Según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, la cifra y frecuencia de casos de feminicidios son equivalentes a una víctima cada dos días.
Foto: Valeria Delgado Zela (@valmardela)
Al compás de tambores, en un altar iluminado y adornado con bordados que llevan los nombres de cientos de mujeres víctimas de la más brutal expresión de violencia de género, decenas de personas se congregaron en el Parque Washington para participar en una vigilia en memoria de las víctimas de feminicidio en el Perú. Entre enero y noviembre de este año, se han registrado 120 casos de feminicidios en el país, según el recuento de casos reportados por el Movimiento Manuela Ramos. El último reporte del Programa Nacional AURORA del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP) señala que la cifra de feminicidios equivale a casi una víctima cada dos días.
Desde 2018, el Movimiento Manuela Ramos organiza vigilias el primer martes de cada mes como parte de la campaña “Juntas sin Miedo”. Este 5 de noviembre, decenas de mujeres y transeúntes se reunieron para recordar que detrás de cada cifra hay una vida, sueños truncados y familias destrozadas por una tragedia que parece interminable. La ceremonia, liderada por la periodista Manuela Camacho, incluyó un espacio de micrófono abierto donde las asistentes compartieron testimonios y reflexiones, convirtiendo el dolor en un llamado colectivo por justicia y cambio.
“Este es un evento de historia, de demanda de justicia y también para romper el silencio sobre la normalización de la violencia contra las mujeres y, en su forma más extrema, el feminicidio. Hoy en día, cada mes tenemos que preguntarnos cuántas son las mujeres asesinadas, ya no nos preguntamos si siquiera hay. Son muchas las mujeres asesinadas a manos de personas en su entorno, de sus parejas, exparejas, convivientes o, incluso, hombres extraños”, señaló Rocío Gutiérrez Rodríguez, subdirectora del Movimiento Manuela Ramos, en conversación con La Antígona.
Foto: Valeria Delgado Zela (@valmardela)
VIOLENCIA NECESITA RESPUESTA DEL ESTADO Y LA SOCIEDAD
Cada día, más de 340 mujeres denuncian agresiones físicas, psicológicas o sexuales, según datos del Programa Aurora del MIMP, lo que confirma la urgencia de esta crisis latente. “Cuando el país no respeta o cuando el Estado peruano no reconoce los derechos humanos, las mujeres pagamos la cuenta porque de esa manera aumentan los entornos violentos en donde hay impunidad, corrupción y violencia delincuencial. Dentro de estos contextos, se incrementa también la violencia hacia las mujeres y sus muertes”, expresó
El machismo arraigado en la sociedad y la desprotección de las autoridades son solo algunos de los agravantes de este problema. Para muchas mujeres, la violencia no solo es una amenaza constante, sino una realidad que enfrentan en sus propios hogares y, con frecuencia, a manos de personas cercanas como parejas o exparejas. En ese sentido, las limitaciones de recursos, la falta de protocolos efectivos y la escasa capacitación de la Policía o funcionarios para abordar estos casos contribuyen a una sensación de total de desprotección.
“Las mujeres necesitamos hacernos de valor para denunciar la violencia, pero también necesitamos soporte, necesitamos apoyo. Necesitamos sentir que en nuestro entorno no nos juzgan. Esta campaña también quiere decirle a las mujeres que aquí estamos y también estamos luchando, acompañando a las mujeres que se atreven a denunciar y que se atreven a romper el silencio”, expresa.
Pero el mensaje de fondo es la necesidad de dejar de normalizar la violencia. Como lo señaló Susana Galdos, fundadora del Movimiento Manuela Ramos, en la sección de micrófono abierto durante la vigilia: “Callar ante la violencia es tomar parte y proteger al agresor. No es suficiente contar con comisarías o presentar una denuncia; necesitamos acompañar, alzar la voz y protestar ante la mínima muestra de violencia, incluso en casa”.
