enma 6548985635465.jpg

Nancy Zárate, 40 años,  fundadora de tienda de ropa Ramones Store

Si quieres escuchar esta historia en la voz de la autora, haz click aquí.

Tengo más de 20 años en el negocio de ropa. Empecé como vendedora en una tienda. Poco a poco y después de muchos años abrí una propia. Al principio fue un poco difícil, con el paso del tiempo me fue muy bien, pero nunca pensé que iba a suceder esta pandemia, ni en mis peores pesadillas. Sólo tengo de ingreso a mi negocio. Clientes me llamaron para hacer delivery, pero no tenía el pase para movilizarme. Algunos me escriben por WhatsApp, me preguntan cómo estoy, se preocupan por mí y me brindan su apoyo. 

La cuarentena afectó totalmente mi economía. Estoy midiendo hasta el último sol. Ahora estoy abriendo la tienda, poniendo bolsas a la mercadería y comprando bastante desinfectante y alcohol. Tengo que ponerme las pilas y llamar a mis clientes. Tratar de vender mascarillas, chompas, poleras…ropa que ahora se necesita. 

A mitad de junio, cuando dijeron que se podría aperturar negocios, mi hermana, dueña también de una tienda de ropa, hizo todos los trámites que pedían. Ella fue a su negocio a hacer limpieza, mientras que serenazgo caminaba por el lugar. Había ambulantes en toda esa avenida que vendían sin distanciamiento social. Algunos se quitaban las mascarillas para llamar gente, pero los serenazgos iban a los puestos a querer poner multa por ‘apertura’, entre ellos al de mi hermana. Al día siguiente pasó lo mismo. 

Ella había fumigado dos días antes y tenía que dejar la puerta de su negocio abierta. Indignada le dijo “¿Por qué no le pone la multa a los ambulantes? Miren cómo están”. El municipal le respondió “A mí me mandan por los locales. Si sigues abriendo, te vamos a poner una multa”. Al costado también hay una peluquería que también estaba fumigando y limpiando. El dueño se encontró con mi hermana y le comentó que le había sucedido lo mismo e incluso lo habían amenazado y que todos los negocios cercanos pasaban por la misma situación.

El señor también les recordó a ellos la situación de los ambulantes. El representante le contestó: “Con los ambulantes yo no tengo nada que ver. Ellos se van y acá nadie los conoce, en cambio a usted sí porque tiene local, RUC y licencia. Manejan dinero. Si les ponemos multa, sí o sí van a tener que pagar. Si no lo hacen, no van a poder abrir sus puestos”. Fue un abuso. Esa semana ni mi hermana ni el señor abrieron sus puestos hasta que el presidente dijo que podrían el 1 de julio. Desde esa fecha, con las medidas de seguridad, están atendiendo. En lugar de ayudar a las pequeñas empresas, nos ponen más trabas.

Mi mejor recomendación es que se cuiden. Primero es la salud. Uno puede decir “a mí no me va a dar”, pero por querer hacer una venta o dos, puedes enfermarte. Sé que poco a poco vamos a recuperarnos. 

© 2021 La Antígona