Por Renato Silva

Lenguas originarias. Foto: El Peruano.

Un 27 de mayo de 1975, hace 47 años, el gobierno del General Velazco Alvarado declaró al quechua como una lengua oficial en el Perú. Es por esto que cada año se conmemora el día de las lenguas originarias en esa fecha, como una forma de reconocer la importancia de la preservación de las raíces andinas que forman parte de la historia de nuestro país y que estaban presentes desde antes de la llegada de los colonizadores españoles.

El Perú cuenta con un total de 48 lenguas originarias según registros del Ministerio de Cultura. Todas ellas son reconocidas por la Constitución y la Ley de Lenguas como idiomas oficiales en los territorios en los que predominan.

Aunque en teoría esto significaría un avance en la conservación, difusión y respeto hacia las tradiciones orales y la cultura de las comunidades indígenas; en la práctica, el racismo y el trato despectivo hacia ellas, ha generado que sus integrantes más jóvenes no muestren interés en enseñar o aprender sus lenguas nativas. Incluso la depredación de los bosques y otros espacios en los que se asientan estas comunidades representan un peligro para ellas debido a amenazas de muerte. Según reportó la Agencia EFE en marzo de este año, “21 lenguas nativas solo son practicadas por 31.000 personas y se consideran en alto peligro de extinción”.

Sin embargo, la era de la Internet y las redes sociales han abierto la puerta a una gran cantidad de integrantes de comunidades indígenas para que puedan hacer uso de herramientas digitales para difundir su lengua nativa y su cultura. Yanira Ccencho y Sisa Quispe son mujeres quechuas que usan TikTok y otras redes sociales difundir su lengua nativa y motivar a otras personas a que las aprendan.

Vocación para enseñar

Yanira tiene 25 años y es una educadora especializada en Educación Primaria que utiliza su cuenta de TikTok para difundir el quechua chanka aunque, en realidad, esta inclinación por la enseñanza y su reconexión con su origen nativo surgió años antes cuando trabajaba cuidando niños a los 17 años.

“Vine a Lima, como todos mis compañeros, para buscar estudios superiores. Me preparaba en una academia y a la par cuidaba a niños. La señora me decía “¿Puedes enseñarle las tareas?” y me di cuenta que tenía vocación para enseñar”, comenta. “En la universidad aprendí mucho y empecé a buscar más sobre el quechua (…)”

Aunque Yanira vivió toda su infancia y adolescencia en la provincia de Santa Ana de Huaycahuacho (Ayacucho), un territorio reconocido por el Ministerio de Educación con predominancia del idioma quechua; la educación que recibió fue principalmente en español. No fue hasta que llegó a Lima, fuera de su comunidad, que ella tuvo la oportunidad de aprender mucho más sobre su lengua nativa, pues el único acercamiento que tuvo con el quechua hasta ese entonces fue gracias a las enseñanzas de sus abuelos.

La experiencia motivó a Yanira Ccencho a unir su vocación por la enseñanza, su deseo de innovar usando la tecnología, y su amor por su herencia quechua, para crear Musquriy.pe, su cuenta de TikTok en la que busca visibilizar el idioma y la cultura quechua para las generaciones nativas digitales. En este perfil, Yanira habla tanto español para dar información, como quechua para poder transmitir conocimiento.

“Llegó la pandemia y dije “¿qué hago?” porque tenía planeado hacer cursos y talleres presenciales con niños de mi comunidad (…) Un gran referente para mí fue Solischa, de Cusco. Ella hacía vídeos en su comunidad hablando quechua. Tal vez no enseñando, pero para mí fueron fue una inspiración y dije “yo también creo que podría hacer eso””.

Su primer video fue publicado con motivo del Día de la Tierra en 2021 y, desde ese momento, su contenido ha servido para inspirar a niños y jóvenes a expresar su herencia quechua sin temor o vergüenza. Según Yanira, los jóvenes de su comunidad habían dejado de usar sus sombreros para solo usar gorras de tela; pero en noviembre del 2021, al regresar a Santa Ana de Huaycahuacho, notó que los estudiantes usaban sombreros nuevamente.

“Yo empecé haciendo videos sin sombrero y ahora lo uso. No sé si será por mí, pero me sentí feliz. Ahora se ponen su sombrerito. Eso es lo que quiero que se fortalezca. Que nosotros no tengamos vergüenza de usar eso porque no es nada malo; es algo que nuestros papás, nuestros abuelos hacen, sino que por mucho tiempo con la discriminación nos han hecho sentir mal”, comenta.

