Por Arturo Gutarra

Embarazo adolescente. FOTO: Archivo El Sol De Mexico

“Es en el mes de julio cuando me enteré de que tenía tres meses de gestación. Comencé a presentar moretones y cambios en el color de mi piel. Presenté dolores en mis ovarios, pensaba que tenía quistes”, comenta Fernanda, quien se encontraba cursando el quinto año de secundaria por ese entonces. 

Cuando su madre le llevó al hospital, el doctor de inmediato le preguntó: “¿Tienes pareja?”. Una respuesta afirmativa hizo que el doctor la derivara al ecografista. Fue allí donde se enteró que estaba esperando a su hija. 

—¿Has venido acompañada de alguien más?, le dice el ecógrafo.

—Sí, mi madre se encuentra afuera, responde. 

—¿Quieres que le digamos o prefieres decirle?

—Mejor ustedes.

“Llamé a mi mamá y me escondí”, cuenta. “Consecuente a esto, mi mamá se enojó y me pidió que le cuente quién es el padre”. 

Relatos como estos se viven en la región de La Libertad. En lo más profundo de cada familia se guarda una historia. Y en la semana de la prevención del embarazo precoz, la situación no parece haber cambiado mucho. En el marco de la pandemia, hubo un aumento de casos que pusieron en alerta a toda la población joven: cada día son ocho las adolescentes de entre 11 a 19 años que dan a luz en un centro de salud. Estos se dan por varias circunstancias: ya sea por ultraje, falta de orientación sexual, negación de kit de embarazos, o en algunos casos por “tradición familiar”, esto último sucede en la sierra liberteña. 

En el Perú, el embarazo en adolescentes es un tema que —aun con el pasar de los gobiernos— todavía no se le ha dado verdadera importancia, y es impactante si consideramos que se tratan de 33,012 casos a nivel nacional. En la región de La Libertad durante el 2019, los casos de jóvenes entre 11 y 19 años reportados por el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo en Línea, alcanzaron los 3,044, de los cuales las menores de 14 representaban a 62 niñas. Asimismo, durante esa fecha, la zona rural lideraba con altos dígitos los informes con  456 reportes.  Sin embargo, con la llegada de la COVID-19 al Perú en el 2020, y específicamente a la región, provocó un pico de 2,859 casos. Ahora, en lo que va del año, son 2,055 los embarazos de niñas y jóvenes entre 11 y 19 años. 

Actualmente, se han registrado 673 casos de gestación en la zona urbana. Son julio y agosto los meses que más partos se atendieron. La parte rural registró 1,382 adolescentes  entre Pataz, Bolívar, Sánchez Carrión, Santiago de Chuco y Otuzco.  

Era una noche helada en la altura de la serranía de La Libertad. Con mucha pena, “Katy” nos relata lo duro y difícil que le fue afrontar la pérdida de su primogénito. Habían transcurrido cuatro meses desde su nacimiento y el proceso que, como madre joven, tuvo que soportar. Todo transcurría con normalidad en el mes de mayo, Katy cumplía con las tareas del hogar mientras su madre salía a vender sus productos. Pero, cuando llegó la noche, la madre —por alguna razón— no llegaba a su vivienda.

Katy preparaba la avena para poder cenar con sus hermanos. De pronto, ocurrieron los hechos que hasta el día de hoy le causan tristeza y, a la vez, vergüenza: “Recuerdo que estaba haciendo la cena, de la nada escuché que lloraba y lloraba. Yo no sabía qué hacer en ese momento y ni cómo auxiliarlo, ya que llevaba media hora así. Su carita estaba morada y no pensé que se estaba ahogando. Mi madre no estaba en casa y, de repente, de un momento a otro, dejó de gritar mi angelito. Desde ahí traté de olvidarme de esa etapa vivida”, comentó la menor de 15 años, quien actualmente es ama de casa.

No pudo culminar su primaria ni secundaria por la falta de recursos económicos; sin embargo, no pierde las esperanzas de poder retornar al estudio y convertirse en una profesional de la salud: Enfermería es lo que tiene planificado estudiar, pero —debido a la pandemia— ciertas metas se han retrasado para ella. No obstante, la joven confía en que podrá cumplirlas.

