidió estudiar comunicación, sus padres pidieron a sus hermanos que lx convencieran de desistir. “Querían que estudie ingeniería industrial”, se asombra, antes de continuar con la lista de cosas que sí es: comunicadorx, escritorx, fotógrafx, gestorx cultural. Dentro del amplio currículo, destacan tres entes con alma propia: 

  1. La cinta ancha, libro que recoge su experiencia e investigación de la brecha de género en el cine peruano.
  2. El Observatorio de Género y Cultura, incubador de proyectos, investigaciones y herramientas para la reducción de brechas de género en el sector cultural.
  3. El Festival Hecho Por Mujeres, cuya historia se remonta a 2017 y nos conduce a Fabiola y a mí, en febrero de 2024, a una conversación por videollamada.

Hecho por mujeres: un ente vivo este 2024

2017 / Fabiola Reyna propone crear un ciclo de cine peruano hecho por mujeres en sus prácticas profesionales. El proceso fue más engorroso de lo anticipado. “En mi criterio, en mi intuición, sabía que no era porque (las mujeres) no hayan hecho películas, sino que era costoso encontrar información sobre ellas”, afirma Fabiola. Su idea sería la semilla para abordar un problemático elefante en el rubro audiovisual del Perú.

2018 / “Amo el cine feminista”, Fabiola asegura. En eso, no estaba solx. Sus compañeras comunicadoras, también feministas, se sumaron a un proyecto que hoy cumple seis años de vida: el Festival Hecho por Mujeres. Al principio, el enfoque estaba solo en mujeres cis. Después, paulatinamente, la mirada de lxs organizadores se trasladó hacia las disidencias. Hoy, “mujeres” es un nombre que ampara diversxs identidades de género.

2019 / Segundo año. Síntoma de algo asombroso acerca del trabajo de Fabiola: la sostenibilidad. “Tras la acogida de la primera edición ¿supiste que debía continuar?”, le pregunto. Ellx no se toma ni un segundo para contestar que sí, que claro. 

“La brecha de género era un asunto más o menos evidente (en el rubro). Por eso, distintas instituciones nos apoyaron,  nos apoyan hasta el presente. El Centro Cultural de España, por ejemplo, o el Ministerio de Cultura, que nos dio una sede antes de que ganáramos los estímulos siquiera”, comenta Fabiola, con una voz construica con agradecimiento y seguridad. 

“Yo era consciente de que era una iniciativa de largo periodo. Eterno no… En un futuro, el punto es que no exista esta brecha tan grande. Y sí, estamos un poquito lejos. Sin embargo, espero que en unos años… Bueno, estamos viendo bastantes cambios ¿no?”.

2020 / Época de cambios inesperados. Debido a la propagación de la COVID-19, el festival tuvo que cancelarse. Aun así, más tarde, el equipo retomó las labores, con un lente distinto. “Ya no podíamos tener una mirada territorial… (La pandemia) tuvo sus pros y contras. Permitió que personas de distintas regiones no estén obligadas a movilizarse hacia Lima. Por ahí que eso nos acercó un poco”.

El aislamiento puso una nueva reflexión sobre la mesa: la colaboración, la unión de cada miembrx desde sus habitaciones individuales, era esencial para la resiliencia del proyecto. “Nos dimos cuenta de la importancia de nuestra red cercana, de darle espacio a nuestras emociones”.

2021 / Durante la primera edición, la participación de lxs colaboradores fue “muy voluntaria”. En cambio, a partir del segundo año, Fabiola instauró el propósito de que la sede del festival rote entre las diferentes regiones del país. “El afiche tendría que ser, por tanto, de unx ilustradorx de la región, que comparta las luchas del festival, claro”. 

2022 / “Más que un interés profundamente cinéfilo, la motivación de este festival es trans feminista. Usamos el cine como herramienta de activismo”, Fabiola explica. No se trata de un abordaje desde los contenidos necesariamente, sino de una mirada, una forma de reaccionar a las “relaciones de poder y discriminaciones en la sociedad (peruana)”. 

El público de Hecho por Mujeres, desde siempre, ha encarnado esta aspiración. “(Antes) hablábamos desde el binario. Luego, pasé por un proceso de transición personal, (como) el festival, que sigue evolucionando… Cuidarnos es ahora, para mí, una cosa central”.

2023 / El cuidado en el epicentro. En 2023, la trujillana Silvia Arellano tomó la posta como directora de Hecho por Mujeres. “El festival ha sido como mi bebé. Cuesta soltarlo, aceptar que ya crece por sus propios rumbos”, confiesa Fabiola. A su vez, piensa que los modos de trabajar, las experiencias, les han ayudado a anticipar cualquier obstáculo en el camino. 

“Cuando pasó lo de las matanzas durante el gobierno de Dina, teníamos hecha toda la programación. Pero estaba la frustración, la rabia… ¿Qué hacíamos con esa rabia? ¡Nuestro proyecto es sobre derechos humanos! Decidimos que ese espacio debía contribuir”. Así, el festival respondió a los mismos dolores que lxs peruanxs. Para Fabiola, aquello es fundamental. “(Hecho por mujeres) es un ente vivo. Somos un medio para la raboia también, creo que eso es muy bonito”.

2024 / Sexta edición. Del 8 al 16 de marzo. En Trujillo, Lima, Chiclayo, Piura. Una agenda de actividades de formación, encuentros, exhibiciones, con las diversidades queer como base. Cuatro secciones de competencia: cortometrajes, cortometrajes universitarios, cortometrajes experimentales y largometrajes. Una curaduría llamada Disidencias, realizada por Lorena García (programadora del festival) pensada en 3 vertientes: la representación del cuerpo femenino en escenarios de conflicto, la apropiación disruptiva del archivo y el cine desde la amistad.

De hecho, para el Festival Hecho por Mujeres, lxs amistades han sido algo vital. “Se mezcla lo laboral y lo amical. En el equipo, hay que entender, no solo hacer. Todavía es retador liderarlo, todavía tengo muchas dudas”, Fabiola admite. 

El Cine Chimú, lo laboral, lo amical

En esa línea, le revelo a Fabiola que, para mí, resulta en verdad significativo que la sede principal de esta sexta edición sea el Cine Chimú de Trujillo, uno de los centros culturales más históricos de la ciudad. “Tiene un pasado de pornografía incluso, me parece muy poderoso que hoy sea un espacio de resistencia”. Fabiola asiente. Al replicar, ingresa a una de las zonas limítrofes entre lo laboral y lo amical: la familia.

“Mi papá es de la sierra de La Libertad, de Lucma (Gran Chimú). Le conté que haríamos el festival en el Cine Chimú… ‘¿Lo conoces?’, pregunté. ¡Obviamente sí!’, dijo. (Mis padres) han aprendido, han tenido la intención de aprender acerca de lo que hago. Asisten a todas las ediciones del festival, siempre en primera fila”, espeta, de nuevo, con aquella fortaleza y gratitud.

En ese momento, me percato del corazón en lo que Fabiola y el festival hacen: los lenguajes. Más precisamente, lxs lenguajes. El audiovisual, la escritura, la poesía, la memoria.. En palabras de Cristina Peri Rossi, Hecho por mujeres es para el cine peruano, para Fabiola y para nosotrxs, todxs lxs mujeres, “nuestra forma particular de cambiar la ley de los hombres”.