El MIMP ha implementado el Programa Aurora y otros servicios de apoyo para víctimas de violencia de género. Sin embargo, los altos índices de feminicidio y violencia muestran que estas medidas siguen siendo insuficientes. Áreas clave como el apoyo psicológico y legal para víctimas, y la capacitación de la Policía y Fiscalía presentan grandes desafíos para el Estado peruano, a pesar de que hace más de 10 años se reconoce legalmente el concepto de feminicidio (con la Ley N° 29819 en 2011 y luego Ley N° 30068, que estableció el feminicidio como un delito autónomo en 2013).
“A las autoridades, les diría que estamos hartas de que nos envíen flores y conmemoraciones cuando ya es demasiado tarde. Las mujeres venimos exigiendo hace mucho tiempo justicia y no solamente para las que ya no están aquí. También exigimos protección para esas que una y otra vez denuncian, denunciamos, que nuestras vidas corren peligro”, afirmó la periodista Manuela Camacho para La Antígona. “A las mujeres que han sido víctimas de cualquier tipo de violencia, les digo que aquí estamos, que les creemos, que no están solas y que en nosotras, en la fuerza de otras mujeres, siempre pueden encontrar un lugar seguro y un abrazo”, finalizó.
Foto: Valeria Delgado Zela (@valmardela)
Víctimas identificadas hasta la fecha, de las 120 (y contando):
Cada quince días María viaja a la casa de su madre y se dedica a cuidarla. Tula tiene alzheimer y no puede estar sola en ningún momento. La enfermedad, que destruye lentamente la memoria del paciente, también afecta a aquellos que están a su alrededor.
Mami, ¿te ayudo en algo?
No, amor, ya tengo todo listo.
Te voy a extrañar. Te prometo portarme bien.
Sí, bebito, haz caso a tu papá y cualquier cosa me llamas, por favor.
Es domingo por la noche y María alista su pequeña maleta para dejar su casa por 15 días, mientras Rodrigo, su menor hijo, le conversa. El pequeño intercambio de palabras le hace viajar por unos segundos en el tiempo y piensa en las veces en las que se echaba en el sillón guinda de la sala y veía a su mamá cocinar varias recetas de memoria. El día siguiente, tras levantarse temprano y preparar el desayuno para su familia, tomará un bus y viajará casi dos horas hacia la vivienda de Tula, su madre, a quien debe cuidar, pues tiene alzheimer. Esta ha sido la rutina de María durante los últimos cinco años porque Tula no puede estar sola en ningún momento.
La casa de Tula, de 75 años, tiene las paredes y repisas llenas de recuerdos fotográficos con sus hermanos, hijos y nietos, los cuales han ido siendo olvidados cada vez más. ‘‘Hay días buenos y días malos. En los días buenos ella se acuerda de varias cosas y me reconoce’’, cuenta María. Y en los días malos la hija incluso debe presentarse ante su madre en un intento de romper la distancia que se forma entre ambas a causa de la enfermedad. Nilton Custodio, director del Instituto Peruano de Neurociencias (IPN), explicó a La República que con el alzhéimer el cerebro se acumula de amiloides y que este mal también puede tener un factor hereditario.
Aunque ese no sería el caso de Tula, ya que nadie en su familia ha tenido la enfermedad. ‘‘Es raro porque mi abuela ya no podía ver, pero hasta reconocía las voces de todos. Se acordaba de personas a las que no había visto durante años, se acordaba de cumpleaños, se acordaba de todo’’, narra María. Por ello, jamás consideró que Tula podría padecer este tipo de demencia que, con frecuencia, se presenta en personas mayores de 65 años. En el 2019, luego de episodios de desorientación y olvido durante más de medio año llevaron a Tula al médico, quien les dio el diagnóstico. En ese momento los hermanos conversaron y decidieron que María cuidara a su madre porque era la única hija mujer y porque no podían pagar a un cuidador a tiempo completo.
Según la Alzheimer’s Association, más del 60% de personas que cuidan a pacientes con alzheimer y demencia son mujeres. Y más de un tercio de los que cuidan a adultos con demencia son las hijas.
