Por Fernanda Canofre; Traducido por Valeria Malavolta para GLOBAL VOICES
Los brasileños están llevando a cabo una campaña que abarca desde Nueva Delhi a Times Square para presionar al presidente Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva a nombrar a la primer mujer negra para un asiento en el Tribunal Supremo.
En sus 132 años de existencia, a pesar de ser un país donde el 56% de su población se identifica como negra o de ascendencia étnica mixta, el tribunal solo ha tenido tres jueces negros, todos hombres.
Entre los 171 jueces en su historia, tres fueron mujeres: la primera, Ellen Gracie, que fue designada recién en 2000.
El siguiente lugar está ahora vacante con la jubilación de otra mujer, la jueza Rosa Weber. Con su salida a comienzos de octubre, solo queda una mujer entre los actuales diez jueces, Carmen Lúcia.
Más allá de la brecha de género, hay una división racial aún más profunda en el sistema.
Una encuesta publicada recientemente por el Consejo Nacional de Seguridad (CNJ) mostró que solo el 1,7% de los jueces brasileños se identifica como negro, y el 12,8% se identifica se considera de etnia mixta (pardo, en portugués). Una aplastante mayoría, el 83,8% de los jueces en el país, se identifica como blanco.
«La cantidad de tuits que leo sobre «Joaquim Barbosa es negro y eso es lo que pasó» es extraña. Me pregunto si la gente lee lo que escribe, porque no puede ser posible… pero lo es. Hay mucho racista bueno, «paternalista», preocupado por el «bien» del país...
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Jueza negra ahora.
Queremos una jueza negra en el Supremo Tribunal Federal.
Brasil no acepta un juez conservador más. Presionemos al presidente Lula».
Con etiquetas en redes sociales como #MinistraNegraJá (jueza negra ahora) y #PretaMinistra (jueza negra), la campaña busca enviar correos electrónicos al Gobierno federal como forma de presionar a Lula, líder de centro izquierda, para el próximo nombramiento.
Joel Luiz Costa, director del Instituto para la Defensa de la Población Negra (IDPN), una de las organizaciones involucradas en la campaña, dijo al portal de noticias G1:
«Es importante que avancemos en el entendimiento de la democracia en Brasil. Es imposible sostener que vivimos en total democracia cuando la comunidad negra, que representa al 56% del país y las mujeres negras, que son el 28% de la población nacional, jamás han sido representadas por una mujer negra en el Supremo Tribunal Federal en 132 años».
La decisión de Lula
En junio, cuando quedó libre otro asiento, Lula nombró a Cristiano Zanin como juez. Zanin, hombre blanco, fue el fiscal responsable de defender al actual presidente en el caso de corrupción conocido como Operación Lava Jato.
Lula fue condenado y encarcelado por más de un año, pero la sentencia fue luego anulada por el Supremo Tribunal, la mayoría de los jueces afirmó que el caso no debería haber avanzado en la primera instancia legal como avanzó.
Además, los mensajes de Telegram filtrados entre el juez del caso, Sergio Moro, y la fiscalía, llevaron al Tribunal a dictaminar que estuvo sesgado. Los mensajes fueron publicados primero por The Intercept Brasil. Moro dejó su puesto para convertirse en el ministro de Justicia de Jair Bolsonaro y ahora es senador federal.
La designación de Zanin, con la aprobación de los aliados de Bolsonaro en el Congreso, hizo enojar a muchos que apoyaron y votaron por Lula en 2022. Sus primeros dictámenes en agosto siguieron una tendencia conservadora: uno de sus votos fue contra la despenalización de la marihuana para uso personal.
Esto aumentó la presión sobre Lula para tener una designación más progresiva y diversa en la segunda banca libre.
Aunque el presidente no ha expresado públicamente sobre su decisión aún, no hay ninguna mujer mencionada entre las favoritas hasta el momento, según la prensa brasileña.
A finales de septiembre, al acercarse la decisión, Lula declaró que el criterio para su elección no estaría basado en el género o en la raza, y que esto no debería seguir cuestionándose. «Elegiré a alguien que pueda entender las expectativas de Brasil, que pueda servir a Brasil y que respete a las sociedad brasileña», manifestó.
El rastro de la campaña
El comediante Gregorio Duvivier, que apoyó a Lula en las elecciones pero criticó la designación de Zanin, hizo énfasis en su programa de HBO, Greg News, la importancia de sopesar la opciones.
Duvivier ha sido atacado por impulsar la campaña por una jueza negra, y recuerda la lista de tres candidatas propuesta por el movimiento Mulheres Negras Decidem (Mujeres negras deciden), que le pidieron a Lula reunirse para tomar un café. Las candidatas son: la jueza Adriana Cruz, la fiscal Livia Sant’Anna Vaz, y la abogada Soraia Mendes.
El teólogo y activista Ronilso Pacheco escribió en un articulo publicado por The Intercept Brasil que la discusión ahora está más concentrada en el acceso a las posiciones de poder y menos en la diversidad en si misma, lo que hace notar que Lula será recordado por no designar a una mujer negra para el Supremo Tribunal.
En el periódico Folha de S. Paulo, el columnista Celso Rocha de Barros, autor de »PT, una historia» (libro acerca de la historia del partido de Lula), argumenta que la razón por la cual algunos políticos de izquierda evitan las críticas dirigidas a Lula y al actual gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) puede deberse al miedo de encontrarse parte de la oleada contra el PT, como aquellos que protestaban en 2013. Pero destaca que la demanda del movimiento negro debería pesar más en esta situación:
«Simplemente no hay suficientes personas negras en los círculos legales en los que se insertan los presidentes brasileños, así que cuando se alza la pregunta: «¿a quién puedo designar que sea cercano a mí?», no viene el nombre de un hombre o mujer negro a la mente.
(…)
Una de las razones para luchar por la representatividad es neutralizar aquellos mecanismos que hoy crean subrepresentación y la perpetúan para el día de mañana»
El sitio web de la campaña destaca:
«Tener una jueza negra en el Supremo Tribunal es esencial para avanzar en la tan necesaria transformación del sistema de justicia brasileño, no solo por la importancia de ver representación en la esferas de poder, sino para que las estructuras en las que se aplica la justicia cambien. Y no hay mejor momento para avanzar que cuando hay un gobierno progresista. Pero esta batalla no ha terminado».