Por Muy Waso
Este artículo fue originalmente escrito y publicado por Muy Waso
Este riesgo también está presente durante el embarazo. Además, los productos de las violaciones enfrentan un riesgo 50% superior de mortalidad prenatal o de morir en las primeras semanas de vida. En Bolivia existen antecedentes recientes.
Los embarazos infantiles forzados no salvan ninguna vida, las ponen en situaciones de mayor peligro y violencia. Son una forma de tortura.
Bajo el lema de «salvemos las dos vidas» la cúpula eclesiástica boliviana y movimientos antiderechos obligan a una niña de 11 años a seguir con un embarazo provocado por una violación.
Sin embargo, diversos estudios, informes y reportes internacionales confirman que cualquier embarazo o parto infantil es de alto riesgo. Mientras menor sea la edad de la embarazada, mayor es el peligro.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las mujeres de 15 a 19 años en todo el mundo.
Otro reporte del mismo organismo confirma que el mayor riesgo de mortalidad materna corresponde a adolescentes menores de 15 años. Allí también se puede leer que la probabilidad de que una mujer de 15 años acabe muriendo por una causa materna es de una en 180 (en países en desarrollo).
La organización Plan International, por su parte, advierte que las niñas de entre 10 y 14 años tienen cinco veces más probabilidades de morir durante el embarazo o el parto.
Una cifra similar se registra en Perú. Datos del Seguro Integral de Salud de ese país, difundidas en una cartilla del proyecto Niñas No Madres, las menores entre esas edades tienen cuatro veces más riesgo de morir durante el parto que una mujer adulta.
Los embarazos infantiles forzados no salvan ninguna vida, ponen en riesgo la vida de niñas y revictimizan a aquellas que sufrieron abusos sexuales.
Riesgos para los recién nacidos
En los casos en los que se obliga a niñas y adolescentes no solo afecta la salud de las embarazadas. También implica riesgos para los fetos y neonatos.
Según Plan Internacional, la tasa de mortalidad de los recién nacidos de madres menores de 19 años es aproximadamente un 50% superior.
Esta información es corroborada por una publicación de la ONU, especialmente cuando se trata de países de ingresos bajos y medianos.
Este documento apunta que los productos de embarazos en menores de 20 años enfrentan un riesgo 50% superior de mortalidad prenatal o de morir en las primeras semanas de vida, respecto a los fetos y neonatos de mujeres de 20 a 29 años.
«Cuanto más joven sea la madre, mayor el riesgo para el bebé», apunta el reporte publicado en enero de 2020.
Además, los recién nacidos de madres adolescentes tienen una mayor probabilidad de registrar peso bajo al nacer. Esto implica una serie de riesgos con efectos a largo plazo.
Entre las principales complicaciones que ponen en riesgo la vida y salud de menores embarazadas y productos del embarazo especialistas apuntan partos prematuros, hemorragias, eclampsia, preeclampsia, endometriosis puerperal e infecciones sistémicas.
Como ejemplo, en 2019 otra niña de 12 año víctima de violación sufrió complicaciones durante el parto. Como consecuencia, ingresó en estado de coma y hubo muerte fetal.
20 años antes, en 1999, una jueza le negó la Interrupción Legal del Embarazo a una niña de 11 años víctima de violación. El bebé murió antes de cumplir un año, según rememoró la periodista Beiby Vaca.
Hace casi un año, en octubre de 2020 y también en el departamento de Santa Cruz, otra víctima de estupro y violación de 14 años murió por complicaciones del parto. En este caso, además, la menor y su familia no tuvieron acceso a atención médica oportuna.
Las periodistas Zulma Alanes y Yolanda Salazar publicaron en 2016 un reportaje en el que dan cuenta de la situación. En él denuncian que la mortalidad materna en menores de 19 años es muy frecuente en Bolivia. Pese a la situación, apuntan en la publicación, «los registros oficiales son aun escasos, incompletos e inexistentes en varias regiones del país».
Los embarazos de niñas y adolescentes en Bolivia marcan cifras rojas desde hace varios años. El país tiene los peores indicadores de América Latina, la única región del mundo en la que los partos en menores de 10 a 14 años está en ascenso.