La psiquiatra Mariela Guerra, vicepresidenta de la Asociación Peruana de Alzhéimer (APEAD), recordó en diálogo con La República que la medicina no es el único gasto que deben cubrir las familias, sino también de alguien que cuide al paciente, lo que conlleva a que la persona deje de trabajar en su totalidad y se dedique por completo a la labor. No obstante, María no podía elegir esta última opción, pues sus dos hijos aún son escolares y requieren de su atención también. Debido a ello, los otros 15 días, en los que María regresa a su casa, hay otra persona que cuida a Tula. ‘‘Es una señora que conoce a la familia desde hace muchos años, la queremos y ella nos quiere. No nos cobra tanto tampoco’’, precisa.
María mira a su madre y suspira: sabe que en los últimos meses ha habido más días malos que buenos. También es consciente de que la responsabilidad de cuidar a Tula le ha pasado factura. ‘‘Yo no era de ponerme ansiosa y ahora sí tengo días en los que me desespero porque no sé qué más hacer’’. Ella cuenta que un psicólogo le recomendó salir con sus amigas, pero, confiesa, a veces siente demasiado cansancio como para siquiera cambiarse. También le sugirió retomar el yoga que antes practicaba, pero sostiene que le falta tiempo. Precisamente, Guerra ha recomendado tener fortaleza para no dejarse llevar por el mal que llega a afectar al paciente, pero también a las personas a su alrededor, como sucede con toda enfermedad.
Hay veces en las que María, al volver a su casa, intenta caminar por media hora y así relajarse. El tiempo para sí misma le ayuda a organizar sus ideas, indica. ‘‘Es difícil ver a mi mamá en esta situación. El otro día tuve que explicarle cuántos hijos somos y le conté por qué me puso María, pero era de esos días malos y no se acordaba de nada’’. María suspira porque es consciente de que en los últimos meses la situación de su madre ha empeorado; sin embargo, por ahora, sabe que lo único que puede hacer es estar al lado de Tula en este viaje que no tiene retorno.
A lo largo de los siglos, las mujeres han realizado importantes contribuciones a la ciencia, desde descubrir medicamentos salvavidas hasta liderar innovaciones y vanguardias, aunque a menudo sus valiosos logros han sido subestimados o ignorados. Ilustración: Daria Koshkina
A lo largo de la historia, las mujeres han enfrentado numerosos obstáculos para acceder y destacar en el ámbito científico. A pesar de los desafíos, su contribución ha sido fundamental para el avance del conocimiento y la tecnología. Este artículo explora el impacto de las mujeres en la ciencia, sus logros y los antecedentes que han moldeado su camino.
La presencia de mujeres en la ciencia ha ido creciendo en las últimas décadas, pero aún enfrenta desafíos significativos, especialmente en regiones como Perú y Latinoamérica. En el ámbito global, la lucha por la igualdad de género en la investigación y la innovación se ha intensificado, destacando la importancia de visibilizar el trabajo de científicas y fomentar su participación en todas las disciplinas.
Figuras como Hipatia de Alejandría, la primera mujer matemática, y Marie Curie, física y química cuyos estudios sobre la radiactividad sentaron las bases de la ciencia nuclear moderna, son ejemplos de un legado que sigue inspirando a mujeres y niñas en el campo de STEM, acrónimo en inglés que se refiere a Science, Technology, Engineering and Mathematics (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Además, Curie fue la primera mujer en recibir un Premio Nobel en 1903. Asimismo, Rosalind Franklin, cuyo trabajo fue crucial para descubrir la estructura del ADN, y Barbara McClintock, quien recibió el Nobel en 1983 por su investigación en genética, han contribuido significativamente al avance de la ciencia. Juntas, estas mujeres han abierto caminos y establecido un fuerte legado que continúa motivando a nuevas generaciones en el ámbito científico.
Hoy en día, aunque la presencia de mujeres en la ciencia ha aumentado, persisten desafíos significativos. Según un informe de la UNESCO-IESALC, solo el 30% de los investigadores en el mundo son mujeres. Además, en campos como la ingeniería y la tecnología, su representación es aún más baja. Por otro lado, WiSci (Women in Science) solo el 26% de los puestos en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas son ocupados por mujeres. A nivel global, las mujeres constituyen apenas el 35% de los estudiantes inscritos en disciplinas relacionadas con STEM.
