Por Stefany Flores

Foto: Wong Kar Wai / Happy Together

Happy Together (1997) del director hongkonés Wong Kar-Wai y ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes narra la historia de dos jóvenes homosexuales hongkoneses que deciden emigrar hacia la caótica Argentina de los años noventa con la promesa de visitar la cataratas de Iguazú y así salvar su relación. 

Buenos Aires, un auto varado, Iguazú y una única oportunidad para volver a empezar. Con estas palabras podríamos resumir el inicio de la película «Happy Together» (1997) de Wong Kar Wai. Ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes esta película sumerge al espectador en un viaje nostálgico en la qué dos inmigrantes hongkoneses deciden viajar a Argentina para recomenzar su relación amorosa, qué como veremos está marcada por la dependencia emocional y el constante abandono de uno de ellos. Es precisamente el abandono y la ausencia el motivo de este viaje hacia Argentina en donde nuevamente ambos amantes se separarán. y tomarán caminos diferentes para poder sobrevivir en la caótica Buenos Aires de finales de los años noventa. Con la promesa de quizá, volver a ser felices juntos nuevamente. 

En este film se confrontan la ausencia y la dependencia, desencadenando un viaje que se convierte en un acto político en un entorno machista que replica las dinámicas de violencia de su ciudad natal. La película desafía los convencionalismos narrativos occidentales y presenta sujetos complejos, cuya condición de migrantes afecta su vivencia de la sexualidad, como lo ejemplifica Po Win al refugiarse en la prostitución para sobrevivir. En tiempos donde la individualidad de los espacios, sujetos y emocionadas se encuentran sofocadas bajo el peso de la globalización, esta película demuestra qué el contexto, es decir, el pasado de una persona puede servir como una forma de resistencia simbólica frente a la diáspora del sujeto migrante que se enfrenta a nuevos códigos culturales de otro país. 

Audrey Yue, investigadora de la  Universidad de Singapur, usa el término Queer Asian (inmigrants) para definir una dinámica de contextos locales específicos y discursos aparentemente subalternos. Es precisamente esta crítica la qué adapta Audrey Yue para proponer el término Queer (N) Asian el cual conecta con un nuevo horizonte qué críticamente desplaza las nociones aparentemente fijas de lo queer y lo asiático. Incluso, Yue sugiere qué el término produce una identidad queer asiática transnacional qué irrumpe con esa identidad post-Stonewall anglosajona la cual fue propuesta como un modelo narrativo para una identidad sexual queer. Es con estas características e influencias de lo Queer (N) Asian en las qué precisamente Happy Together transita. La intertextualidad entre la ciudad de Hong Kong y Argentina, así como la resistencia a un pink ending, tan particularmente registrado como parte del engranaje de los productos occidentales culturales. 

Entre los fragmentos de ausencia: Yiu – Fai y Po-Wing 

La primera vez que uno ve Happy Together no puede resistirse a su irresistible atracción, la combinación de la música y la riqueza de las imágenes. Cautiva profundamente, especialmente por su representación de Buenos Aires.  La película nos sumerge en las dificultades que enfrentan Lai Yiu-Fai, interpretado por Tony Leung Chiu-Wai, y Ho Po-Wing, interpretado por Leslie Cheung, como una pareja gay de Hong Kong viviendo como expatriados en Buenos Aires. 

La película se presenta como un collage de diversas situaciones y contextos, un mosaico de piezas que, de alguna manera, se conectan pero nunca se fusionan completamente. La primera parte se enfoca en el inevitable final de la relación de pareja entre Yiu-Fai y Po-Wing. En la segunda mitad, entra en escena un nuevo personaje: Chang, interpretado por Chang Chen, quien se convierte en amigo de Yiu-Fai. Mientras Yiu-Fai trabaja en diversos empleos con el objetivo de ahorrar lo suficiente para regresar a Hong Kong, Po-Wing se ve obligado a prostituirse como acompañante gay para mantenerse a sí mismo en las calles de Buenos Aires. Por otro lado, Yiu-Fai conseguirá trabajos en lugares predominantemente masculinos, como el matadero y el chifa, sin embargo esto refuerza la complejidad de definirse como migrante y sujeto queer. Yiu-Fai performa una personalidad de tipo duro, pero es quizás quien más en el fondo ha sentido el abandono, no solo de su amante, sino también de su patría pues para viajar a Buenos Aires tuvo qué robarle a su padre. 

