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Durante el periodo de aislamiento social obligatorio, doce mujeres fueron asesinadas y 557 se reportaron como desaparecidas.

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Las medidas de confinamiento para evitar la propagación del coronavirus trajeron una consecuencia indeseada: el aumento de la violencia hacia las mujeres.  Durante el periodo de aislamiento social obligatorio, doce mujeres fueron asesinadas y 557 se reportaron como desaparecidas. 

La noche del primero de mayo, Yadi Gabriela Fernández (22) cenaba junto a su conviviente, Richard Cárdenas (36), cuando se inició una discusión que se tornó violenta. Cárdenas atacó con un cuchillo a la madre de su hijo, hasta asesinarla. El asesino huyó de la escena del crimen, y pocas horas después su víctima fue encontrada por sus vecinos, en la provincia de La Concepción, en el Cusco. Al igual que Yadi otras once mujeres han sido víctimas de feminicidio durante el Estado de emergencia.

​En medio de la pandemia por el avance del COVID-19, el enemigo más latente ha seguido en casa. La cuarentena ha obligado a miles de mujeres a permanecer confinadas junto a su agresor y una de las consecuencias de este encierro ha sido el aumento de la violencia de género. Durante casi tres meses, el país ha quedado paralizado; sin embargo, la violencia no: doce mujeres fueron víctimas de feminicidios, existieron 25 tentativas, y más de 7066 hombres fueron detenidos por agresiones.

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Según el último reporte del Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público, de las doce víctimas de feminicidio, diez de estos casos se trataron de feminicidios íntimos. Esto quiere decir que los feminicidas fueron hombres cercanos a la víctima, parejas o exparejas con quienes compartían su entorno familiar: (4) convivientes, (3) ex conviviente, (1) enamorado, (1) ex enamorado, (1) pareja sentimental.

Además, durante el estado de emergencia, la Defensoría del Pueblo reportó 557 mujeres y niñas desaparecidas. Solo en mayo se produjeron 234 de estas desapariciones, un incremento del 30% respecto al mes de abril. Esto significa que cada tres horas una mujer desaparece en nuestro país. Del total, 355 son menores de edad. ¿Dónde están ellas?

Ante la imposibilidad de salir a las calles, la vía telefónica se convirtió en la alternativa más utilizada para clamar ayuda. La línea 100, creada por el Ministerio de la Mujer para denunciar agresiones, registró más de 28 mil llamadas, lo que significa un aumento del 39% respecto a periodos anteriores.

SI NO ES GRAVE, SIGUES EN CASA

Si antes del confinamiento ya era difícil para una mujer denunciar, el aislamiento social obligatorio decretado por el Gobierno ha reducido el acceso a los canales de apoyo. Las circunstancias actuales limitan aún más. Según la Organización de Naciones Unidas, menos del 10 % de víctimas de violencia doméstica acuden a la policía.

Otro de los impedimentos es que los mecanismos de las autoridades se limitan a tomar acciones eficaces únicamente frente a las agresiones graves, mientras que en los casos leves las víctimas permanecen expuestas a su agresor. Para la adjunta de los derechos de la mujer de la Defensoría del Pueblo, Eliana Revollar, todos los casos de violencia deberían ser considerados como graves durante el Estado de Emergencia. 

«La línea 100 ha sido diseñada para atender casos graves de violencia. Hemos visto desde la Defensoría que esto no está funcionando porque por confinamiento todas las situaciones de violencia deberían ser consideradas de gravedad”, señaló Revollar.

Asimismo, indicó que las víctimas no pueden quedar expuestas a continuar siendo violentadas. “Si llaman a reportar un caso de violencia física leve en la línea 100, te piden que cuando pase la cuarentena te acerques a la comisaría a poner tu denuncia. Esto expone a la víctima a que conviva con su verdugo”, agregó.

Para los casos extremos, las mujeres violentadas son trasladadas a refugios temporales. Durante el aislamiento social, 58 víctimas han sido llevadas a estos hogares. Sin embargo, estas sedes son escasas y no se dan abasto para recibir a un gran número de personas, indicó la representante de la defensoría.

Ante las alarmantes cifras durante el confinamiento, el Gobierno emitió a finales de abril el decreto legislativo Nº 1470 que dispone que todos los casos de violencia contra la mujer deben ser reportados como urgentes y deben ser atendidos con inmediatez durante el periodo de emergencia sanitaria. El decreto simplifica el procedimiento para que las mujeres en riesgo cuenten con medidas de protección de forma oportuna en un plazo no mayor a 24 horas, prescindiendo de la realización de audiencias.

