Por Antuané Pizarro
Ilustradora arequipeña de 21 años. Se considera artista autodidacta y estudia Publicidad y Marketing. Rosita Charaja Quintanilla comparte su arte mediante las redes sociales, en las cuáles firma como Unicornio Azul. Apareció en comerciales televisivos, al igual que participó para la editorial Planeta. Ella nos habla sobre el proceso y evolución de sus ilustraciones, de las experiencias que tuvo al tratar de temas controversiales y sobre la visión que percibió de la sociedad al elegir una carrera artística.
Inició en el arte desde pequeña. A la edad de cinco años, dibujaba sobre cuentos que leía su madre y ese camino de la ilustración se convirtió en su sueño. Sin embargo, su padre frenó sus ideas al decirle a su profesor de primaria que su hija ‘no se puede dedicar a esto’. Rosita omitió ese comentario y continuó en ese mundo. “Ha sido un desarrollo de muchos años y también un proceso de aceptación.
Distintos reconocimientos en concursos fueron como una muestra para mi papá de que algo andaba bien, que me estaba encaminando bien, que tenía una idea de lo que yo quería ser como artista. Porque ese era su mayor miedo: que yo empezara a pintar, pero que no tuviera ni un plan”. Lo recuerda como una anécdota graciosa. Aquellos momentos donde, entre lágrimas, decía: “Mi hija, yo la acepto, yo sé que va a vivir una vida muy dura, pero yo la acepto”, y ella respondía con un “Ay, papá, ¿qué crees que estoy haciendo?”. Pero comenta que ya superó esa etapa de crisis, aunque aún mantendrá temores del futuro de su hija. “Siempre va a ver ese miedo, esa inseguridad muy dentro de él. Actualmente, se siente muy orgulloso, se siente muy feliz”.
La elección de carreras artísticas en el Perú puede generar incertidumbre en los padres, pues a veces se llega a valorar más las carreras universitarias tradicionales. Rosita considera que la educación está sistematizada para cualquier carrera que está dirigida al arte, porque desde pequeños “nos insertan en la cabeza que no es algo que la gente tome en serio”. Además, añadió que en muchos colegios pueden incluir talleres de pintura, teatro, danza, música y más, con el fin de demostrar que ellos apoyan el arte dentro de los niños, pero en el camino se contradicen porque “te enseñan a regalar tu trabajo”. “Me pasó muchas veces en los últimos años de secundaria. Hacía retratos muy bonitos que me tomaban semanas, meses, pero llegaban las maestras y eran como ‘regálame uno’. Eso no se lo vas a pedir a un arquitecto, ¿no? ‘Regálame el plano de una casa’ o un doctor ‘regálame esta cirugía’”.
Y no solo se reduce en la escuela, sino en un pensamiento general de las personas que nos rodean. Por ejemplo, tuvo compañeras que minimizaban sin querer su trabajo o carrera. “Decían ‘Pucha, es que tú nada más pintas en tu escritorio, yo tengo que leer full libros o tengo que ir a trabajo de campo’ y yo de ‘oye, ¿tú sabes cuánto demora crear una idea, un concepto para un cuadro, una campaña o un audiovisual? O sea, ¿tienes idea de cuánto se invierte, cuánto es el cansancio de tu vista, de tu espalda?’”. Por eso, considera que las personas aún tienen esa idea en la cabeza, de que quienes eligen el arte lo hacen porque es un camino ‘más fácil’, sin conocer el proceso detrás. “El trabajo del arte tiene doble chamba, porque el artista es muy emocional; entonces muchas veces tiene insertado en el trabajo no solo su cerebro, sino también su corazón”.
El temor de su padre no le impidió seguir adelante con su sueño de ser ilustradora. (Instagram: unicornioazulx)
Crecimiento de una artista: “La ilustración siempre debe tener un mensaje y un objetivo”
El trabajo que realizó Rosita para llegar hasta donde está actualmente no lo hizo sola. No tenía contactos que la ayuden o un nivel socioeconómico que le facilite el camino, pero sí tenía y tiene a su familia. “Siento que si mi madre no hubiera decidido a los 12 comprarme una tableta gráfica, yo no estaría donde estoy, no habría empezado con el arte digital nunca. He tenido apoyo de mis padres hasta cierto punto”. Adicionalmente, la globalización también generó que llegue a más personas. Compartir sus ilustraciones en Internet fue una puerta para que conocieran su trabajo y pueda crear contactos con grandes marcas. “Proyectos como el comercial de Anaflex, exactamente hace un año que salió, me contactaron porque habían encontrado mi TikTok en su feed, les gustó y me llamaron. En Inca Kola igual, encontraron un hashtag que he utilizado de ilustradora arequipeña hace tres años, lo encontraron el año pasado, vieron mi trabajo, les gustó y me contactaron también. Igualmente la editorial Planeta me contactó por Instagram”.
