Por: Karen Díaz y Johanna Gallegos.

Intervención por La Antígona, arte y diseño por Adriana Velásquez.

Científicas, doctoras, biólogas y astrónomas. Todas ellas son pioneras y mujeres peruanas que marcaron la historia de nuestro país con sus grandes aportes no solo a la ciencia sino también a la lucha contra de desigualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. En nuestro país, la participación de niñas y mujeres dentro de campos científicos, continua siendo limitada. Así lo afirma la UNESCO, pues calcula que sólo un aproximado de 30% de todas las estudiantes eligen cursar estudios superiores en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.

Sin duda, a lo largo de nuestra historia han existido grandes mujeres que superaron retos y aportaron con sus conocimientos, talentos y habilidades en diferentes campos de estudios: literatura, artes y ciencias. Sin embargo, muchas de sus aportes han sido infravalorados. El difícil acceso a una educación en igualdad de condiciones y los sesgos de género han limitado las oportunidades de miles de mentes femeninas brillantes en las carreras de Ciencias, Tecnologías, Ingenierías y Matemáticas. Al cumplir 200 años de vida republicana, es importante recordar algunas de nuestras referentes y grandes mujeres que ocuparon un papel histórico en la ciencia y que son inspiración para las niñas que serán las científicas del mañana.

Laura Esther Rodríguez Dulanto

Ilustración: Adriana Velásquez

Laura Esther Rodríguez nació en Supe (Lima) en el año 1872, cuando el Perú iba por los 50 años de su independencia. Estudió la primaria en el colegio Badani, y fue una alumna precoz de su generación. En ese entonces las niñas y mujeres eran educadas para leer, escribir y ser una buena esposa: no habían colegios secundarios para ellas. A pesar de eso, Laura quería saber más, tanto como sus hermanos. Ella se había propuesto ser Doctora en Ciencias y Medicina, así que prestaba los cuadernos de Abraham, su hermano mayor, para poder seguir aprendiendo. Es así que logró ser evaluada por un examen final de la Dirección de Instrucción, examen que aprobó con sobresaliente.

Laura Rodríguez ingresó en mayo de 1892 a la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos a los 19 años. Tuvo una nota sobresaliente, y comenzó sus estudios a los 21 años de edad. Cabe señalar que por las restricciones de la época, a veces debía llevar clases de anatomía tras un biombo y se apoyaba de su hermano, que también estudiaba medicina, para conocer los pormenores.

Debido a su excelente rendimiento, el Congreso de la República aceptó una ponencia y le otorgó un subsidio para sus estudios. Por su parte la Facultad de Medicina le dio autorización de realizar disecciones en una sala separada, en compañía de su hermano. Obtuvo un Bachiller en Ciencias y su tesis fue sobre “Estudios Geológicos en la provincia de Chancay”, publicada en los Anales Universitarios. Posteriormente, obtuvo el Bachiller en Medicina, con la tesis “Empleo del Ictiol en las Inflamaciones Pelvianas”. En 1900 logró su título de Médica Cirujana. Publicó investigaciones sobre problemas ginecológicos, como el fibroma uterino y quistes ováricos.

Foto: Heroínas.net

No sólo excelente académica, si no una mujer solidaria. Fundó la Primera Escuela de Enfermería del País, haciendo énfasis en la higiene, además de la anatomía y fisiología. Donó un equipo de cirugía al Hospital Militar. Además organizó la “Unión Patriótica de Señoras” durante el conflicto con Ecuador e investigó sobre la tuberculosis para su ponencia sobre salud pública “La necesidad de la declaración obligatoria de la tuberculosis pulmonar y del establecimiento de sanatorios por el Estado”.

A pesar de que murió muy joven debido a una larga enfermedad, se la recordará para siempre por abrir el camino a la medicina a las mujeres peruanas. Asimismo, por sus aportes a la salud pública, la investigación y la docencia. Actualmente su memoria se guarda en el Hospital MINSA de Supe y en la UNMSM.

María Luisa Aguilar Hurtado

Rompió barreras y persiguió sus sueños en una época en la que el machismo y el desconocimiento sobre la astronomía se vivía en el Perú. Su valentía y perseverancia la llevó a ser una de las pioneras mujeres científicas en nuestro país. María Luisa Aguilar Hurtado, abrió el camino a muchos otros estudiantes y demostró que las estrellas pueden alcanzarse con esfuerzo y dedicación. 

