Por Renato Silva

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En su historia, el Perú ha sido cuna de grandes personalidades que aportaron al desarrollo de la cultura del país y cuyos nombres se mantienen vigentes hasta la actualidad como grandes literatos o poetas. César Vallejo, Blanca Varela, José María Arguedas, Victoria Santa Cruz, entre muchas otras personas forjaron con sus letras y su arte a la escena cultural. Sin embargo, con el tiempo, el interés por expresiones como la literatura y la poesía ha decaído y las personas que aún las practican son cada vez menos reconocidas.

Hacer poesía en Perú, en especial si se es mujer; no solo significa ingresar a un mundo en el que el reconocimiento será escaso, sino que una vez dentro se podrían presentar situaciones contra las que se debe luchar si se quiere surgir como una artista. Así fue el viaje de Paola Dávalos, una poeta de 31 años, para llegar a publicar su primer libro: “]de-lira[ hebra disonante”, una obra en la que expresa libremente su arte luego de haber superado las dificultades que rodean a la escena poética en Lima.

Según Paola, su interés por la poesía surgió desde pequeña, pero no es hasta los 11 años de edad que se conecta con esa expresión artística. A esa edad, escribir sus ideas era considerada una actividad privada y el contenido de sus textos no debía ser compartido con nadie. “En ese momento yo consideraba que escribir era algo malo, era algo sucio algo algo que estaba mal”, comenta.

No fue hasta que cumplió los 25 años que tomó la decisión de hacer que la poesía se convierta no sólo en un pasatiempo sino en una parte fundamental de su vida y como un medio de expresión al que dedicó tiempo para formar un estilo propio. Incluso a día de hoy, considera difícil referirse a sí misma como poeta. “Digamos que escribo poesía” es la frase que usa al momento de hablar sobre su talento con los versos.

“Yo sabía que quería publicar un libro. Me dije a mi misma que mi voz tiene algo que decir y no publiqué hasta que estuve totalmente segura de que así fuese […] Yo sabía que estaba en formación y todos los años en los que he hecho mi libro no han sido el final, sino el inicio de mi obra”, dice Paola sobre el trabajo que le tomó el crear ]de-lira[. “Por respeto a la poesía mi premisa es que si voy a decir algo, que sea bueno”.

Colectivos, machismo e inseguridad

Para llegar al punto en el que Paola se convirtió en la autora que es en la actualidad, tuvo que ingresar a la escena poética de Lima de alguna forma. Un colectivo de personas aficionadas a la poesía fue su puerta de entrada, aunque más que una experiencia constructiva, ella indica que fue desagradable debido a la cantidad de personas que usaban su afición como un medio para obtener algo más.

Lo que Paola encontró en ese grupo de personas fueron hombres que buscaron usar la poesía, el arte que ella producía, como una forma de generar interacciones de otro tipo pese a que su interés principal era el de conocer más y aprender a crear mejores poemas pese a que no tenía una formación que pudiera ayudarla a explotar su talento. 

“Necesitaba aprender y una cosa era leer libros y otra era llevarla a la práctica […] lamentablemente me encontré con mucho machismo y mucha misoginia”. Según Paola, dentro de la escena pudo identificar a personas que usaban los recitales como un medio no para exponer contenido artístico y darle valor, sino para juntar amigos y beber licor o “ligar con una chica”, por lo que pudo notar de forma gradual.

Los recitales a los que asistía se producían principalmente en bares de diferentes distritos un fin de semana durante la noche. La idea de cada uno era sencilla: congregar a personas interesadas a la poesía para recitar frente a una audiencia que, en ocasiones, también se unía para leer algunos versos propios. Sin embargo, esto no era todo lo que ocurría en esas reuniones.

La experiencia de Paola fue negativa porque pudo notar el interés de hombres no por su trabajo, sino porque deseaban tener una interacción más íntima con ella. “La mayor parte de las veces ha sido más por un tema de “quiero salir contigo”, “dame tu teléfono”, “quiero una cita” o “te quiero invitar a un evento un festival, pero qué hay a cambio”, algo que desagradó a Paola quien luego de una experiencia tan negativa como esta, decidió alejarse de los colectivos de poesía.

