Por Leah Sacín Gavancho

Retratos de Milagros Samillán y Yovana Mendoza. Fotos: Zlatna Gargurevich / Composición: La Antígona

Milagros Samillán y Yovana Mendoza, se han enfocado en fortalecer la Organización Nacional de Familiares de los Asesinados y Víctimas de las Masacres 2022 y 2023 levantando la voz por muertos y heridos en protestas.

Sus hermanos fueron asesinados en Juliaca y Ayacucho y cambiaron sus vidas para entregarse a la lucha por encontrar justicia. 

Un informe de Amnistía Internacional proporciona más evidencias sobre las responsabilidades en la cadena de mando. 

La vida de cada una de nosotras es la suma de infinidad de  momentos. Momentos hermosos que se atesoran y otros brutales que nos parten por la mitad. Hay momentos que se resumen en un  instante en que el mundo propio se rompe en pedazos que jamás se volverán a juntar. Pocas veces ese momento es parte de la historia de un país. Algunas menos, ese momento tiene un registro audiovisual que se repite en busca de justicia pero también abriendo una herida que sangra sin sanar. Las mujeres que cuentan sus historias en este reportaje comparten el momento, el registro, la herida y una lucha incansable por obtener justicia en este, su país. 

Milagros y Yovana son dos mujeres peruanas cuyas vidas cambiaron para siempre con la velocidad con la que una bala surca el aire y termina con una vida. Ambas son hermanas de dos hombres que fueron asesinados en protestas sociales en nuestro país hace poco menos de dos años. Milagros Samillán es hermana del médico y biólogo Marco Antonio Samillán, quien fue asesinado en la ciudad de Juliaca el 9 de enero del 2023. Yovana Mendoza es la hermana mayor de Jhon Mendoza Huarancca asesinado el 15 de diciembre de 2022 en Ayacucho.  

Retratos de Milagros Samillán. Foto: Zlatna Gargurevich

“Es un cambio muy muy fuerte. Es despertar un día y ver a tu familia destruída, ver que ya no está ese hermano, te han arrebatado a ese ser tan querido para tu familia. Yo no podía explicar el dolor que sienten mis hermanos, mis hermanas y yo como mujer”, Milagros habla con convicción y con la voz casi siempre a punto de quebrarse. Ella estaba a punto de celebrar su graduación como psicóloga cuando la noticia llegó: han matado a Marco Antonio. 

“Nuestra vida ha cambiado bastante, he dejado de trabajar, he dejado de ser la mamá que cuida a los hijos, he dejado de ser la esposa que está en la casa pendiente de su familia, ahora me dedico en buscar la justicia.” Yovana Mendoza sufrió la muerte de su hermano de 34 años y al poco tiempo la de su madre quien sufría de un cáncer avanzado. Su voz tiene el aplomo de quien ha decidido sostener una causa por su familia pero también, por la memoria y justicia en todo un país en el que, muchas muertes en protesta, han quedado impunes. 

Presentación de informe «Quién disparó la orden? Responsabilidad de la cadena de mando por muertes y lesiones en protestas en Perú». Foto: Amnistía Internacional.

Estas dos mujeres llegaron a Lima, como lo vienen haciendo desde hace casi dos años, por temas relacionados a la lucha de las familias de los fallecidos en el estallido social. Esta vez, están en la presentación del Informe de Amnistía Internacional titulado: “¿Quién disparó la orden? Responsabilidad de la cadena de mando por muertes y lesiones en protestas en Perú” En la mesa de presentación estaban cuatro mujeres: Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional. Marina Navarro, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Perú. 

Madeleine Penman, Investigadora de la misma institución y Yovana Mendoza en representación de la Organización Nacional de Familiares de los Asesinados y Víctimas de las Masacres 2022 y 2023,. En primera fila Milagros Samillán escuchaba lo que allí se leía. Un recuento de las inacciones del gobierno frente a las muertes, detalles de planes operativos y evidencia nueva que apunta a los culpables en las más altas esferas del poder. 

Lo presentado en el Informe de Amnistía Internacional fue contundente y doloroso.Luego de escuchar el resumen de todo lo contenido en la investigación, Milagros nos comparte el motivo por el cual decidió ser ella, junto a su hermano Raúl, quien lleve la voz de su familia para encontrar justicia: “Yo decido esto cuando recuerdo aquellas palabras de mi hermano Marco Antonio cuando estaba vivo que me decía que tenía que ser fuerte. No sabía que èl me estaba preparando para estos eventos, para esta realidad que hoy estoy viviendo. Gracias a dios yo todavía no tengo hijos, no tengo familia, entonces tengo la disponibilidad de poder viajar y levantar mi voz por mi hermano y por los demás asesinados.”

Retratos de Yovana Mendoza. Foto: Zlatna Gargurevich

Para Yovana todo ha sido más complicado pero no por ello ha decaído en su lucha: “Mi hermano era como un papá en la casa, tengo a mi papá que es discapacitado tiene neuropsicosis y mi mamá sufría de cáncer, ella falleció a los dos meses. Tuve que traer a toda mi familia a casa de mi mamá para hacerme responsable de mi padre que está enfermo, de mis hermanos menores, ahora ya no soy la mamá de un hijo, la esposa de un hombre, soy la mamá de todos mis hermanos. Nos enfocamos en buscar justicia todos los hermanos juntos. Ahora todos vivimos en una sola casa.”

La vida cambió de pronto para esta mujer pero dice que la fuerza sale de algo incluso más profundo que el amor por su hermano y la justicia para su familia, algo aún más grande la sostiene: “No es por mi hermano no más, no solo por mi, como me ven soy una persona adulta, una persona que ya un día se va de este mundo pero lo hacemos por mi hijo, por el hijo de todos los peruanos, por mi nieto, por los nietos de los peruanos. Por los que vienen es que salimos a buscar justicia. Nosotros en algún momento nos vamos a ir. Nosotros ya nos estamos deteriorando, en un año y medio ya nos sentimos deteriorados pero tenemos que seguir sacando fuerzas de dónde sea para buscar un país libre para los que vienen, para las nuevas generaciones.”. Si un día no me voy estoy segura de que mi hijo seguirá buscando justicia hasta encontrarla, agregó. 

En el caso de Milagros es como una vida en puntos suspensivos. Ella acababa de terminar su carrera de psicóloga y su hermano Marco Antonio estaba en su segunda especialidad. Su muerte volcó su energía joven a la causa de la justicia. “Hemos tenido que dejar nuestros estudios, nuestras familias, nuestro trabajo, para dedicarnos exclusivamente a buscar justicia y por el derecho que nos corresponde. Para que ya no hayan más violaciones de derechos humanos, más asesinatos”, comenta Milagros. 

Pero qué pasa con los sueños, con el proyecto de vida, con las ilusiones de la primera generación de la familia en estudiar en la universidad. Le preguntamos entonces por sus sueños: “Quiero lograr ejercer mi carrera profesional, yo acababa de culminar estudios en psicología, pero ya no pienso como antes, ahora pienso ejercer en el bien de mi comunidad, en el bien de mi gente, de mi pueblo peruano. Quiero ayudar a despertar a las mujeres, a los pueblos olvidados, que tenemos que levantar la voz, tenemos que actuar de diferente manera.”

La lucha de ellas es por cada una de las víctimas, por Sonia y la joven Yamileth, las dos mujeres asesinadas en contexto de protesta social. Pero también, por los múltiples casos, aún impunes, en los que desde el Estado, alguien dio la orden de disparar.