Actualmente Yanira Ccencho está involucrada otro proyecto llamado Saphi, una escuela virtual de quechua centrada en la educación intercultural bilingüe para niños y jóvenes que fue fundada por egresadas de la Universidad del Pacífico.

Quechua en New York

Sisa Quispe tiene 32 años y es natural de Tacna. Aunque terminó la carrera de contabilidad, su sueño en realidad era estudiar actuación, lo que la llevó a mudarse a Estados Unidos. Al igual que Yanira, fue lejos de su hogar en donde consiguió abrazar su identidad como mujer quechua, algo que no había podido hacer durante su vida en Perú debido a la representación que se le daba a la población indígena y a la educación que recibió en la escuela.

“Solamente sabía que mi abuelita hablaba quechua, pero era algo a lo que no le prestaba mucha atención. En mi familia muchos repiten que nosotros tenemos sangre española por un lado y a mí me quedó eso. Aparte en el colegio nos enseñaron que todos los peruanos somos mestizos. Después uno prende la televisión y en ese tiempo estaba la Paisana Jacinta. Para mí, esa era la percepción de lo que era ser una mujer andina”, afirma Sisa, quien se llegó a rechazar su apariencia.

Ya en New York y luego de que las protestas generadas por la muerte de George Floyd a manos de un oficial de policía, Sisa llegó a cuestionar aún más su identidad y lo que había aprendido en la escuela. Ya no se consideraba una mujer mestiza, tampoco hispana o latina. La pregunta ¿qué soy? sonaba con más fuerza.

Con el tiempo, Sisa aprendió más sobre su familia. Sus abuelos eran quechuas y su apellido, Quispe, también tenía un origen quechua. Fue durante la pandemia que encontró un rincón en TikTok llamado “Native TikTok”, en el que jóvenes se mostraban con trajes típicos de sus comunidades nativas.

“Había personas que se veían como yo, pero que eran nativos americanos y se vestían con plumas. Parecían hispanos, pero eran nativos “¿entonces yo también soy quechua?” Entonces todo eso fue un proceso de habría más mis ojos”.

Según Sisa, ella no ve diferencias entre una persona que se puede encontrar en la calle en Perú y una persona indígena. “Todos nos vemos nativos ¿por dónde somos mestizos?” fue su primer pensamiento, y luego de investigar más sobre el sufrimiento por el que pasaron otras comunidades nativas, en el norte de América e incluso en Brasil, entendió que las culturas indígenas están experimentando un “genocidio cultural”.

“Tal vez esa palabra sea muy fuerte”, comenta Sisa, “pero hay muchas razones por la que yo no me percibía como una mujer destribalizada quechua o aimara, esa es la razón por la que yo no sé quechua, por la que tal vez tú no hablas tu lengua indígena, o hay una razón por la que solamente se enseñe español en las escuelas (…) y eso no solamente pasa en Perú eso pasa en Bolivia eso pasa en México eso pasa en Brasil eso pasa a incluso aquí en los Estados Unidos”.

Sus ideas y el enaltecimiento de su identidad como mujer quechua fue lo que llevó a Sisa Quispe a ser parte de una charla TEDx en inglés en la que explicó más sobre su proceso de descubrimiento y reconexión con sus raíces indígenas.

Al igual que Yanira Ccencho, Sisa forma parte de Vive el Quechua, un proyecto de difusión de esta lengua nativa que está disponible en YouTube. En un formato de entrevistas, el programa enseña no solo el idioma, sino también tradiciones de la cultura quechua.

Si bien es cierto que en el Perú el quechua es una de tantas lenguas originarias, todas tienen el derecho de preservarlas, pero para que eso pueda lograrse, su uso no puede limitarse, sino que tiene que difundirse. Yanira hace un llamado a las nuevas generaciones de los pueblos originarios a mostrar quienes son sin vergüenza.

“No somos algo que tenemos que esconder. Tenemos que mostrar, tenemos que gritar sin que alguien nos diga que nos estamos victimizando porque también tenemos ese derecho (…) Ahora, a puertas del día de las lenguas originarias, sigamos luchando y si tenemos algo por mostrar, hagámoslo”.