Aunque los recitales como el descrito por Paola no representa a todos los que se organizan en la ciudad, pasar por la experiencia sí le ayudó a identificar señales que pueden indicar a una persona cuándo es que está asistiendo a un evento que podría ser el escenario de actos desagradables para las mujeres.

“La mayor parte de las veces han pensado que diría que sí, pero yo me indignaba y comenzaba a rechazarlas. Llegó un momento en el que también lo expuse”, afirmó la poeta a La Antígona. “Me puse a pensar en los chicos que hacen lo que quieren y tienen estas actitudes […] Algunas personas tienen estos comportamientos y lo usan como excusa para tomar licor. Conforme fui avanzando en este medio me di cuenta de que me hubiese gustado no conocerlo, pero me ha venido bien para saber en quién confiar ahora”.

Paola logró identificar algunas señales de que los espacios artísticos son usados como un medio para que algunos hombres puedan acercarse a mujeres con la excusa de las expresiones artísticas:

  • Demasiada atención: Si una chica nueva recibe demasiada atención por parte de los hombres que forman parte del grupo es un indicador de que podrían intentar algo con ella.
  • Invitaciones a tomar licor: Según Paola, los hombres interesados en interactuar de una forma más cercana por fuera de lo artístico se centran en que la mujer tome mucho.
  • Apañamiento: En ocasiones es posible que algunas personas que se encuentran en estos espacios artísticos ya tengan algún antecedente de haber acosado o tenido expresiones de violencia, pero que aún así se mantengan dentro de un conjunto de invitados recurrentes.

Erotismo y sexualidad aún son tabú

Paola se considera una mujer feminista y que está a favor de la libertad de las mujeres de explorar y expresar su sexualidad de la forma que deseen sin que eso lleve a que otras personas las traten como objetos. Estas ideas maduraron luego de que, durante el año 2020, ella y otras cuatro mujeres decidieron emprender un proyecto de poesía erótica llamado Verbo Húmedo.

El concepto de estas presentaciones era el de rendir tributo a otras mujeres que escribieron poesía erótica con una puesta en escena en la que cinco personas expresaban libremente su sexualidad y su individualidad como un acto político y personal sin que fueran sexualizadas.

La experiencia, que solo se produjo dos veces aquel año previo al inicio de la pandemia en Perú, fue lo que llegó a conectar a Paola aún más con un aspecto de su arte que hasta el momento se mantenía bajo un manto de inseguridades: la expresión corporal. “Para mí fue liberador, el comienzo de la exploración de mí misma en ese aspecto”, indicó a La Antígona.

Las puertas del erotismo no solo se abrieron para ella desde el momento en el que Verbo Húmedo se concibió y llegó a exhibirse, sino que se animó a escribir poesía erótica y a desarrollar ese aspecto artístico dentro de su repertorio literario. La exploración del erotismo también llegó a su primer libro y, junto a su visión del feminismo, tienen incidencia en algunos de sus poemas, aunque también reconoce que no es algo que haya desarrollado aún.

“Yo creo que sí debe haber mayor diálogo porque es lo que nos permite darle otra lectura a la obra que tenemos al frente […] Las personas se escandalizan todavía porque una mujer bese a otra o que se hable explícitamente sobre una relación entre ellas, cuando estamos en tiempos en los que eso debería normalizarse”, finalizó.

]de-lira[ hebra disonante”, como primer poemario de Paola Dávalos no solo es la primera obra de una mujer que se ha dedicado a explorar de manera autodidacta distintas expresiones de su arte, sino que además ofrece un nombre más dentro de la limitada oferta de poetas que son capaces de enfrentarse a los prejuicios del género y a las dificultades.

Paola no es la siguiente Blanca Varela, como pudieron haberle dicho alguna noche en medio de una reunión de colectivo poético entre risas, licor y versos, pero con su llegada al público por medio de ]de-lira[ ha iniciado su camino para ser la primera Paola Dávalos de la escena.