Texto y fotos por Arturo Gutarra
Una sensación rara se le presentó a Maria Elena. Se levantó pensativa, con cara de misterio. No había pasado mucho tiempo desde que se realizó su más reciente ecografía para ver el estado de su primogénito, quien venía en camino. Aquella mañana, no sentía los latidos de Gael: “De seguro continúa durmiendo, ya se despertara”, pensó sin imaginar el martirio que estaba por venir.
- El anuncio de un ecógrafo dañado y que un médico radiólogo es quien tiene el papel de dicho consultorio hizo que los esposos Quispe Chavez dudaran de la atención hospitalaria de Vista Alegre, ubicado en el distrito de Victor Larco Herrera en Trujillo. Desde aquel día, decidieron que las consultas en el ecógrafo las harían en los laboratorios particulares de la ciudad. A los tres meses de su embarazo, Elena se llevó la sorpresa de que su primogénito era varón. Bajo mutuo acuerdo, optaron por llamarlo Sebastián Gael.
- El 2 de septiembre, durante los controles de maternidad, Marco Quispe recuerda: “La doctora me indicó que saque una cita con el ecógrafo para otra fecha y no en el momento, ya que supuestamente el bebé pesaba más de la cuenta, se supone que era una emergencia”, reclama. Él fue quien advirtió que estaban programando su cita para el 27 de septiembre, tan solo dos días antes de la fecha programada para el nacimiento de su pequeño. Así que, tras varias insistencias, se le asignó una nueva fecha para el 7 del mismo mes, sin imaginar que, para ese momento, su niño no llegaría con vida.
- El último día de la semana, Elena se despertó en horas de la madrugada tras tener una pesadilla: “Esperamos hasta la mañana, creíamos que nuestro hijo estaba durmiendo”. Aquel domingo, no había ni una patadita de Gael, la preocupación reinaba en la casa. El lunes por la tarde, Marco llevó de emergencias a su esposa al hospital Vista Alegre. Pese a la desesperación de no apreciar el nacimiento de su primer hijo, tres palabras bastaron para destruir su vida: “Tu niño no responde”.
- Un traslado express para tratar de apaciguar la situación se convertiría en un dolor para la madre. “Atinaron a hacer trámites para que lo deriven a otro centro de salud y para inducir a un parto normal”. Sin embargo, al llegar la ambulancia, desde afuera le indicaron que no se podría realizar dicha acción, ya que no contaban con un banco de sangre, indispensable en vista a que estaba en riesgo de desestabilizarse si recurrían a la cesárea.
- El día martes, fue derivada al hospital Belén por emergencia para que al día siguiente le pudieran extraer el feto. Solo horas más tarde, no dudó en hacer una denuncia pública que sería difundida en los medios de comunicación locales y nacionales. “Exijo al ministro de Salud Cevallos que vea mi caso y que esto no quede impune. A mi hijo nadie me lo va a regresar”, manifestó con dolor en su mensaje.
- La extracción por cesárea fue exitosa. Apenas 15 días después de apreciar la sepultura de su bebé de tan solo ocho meses mediante una videollamada de WhatsApp, Elena presenta secuelas luego de la operación. Al tenerlo tres días fallecido dentro de ella, fue testigo presencial de las limitaciones de atención en los programas del Estado. Los dolores de vientre y la ansiedad son solo algunas de las secuelas que le persiguen, sin considerar el profundo dolor que siente por no poder cargar a su pequeño en brazos.
- Una oración, alabanzas y apoyo familiar acompañaron a Marco en el sepelio de su hijo. Las lágrimas caían en todos los presentes. La frustración de saber que si no fuera por una negligencia en la atención médica, su bebé estaría a salvo, penetraba sus corazones. Una muerte fetal que pudo haber sido prevenida tan solo con la ecografía de emergencias. Si se hubiesen cumplido los protocolos mínimos, se estaría escribiendo la historia de un bebé recién nacido compartiendo gratos momentos junto a su familia.
- Luego de una semana dura de difusión periodística, un buen samaritano se presentó en vivo y se comprometió a brindar orientación legal y respaldo emocional para llegar hasta el fondo de los hechos. Pero las promesas de dicho abogado, sumamente conocido en Trujillo, fueron vanas. La familia quedó desolada. Con la herida aún no curada y con la frustración de no contar con ayuda para lograr que se atienda o, siquiera, revise su caso.
- A pesar de los meses transcurridos, Marco Quispe no pierde la fe de que un abogado o abogada los ayuden a encontrar justicia para Sebastián Gael. La pérdida de su primer hijo dio inicio a una nueva etapa de su vida. Vive su día a día con motivos para continuar. Elena, por su parte, sigue sin recibir medicinas del hospital donde la atendieron. Aún así, ella continúa firme y esperanzada en que su primogénito no quedará en el olvido.