Según la UNESCO, en 2014, las mujeres representaron un porcentaje levemente mayor (53%) de los graduados en pregrado y máster, pero su participación en el nivel de doctorado se redujo al 44%. Esta disminución refleja las brechas de género existentes, que se manifiestan en la falta de acceso a financiamiento y oportunidades de liderazgo. Las mujeres suelen recibir becas de investigación menores que las de sus compañeros hombres y obtienen menos reconocimiento de parte de sus colegas: solo el 12% de los miembros de las academias nacionales de ciencias son mujeres, señala la ONU. Aunque han alcanzado la paridad en los niveles de grado y máster, muchas graduadas de doctorado no eligen seguir una carrera en investigación o abandonan esta trayectoria prematuramente.
La brecha salarial sigue siendo un desafío significativo en el ámbito científico, ya que las mujeres suelen ganar menos que sus colegas masculinos. En Estados Unidos, aunque las mujeres representan el 57% de los estudiantes en educación superior, el ingreso promedio no ajustado de las mujeres es solo el 78% del de los hombres. Esta disparidad en los salarios no solo refleja diferencias en la experiencia y la ocupación, sino que también pone de manifiesto problemas estructurales, como la falta de oportunidades de ascenso y la persistencia de estereotipos de género en el lugar de trabajo. A pesar de los logros en educación y la creciente presencia de mujeres en campos científicos, esta brecha salarial continúa limitando su capacidad para avanzar en sus carreras y alcanzar su pleno potencial.
En Perú, el interés de las mujeres por las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) ha crecido en los últimos años, aunque aún enfrentan importantes desafíos. Fotografía: OEI
El informe señala que existen carreras que están fuertemente feminizadas, como lo es la enfermería en donde el 63% de los artículos incluyen la participación de mujeres. Sin embargo, en las áreas de conocimiento comúnmente asociadas con STEM, su presencia es significativamente menor. En matemáticas, solo el 25% de los artículos son firmados por autoras mujeres; en física y astronomía, este porcentaje es del 30%, mientras que en ciencias de la computación se sitúa en el 29%. Esta disparidad no solo refleja la subrepresentación de las mujeres en estas disciplinas, sino que también subraya la necesidad de fomentar su participación y apoyo en campos donde su contribución es crucial para el avance del conocimiento científico y tecnológico.
El informe también destaca la notable disparidad en el acceso a la educación superior para las mujeres en los distintos países de la región, lo cual es un factor clave para su futura incorporación en la carrera científica. Por ejemplo, en Chile, el 53% de las mujeres accede a estudios superiores, mientras que en Honduras solo el 17% logra hacerlo. En Perú, la situación es intermedia, con un 44.5% de la población femenina accediendo a carreras de educación superior. Esta variabilidad resalta la necesidad de implementar políticas que garanticen un acceso equitativo a la educación para todas las mujeres en la región. Según Women In Tech, solo 1 de cada 5 personas que trabajan en la industria tecnológica hoy en día es mujer, siendo esta una cifra alarmante para la contribución significativa de las mujeres en el entorno tecnológico.
A nivel mundial, solo el 10% de las mujeres eligen estudiar carreras en las áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Además, un informe de la UNESCO de 2019 revela que la tasa promedio de mujeres investigadoras a nivel global es de apenas 29,3%. En América Latina y el Caribe, las mujeres constituyen menos del 30% del total de investigadores en ciencia, y solo el 35% de los estudiantes en STEM en la educación superior son mujeres.
En el país el panorama es aún más desolador. De acuerdo con la SUNEDU, solo el 25% de estudiantes de las carreras de ingeniería son mujeres, la cifra se reduce a 5% para quienes optan por ingeniería mecánica, electrónica, civil o minas. Según el Registro Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica – Renacyt, en el Perú las mujeres representan solo el 31.86% del total de investigadores científicos registrados en el país. Por lo que de cada tres investigadores peruanos, apenas uno es mujer.