Un embarazo en la etapa adolescente puede llegar a afectar psicológicamente a la persona, ya que cada joven se plantea un proyecto de vida a largo o a corto plazo para el desarrollo de su vida. Sin embargo, hay eventos inesperados que, en algunos casos, pueden llegar a superarse y les permiten volver a darle dirección a sus vidas. 

Jimena cumplió 20 años la semana pasada. En nuestra plática, comentó que solo había acabado la primaria, ya que sus padres, pese a contar ambos con un trabajo, no se daban suficiente abasto en sus actividades en la sierra liberteña. Ante estas complicaciones que también perjudicaban a su hermana, Jimena optó por abandonar sus estudios y apoyar a la familia con tareas del hogar. Ella tenía planes, su sueño era estudiar para ser secretaria, o, inclusive, convertirse en una gran estilista. A fines del 2019, laboraba en una tienda vendiendo ropa para dama. En una mañana soleada cotidiana, su empleadora la notaba con actitudes extrañas: “Esta muchachita a cada rato va al baño, algo debe tener”, decía la dueña. ¿Qué era lo que estaba pasando? 

—No me “ha bajado” hace 2 semanas, ya me estoy preocupando, recuerda haber dicho Jimena. Aquel día, se la pasó pensando y preguntándose el porqué de su retraso. Al día siguiente, se acercó a la posta más cercana, donde se dio con la sorpresa de que estaba a la espera de un bebé: “Tuve que contarle a mi pareja, pero en nuestros planes no estaba ser padres a esa edad, yo tenía 18 años”. Ahora, se encuentran conviviendo juntos y con la posibilidad de tener su techo propio. A pocas casas de su vivienda han podido acceder a un terreno fruto de su trabajo: “De niña imaginaba tener mi primer hijo hombre, pero no a esa edad”, señala con una inevitable sonrisa dibujada  en su rostro.  

Centro de salud primario del distrito de Laredo (Trujillo). Foto: Arturo Gutarra

En una charla realizada por la microrred de salud de la región La Libertad, un grupo reducido de 10 adolescentes acudieron al centro de atención primaria del distrito de Laredo. En conversación con los participantes, estos indicaron que estas charlas o capacitaciones son importantes para su formación cuando inician su vida sexual.

“La finalidad de estos eventos es proyectar a que los adolescentes se empoderen y se proyecten en tener mayor conocimiento sobre cómo deben relacionarse sobre el tema de su sexualidad, también en la región estamos trabajando con los “tele talleres”. En los diferentes horarios se conectan directamente con la obstetra encargada del establecimiento de salud correspondiente”, indica Irina Juárez Cueva, coordinadora de salud sexual reproductiva de la red de Essalud de La Libertad. 

Sin embargo, en algunos casos no se llega a tocar estos temas en algunas instituciones educativas, ya sea públicas o privadas. 

¿Cómo comprobamos esto? Una consulta realizada a Andrea, una adolescente de quinto año de secundaria de un colegio religioso. 

—Nos han enseñado temas como el amor, la típica idea de que existe un solo amor en la vida y todos esos mitos, pero educación sexual, no; indica. Además, señala que una docente de Ciencia y Tecnología es quien les habla de educación sexual a profundidad. 

—Entonces, ¿cuál fue tu fuente de información sobre educación sexual y prevención de embarazos? 

—Yo misma busqué en Internet. 

—¿Quizá en Instagram, Facebook?

—En Instagram y en TikTok te enseñaban cómo poner el condón, los métodos anticonceptivos, y todo. 

—¿Recuerdas en qué grado optaste por buscar esta información?

—Fue en tercer grado, mirando también documentales, infografías sobre enfermedades de transmisiones sexuales, etc. 

La situación va igual con los varones. Conversamos con Carlos, quien tiene 17 años y es estudiante del quinto año de secundaria de un colegio de varones en Trujillo. El hablar de educación sexual durante su etapa escolar fue para él una clase de risas o de comentarios machistas.

—En tercer año, recuerdo que tener una relación sexual con una chica era un logro. Mis compañeros seguían a un compañero que se la daba de “maestro”, eso me daba cólera. 

—¿En tu colegio te hablaron de educación sexual? 