SEGUIMIENTO SOLO A CASOS URGENTES

En este contexto, la Fiscalía de la Nación dispuso la recepción de denuncias de violencia contra las mujeres y los integrantes de grupos familiares vía whatsapp y correo electrónico. A través de una resolución, señaló que los 34 distritos fiscales del Perú recibirán denuncias utilizando servicios tecnológicos, destinado a víctimas que permanecen confinadas sin alternativa a acercarse a una comisaría. Esta medida fue aprobada ante los casos de feminicidios reportados durante el aislamiento.

José Luis Huarhua, el fiscal provincial especializado en casos de violencia contra la mujer e integrantes del grupo familia, detalló a La Antígona que, para realizar una denuncia, la víctima debe dejar sus datos a través de las vías virtuales. Si cuenta con evidencia, como fotografías de agresiones físicas, puede dejarlas como evidencia.

La fiscalía recepciona todo tipo de denuncias de violencia. Sin embargo, debido a la pandemia, la fiscalía solo da seguimiento a las que son graves y urgentes. En el caso de agresiones leves, los plazos legales han sido suspendidos, lo cual significa que no hay una tramitación regular del proceso, y la víctima debe retornar a casa junto a su agresor.

Huarhua sostiene que es necesario denunciar así sean casos leves, las denuncias son necesarias para dejar constancia de las agresiones, y si son reiterativas, aplicar medidas de protección para las víctimas y eventualmente pedir una prisión preventiva para reincidentes.

Según detalla el fiscal provincial, el perfil de las víctimas de feminicidios son mujeres de 25 a 35 años, en su mayoría amas de casa y que hay hijos de por medio. En la mayoría de los casos la dependencia económica es un factor clave para que las mujeres continúen sometidas frente a su agresor.

“¿Por qué mata este sujeto a la mujer? La explicación que brindan los psicólogos y especialistas con lo que trabajamos es que el machismo está interiorizado en la sociedad, tenemos arraigado el machismo, los estereotipos de género y el poder del hombre sobre la mujer… El sujeto se cree superior, piensa que la mujer es de su pertenencia “si tú no estás conmigo no eres de nadie. En la mayoría de los casos los celos son el móvil” agregó. 

VIOLENCIA EN AMÉRICA LATINA: LA OTRA PANDEMIA

El confinamiento por coronavirus no solo ha ocasionada una escalada de violencia a la mujer en Perú, sino que también a nivel del América Latina, un territorio donde antes de la pandemia ya 20 millones de niñas y mujeres ya eran víctimas de violencia física y sexual.

En México, el país que presenta los índices más críticos de violencia en la región, los feminicidios han cobrado más vidas que la pandemia por el coronavirus. Desde que se reportó el primer caso de COVID-19, el 28 de febrero, hasta el 13 de abril, 317 mujeres murieron en manos de su agresor, mientras que 100 fallecieron a causa del coronavirus, según la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana del País. 

La especialista mexicana Ariana Lourdes Rodríguez Gonzáles, quien pertenece al Centro de Estudios de Género de la Universidad Autónoma de México, explicó que los abusos durante la cuarentena se incrementan debido a que “el hombre al no tener espacios con quien comprobar su masculinidad, se desquita con las mujeres, por eso es que se incrementa el tema de la violencia contra la mujer y las niñas durante el confinamiento”. Además, precisó que cada mujer enfrenta de manera personal esta situación.

La escalada de violencia también se ha disparado en otros países latinoamericanos. En Argentina 18 mujeres fueron asesinadas en los primeros 20 días de su cuarentena y las líneas de ayuda aumentaron sus llamadas en un 67%. En el caso de Colombia, el panorama se repite: durante el confinamiento se han reportado 19 feminicidios y los llamados de auxilio a través de las líneas oficiales del gobierno se incrementaron casi al 130%. 

Ante la falta de protección a las víctimas y debido a la exposición que las mujeres tienen confinadas junto a su agresor, han surgido iniciativas para frenar la violencia. En España lanzaron el programa “Mascarilla 19”, el cual consiste en que las mujeres que se encuentren en una situación de riesgo puedan acercarse a la farmacia y solicitar una «Mascarilla 19». El personal de la farmacia realiza una llamada para alertar a los servicios de emergencia. 

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