Por Diandra García @DiandraGarcía

Curaduría de fotografías Claudia Holgado.

Nos adentrábamos en la oscuridad. A los diecisiete años, tras tomar fotografías en las calles de Huanchaco, los estudiantes de Ciencias de la Comunicación retornábamos al laboratorio para el revelado. Recuerdo las tenazas entre mis dedos, el olor de los químicos en las bandejas, la lenta aparición de una imagen sobre el papel. En el cordel, nuestra visión del balneario: nuestro balneario. Pasajes cuesta arriba a la iglesia, playa, surfistas inadvertidamente capturados, a blanco y negro. Revelar nuestras fotos en la universidad era un proceso lento, pero emocionante.

La historia de Claudia Holgado y Andrea Quiroz posee algo de aquello. Se remonta también a las aulas, a la facultad de Comunicaciones en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ingresaron juntas. Llevaron cursos juntas. Luego de egresar, trabajaron en talleres de fotografía, juntas. Este año, difundirán su primer proyecto cinematográfico en conjunto: Julia se revela, cortometraje documental acerca de Julia Chambi, importante fotógrafa peruana. 

Julia nació un 27 de mayo de 1919, en Cusco. Fue hija del reconocido fotógrafo Martín Chambi. Dentro de una familia de artistas, resaltó por su ímpetu en la gestión cultural, la fotografía de paisajes, los retratos de estudio que ella misma coloreaba y la conservación del archivo de su padre: Cine Club Cusco, Asociación de Artistas Plásticos del Cusco, Instituto Americano de Arte del Cusco, Centro Qosqo de Arte nativo, Concejo Municipal de Cusco; por todos ellos pasó Julia, dejando huella en su país, región y, sobre todo, sus conocidos. 

“La recuerdan con muchísimo cariño, como hablando de una persona que significó bastante, más que una colega o tía lejana”, comenta Andrea. Claudia asiente. Julia Chambi es su tía abuela. Cuando falleció, se dijo a sí misma que había una historia que contar. “Era diferente a las mujeres de su época”, añade. Una visionaria. Una revelación. “Había una historia que contar, el documental es una forma de hacerlo”. 

Esta que escribo representa otra forma: la nota periodística. Imposible atrapar con mi voz lo que cuentan Claudia y Andrea. Su amistad tiene historia. La grabación de Julia se revela tiene historia. Julia, protagonista en el corazón del corto, tiene historias, acogidas con cariño por la memoria de quienes la conocieron. Esta que escribo representa otra forma: un relato análogo al de Julia, Claudia y Andrea. Pedazos de una fotografía que van apareciendo, hasta proyectarse completamente.

El proceso de revelado

Primero hay que saber qué tipo de carrete vamos a utilizar. Esto permite conocer qué tanque revelador utilizar y qué formato se va a revelar. 

CH: En el 2020, escribí una columna sobre fotógrafos que no eran de Lima. Mi primer artículo fue sobre Julia. Llamé a mamá, a mi abuela. Fue un ejercicio para recolectar los recuerdos comunes. Me hizo pensar que debía hacer algo más… Llamé a Andrea. Le dije: “Tengo este proyecto, ¿lo hacemos juntas?”. Es algo muy íntimo, porque son historias familiares. Tenía que ser alguien en quien yo tenga plena confianza.

Necesitas estar en un cuarto oscuro. El espacio puede adaptarse: podría ser cualquiera que tengas en casa. Solo hay que tapar toda fuente de iluminación, evitar que ingrese la luz. No permitir que se vele tu imagen.

AQ: Yo había hecho algunos proyectos documentales, también de carácter muy íntimo. Siempre con un equipo pequeño. Fue muy importante conversar sobre la visión de lo que Claudia quería contar. Finalmente, es la historia de Julia desde la voz de su sobrina nieta, familia, amigos. Es una visión muy personal. Mi rol estaba afuera: debía encontrar nuevas cosas que ver y proponer. Conectamos muy bien, todo el equipo. Somos todas mujeres.

Es muy íntimo. En el cuarto oscuro, entras en contacto con el nacimiento de la imagen. 

CH: Hemos estado en espacios de mujeres del audiovisual y la fotografía. Siempre se cuestiona la brecha laboral, los obstáculos para dedicarse como mujer a este rubro en Perú. Es súper difícil encontrar trabajo, hay prejuicios: no vas a poder cargar el boom, no manejas el equipo de sonido, no tienes fuerza. Julia fue una de las pocas mujeres de su época inmersa en el mundo artístico. ¿Cómo es que, después de casi 80 años, la falta de oportunidades se mantiene?

Tú sabías que esa imagen existía, pero estaba latente. No la ves hasta el momento en que se revela. Entonces ocurre el inicio y el final de la fotografía. Es la creación, es ver cómo se crean las imágenes.

AQ: Yo no la conocía. Cuando iniciamos la investigación, pude familiarizarme con su línea de tiempo. Si le preguntas a alguien en Cusco por Julia Chambi, no es que te sepa dar datos acerca de ella. Hizo muchísimas cosas que se ignoran: por ejemplo, fue guía turística, además de fotógrafa. Los hijos hombres de Martín Chambi son más conocidos, en parte por eso había que contar esta historia.

