Por Ada Arango
El embarazo adolescente representa una de las problemáticas que el Perú sigue arrastrando. Jóvenes y niñas se vuelven madres a temprana edad. Y el trasfondo de este problema puede ser más complejo de lo que aparenta. Las consecuencias que implica ser madre a corta edad son más que abrumadoras y en algunos casos pueden costarles la vida. Es un riesgo que tienen que atravesar aquellas que cargan con la responsabilidad de traer al mundo una vida.
Desde que inició el 2023 hasta la fecha el ministerio de salud ha reportado más de 13 mil madres adolescentes en el país. Sin embargo, son menos de 5 meses transcurridos, ya que en el año pasado el ministerio de salud (MINSA) registró un total de 50, 546 casos. De las cuales el 59% pertenecen a los quintiles 1, 2 y 3. Es decir los sectores que cuentan con menores recursos económicos. Según el informe del Endes (2021) el inicio de la vida sexual está relacionado con el nivel de educación y de ingresos. Aquellas que pertenecen al quintil inferior de pobreza en promedio comienzan en 17,3 años y quienes se encuentran en el quintil superior de riqueza tienen su primera relación sexual a la edad de 19.
Pequeñas madres violentadas
Plan Internacional menciona que las causas principales del embarazo precoz, suelen ser los matrimonios o uniones forzadas y el tradicional rol machista que se le asigna comúnmente a las mujeres: ser madres. Aunque en algunos casos se da por falta de información, escasas medidas preventivas o prácticas culturales.
Por otro lado, es un hecho que miles de niñas y adolescentes son víctimas de distintos tipos de violencia sexual y como consecuencia, muchas de ellas terminan siendo madres. De acuerdo con el Centro de emergencia mujer el 2022 atendieron 7,614 casos de menores que fueron víctimas de violación sexual. Sin embargo, una de las acciones inmediatas del gobierno ante esta problemática es la entrega de kit de emergencia gratuito a partir del 2019. El año pasado el MINSA otorgó 2350 kits de emergencia entre enero y setiembre pero esta medida no llega a cubrir en cantidad la urgencia de las menores en poder adquirirlo.
Otra forma de agresión por la que atraviesan se da en hospitales al momento de realizar sus controles y en el momento del parto. Esta es la violencia obstétrica. Apenas en el 2016 ha sido reconocida como una modalidad de violencia de género en la normativa nacional. Sin embargo, este tipo de maltrato ya tiene mucho tiempo en el sistema de salud.
La historia de Candy, puede ser un claro ejemplo de ello. A los 17 años se enteró que estaba embarazada. Pese a la noticia y a su edad no tenía ningún inconveniente con la atención en los controles prenatales. El día del parto fue diferente. “No te quejes, aguántate”- le decían las enfermeras, mientras ella sentía el dolor de las contracciones. No podía quejarse, pese a que sentía partirse en dos. Después de dar a luz por fin pudo obtener una buena atención por parte de su doctor y continuar sus chequeos. Ya pasaron 21 años desde el nacimiento de su hija. Ella no olvida como las enfermeras no le ofrecieron ni un poco de empatía.
Si bien la violencia obstétrica no figura como delito específicamente con ese nombre en el código penal peruano, existe un proyecto de ley para que el artículo 121-C,“Lesiones por violencia obstétrica”, sea incluido y de esta forma sancionar y poder reducir los casos de maltrato del personal de salud hacia las gestantes ya sea en el embarazo, parto y postparto. Por el momento, la Ley N° 29414, «Ley que establece los Derechos de las Personas Usuarias de los Servicios de Salud”, es la indicada para comenzar el procedimiento de demanda en caso de ser víctima de este tipo de violencia en un centro de salud.
Abandono de estudios por ser madres
Un problema que se suma al embarazo adolescente es la deserción escolar. Volviendo a revisar las cifras que tenemos del 2023, se resalta que sólo 4,701 madres cuentan con secundaria completa. Es decir, apenas un 35% cuenta con este grado de estudio concluido. Asimismo, el informe de Endes en 2021 señaló que un 18,8 % de las encuestadas a nivel nacional de 12 a 24 años abandona los estudios por el embarazo o matrimonio.
El estudio del Fondo de poblaciones de las Naciones Unidas (UNFPA) revela que 13,2 % de mujeres en la edad de 15 a 24 años en el Perú dejan los estudios debido al embarazo y las tareas domésticas. Esto, ya que pasan por una serie de exclusiones que las alejan de la posibilidad de acceder a educación de calidad. Ellas deben hacerse cargo de las responsabilidades del hogar y dejar de lado los estudios; tampoco cuentan con tiempo libre disponible para instruirse.
Candy comenta nuevamente su caso y recuerda que ya había terminado la secundaria, tenía planes a futuro: continuar con una carrera técnica, estudiar algo que le gustaba mucho como cosmetología. Muchos le decían que había metido la pata. No le quedó de otra que dedicarse a su embarazo y dejar sus estudios. Su pareja fue quien la apoyó en ese momento, pero sus padres no quisieron hacerse cargo de nada. Ahora tiene 38 años, tiene 4 hijos. Labora en algunos trabajos que no requieren estudios superiores. Tiene que salir adelante porque no cuenta con el apoyo económico de su pareja, no como antes.
Perder la vida para traer vida al mundo
Ser madre a corta edad es un riesgo que se ven obligadas a asumir, tanto en el periodo de gestación como el parto. Sin embargo, el proceso de alumbramiento puede significar perder la vida . En el 2022 el MINSA registró un total de muertes maternas de 31 niñas y adolescentes entre 10 a 19 años. Loreto sería el departamento que cargaría el mayor porcentaje de muertes, un 11.1% de las muertes comprendidas en 4 años.
La hemorragia y los trastornos hipertensivos son las causas directas que ocasionan el fallecimiento de las jóvenes madres según el MINSA. Al no estar preparadas el proceso suele poner en riesgo su salud física y psicológica. La salud mental de las menores es importante en este proceso pues muchas practican las autolesiones y tienen intentos de suicidios.
Educación Sexual Integral incipiente
Un dato alentador es que en junio del 2021, pese a insistencias de grupos opositores, se aprobaron los lineamientos de Educación Sexual Integral (ESI) para la Educación Básica. Con ella, se busca guiar la implementación adecuada de la ESI en las instituciones y programas educativos para la vivencia de la sexualidad de manera segura acorde a las etapas de desarrollo de los estudiantes.
Este es un paso importante porque los estudiantes requieren información que debe ser cubierta por especialistas a fin de evitar futuros riesgos. “Nuestra sociedad no afronta de manera positiva estos temas, por lo que la información que se tiene es muy poca. Puede que las adolescentes al buscar información por sus propios medios, lo que obtengan sea falso y en vez de ayudarlas, las puede confundir o generar algún daño en su desarrollo”, señala Katiuska Velarde, psicóloga con años de experiencia en el área educativa.
El embarazo adolescente es una problemática que tiene diversas aristas. Si bien el estado peruano está tomando medidas para disminuir estas cifras, se requiere que su labor preventiva sea más exhaustiva y que las demás entidades del gobierno colaboren en conjunto para evitar que niñas y adolescentes tomen el rol de madres y que, en el peor de los casos, pierdan su vida por ello. Para lograr esto, es necesario la participación social como un agente de cambio.