—Mi profesora nos enseñaba con manzanitas para entenderlo mejor, pero como te decía, estas clases se prestaban para la burla y las indirectas a estudiantes que “experimentaron”, cuenta.

“Este año, tuve mi primera relación sexual con mi enamorada y no se lo comenté a nadie. Esa noche llegué a casa con una marca en el cuello, y mi madre me lanzó una cachetada. Mi padre se rió y me llevó a comer pollo a la brasa diciendo que ahora soy un hombre, pese a que seguía negando que sucedió algo”, decía con temor. 

—¿Qué te dijeron tu padre y tu madre?

—Mi mamá me dijo que eso solo hacen las damas de compañía, me enojé y no le respondí. 

—¿Dama de compañía?

—Sí,  eso me dice. 

—¿Y tu papá? 

—Él solo se rió y me sacó de casa. Me hizo preguntas incómodas y me empezó a hablar del cómo nací, pero, aun así, no me atreví a decirle nada. 

—¿Y usaste algún método anticonceptivo?

—Mis amigos me dijeron que sin condón es rico, pero no les hice caso y opté por acercarme a una botica. 

—Lo curioso es que cuando se acerca a una botica, la persona que vendía preservativos lo miró, y le dijo: “¿Cuántos años tienes?”, eso me dio vergüenza. Y le dije que tengo mayoría de edad, me pidió mi DNI pero, para mi suerte, tenía el azul, así que accedió a vendérmelo.

“Aún sigue habiendo padres con la cultura de la vergüenza”

Joseline Peña, docente y tutora 

Joseline es docente de Comunicación en una institución educativa focalizada. En lo que va del año, se ha presentado un caso de embarazo en una de sus alumnas en el grado que le toca enseñar. Su apoderada había pedido permiso para que su hija se ponga bien de salud luego de haber dado a luz. 

“Si los padres hubieran comentado desde un momento que su hija estaba gestando, como docentes hubiéramos visto la manera en apoyarla”, comenta. “Ya que en algunos casos dejan de estudiar para ponerse a trabajar; sin embargo, les damos la facilidad para que puedan presentar sus trabajos los fines de semana”, añade. 

Además, la virtualidad ha sido una barrera que ha impedido cualquier tipo de  comunicación con las alumnas que atraviesan esta situación: “A veces no sabemos si la adolescente convive con esa persona que la embarazo”. 

Luego de pasar de una institución particular a una del estado, ha notado muchas diferencias: los alumnos con privilegios tienen acceso a una posta y, así, la opción de consultar sobre métodos para la, prevención de embarazos e ITS; en cambio, en los conos se les niega la información, y esta es una problemática que suele replicarse en zonas sobrepobladas. 

Los padres también cumplen con un rol muy importante. En los colegios privados, los padres suelen decir: “No saturen a nuestros hijos con sexualidad”, pero no entienden que estas conversaciones brindan más confianza a las y los alumnos para consultar a la tutora sobre dicho tema. En cambio, en los colegios del Estado existe una ausencia de padres, ya que todo el día se dedican al trabajo. 

Hugo González, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Perú, decía: “La maternidad temprana, ocurrida en 2019 en Perú, le cuesta aproximadamente medio millón de dólares mensuales al país». 

Sin embargo, afirma  que, para inicios de 2022, ese costo podrá superar fácilmente el millón de dólares mensuales. En ese sentido, el embarazo de niñas y adolescentes no es un asunto cuyas consecuencias únicamente afectan a las niñas y a sus familias, o siquiera que llama a un gobierno de turno para actuar; por el contrario, es un asunto que nos atañe a todos. Si hablamos de educación, en este año los sectores pobres (que representa el quintil 3) suman 121 adolescentes embarazadas desde marzo hasta septiembre. La gran parte con la primaria completa, pero estudios secundarios no culminados. Ahora, si nos vamos por los extremos, las personas más pobres (que representan el quintil 1) reportan 343 madres de entre 11 a 19 años. Por otro lado, entre las familias que tienen comodidades, la suma es de una más, a 344. 