Ambos personajes son muy duros en el trato qué se dan uno a otro, sin embargo las voces en off revelan personalidades frágiles internas marcadas por el abandono, manifestándose en actos violentos como una forma de procesar sus emociones. La relación entre ellos, aunque llena de amor, se revela como perjudicial para ambos en el contexto del siglo XXI, caracterizado por la soledad y la agitación.  En medio de esta dinámica, las historias de Yiu-Fai, Po-Wing y Chang se entremezclan en maneras diferentes y específicas, especialmente cuando desafían el marco heterosexual predominante de un Buenos Aires machista.

Aunque «Happy Together» aborda de manera sutil la cuestión de la homofobia, su presencia es palpable a lo largo de la trama. En una escena impactante, presenciamos a Po-Wing siendo brutalmente golpeado en un baño público, con sus manos y rostro sangrando y huesos rotos. Yiu-Fai lo lleva al hospital y luego a su hogar, donde Po-Wing debe refugiarse para su seguridad. La brevedad de la escena del ataque no disminuye su impacto, y es evidente que uno de los clientes ha perpetrado la violencia, forzando a Po-Wing a esconderse en casa de Yiu-Fai por seguridad.

La película destaca las agresiones físicas contra personas queer, una realidad no tan infrecuente en Buenos Aires. En muchos casos, estos crímenes motivados por el odio resultan en la muerte, y los perpetradores rara vez son identificados o procesados por la policía. «Happy Together» se aparta de las convenciones de las películas convencionales al ofrecer una constante renegociación de identidades transnacionales en una era de globalización. La narrativa presenta una perspectiva única sobre la vida queer al alejarse de los típicos «finales felices», explorando de manera más realista y cruda las complejidades y desafíos que enfrenta la comunidad queer en un contexto global.

Destaca notablemente la importancia de la música en la trama cinematográfica. A lo largo de toda la película se puede escuchar continuamente el tango piazzolla que dramatiza la compleja relación de dependencia qué hay entre los protagonistas. El tango ha sido parte de una cultura en donde se desarrolla bastante la sexualidad y el prototipo de hombre macho, sin embargo la película evoca sus comienzos homoeróticos. Desde un inicio el tango era un baile qué se desarrollaba entre hombres, es recién a partir de 1920 en donde se le permite el ingreso a las mujeres las cuales en su mayoría eran prostitutas. Wong Kar Wai evoca en su película esa raíz homoerótica y lumpen del tango. Primero, con la escena del baile entre ambos protagonistas en la destartalada cocina de la pensión. Luego, en el baile final entre Ho Po Win y un artista de tango. Cabe profundizar otro género musical en la película: la cumbia, esa qué suena cuando Chang y Yei están juntos, se ha convertido ahora en la música de la clase media y representa la apertura de la sociedad hacia el sujeto queer. 

En este contexto de diversidad explorada por los aficionados, la escena de la danza entre Yiu-Fan y Chang lleva consigo las marcas inequívocas del homo-deseo. Chang expresa su aversión por las fotografías y, en cambio, le pide a Yiu-Fan que le grabe un mensaje en una grabadora. Mientras Chang se entrega a la danza de la Cumbia, Yiu-Fan comienza a grabar un mensaje que culmina en lágrimas. Posteriormente, Chang acompaña a Yiu-Fan a su habitación, buscando un lugar tranquilo para despedirse.

A diferencia del tono festivo del club de cumbia en su encuentro anterior, la habitación de Yiu-Fan está llena de melancolía. Sin embargo, esta tristeza no tiene nada que ver con la manipulación frustrante que caracterizaba la relación rota entre Yiu-Fan y Po-Wing. Contrariamente a las tensiones y conflictos presentes en la relación anterior, la escena de Yiu-Fan y Chang revela una conexión más auténtica y menos complicada. La tristeza en la habitación no surge de la ruptura de una relación, sino quizás de la inevitabilidad de la despedida entre dos personas que han encontrado un vínculo genuino en medio de sus propias luchas y complejidades personales.