Iniciativas y avances
A pesar de estas barreras, se están realizando esfuerzos para fomentar la participación femenina en la ciencia. Organizaciones como Girls Who Code y Women In Tech Gobal, buscan inspirar a las jóvenes a explorar carreras en campos científicos y tecnológicos. Asimismo, la creación de redes de apoyo, comoWiSci (Women in Science), promueve la colaboración y el intercambio de conocimientos entre mujeres científicas, ayudando a crear un entorno más inclusivo y equitativo.
El camino hacia la igualdad en la ciencia sigue siendo un desafío, pero los logros de mujeres pioneras y las iniciativas actuales ofrecen esperanza. A medida que más voces femeninas se suman a la conversación científica, se espera que el panorama cambie, permitiendo que las futuras generaciones de mujeres contribuyan al avance del conocimiento y la innovación. La ciencia, en su totalidad, se beneficia de la diversidad y la inclusión, y el futuro promete ser más brillante con la participación activa de todas las personas, independientemente de su género.
La tarde del sábado 28 de septiembre, colectivos feministas y ciudadanos se congregaron para conmemorar el Día de la Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro en Perú, marcando un hito de 100 años de la lucha por el aborto terapéutico. Este derecho, garantizado desde 1924, ha sido un bastión para las niñas, adolescentes y mujeres peruanas que, durante un siglo, han luchado incansablemente por su acceso pleno a la salud reproductiva.
El aborto terapéutico, de acuerdo con el Ministerio de Salud (MINSA), es la interrupción legal del embarazo con el consentimiento informado de la persona gestante, cuando es el único medio para salvar su vida o evitar un daño grave y permanente a su salud física y mental. Este derecho se establece en el artículo 119 del Código Penal peruano, y aunque ha estado despenalizado desde 1924, fue recién en 2014 cuando el Ministerio de Salud aprobó una guía técnica para estandarizar el procedimiento y asegurar su acceso.
A pesar de la legalización, el acceso al aborto terapéutico sigue siendo limitado. Entre 2014 y 2023, se registraron 2,780 casos de niñas y adolescentes menores de 15 años que denunciaron haber sido víctimas de violación sexual y quedaron embarazadas. Sin embargo, solo 177 de ellas, accedieron a un aborto terapéutico, según datos del MINSA y el Ministerio de la Mujer recogidos por Promsex. Esta baja cantidad refleja las barreras que persisten en el acceso a este derecho, sobre todo en casos de violencia sexual infantil.
Las barreras no solo son logísticas, sino también políticas. Legisladoras de partidos como Renovación Popular y Fuerza Popular han utilizado argumentos religiosos y conservadores para intentar limitar el acceso de niñas y adolescentes al aborto terapéutico. Incluso dentro de la Comisión de la Mujer del Congreso, se ha desestimado la posibilidad de que estas víctimas puedan acceder a este procedimiento, a pesar de que es legal desde hace un siglo.
Es importante resaltar que el aborto terapéutico no es una obligación, sino una opción. Requiere un consentimiento informado en el cual se le explica a la persona gestante las implicancias físicas y emocionales del procedimiento, dejando la decisión final en sus manos y/o de los apoderados. El derecho a decidir sobre su cuerpo y su vida debe ser respetado.
En paralelo, el sistema judicial ha endurecido las penas para los agresores sexuales. En el caso de violación a menores de 14 años, la condena es cadena perpetua. Sin embargo, es fundamental que estas penas se apliquen de manera efectiva y sin dilaciones, garantizando que los violadores no gocen de beneficios penitenciarios ni se revictimice a las menores afectadas.
El acto de conmemoración de los 100 años del aborto terapéutico es un recordatorio de que la lucha continúa. Aunque se han logrado algunos avances, muchas niñas, adolescentes y mujeres en el Perú aún enfrentan obstáculos para acceder a sus derechos reproductivos y decidir sobre sus cuerpos.