Ilustración: Adriana Velásquez

La década de los años 60 fue convulsionada a nivel nacional. Marcaban el término de muchas reformas aplicadas por el gobierno del General Velazco Alvarado. Augusto Lostaunau describe a los universitarios de esos años como “jóvenes esperanzados en hacer posible el sueño del título profesional; pero, también estaban aquellos que deseaban construir una sociedad verdaderamente justa”. 

María Luisa, fue una de esas tantas jóvenes, en un momento de la historia en el que las mujeres recién comenzaban a ocupar un espacio en las universidades. Ella, impulsada por sus ganas de abrirse paso en el mundo académico, ingresó por primera vez al Instituto de Matemáticas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1958. Tras ese paso importante en su vida universitaria, decidió seguir sus estudios fuera del país. Su meta era seguir la carrera de Astronomía, un campo que era poco conocido en el Perú.  Viajó a Argentina e ingresó al Observatorio de Astronomía y Geofísica de la Universidad Nacional de La Plata. Se especializó en espectroscopia estelar, atmósferas estelares y estrellas variables. 

“Quería estudiar astronomía porque deseaba estudiar y trabajar en algo que me diera libertad. Así, la astronomía fue mi vínculo con la sociedad de mi época”, comentó en una entrevista. Años antes, nunca se hubiera imaginado estudiar fuera de su tan amado país. A pesar de que ya había tenido una experiencia similar cuando dejó Jauja, su ciudad natal, para estudiar sus años primarios y secundarios en la Gran Unidad Escolar Elvira García y García.  

DEJANDO UN LEGADO: SPACE 

Su retorno al Perú sucedió en 1969. Once años después de dejar Perú. Llegó dispuesta a cambiarlo todo a pesar de que el camino no se veía  fácil. Se incorporó como docente a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos un año después. Ella, al respecto, diría en una de sus últimas entrevistas: “Encontré muchos resabios coloniales que ya había olvidado estando en Argentina. Había una gerontocracia muy dura y un machismo muy oscuro en las instituciones”. Sin perder la esperanza, la imparable María, comenzó a dictar clases con el objetivo de desarrollar las ciencias espaciales a nivel profesional en el Perú.

El primer paso que dio para lograr su meta, fue instaurar los “viernes astronómicos”. Tiempo después, estas series de charlas se transformaron en el Seminario Permanente de Astronomía y Ciencias Espaciales (Space), la primera organización de astrónomos peruanos. 

Foto: Space en Twitter

Este grupo, actualmente, sigue siendo semillero de talentos y profesionales de la astronomía y la ciencia. Sus integrantes son astrónomos profesionales, especialistas en temas afines y estudiantes de pre y postgrado en vías de la especialización. 

En una entrevista para el diario El Comercio, el astrónomo Rafael Carlos Reyes, alumno de María Luisa Aguilar, comentó: “Estábamos caminando por la facultad y vimos a una profesora pegando un anuncio de una conferencia de astronomía. Fui con un compañero y, al escucharla hablar, me quedé impactado por su facilidad de palabra, por su conocimiento; sabía llegar con su propuesta astronómica a los alumnos”.

Tras la creación de SPACE, María Luisa dio otros pasos importantes para su carrera. Se convirtió en la primera profesional del Perú en ingresar a la Unión Astronómica Internacional (UAI) en el año 1974. Dos años después, la Unesco le concedió el Premio Año Internacional de Copérnico por sus grandes avances y compromisos con la divulgación científica. 

Estos compromisos con la profesionalización de la astronomía en el país, la llevaron a ir mucho más allá. Compitió contra las más grandes universidades de otros 24 países, logrando que la UNMSM ganara el Programa de Profesores Visitantes de la UAI. Con ello, consiguió organizar la llegada de reconocidos docentes de astronomía de Europa y de América Latina para impartir sus conocimientos en la decana de América. Ese gesto fue de gran importancia para sus estudiantes, pues muchos lograron salir al extranjero para estudiar especializaciones y posgrados. Así fue como se formó la primera generación de astrónomos profesionales en el Perú. 

Foto: Redacción La Mula

Richard Toribio Saavedra, doctor en nanofísica y docente de la Universidad Nacional del Callao, manifestó en una entrevista al diario El Comercio que, se sentía orgulloso de ser uno de tantos jóvenes que fue impulsado a seguir sus estudios fuera por María Aguilar.

