Por Alessandra Vera
La exposición “Rebeldes y valientes: Mujeres detrás de la cámara en la historia del cine peruano” ha hecho posible que las historias de muchas mujeres no queden en el olvido. Este trabajo estuvo bajo la curadoría de Gabriela Yepes. Te contamos más sobre él para reflexionar sobre el rol de las mujeres dentro de la industria audiovisual, en el pasado y el presente.
El movimiento Me Too [“yo también”] fue fundado por Tarana Burke en 2006, pero fue recién en 2017 cuando se popularizó globalmente. Un tweet de la actriz Alyssa Milano desató un escándalo en el mundo del cine que hoy tiene a un magnate de Hollywood cumpliendo una pena de 23 años de cárcel. Me Too traspasó las fronteras de la realidad. Llegó a la ficción a través de diversas producciones como “The Morning Show”, serie producida y protagonizada por Reese Witherspoon y Jennifer Aniston. Este movimiento es uno de los ejemplos más emblemáticos de cómo las mujeres dentro -y también fuera- de la industria cinematográfica han ido exigiendo mejores condiciones y oportunidades durante los últimos años.
El cine peruano no ha sido ajeno a las voces de las mujeres. Así lo evidencian diversas iniciativas recientes. En 2018 surgió la primera edición del Festival Hecho por Mujeres, y un año después se consolidó el SINCA (Sindicato de Trabajadoras y Trabajadores Audiovisuales y Cinematográficos del Perú), que incluyó un “Reglamento para casos de acoso y hostigamiento sexual en el SINCA”. Luego, en 2020, Instagram se volvió una plataforma relevante, no solo porque albergó digitalmente a asociaciones como la AMA (Asociación de Mujeres y Disidencias Audiovisuales), sino porque también se convertiría en una herramienta que ayudaría a que numerosas alumnas y profesionales audiovisuales denunciaran graves experiencias de acoso sexual. En 2021 las voces de las mujeres siguen haciendo eco. Así lo demuestra el 25 Festival de Cine de Lima PUCP con la exposición “Rebeldes y valientes: Mujeres detrás de la cámara en la historia del cine peruano”.
Reescribir la historia para incluir a las mujeres
Explorar la participación de las mujeres en el pasado conlleva sus propios retos. Sus vidas y experiencias no siempre se han registrado. Aún así, la directora, guionista y dramaturga peruana Gabriela Yepes se propuso comenzar una ardua investigación. Esta misma considera a todas las mujeres en todos los campos cinematográficos. Desde la llegada del cine al Perú en 1897 hasta fechas más contemporáneas. La exposición “Rebeldes y valientes: Mujeres detrás de la cámara en la historia del cine peruano” es el resultado de esta labor.
“Todo lo que se ha dicho sobre las mujeres lo han dicho los hombres. De las mujeres en el cine en general sabemos poco. La mayor parte de la historiografía que se ha hecho sobre el cine peruano -también universal- ocupa de temas como el análisis de las películas, las escuelas de cine, las comisiones de producción, el rol de director. Son temas muy importantes pero que tienden a dejar de lado la contribución de las mujeres cuyo trabajo se centra en roles llamados de ‘menor resonancia’ o de menor importancia. Carecen de la trascendencia necesaria para ser recogidos en los libros de historia», señala ella.
Esta muestra fue llevada por otro camino: «Teníamos que cambiar nuestro marco de referencia”, contó Gabriela durante la visita guiada de la exposición. Y es por eso que fue necesario recurrir a documentos como las fotos de los detrás de cámaras, material administrativo, y notas de películas que se rodaron en Perú. También hubo otras fuentes de información vitales: los álbumes familiares y los testimonios de las cineastas, de sus viudos, nietos, y hermanos en caso de haber fallecido antes de que comenzara la investigación.
“El día de hoy existen pocas mujeres trabajando en cargos de poder y reconocimiento detrás de cámaras. En el Perú hay un promedio de 11% de directoras de ficción sobre todo y guionistas. Hay muy pocas mujeres trabajando en roles técnicos como la dirección de la fotografía, la jefatura de luces, en la cámara, entre otras. Existen una serie de mecanismos sociales, culturales que imponen a las mujeres unos ciertos mandatos de vida y de conducta.
Para el caso del cine, estas tendencias tienden a limitar su acceso a puestos de mayor responsabilidad. Suelen subestimar su creatividad y empujarlas a participar en roles vinculados a la logística, al cuidado, de carácter manual, repetitivo y de menor prestigio y reconocimiento», comenta Gabriela. Asimismo reafirma que el hacer una muestra sobre las mujeres en el cine significaba «visibilizar historias, imágenes, películas, filmografías». Sin embargo también comprender todo el contexto social y cultural en el que ellas trabajaron y los cambios que hubieron.
