Por Nahir Cárdenas
Tras 29 años de activismo, el Movimiento Homosexual de Lima (HMOL) convocó a la comunidad LGBTIQ+ frente a la catedral de Lima para una actividad llamada “Besos contra la homofobia”. Se ejecutó el 12 de febrero del 2011, y tuvo como principal objetivo visibilizar las distintas orientaciones sexuales e identidades de género, así como recalcar que todos los ciudadanos tenemos derecho de expresar afecto en lugares públicos sin temor a ser víctimas de ningún tipo de agresión.
Entre 15 y 20 personas se reunieron en la escalinata de la Catedral de Lima. La actividad se mantuvo pacífica hasta que fueron intervenidos de manera brutal por efectivos de la PNP, quienes utilizaron bombas lacrimógenas para amedrentar, además de empujar, golpear e insultar a los jóvenes LGTBIQ+.
Lo más indignante es que el actuar de la policía fue más allá, pues mujeres lesbianas y bisexuales manifestaron haber sido víctimas de tocamientos indebidos, así como los jóvenes que intentaron refugiarse de las agresiones ingresando a negocios fueron perseguidos y golpeados. La activista del MOHL Efe, Mary Vargas, afirmó que otra activista llamada Alicia Parra fue agredida con un varazo policial y terminó con diez puntos de sutura.
Tras la agresión, siete activistas acudieron a la comisaría de Monserrate para realizar las denuncias respectivas y pasar por la revisión del médico legista encargado. Además, identificaron a los efectivos policiales, presentaron los videos que mostraban la agresión y formularon una queja ante la Defensoría del Pueblo, con la cual se inició una investigación policial que concluyó que no hubo delito de abuso de autoridad.
Lo sucedido fue difundido por distintos medios a nivel nacional e internacional. Organizaciones LGBTIQ+ de distintos países mostraron su apoyo con los afectados mientras que el arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani, pidió a los jóvenes LGBTIQ+ que “no provoquen con manifestaciones en ese lugar por respeto a la iglesia”.
Asimismo, el 15 de febrero, Phillip Butters —además de coincidir con Cipriani en que fue un “acto de provocación”— dijo vía radio: “Yo te digo una cosa, así para terminar, yo por la mañana voy al nido de mi hija y si veo a dos lesbianas u homosexuales chapando, les pido por favor que se vayan a la primera y segunda, a la tercera ya los estoy pateando”.
Once años después, los policías siguen sin ser sancionados y Phillip Butters continúa con un espacio en la pantalla chica. Aparentemente, utilizar la fuerza de manera desmedida en condición de efectivo policial es enfrentar una provocación y predicar discursos de odio al aire no es tan grave, pues lo que pesa más es la “libertad de expresión”.