COMPLICACIONES EN SALUD MENTAL 

“La ansiedad y la preocupación son los primeros síntomas que presenta una adolescente al sentirse al frente de un posible embarazo”, describe Jorge Chotón Cabanillas, magíster de Psicología. Además, precisa que, en varias ocasiones, la familia actúa de forma violenta, lo cual conduciría varios escenarios: la fuga del hogar, abandonar los estudios, y —en algunos casos— el suicidio por la falta de empatía en la familia y la sociedad. 

Jorge Chotón, psicólogo, trató casos de adolescentes gestantes al borde de la depresión FOTO: Referencial de internet.

En el Perú, nueve adolescentes (7%) tuvieron en algún momento la intención de suicidarse, ingiriendo raticidas, insecticidas o infringiendo cortes en su piel para alcanzar las venas. Normalmente por lo que se ha observado, los adolescentes llegan a disfrazar el problema. Allí hay que tener tino para sobrellevar el caso. 

En ocasiones llegan con la idea que están embarazadas, pero no lo están; en otros casos, sí lo están y no saben cómo comunicarlo a la familia. Y en otros recurren al psicólogo para darle una idea de cómo hablarlo, pero prefieren que el profesional se los diga. 

La reacción de la familia depende de las creencias: si la familia es religiosa, quizá no haya maltrato físico, pero sí psicológico o vergüenza por un tema del pudor y la vergüenza social. Si la familia no es religiosa y rígida, pues allí se presentan los golpes: los encierran y eso, a la larga, trae consecuencias. O huyen o hay un intento de suicidio. 

La primera parte es la ansiedad presentada en la adolescente: sienten el miedo y la presión que les pueden poner dentro del entorno familiar: cómo es que actuarán al enterarse. Luego de eso viene la preocupación, donde presentan cambios en el cuerpo como la pancita. Esa parte es la que genera el rechazo a la adolescente. En cuanto pasa esa etapa, cuando ya todo ha pasado, nace el bebé; por ende, viene la etapa depresiva, del no saber qué hacer. En algunos casos, esto varía. En la situación de Fernanda, el nacimiento de su bebé fue motivo de superación y crecimiento para ella; sin embargo, en otros contextos, lamentablemente, optan por el suicido o por el descuido del menor. El problema de la deserción escolar también es común: las jóvenes madres optan por dejar el colegio y se dedican al trabajo. 

COMPLICACIONES EN LA SALUD FÍSICA

Una profesional de salud de la provincia de Bolívar declaró en anonimato para La Antígona sobre las problemáticas que afronta una menor gestante:

Una menor da a luz por cesárea y pierde mucha sangre, lo que hace que la menor tenga una anemia ferropénica. Existe una disminución de los glóbulos rojos en el organismo; por lo tanto, es falta de hierro para la paciente.  Otra complicación, y de las más comunes, son los partos prematuros, los cuales ocasionan un daño en el bebé: bajo peso y dificultades respiratorias. Algo recurrente que sucede en adolescentes menores de 15 años es que presentan una desproporción pélvica. En ocasiones, la cabeza del feto es proporcionalmente grande o la pelvis de la madre es pequeña para que el bebé pueda nacer. Como estos, existen muchas complicaciones; sin embargo, estas son las más repetidas.

“Hace dos meses, conocí el caso de una paciente que —en ese momento— debió ser referida a un hospital de provincia, ya que en nuestro centro de salud no contábamos con los implementos necesarios. Por su edad (14), debía ser evaluada por un ginecólogo, ya que tenía la altura uterina muy pequeña para la etapa gestacional. El padre no quería referirla. No fue hasta el día del parto cuando llamó a la partera y la atendió, pero la placenta no salió. Esto provocó una hemorragia, y la menor se desmayó. Fue allí que el padre acude al establecimiento de salud para comunicar desesperado que ya se moría su hija y que recién tenía su parto», comenta la profesional.

Área de hospitalización. Foto: Arturo Gutarra

”Cuando llegamos a su domicilio, encontramos a la paciente desmayada con un sangrado vaginal y no se encontró evidencias del sangrado que se produjo en el momento de parto, ya que era necesario para poder manejar el goteo del suero. La placenta se encontraba dentro de ella, por lo que tuvo que ser trasladada al hospital inmediatamente. Se transportó a la paciente en camioneta. En el transcurso de las dos horas, la ambulancia les dio el alcance», dice. Por otro lado y según el testimonio de la profesional, la paciente seguía inconsciente y continuaba con el sangrado. «Llegamos al hospital: retiran la placenta, pero fue tanto el sangrado que tenía como diagnóstico shock hipovolémico de grado 2, por lo que necesitaba transfusión sanguínea, así que le colocaron una unidad de sangre».