Cientos de incendios forestales han devastado 20 regiones del Perú, causando pérdidas irreparables en biodiversidad y comunidades locales. FOTO: Minam
Perú se enfrenta a un grave problema ambiental con más de 173 incendios forestales que han afectado a 20 regiones, según el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN) del Indeci. Las regiones más impactadas son Cusco, Huancavelica y Huánuco, con 31, 21 y 17 incendios respectivamente.
Este fuego incontrolable ha arrasado más de 3,300 hectáreas de áreas naturales y tierras de cultivo, poniendo en riesgo la biodiversidad y las comunidades cercanas. Con seis víctimas mortales y más de 1,876 damnificados, la situación se torna crítica, superando la capacidad de respuesta de las autoridades locales.
Los incendios no solo afectan a las comunidades humanas, sino que también destruyen hábitats de especies en peligro de extinción, como el oso andino. La magnitud de los incendios es alarmante y se ha intensificado en zonas críticas de la Amazonía, incluidas áreas protegidas.
Sin embargo, a pesar del esfuerzo de bomberos voluntarios, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas (SERNANP) y las comunidades locales, los recursos disponibles son insuficientes para controlar la situación. La intervención del gobierno central y la cooperación internacional son imperativas para evitar una catástrofe mayor.
IMPACTO EN LA CULTURA Y LA NATURALEZA
En la provincia de Luya, el mega incendio forestal ya ha consumido más de 13,000 hectáreas, amenazando sitios arqueológicos icónicos como la ciudadela de Kuélap y las Cataratas de Gocta.
La Municipalidad Provincial de Luya – Lámud ha hecho un llamado urgente a evacuar ganado y otros animales hacia zonas seguras, mientras el fuego avanza hacia áreas pobladas.
La Defensoría del Pueblo, a través de cuenta de X (antes twitter), ha solicitado al Poder Ejecutivo que declare el estado de emergencia en las regiones afectadas, buscando una respuesta efectiva de las autoridades en coordinación con los gobiernos locales.
La Defensoría insiste en la necesidad de sincerar las cifras de incendios activos para evaluar adecuadamente la magnitud del problema y movilizar recursos de manera efectiva.
RESPUESTA DE INDECI
Por otro lado, el jefe del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), Juan Urcariegui, mencionó que se han extinguido más de 152 incendios forestales en todo el país, es decir, el 60% y se han controlado otros 19.
Durante una reunión de trabajo realizada por la presidenta Dina Boluarte, en el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), el funcionario informó que se han registrado 222 incendios en el Perú en 22 departamentos, a excepción de Loreto e Ica.
«Del resultado, hemos empleado de las Fuerzas Armadas del Estado ha participado con 3500 efectivos en estos 222 incendios, personal de Indeci, personal del Ejército, personal de la Fuerza Aérea, Bomberos, Policía Nacional, del Minsa, del Midagri, del Serfor y brigadistas», indicó según Exitosa Noticias.
Aunque, el representante de la sociedad civil de San Miguel de El Faique, William Tocto, informó al medio citado que Indeci aún no se apersona en el distrito desde que un incendio forestal iniciara durante el mediodía del último sábado.
Indicó que el siniestro no se ha podido controlar por la distancia y el complicado acceso para llegar a dicha zona y se mostró preocupado por la velocidad con la que avanzan las llamas. Del mismo modo, aseguró que, de acuerdo a información de los pobladores, se han destruido más de 150 hectáreas de bosque natural.
MOVILIZACIONES A NIVEL NACIONAL
Un grupo de estudiantes universitarios decidió manifestarse ante la falta de apoyo del Estado frente a la crisis ambiental, convocando movilizaciones a nivel nacional para los días 14, 15 y 16 de septiembre.
En Lima, el último sábado se reunieron en la plaza San Martín para concentrarse y dirigirse hacia el Congreso de la República, exigiendo respuestas ante la falta de apoyo. Sin embargo, a unas cuadras de llegar, los efectivos policiales impidieron el ingreso a las afueras del hemiciclo, haciendo retroceder a los manifestantes hacia el jirón Huallaga.