A veces, parece fácil cuando se ven los resultados. Visualizar un par de piezas artísticas solo demora segundos para darle like en las redes sociales, pero el proceso detrás de toda la idea no demoró esos mismos segundos, ya sea una publicación en redes o una campaña con empresas reconocidas. “Parece fácil cuando ves el trabajo final, porque ves solo una pintura. Pero no tienen idea de cuántos cambios, bosquejos, versiones, paletas de colores se ha probado, de todo. Hay miles de cambios, hay miles de opciones, diferentes puntos de vista; sobre todo cuando trabajas en equipo, porque uno siempre va a tener una perspectiva distinta del otro. Entonces, el trabajo final claro que vale la pena, pero la gente no se da cuenta del nivel de planeación que hay detrás de todo”.
Participó en la ilustración de “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes” de Planeta. (Instagram: unicornioazulx)
Si alguien revisa todas las piezas que realizó Rosita, podrían notar que hay un cambio de artistas y personajes de películas sobre diversos temas sociales. “Cuando yo empecé a madurar, conocer un poco más de Internet, es cuando empecé también a entrar a grupos de movimientos sociales, como es el feminismo y la comunidad LGBT. Fue cuando empecé a descubrirme como persona y mujer. Cada que algo repercute en mi vida, lo tomo para mi arte. Es una mezcla de lo que mi persona y mi personalidad empezaron a desarrollarse desde que era una adolescente”. Pero gracias a la carrera que estudia, pudo definir mejor lo que quería expresar mediante su cuenta pública. “Hasta hace unos tres, cuatro años lo que dibujaba era lo que me daba la gana: yo no tenía una constancia en mi arte. Entonces, llegué a un punto de sentir que mi arte era muy vacío, porque no llevaba un camino, no llevaba un porqué. Eso lo aprendí con el tema de la ilustración, porque la ilustración siempre debe tener un mensaje y un objetivo”.
Rosita no deja su esencia de ser ella misma. Muestra lo que le gusta, interesa, siente, cree, defiende y los grupos donde pertenece, sin dejar de lado que hace ilustraciones con las que otras personas (tal vez) se sentirán interesadas. “Cuando empecé hacer ilustraciones sobre feminismo, que me ayudaba mucho también a hacer catarsis, llegué a recibir muchos comentarios de odio, muy negativos, en dónde me llamaban con apelativos que ya conoces para las feministas. Me llamaban exagerada, me decían que las mujeres eran culpables, lo mismo como persona perteneciente a la comunidad LGBT. Pero también me di cuenta que en el camino me encontraba a personas que me decían ‘gracias, porque yo no sé cómo expresar esto’ y comentarios así fueron los que me llevaron a continuar
Limitaciones personales: “Yo me acepto como soy y acepto a los grupos en los que estoy”
Expresarse en redes sociales a veces tiene un riesgo: no existe un límite entre la vida pública y privada. Rosita nunca ha pensado en limitarse, siempre se muestra tal cual es. “Mi arte siempre he querido que sea sincero y siempre me ha gustado que sea más sincero que llamativo (de una forma negativa). Hay veces que he visto trabajos que siento que son netamente para llamar la atención, y que en realidad tiene un mensaje completamente distinto. Entonces, siento que mi límite entre hablar de cómo soy y hablar de lo que siento está en si busco realmente tener una comunicación entre mis seguidores y yo para romper esa barrera o querer simplemente una forma de generar engagement en mi página”. Sin embargo, los comentarios negativos no se detuvieron. “He llegado a hacer un par de ilustraciones crudas que han tenido mucho furor por verse muy negativas, cuando en realidad son de temas que de por sí ya son crudos en la sociedad, como es la violencia de género y el feminicidio. Personas desde su burbuja me dicen ‘tú eres una exagerada’, ‘¿cómo vas a mostrar esto con tanta crudeza?’, ‘esto es mentira’. Yo no estoy exagerando y lo sé.Sé que mi meta mostrando ese trabajo es que la gente se dé cuenta, no que la gente inicie una pelea”.
Ilustración sobre la historia de Medusa. (Instagram: unicornioazulx)
Aunque en la actualidad no se limita en su arte, anteriormente sí omitió un sentir que surgió desde que era más pequeña. Desde hace unos años, luego de ir a terapia y conversar del tema, reconoció que pertenece a la comunidad LGBTIQ+. “Siento que estas limitaciones iban mucho también por la situación en la que yo me encontraba en ese entonces. Como soy una persona que se ha abierto mucho, ha mostrado su rostro en redes, en videos hablando, conversando con las personas, siempre hay ese miedo de que te sientas expuesta de una manera negativa. Pero eso lo sentía mucho cuando era más pequeña, más joven y cuando no tenía armas con qué defenderme; con armas hablo de mi personalidad y mi nivel de madurez”. Lo supo aceptar y ya no teme hablarlo abiertamente. “Yo me acepto como soy y acepto a los grupos en los que estoy, en las comunidades en las que me encuentro”.
