POR AYLINN SIÑAS
Entre enero y agosto del 2021, la Defensoría del Pueblo reportó más de 4,000 casos de violaciones sexuales a niñas y adolescentes. Los números de embarazos infantiles y juveniles siguen en aumento, y a pesar de que existen lineamientos para comenzar una Educación Sexual Integral, en muchas comunidades educativas, la ESI sigue siendo un tema tabú.
El término “educación sexual” puede escandalizar a muchos, incluso existe un sector de la población peruana que piensa que se reduce a solo hablar de sexo y la genitalidad. Sin embargo, la Educación Sexual Integral (ESI) es mucho más que eso: es un espacio de aprendizaje que atraviesa distintas áreas del desarrollo humano y requiere un trabajo articulado de distintas organizaciones como los colegios, los centros de salud, las familias, etc.
Según la Unesco, la ESI es un proceso de enseñanza en torno a la sexualidad dirigido principalmente a niños y jóvenes, el cual busca dotarlos de conocimientos que les ayudarán a disfrutar de su salud y bienestar, entablar respetuosamente relaciones sociales y sexuales, así como proteger sus derechos.
Es decir, la ESI no busca ideologizar a la juventud, sino que pretende generar conciencia en torno los derechos sexuales y reproductivos, comportamientos sexuales, autopercepción, orientación sexual, prevención de embarazos o enfermedades de transmisión sexual, entre otros conocimientos fundamentales en torno a la salud.
El 3 de junio, el Ministerio de Educación (Minedu) aprobó los Lineamientos de Educación Sexual Integral para la Educación Básica mediante la resolución viceministerial Nº 169-2021-MINEDU. La finalidad de los lineamientos son la implementación de la ESI en las instituciones educativas públicas y privadas para “permitir la vivencia de la sexualidad de manera segura, responsable y saludable”.
No obstante, a la fecha aún hay comunidades educativas en las que los lineamientos no son tomados en cuenta. La campaña “#EsHoraDeCumplir”, iniciada por jóvenes estudiantes de distintas regiones, colectivos juveniles y organizaciones, busca que el Minedu brinde informes sobre las medidas que se han venido tomando para garantizar la ESI en las instituciones educativas.
Esta medida tomada por dichos grupos sociales es entendible, debido a que las y los estudiantes quieren gozar de su derecho a recibir esta información fundamental por parte de sus docentes, quienes muchas veces no reciben una capacitación adecuada en materia de igualdad y género.
“Con esta herramienta tan fundamental es que nosotras como adolescentes podemos desarrollarnos de una manera realmente segura confiable y garantizando que nuestros derechos sean cumplidos”, señaló Jamilee Tello, miembro de la organización juvenil Formando Líderes Adolescentes en Villa el Salvador (FLA-VES), en el programa 90 Segundos en Latina Noticias. La aplicación de la ESI es un factor importante para el cambio de un panorama desolador que aqueja a muchos peruanos hoy en día.
Una realidad alarmante que debemos enfrentar
La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar del 2020, elaborada por el INEI, reveló que, durante el año pasado, el 8.3% de adolescentes peruanas entre 15 a 19 años estaban embarazadas o ya eran madres, problemática que principalmente afectaba a las jóvenes de áreas rurales.
Es importante señalar el área en la que se dan la mayoría de los embarazos adolescentes, ya que muchas de estas chicas deben dejar sus estudios, algunas por tiempo indefinido y otras permanentemente, lo que trae como consecuencia una futura vida laboral mermada, así como el riesgo de un posible ciclo de pobreza.
Según el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo en Línea (CVN), sistema web elaborado por el Ministerio de Salud (Minsa) y el Registro Nacional de Identidad y Estado Civil (Reniec), en lo que va del 2021, se han registrado ocho nacimientos en niñas de 0 a 10 años. Durante el 2019, la cifra se elevó a nueve y en el 2020 casi se triplicó, pues alcanzó los 23.
Según el mismo registro, durante el 2021, la cantidad de niñas entre 11 a 14 años que registraron sus partos fueron 926. Loreto, Lima y Ucayali son las regiones con mayor cantidad de nacimientos registrados con 161, 119 y 114 respectivamente. La cifra de las adolescentes entre 15 y 19 años que registraron sus partos durante este año es de 36.359.
Es necesario recordar que no se podría utilizar estas cifras para conocer la cantidad total de niñas y adolescentes que quedaron embarazadas estos años, debido a que no se contabiliza a aquellas que abortaron o no lograron inscribir oficialmente a sus hijos por llevar partos extrahospitalarios.
También es lamentable observar que los partos realizados por menores de edad se han mantenido durante la pandemia, ya que muchas de estas niñas se quedaron en sus casas debido al confinamiento y fueron víctimas de violencia sexual por parte de sus propios familiares, por ello es importante que los estudiantes sepan reconocer las situaciones de riesgo, para evitar ambientes de violencia y abuso.
La Defensoría del Pueblo señaló que “del 1 de enero al 31 de agosto de este año, se atendieron 4151 casos de violación sexual de niñas y adolescentes mujeres”. El organismo recordó que muchas menores ven afectado su desarrollo y proyecto de vida debido a su edad y género, por lo cual resulta urgente prevenir estos casos.
Las estadísticas demuestran que la situación problemática y crítica que vive el país necesita de un Estado que tome un rol activo en el fomento de la ESI. Muchos jóvenes no sabrán defender sus derechos y prevenir violencia sexual o de género o embarazos no deseados si no se les enseña en las aulas la importancia del sano desarrollo de su sexualidad.