Requieres de herramientas. Tijeras, tanque revelador, película, un espiral donde colocar la película. Vas a cortar su comienzo y su fin y, luego de ubicar la película dentro del espiral, introducirlo en el tanque revelador. También taparlo, para poder encender las luces.

CH: Julia fue la encargada económicamente del estudio fotográfico, ya desde la vejez de Martín Chambi. En realidad, tampoco él es muy conocido en Cusco. Ese es un cuestionamiento que afrontamos: el problema de la sistematización de las artes en el Perú, el trabajo de literatura del arte, la digitalización de documentos. Muchas obras se pierden por falta de acceso digital, muchos nombres se pierden.

Necesitas agua y químicos: el fijador y el revelador. Es importante tener consciencia de tus tiempos entre revelado y fijado. Mejor si tienes al alcance un temporizador, un cronómetro, para verificar cuándo ya es hora.

AQ: Sin embargo, todos la mencionan con tanto cariño, admiración y respeto, que es como si la conociera. A la vez, es como hablar sobre una celebridad. Nadie tiene un mal recuerdo, abundan las anécdotas con Julia: sus bromas, su manera de motivar a los otros, lo bailarina que era, lo libre que era. Era una mujer adelantada. Ella simplemente hacía las cosas que sentía que tenía que hacer. Eso está presente cuando la gente habla de ella.

Mueves el revelador en el tanque, con las manos, de forma circular, suavemente. Después de 45 segundos, lo dejas reposar. Le das golpecitos al tanque, para evitar burbujas y daños.

CH: Este podría ser el archivo fotográfico más grande de una mujer en el Perú. Lo primero fue hacer un inventario, rescatar su historia. Hemos dedicado fondos propios para preservar su obra, por amor a Julia. Para ella, fotografiar no era tener una cámara: era crear comunidad. Sus fotos conectan con Cusco desde lo paisajístico, lo social, lo documental, incluso el foto-arte. 

Vuelves a agitar y voltear el tanque, 5 segundos por minuto. Sigue el baño de paro, que dura 1 minuto. Tienes que voltear el tanque constantemente. Pasado el minuto, lo vacías y echas el siguiente químico: el fijador. 

CH: Cerramos un duelo abierto por mucho tiempo. Mi abuela estuvo viva durante la parte más importante del documental, pudimos hablar sobre Julia. Fue complejo. Se acordaba de su hermana, la lloraba. La tía Julia fue como su mamá. También fue quien me inspiró a ser fotógrafa. Siempre sentimos que merecía más reconocimiento. Es injusto que el nombre de Julia no sea recordado. Era necesaria una especie de reparación.

El fijador se emplea durante 5 o 6 minutos, agitando 45 segundos por minuto. Tras eso, lavas y secas los negativos. Esto implica, fundamentalmente, hacer cambios de agua por 10 o 15 minutos. 

AQ: No puedes predecir lo que va a pasar. Retrasamos el rodaje por los acontecimientos nacionales de febrero. No teníamos certeza de si cumpliríamos el cronograma, pero nuestro equipo fue increíble. Hemos parado un poco por el fallecimiento de la abuela de Claudia. Calculamos que serán unos tres meses de post-producción. Vamos a ver cómo fluyen las cosas y en qué fecha aterriza todo. Para mí, construir la historia en base a lo que se presenta es un reto enriquecedor y adrenalínico.

Al terminar, sigue el secado. Sacas la película del espiral, la colocas en pinzas, para estirarla. Es importante usar un área cerrada, nada que sea ventilado. De otro modo, se perjudica la película. Quizá un armario, un espacio donde no haya corrientes. 

CH: Todo ha sido grabado en Cusco, salvo algunas entrevistas. Las calles de Cusco son centrales en la vida de Julia, son un personaje más: lugares turísticos, campo, ciudad, cafeterías, centros culturales. Este documental se diferencia porque, si bien nos basamos en una investigación, la fuente de memoria principal viene de mi mamá y mi abuela, de la familia. La historia de Julia no podría contarse sin Cusco. 

El tiempo total depende de la época del año. Hay que esperar para cortar los negativos, y archivar en fundas protectoras. 

CH: Todos los proyectos siempre son personales, hay una transversalidad de lo personal, consciente o inconsciente. Yo diría que la palabra clave en Julia se revela es reparación. Siento que estoy reparando mi historia familiar, pero también la colectiva: la de las mujeres, la de Cusco. Es un acto político vivir aquí. A veces las oportunidades no se abren para nosotros, hay menos acceso. Pero es el espacio de mi familia. Ellos me enseñaron a amar la fotografía, me enseñó Julia. 

De esta manera, consigues el revelado… Sí, ese sería tu proceso.

AQ: Sorprende. Pensar que una mujer pudo hacer lo que Julia en esa época. Es la feminidad como fuerza, no fragilidad. Lo otro, creo que lo más importante, es que (las audiencias) recuerden a sus abuelas. A los sueños que ellas quisieron lograr y no pudieron. Julia lo consiguió enfrentándose a prejuicios, decidiendo autónomamente. Sobre el papel de la mujer en el arte, la cultura y el trabajo en general, ¿cuánto ha cambiado? ¿Cuánto sigue igual? Después de ver el documental, espero que la gente salga con ganas de responder esa pregunta, que haya más Julias que se revelen.

Los pasos del revelado analógico son contribución de la fotógrafa talareña Lucía Torre.