Hay temas personales que se atrevió a hablarlo luego de muchos años. Por ejemplo, hay una publicación en su Instagram donde ilustra lo que vivió dentro de su escuela, sobre los comentarios de sus compañeras ante su sentir a corta edad y el cómo tuvo que reprimirlo porque era ‘incorrecto’. “Como repito siempre, ‘mi arte es un reflejo de mi persona’ y mi persona en ese tiempo no se sentía lista para conversarlo. Ahora siendo una persona adulta que va a terapia, que ha hablado de estos temas y ha ayudado a sanarse; conversarlo, afrontarlo y asimilarlo, se ha sentido lista para poder dibujar sobre eso. Para poder ilustrarlo y para poder mostrarlo al mundo. Y justamente en esa ilustración, que sí tuve mucho revuelo sin querer, porque solo era una carta sincera abierta al público”.
Por esa ilustración, le llegaron mensajes de compañeras. Algunas deseándole bienestar, otras disculpándose porque no sabían de sus sentimientos de ese momento y más donde expresaban que pasaron por lo mismo: callarse. “Era ver personas adultas abriéndose como niños”, mencionó. Y no se salvó de mensajes malintencionados, de aquellos que creen conocer la vida de todos. “Señoras y señores diciendo que me victimizaba, que se me notaba que tenía heridas no cerradas, que yo vivía en el pasado. Era como ‘a ver, mi objetivo para mostrar este tema no es mostrarme como una víctima ahora, pero en su momento yo sí fui una víctima. Soy una persona que fue víctima y quiere afrontarlo. Y si lo hablo de esa manera es porque yo ya maduré, ya crecí, porque fui a terapia y lo puedo decir’”. Además, su mensaje llegó a padres y hermanas mayores que vieron reflejada a Rosita en sus hijas, hijos, hermanas y hermanos. “Habrá personas que se den cuenta del problema con tu ilustración y habrá personas que lo van a negar y te van a echar la culpa a ti”.
Luego de ir a terapia y conversar sobre lo que sentía, pudo expresarlo mediante sus ilustraciones. (Instagram: unicornioazulx)
Sueños y consejos: “Me veo viajando y egresando para también sembrar algo de arte aquí”
La pequeña Rosita, la niña de cinco años, cumplió el sueño de ver sus ilustraciones en libros de cuentos, pero ¿qué espera la joven Rosita? “En el tema de los estudios, me gustaría especializarme, tener una base de estudios en todo. La ilustración es súper amplia, entonces a mí me gustaría estudiar algo que me ayude a complementar, desarrollar mucho este trabajo, porque yo soy autodidacta”, explicó. Tiene gratos recuerdos de sus maestras de arte, quienes les enseñaban a pesar de las limitaciones de la propia escuela. “Agradezco porque tuve la suerte de tener maestras que tenían vocación y que vieron en mí -y no solo en mí, también muchas compañeras- talento y se salieron de la regla”.
Como artista, se ve viajando y conociendo el arte desde otras perspectivas. “Me gustaría darme el gusto de estudiar en Lima y, si tengo la oportunidad, llegar a estudiar en el extranjero. No porque crea que en el Perú no hay oportunidades o que tengo que estudiar en el extranjero para tener un nivel, sino porque definitivamente creo que cuando tú conoces más, puedes empezar a dibujar y mostrar más. Porque tu perspectiva de las cosas se amplía mucho”. Desea ampliar su visión del arte para poder tener más herramientas con las que se desarrollará en este mundo artístico. “De momento, me veo viajando y regresando para también sembrar algo de arte aquí”.
Al conocer un poco más sobre Rosita, se podría deducir sobre la frustración que ha podido sentir en todo el camino para llegar a donde se encuentra. Además, sabe que no es ni será la única a quien le llegarán comentarios de todo tipo que querrán limitar el arte de cada persona. “La vida de un artista siempre va a ser subidas y bajadas, hasta que descubra lo que le gusta y para qué está hecho. Para ese camino cuesta tiempo, esfuerzos, ‘cagadas’; arruinarlo, descubrir cómo solucionarlo. Cuesta saber cómo sobrevivir y cómo ser constante; entonces, es seguir, continuar, no dejarlo porque no lo lograste una vez”, aconsejó. Además, destaca que la constancia es más importante que el talento, ya que es un trabajo continuo. “La gente siempre piensa y me ha pasado el ‘es que tú has nacido con el don’”. A lo que ella responde entre risas: “Sí, señora, pero el don me ha costado 21 años. No he nacido agarrando un pincel, no he nacido agarrando mi tableta gráfica con mi laptop pequeña siendo un feto”.
“Cuando eres artista en una sociedad en donde ser artista no es convencional, te vas a tener que esforzar más para demostrar que puedes lograrlo”, fue una idea que explicó mientras hablábamos del anime ‘Your Lie in April’. (Instagram: unicornioazulx)
Para Rosita Charaja, conocida como ‘Unicornio Azul’, el arte es una forma de expresión. No está dirigido únicamente a raíces o corrientes, sino a una conversación. Defiende que los artistas usan el arte para expresar todo lo que no pueden decir de forma convencional. “Yo siento que el arte es una conversación y es una conversación abierta a cualquiera que quiera unirse. Y no tiene límites”. Ella nos invita a esta conversación que inicia de forma frecuente en sus redes sociales, en donde se expresa abiertamente y no teme ser quién es, pues Rosita ya no es la niña que lloraba al hablar de ciertos temas, sino que es una adulta que puede defenderse y afrontar cada experiencia.