Por Arleth García
El 11 de agosto de 1954, fue un día importante para todas las mujeres mexicanas. El país azteca, reafirmaba su compromiso con la Convención Interamericana. El propósito era que mujeres y hombres tuvieran los mismos derechos en sociedad. Esta ratificación ha permitido la creación de organizaciones feministas que velan y luchan por los derechos de las mujeres.
En el año 1948, la Organización de los Estados Americanos, en el marco de la Novena Conferencia Internacional Americana celebrada en Bogotá (Colombia), suscribió a petición de la recién creada Comisión Interamericana de Mujeres (CIM/OEA), el primer instrumento internacional que reconoce igualdad de derechos civiles entre hombres y mujeres. Sin embargo, no fue hasta el 11 de agosto de 1954 que México ratificó su participación.
Se registraron, entonces, los nombres de los firmantes. Por El Salvador, Héctor David Castro, Héctor Escobar Serrano, Joaquín Guillén Rivas, Roberto E. Canessa; tras ellos firmaron los países de Honduras, Guatemala, Chile, Uruguay, Cuba, República Dominicana, Bolivia, Perú, Nicaragua, México, Panamá, Paraguay, Costa Rica, Ecuador, Brasil, Haití, Venezuela, República Argentina, Colombia.
La Real Academia Española (RAE) señala que los Derechos Civiles son el conjunto de libertades básicas de las personas. Estos, protegen intereses individuales y conforman una posición constitucional del individuo frente al Estado. Asimismo, abarcan los derechos a la vida, a la integridad personal, a la igualdad ante la ley, o a la libertad y seguridad personales.
La situación de la mujer en una sociedad que tiene por misión proteger las libertades individuales y sus facultades civiles, políticos y sociales ha sido un proceso complicado y lento. La mayoría de derechos alcanzados a lo largo del siglo XX se han conseguido por la organización de grupos de mujeres. Los obstáculos no han sido pocos. La historia de las mujeres mexicanas marca un lamentable hecho: muchas hemos sido marginadas de la escena política.
“Que habiéndose concedido los derechos políticos a la mujer, como consecuencia natural y lógica debe de concederle también los derechos civiles.”
Pasaron años y la Revolución Mexicana -consecuencia del descontento hacia la dictadura de Porfirio Díaz– se dio. Sin embargo, aún no éramos incluidas para participar en el Congreso Institucional de 1917. Este, era el órgano electo para redactar una nueva constitución para México de diciembre de 1916 a enero de 1917. Dicho proceso ocasionó que nos viéramos invalidadas del derecho al voto la primera mitad del siglo XX.
Debido a estos impedimentos, las mujeres se comenzaron a organizar y surgieron las primeras sufragistas de México. En su mayoría, eran mujeres de clase media. Ellas fueron las creadoras del Primer Congreso Feminista de Yucátan en 1916 y en 1935 el Frente único pro Derechos de la Mujer. Movimiento que exigía el derecho al voto.
Recién en 1947, 12 años después, obtuvimos el derecho al voto y al poder presentarnos como candidatas en las elecciones municipales. Asimismo, en 1953, se decide dar plenitud a los derechos políticos de las mujeres. Esto, gracias a que se estableció la calidad de ciudadanía a las y los mexicanos sin importar su sexo. Fue un hecho histórico pues significó tener el derecho a votar y ser votadas en el ámbito Estatal y Federal. Todo a través de una reforma al artículo 34 de la Carta Magna. Griselda Álvarez Ponce de León, maestra, escritora y política, se convertiría en la primera mujer votada como gobernadora en Colima.
En 1954, México ratificó su participación en la concesión. No hubo acciones para equiparar el goce y ejercicio de los derechos civiles sino hasta 1970. En este año, una nueva ola del feminismo con la creación de Mujeres en Acción Solidaria se empezó a hacer notar. Cuatro años más tarde, el Movimiento de Liberación de la Mujer siguió sus pasos. Y al año próximo de ese, quedó asentado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el reconocimiento a nuestra igualdad jurídica.
La historia de lucha no terminaría ahí. En 1976, seis colectivas se juntaron para formar la Coalición de Mujeres Feministas, grupo que se concentró en exigir el derecho al aborto legal y gratuito. Asimismo, luchó contra la violencia hacia la mujer. Un año después, se creo el Frente Nacional de Lucha por la Liberación y los Derechos de las Mujeres. Y posteriormente, en 1982, la Red Nacional de Mujeres. Uno de los más importantes grupos fue la Coordinadora de Mujeres “Benita Galeana”, impulsada por 17 grupos de activistas.
ONU Mujeres asegura que México, ha logrado un avance significativo para alcanzar los derechos de las mujeres y la igualdad de género. Resaltan su lucha en tres áreas fundamentales a nivel federal: el fortalecimiento del derecho interno para asegurar la igualdad entre mujeres y hombres, una fuerte institucionalidad de género, y el incremento de los recursos públicos etiquetados a la igualdad de género.
Nuestra participación, se reconoció en las elecciones presidenciales del 2018. El Instituto Nacional Electoral (INE) registró que 62.3% del electorado acudió a emitir su voto. El estudio, confirma que las mujeres votaron más que los hombres. Las cifras indican que 66.2% de mujeres contra 58.1% de hombres. Una diferencia de ocho puntos porcentuales. La mayor participación de mujeres fue en las edades jóvenes y adultas hasta los 64 años.
Asimismo, un total de 12 entidades se situaron en alto grado de participación, con porcentajes entre 62.6% y 75.4%. Entre las que se ubican siete con elección de gubernatura (Chiapas, Jalisco, Morelos, Veracruz, Puebla, Nayarit, Tabasco) y Ciudad de México, donde se eligió la Jefatura de Gobierno.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó que en la Constitución Política, se reconoce, en primer lugar, que: “La mujer y el hombre tienen iguales derechos y oportunidades”. Y sobre todo que ninguna mujer podrá ser sometida a ninguna clase de discriminación.
La ratificación fue firmada hace sesenta y siete años. Hoy, ante la consigna estipulada en la carta de “que la Mujer de América, mucho antes de reclamar sus derechos, ha sabido cumplir noblemente todas sus responsabilidades como compañera del hombre”, las mujeres mexicanas y de toda América Latina y el Caribe reclaman. Ellas son quienes han demostrado que la lucha por su reconocimiento, valía e independencia va más allá de las normas patriarcales. Ellas, valientes y firmes, han encontrado la forma de poder ejercer libremente sus facultades políticas. Y sobre todo, han logrado participar activamente en la toma de decisiones para ejercer su derecho humano fundamental: la igualdad de género.