Por Víctor Rivera

La identidad de este chico trans impulsó la creación de un espacio de baños de género neutro en la preparatoria donde estudió. Un cambio de paradigmas en una sociedad que necesita modificar sus patrones culturales para encaminarse a la inclusión y la tolerancia.

Una incomodidad, eso era. Una incomodidad. La necesidad manifiesta de acudir al sanitario. La incomodidad, otra vez. Los ojos ajenos y los señalamientos. La incomodidad de los otros. Dylan en el baño (¿equivocado?). Para él, el correcto. 

“Yo me cambié de ‘prepa’, porque adonde yo iba tenía precisamente problemas con lo del baño”.

Dylan Alejandro es un chico trans. Ahora recuerda el asunto del uso de los baños y cómo la Preparatoria 6 de la Universidad de Guadalajara instauró estos espacios para el uso de todxs. También hace mención de cómo llegó a esa escuela para terminar sus estudios de bachillerato, luego de que el colegio jesuita donde estudió los primeros ciclos fuese un problema constante que nacía de un acto común: ir al baño. 

De repente, ese ir al baño, esa necesidad se volvió un acto de supuesta rebeldía para algunos – algunas. La directora del plantel jesuita recibió la queja. Dylan actuó acorde a su identidad de género, a cómo se sentía. No por cómo lo veían. 

Recapitula y considera: “A veces, creo que no lo implementaron de forma adecuada, pero luego me pasó que había estudiantes que no se identificaban con el asunto del género, entonces sí les incomodaba el tema del baño”.

Parte del movimiento LGBTI+ considera a los baños de género neutro como un elemento que abona a solucionar el conflicto de rechazo para las personas trans. Este espacio no es solo un sitio exclusivo, sino que es un sanitario para personas. 

Ahora, Dylan Alejandro lo ve justamente así: “Los baños género neutro fueron un pretexto para impulsar a que otras personas descubrieran su identidad. Cuando fue todo el tema de la inauguración. yo tuve miedo porque no era muy abierto con el tema de mi identidad. Pero eso inspiró a que un chico me contactara. Él también es trans, y a partir de ahí se motivó a reconocerse”.

Actualmente, Dylan estudia la carrera de Enfermería. El traslado de su hogar al campus donde cursa sus estudios ronda las dos horas de trayecto. Vive en un municipio cercano a la ciudad de Guadalajara: El Salto. Es un lugar que se ha caracterizado por ser el espacio donde diversas empresas multinacionales se han instalado para emplear sus servicios. Cerca de allí, se localiza el aeropuerto de la ciudad. Son los escenarios que Dylan transita a diario para arribar a su actual escuela. 

Sobre sus antecedentes, relata que desde pequeño, cuando su familia le llamaba con el nombre que tuvo como mujer, era una etiqueta que sentía que no le pertenecía: “El sentimiento nació de cosas simples como los gustos que tenía. El interés por la ropa de hombre. Cuando me vi como hombre, fue cuando decidí que era la identidad a la que yo pertenecía”.

Con el antecedente del baño de género neutro de la preparatoria donde estudió, considera que esos pequeños elementos fortalecen la formación de los ciudadanos y las ciudadanas para apegarse a valores de respeto y tolerancia.

Opina que la niñez es un momento ideal para que se pueda hablar sobre la identidad de género, ya que es cuando se está en una constante búsqueda y es cuando se desarrolla la personalidad: “Es demasiado importante que desde ahí se implementen estos temas en la educación. Ese momento es cuando te vas identificando más, y también abona al respeto”.

Además, explica que esto sumaría a cambiar poco a poco los rasgos culturales que aún imperan en la sociedad hacia la diversidad de género. 

Afirma que hay procesos legales que en México se ha avanzado, como la cuestión del cambio de nombre u otros mecanismos como el de la expedición de actas de nacimiento para personas trans fuera del país, como el caso de Jacqueline, que el pasado mes de enero fue la primera mujer trans en recibir este documento viviendo en los Estados Unidos, pero hay otros como los culturales que son más lentos.

Según reportó Ojo Público en 2021, la crisis económica durante la pandemia precarizó más a personas trans en México, ya que existe falta de oportunidades laborales y de atención médica debido a la ausencia de documentos oficiales. Esto se suma a las 145 agresiones que documentó la plataforma Visible entre 2020 y 2021. Es por eso que acciones como los baños de género neutro, o el llamado con el que se aborde la diversidad dentro de los procesos de educación básica, son elementales para modificar los patrones culturales que pueden condicionar los derechos de las personas LGBTI+.