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La educación a distancia ha evidenciado las desigualdades ya existentes en el país. La Antígona recogió las historias de tres profesoras en Ancash, Cajamarca y Junín.

Maestras y maestros de todo el Perú se vieron obligados a cambiar los salones de clases por pantallas digitales tras la cancelación de clases por el avance del COVID-19. La educación a distancia ha evidenciado las desigualdades ya existentes en el país y se ha convertido en un nuevo reto para alumnos y profesores, sobre todo para quienes permanecen en zonas remotas sin acceso a internet, ni tecnologías. La Antígona recogió las historias de tres profesoras que enseñan de manera remota en Ancash, Cajamarca y Junín.

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Sonia, de quinto grado de primaria, debe caminar alrededor de 20 minutos a campo abierto en la zona minera de La Zanja, a cuatro horas de Cajamarca, hasta obtener señal suficiente para recibir clases vía telefónica. Ella estudiaba en una pequeña escuela pública de solo 16 estudiantes. Sin embargo, sus clases fueron canceladas debido a la pandemia del COVID-19.

Su padre, con mucho esfuerzo, se vio obligado a adquirir un teléfono con Whatsapp para que ella pueda seguir con las clases remotas durante el confinamiento. En su casa no disponen de una computadora para las sesiones virtuales, ni mucho menos de internet. El celular es el único medio por el cual la menor puede seguir con sus sesiones escolares.

Camila Vásquez, de 24 años, es la profesora de Sonia. Todos los días se comunica con ella desde Lima y le envía las clases por teléfono. La crisis sanitaria por el avance del COVID-19 la ha obligado a cambiar las aulas por las pantallas digitales, algo que nunca pensó cuando decidió convertirse en maestra. Este nuevo reto la ha obligado también a modificar sus dinámicas de enseñanza y a que la tecnología se convierta en una aliada para seguir instruyendo a sus alumnos.

“Son emociones muy cambiantes…Han habido momentos en los que uno dice: “esto es muy difícil, saben qué, voy a dejarles solamente hacer los libros”…Piensas en tantos obstáculos que te hacen pensar en mejor continuar, pero también pasan cositas en el camino que te hacen despertar, que te hacen ver que para ellos esto es importante, como el que yo converse con sus papás, que me cuenten todo lo que les gustaría ver, todo lo que esperan de los logros de sus hijos» indicó la docente.

Escolares dirigiéndose a sus hogares luego de sus clases. FUENTE: Facebook.

Millones de niños sin acceso a internet

La suspensión de clases por el avance del coronavirus ha representado un gran desafío para el sector de la educación. Millones de niños en todo el Perú se han visto afectados por la cancelación de clases: más de 1.7 millones de escolares no tienen acceso a internet, según el Ministerio de Educación. Sin embargo, el aprendizaje no puede detenerse y los maestros y maestras han ideado nuevas alternativas.

Mayra Echevarría atraviesa una situación similar a la de Camila. Ella es profesora de cerca de 150 alumnos de una escuela de la provincia de Yauli, en la región Junín. Cada lunes, Mayra se graba dando clases frente a una pizarra y envía los videos a los padres de sus alumnos a través del Whatsapp. En su casa, en Huancayo, adaptaron una habitación como un salón de clases para que ella pueda realizar las sesiones.

“Definitivamente todo ha cambiado y nuestra forma de trabajar también, y todo esto por nuestros estudiantes, que realizan enormes esfuerzos por adaptarse. Lo más difícil de esta situación es no poder verlos, no poder enseñar en las aulas teniéndolos tan cerca para brindarles retroalimentación al instante, teniendo que pedir a los padres de familia que hagan la labor del docente en casa, que sean ellos los intermediarios para que los niños puedan comprender mejor y más claro alguna idea que no comprendieron tras las pantallas”. agregó Mayra.

Sin embargo, no todos sus alumnos cuentan con acceso a tecnología y con el 10% solo se comunica por llamadas esporádicamente, debido a que los padres deben caminar largas horas para tener señal telefónica. Liliana Muñoz, vicedecana de la Facultad de Educación de la Universidad Cayetano Heredia conversó con La Antígona y explicó que la crisis sanitaria ha evidenciado cada vez más las brechas y desigualdades ya preexistentes en el país.