Sus sueños no se detenían ahí, pues aún tenía proyectos importantes para el desarrollo de la astronomía. Uno de ellos fue la creación de la primera Escuela de Astronomía en San Marcos. En 2009 se anunció la creación de esta por las autoridades de San Marcos, pero aún no se ha podido concretar. Aún así, en enero de este año, SPACE, a través de su proyecto “Pregúntale A Un Astrónomo”, abrió una convocatoria a nivel nacional para chicos y chicas desde tercero a quinto de secundaria de colegios estatales para ofrecerles clases virtuales gratuitas de astronomía.

A sus 77 años de edad, y con unos 45 años de labor docente, María Luisa Aguilar Hurtado falleció el 29 de octubre de 2015. Esta gran mujer peruana dejó como legado un numeroso grupo de estudiantes que siguen integrando SPACE y acudiendo a los viernes astronómicos. Estos se han convertido en un espacio en los que puedes encontrar una de aventura cósmica de fin de semana. Cumpliendo con el deseo de su creadora: “acercar la ciencia a quienes más lo necesitan”.

María Antonieta Quispe

Estudiar los seres vivos y comprender su relación con el medio ambiente y las personas, es a lo que se dedicó María Antonieta Quispe Ricalde. Esta científica peruana parte de la biología para estudiar a las bacterias halófilas que harán frente la contaminación generada por la minería, y en paralelo trabaja en biología molecular para encontrar una vacuna para la uta (también conocida como leishmaniasis).

Ilustración: Adriana Velásquez

Esta bióloga cusqueña estudió en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), hizo una maestría en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad Peruana Cayetano Heredia y luego, en medio de los duros años noventas, cruzó el océano para estudiar un doctorado en Parasitología Molecular por la Universidad de La Laguna España donde alcanzó la máxima calificación: sobresaliente “Cum Laude”.

Posteriormente, la Dra. Quispe decidió regresar a su país y específicamente a su segundo hogar, los laboratorios de Bioquímica de la UNSAAC, universidad donde es catedrática en la Facultad de Ciencias, escuela de Biología, y lugar donde lleva los últimos cuatro años profundizando en sus investigaciones, en colaboración de otros científicos y sus estudiantes.

Ella es, además, una de las once finalistas del Premio Nacional “Por las mujeres en la ciencia”, promovido por el Concytec, la Unesco y la firma L’Oréal. 

En declaraciones para Andina, la Dra. María Antonieta Quispe resalta que las mujeres tienen mucho potencial en diferentes niveles de la vida y hay que usarlo para conseguir lo que una se propone, ya que tenemos las mismas capacidades. Y esto se ve reflejado en las investigaciones que se llevan a cabo en el laboratorio donde ella trabaja. El mismo en el que sigue fomentando el desarrollo de las capacidades de estudiantes mujeres.

Foto: Emeterio Suárez (CC BY 3.0)

Es así, que ahora ella se dedica a encontrar una vacuna contra la uta, una enfermedad endémica de la sierra y selva central del Perú. La uta o leishmaniasis, está causada por un parásito y es portada por el mosquito jején. Al llegar al ser humano genera úlceras en la piel de brazos, cara y piernas, dejando cicatrices permanentes. Otra de sus variantes ataca las vísceras y sin tratamiento, puede ser mortal. La uta no tiene cura, sólo puede ser controlada con fármacos muchas veces tóxicos. Para lograr encontrar una vacuna la investigadora trabaja con un grupo itinerante de científicos de la Universidad de la Laguna, donde estudió el Doctorado, en el Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias.

En paralelo y desde el 2014, la Dra. María Antonieta Quispe comenzó a trabajar con microorganismos en ambientes extremos, centrándose en microorganismos halófilos de gran potencial biotecnológico con los que hacer frente a la contaminación minera. Su objetivo es encontrar arqueobacterias capaces de degradar el metal y con ellas erradicar la contaminación de suelos y aguas. También investigan el metabolismo del arsénico, para encontrar bacterias que degradan hidrocarburos y con ellas limpiar el medio ambiente en casos de, por ejemplo, presencia de arsénico. El potencial de biorremediación de las bacterias con las que la Dra. Quispe trabaja, podría hacer frente al impacto de la explotación minera en la sierra peruana.