”Por el diagnóstico, la paciente tenía que continuar en otro hospital de mayor resolución o equipamiento, pero justo ese día, el hospital no contaba con el personal para llevar a la paciente a un hospital de la capital del departamento, por lo que continuamos con la paciente hasta llevarla allá. En el transcurso del viaje, se le colocó otra unidad de sangre». Ella añade que durante el trayecto, el personal de salud no había ingerido alimentos: ni desayuno ni almuerzo. Al llegar al hospital, los signos vitales de la paciente comenzaron a estabilizarse. Por otro lado «el personal que nos recibió no tuvo un buen trato. Toda esta situación duró un aproximado de 12 horas: desde 4:00 a. m. hasta las 4:00 p. m.”, contó la obstetra, quien vivió en carne propia esta situación

En el ande liberteño, abundan mineras ilegales. Estas mineras contratan a personas de la zona o las trasladan de Trujillo hasta el punto de excavación mientras cargan grandes sacos de dinamita y las herramientas necesarias. Algo curioso de estas minas son las madres y niñas que acuden a estos lugares a cocinar para cientos de personas.

“A mi centro de labores suelen llegar adolescentes desde los 12 años. En este mes (septiembre), 15 niñitas de 12, 15 y 16 años llegan a sus controles y consultas sobre su gestación. Los embarazos son producidos en las mismas minas, esto se vuelve normal y cotidiano por aquí”, comenta la obstetra.

“En las mujeres que se unieron entre los 10 y 15 años, el 62% tuvo más de tres o más hijos/as; esta proporción sube a 67% en zonas rurales. Por el contrario, el 66% de quienes se unieron después de los 18 años han tenido uno o dos hijos/as. Las unidas a los 16 o 17 años muestran proporciones intermedias entre esos dos extremos”.

En una tabla del Plan Internacional Informe Uniones Tempranas 2019,  explican el cómo se decide sobre el uso de anticonceptivos: predomina la respuesta de la “decisión conjunta de la pareja” en los tres grupos etarios (nacional, urbano y rural); especialmente en esta última. Los contextos sociales ya descritos sugieren que, en la decisión en la que la mujer llama “conjunta”, la opinión de su pareja puede tener predominancia. La presión familiar y la cultura del casamiento obliga a la adolescente a ser madre a temprana edad. 

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“Vidas Robadas” de CLACAI registró que solamente el 58 % de menores entrevistadas en el Perú recibió algún método anticonceptivo al momento del alta hospitalaria. En gran parte de los casos, se les daba un inyectable trimestral, lo que indica que —al momento del estudio— solo 39 estaban usando algún método, pese a que hasta el mes de junio, según detalló el portal web Salud con Lupa, 14 regiones (Áncash, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Callao, Cusco, Huánuco, La Libertad, Madre de Dios, Moquegua, Pasco, Puno, Tacna y Tumbes) usaron menos del 50% de su presupuesto para la prevención de embarazo adolescente. La Libertad registraba un 48% de gasto hasta el mes de junio; sin embargo, en este mes, tras consultar con la Gerencia Regional de Salud La Libertad (GERESA), se nos indicó que, en el departamento, se destinaron 5,0833 soles, de un gasto total de S/. 3,361,832.

Ante esta aterradora situación, es evidente la necesidad de reconocer el derecho al acceso a temas de salud sexual en las escuelas. Es fundamental que cada adolescente pueda decidir por su cuerpo y prevenir el embarazo no deseado. Cada día, vidas se truncan porque ellas no pueden tomar una posición y decidir debido a la falta de información. Muchos padres de familia todavía se resisten a hablar con sus hijos sobre sexualidad, métodos anticonceptivos o el aborto terapéutico: “A mi hijo(a) no le hables de sexo”, se escucha entre voces en las escuelas. Sin embargo, a través de las cifras y testimonios presentados, está claro que se deben tomar medidas para prevenir y frenar, poco a poco, los altos y preocupantes índices de embarazo adolescente.