“Esta pandemia lo que ha hecho es evidenciar cada vez más las grandes desigualdades. Si bien es cierto que para la educación a distancia no solo se hace uso de la tecnología, sino que también se incorpora la radio y la televisión, nosotros vemos todos los días a niños que suben hacia los cerros a poder captar algún tipo de señal, en provincias, en las zonas rurales. En la Selva, en la Sierra, algunos alcaldes y autoridades del gobierno regional dicen que no hay ni siquiera señal para que capte el televisor”, indicó la especialista en educación.

Muñoz destacó las iniciativas propias de los maestros -como Camilia y Mayra- para combatir estas brechas educativas; sin embargo, recalcó que el Estado es quien debería ver las formas de solucionar e implementar estrategias ante esta situación.

“Nuestro país es tan diverso geográficamente que hay todo tipo de desigualdades económicas, sociales y educativas. Lo que hay que cuidar es que las brechas no se ahonden más. Es un año difícil…probablemente hay niños que no van a lograr los aprendizajes previstos este año, entonces tendrán que implementarse algún tipo de estrategia para que los niños puedan recuperar clases”, agregó.

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Escolares  en formación.  FUENTE: Facebook.

Las brechas culturales

​Alexandra Vasallo es profesora de una escuela pública de educación intercultural bilingüe en una pequeña comunidad quechua hablante, cercana al distrito de Chavín de Huantar en Ancash, llamada Nuevo Progreso. La mayoría de los padres de sus estudiantes se dedican principalmente a la ganadería y la agricultura: ellos crían a sus propios animales y cosechan productos para subsistir.

Alexandra es profesora de once alumnos de quinto de primaria. Ella residía en Nuevo Progreso dando clases presenciales. Tras la suspensión de clases, regresó a Lima en un bus humanitario y actualmente se enfrenta al reto de dar clases de manera remota. Si bien el Estado ofrece el programa educativo Aprendo en Casa, no todos sus estudiantes cuentan con televisor o radio en casa y no tienen cómo recurrir a esta enseñanza. 

Los alumnos de Alexandra, además de afrontar limitaciones por acceso a tecnologías, se enfrentan a marcadas brechas culturales, en particular por el idioma. La lengua materna de estos niños es el quechua y es difícil para ellos seguir con el contenido de Aprendo en casa en castellano. Según detalla la docente a La Antígona, los menores tenían problemas porque los mensajes transmitidos se hacían muy rápido para su nivel de castellano y estaba descontextualizado con su realidad.

Además, sus alumnos cumplen labores en las chacras pastoreando animales y no podían seguir con los horarios establecidos a través de las radios. Alexandra ha optado por comunicarse por separado con cada uno de ellos por línea telefónica,  de acuerdo a los tiempos de los estudiantes. Algunos tienen que pedir prestados celulares a tíos o primos. Esporádicamente se conectan hasta cuatro alumnos en una sola llamada y programan exposiciones en conjunto.

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Maestras y maestros del colegio Nuevo Progreso Chavin FUENTE: Facebook.

“De hecho pasar de lo presencial a la educación a distancia ha sido todo un reto. Si bien existen propuestas por parte del Estado, en el caso de mis estudiantes, en específico, no existe una fórmula de cómo llevar la educación a distancia porque son chicos y chicas que muchos de ellos no tienen acceso a la programación del Estado. Tengo dos estudiantes que solamente tienen línea telefónica, es el único recurso que tienen. Y que incluso en el caso de uno de ellos, el celular es de su tía” explicó Alexandra.

En conversación con La Antígona, Ángela Bravo, directora de educación secundaria del Ministerio de Educación y máster en políticas educativas, consideró que los retos del Perú en cuanto educación están muy vinculados al tema de la inequidad. La especialista indicó que la plataforma más completa de Aprendo en Casa es la web. Sin embargo, es a la que menos acceso tienen alumnos, debido a que menos del 40% de niños tienen internet en sus hogares.

“Si bien el programa de aprendizaje se pensó diseñado para que pueda llegar a todos los estudiantes, sigue teniendo un reto de cobertura importante y todavía no se ha logrado implementar la radio en todas lenguas originarias”, sostuvo Bravo.

Hasta el momento se desconoce la fecha de cuándo los escolares regresarán a las aulas debido a la coyuntura. Mientras tanto docentes y alumnos tendrán que adaptarse a esta nueva normalidad que ha traído a flote las brechas ya existentes en nuestra sociedad. 

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