Gracias a esta investigación se logró identificar a casi 400 mujeres que trabajaron detrás de cámaras a lo largo de 79 años en nuestro país. De todas ellas, alrededor de 110 ocuparon jefaturas de área o departamento en más de una película. Estas cifras demuestran que la participación de las mujeres en el cine nacional fue relevante: “yo me atrevo a decir que sin ellas nuestro cine nacional no existiría, o en todo caso sería muy diferente de lo que es”, agregó Yepes.
Algunas reflexiones que deja esta exposición
Hubo mujeres presentes desde la primera función de cine en Perú. Luego muchas peruanas participaron como actrices en las primeras producciones rodadas en el país, pero fueron pocas las que lograron trabajar detrás de cámaras. En general, las mujeres cineastas en Perú vinieron de círculos privilegiados de la sociedad o fueron extranjeras. Esto no necesariamente ha cambiado pero algo interesante es que quizá el espíritu de lucha estuvo presente desde el inicio.
Entre 1913 y 1930 -etapa del cine mudo-, esta exposición logró identificar a 50 hombres que participaron detrás de cámaras, pero tan solo a 3 mujeres. Una de ellas fue María Isabel Sánchez-Concha, autora del argumento del segundo cortometraje de ficción hecho en Perú: “Del manicomio al matrimonio”. Fue filmado y exhibido en 1913. Otra de ellas fue Angela Ramos, importante figura del periodismo nacional. El único trabajo que tuvo como cineasta implicó escribir la película “El carnaval del amor”, que estrenó en 1930.
Aunque diversos factores, como la llegada del cine sonoro, hicieron que Ramos dejara el cine, su labor periodística no cesaría, sino que contribuiría a la lucha por los derechos de las mujeres, de los presos y de la militancia partidaria. La pluma era un arma camuflable que seguramente ayudaba a las mujeres de aquel entonces a ser libres desde los confines del ámbito doméstico. No es coincidencia que las primeras mujeres detrás de cámaras hayan sido escritoras.
La llegada del cine sonoro a Perú no facilitó la participación de las mujeres detrás de cámaras. Sin embargo, aquellas que lograron involucrarse tuvieron valiosos aportes. Por un lado, estuvieron las mujeres como Mocha Graña, que trabajó como diseñadora de modas y vestuarista. Se convirtió en la única mujer encargada de una jefatura de área durante los primeros 30 años del cine sonoro de nuestro país. Sin embargo, también hubo muchas mujeres que, aún lejos de las cámaras y los actores, igualmente ayudaron a que los rodajes se completaran. Una de ellas fue Juana Ferreira, esposa del cineasta y fotógrafo Antonio Wong Rengifo. Ferreira se encargaba de la casa, la crianza de su hija, e incluso del negocio de fotografía familiar para que su esposo pudiera grabar en la ciudad donde vivían: Iquitos.
Algo relevante que ha dado a conocer esta exposición es que la primera mujer en dirigir un largometraje mudo en Perú vino de fuera. Stefanía Socha llegó desde Polonia y dirigió “Los abismos de la vida” en 1929. Esta obra tuvo éxito y llegó a exhibirse en Lima y provincias. Sin embargo, su autora regresaría a su tierra natal un tiempo después y nunca más se dedicaría al cine. Tuvieron que pasar aproximadamente 50 años desde aquel entonces, para que la primera directora de cine peruana apareciera en nuestro país: Nora de Izcue. La autora de películas como “Runan Caycu” (1973) construiría una larga trayectoria enfocada en mostrar las distintas realidades del Perú.
“Yo siempre he tenido un espíritu gremial muy grande. Siempre he creído que las cosas no las hace uno solo sino que tenemos que estar todos unidos”, contó la pionera en una entrevista de 2020. Palabras de alguien que vivió la primera iniciativa estatal dedicada a fomentar la producción de cine nacional (Ley 19327). Dichas líneas reflejan la necesidad de luchar por mejorar la industria, de forma colectiva y organizada. “Incluso hasta ahora que estoy retirada del cine, pertenezco a la Unión de Cineastas Peruanos (UCP), me reúno con ellos, les doy mi opinión, me mandan las cosas… Siempre en la vida gremial he tenido una participación muy activa. Para mí siempre ha sido muy importante”, agregó.
Recordar -y sobre todo, expandir- la historia es importante para entender los retos que aún enfrentan las mujeres audiovisuales y no audiovisuales en el presente. Aunque las dificultades de la pandemia y la incertidumbre política hayan creado retos diversos, esta exposición demuestra que las cineastas en Perú seguirán alzando sus voces y sus cámaras.
Visita la exposición virtualmente aquí.