Por Zoila Antonio
Mientras se desarrollaba este reportaje, la excandidata al Congreso, Gahela Tseng Cari, realizó la denuncia correspondiente ante el ataque transfóbico que sufrió el viernes 9 de julio en plena vía pública. La mujer afroperuana, indígena y educadora sorprendió a usuarios en redes sociales al publicar un tuit donde afirma haber recibido esta agresión frente a policías y cuidadores de la Municipalidad de Lima. Ellos vieron lo acontecido, pero no la socorrieron. “Mi único delito es ser travesti”, señala. Como ella, mujeres trans son vulneradas a diario en el Perú, ante la atenta mirada de una sociedad machista, conservadora y autoridades ausentes para ellas.
La situación provocada por el Covid -19, ha agudizado una cuestión que ya venía siendo deficiente en el acceso a políticas públicas para la Población Trans. A esto se debe sumar que, hasta la fecha, el Estado no implementa leyes que mejoren su calidad de vida o se las visibilice dentro del sistema. A pesar de que, son la población más vulnerable de la comunidad LGBTIQ+. Estamos a pocos días de que el nuevo presidente del Perú asuma su cargo, así como de cumplir 200 años de independencia. Sin embargo, ¿qué libertad podemos celebrar si un grupo de ciudadanas no accede a derechos básicos y vive constantemente precarizada? ¿Qué podemos esperar de los próximos cinco años de gobierno?
Seguir viviendo en exclusión
“Si antes de la pandemia era grave, la violencia, los crímenes de odio por identidad y expresión de género eran constantes, ahora, con la pandemia, se ha agudizado”, sostiene Miluska Luzquiños, representante de la RedLacTrans en el Perú. Al consultarle sobre acciones que lo han evidenciado desde el Gobierno, mencionó a ‘Pico y género’ como una de ellas.
Durante el confinamiento, esta iniciativa permitía que hombres y mujeres transiten por la calle durante determinados días y horas. No obstante, sólo durante el primer día de su vigencia, se recibieron 30 denuncias y casos de transfobia por violencia de género, según el informe Las vidas trans en tiempos de pandemia. El ‘Pico y género’ sólo duró una semana. “Todo ello responde a una línea de machismo, de violencia, transfobia interiorizada dentro de los mismos sistemas que deberían protegernos”, asegura.
Ellas continúan viviendo en una situación de exclusión. “Ya sea a nivel laboral, a nivel de salud, a nivel educativo, relegadas de estas instancias, acciones o actitudes que me han llevado tanto a mí como a muchas otras compañeras a tener que simplemente buscar trabajos para tratar de sobrevivir, porque no nos permiten ni siquiera poder estudiar, a eso súmale el tema que la mayoría somos migrantes”, nos cuenta Belén Zapata, activista trans afroperuana.
Según la encuesta realizada el 2010 por la Universidad Cayetano Heredia, sólo en Lima y Callao viven 22.500 mujeres trans. No se tiene un registro nacional que dé cuenta del número actual. Asimismo, 89% de ellas no tiene seguro de salud, 70% son trabajadoras sexuales debido a que el sistema laboral no las incluye, 50% abandonó sus estudios y 10% no tiene documento de identidad.
“Las instituciones dicen trabajar por nosotras, pero no nos incluyen, ¿dónde queda la supuesta agenda nacional? ¿Qué puede decirme una persona que vive en Lima de cómo viven las personas de la diversidad en Cusco, Ica, Puno, Iquitos, Pucallpa, Madre de Dios, Tacna, o Piura?”, indica Zapata.
Son las entidades gubernamentales las que deben ser principalmente, reformadas. Un caso emblemático, que inclusive fue llevado a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, fue el de Azul Rojas. La Policía ejerció violencia contra la mujer trans y la violentó sexualmente. “Es un acto especialmente grave y reprobable, tomando en cuenta la vulnerabilidad de la víctima y el abuso de poder que despliega el agente”, indica la CIDH en su informe nro. 24/18. Ante estas urgencias, ¿qué propuestas surgen del Estado para brindar derechos básicos a las mujeres trans en el Perú?
Apostar por el Gobierno (o no)
Al 100% de actas contabilizadas por la Oficina Nacional de Procesos Electorales, ONPE, Pedro Castillo Terrones, del partido Perú Libre, es el virtual presidente del Perú del Bicentenario. El plan de gobierno que promueve su partido y él no ha tomado en cuenta, de manera específica, los derechos de las poblaciones LGBTIQ+. Por ende, tampoco mencionan a las mujeres trans del país ni atienden sus realidades.
Cerca a la fecha de elecciones, se viralizó una frase sobre el tema de la identidad de género, del entonces candidato mientras se dirigía a sus simpatizantes. “¿Hay niñas con pene y vagina, hay niños con pene y vagina?, ¿Dónde estamos compañeros? Tenemos que repudiar esta actitud, tenemos que echar a la basura esa idiosincrasia”, manifestaba Castillo enérgico. No obstante, días después de la publicación de este video, el también profesor y su equipo técnico se reunieron y conversaron con activistas sociales LGBTIQ+.
“El mensaje que nos dio fue que apostaba por la juventud, nuestros liderazgos, y también reafirmó su compromiso de lucha contra la discriminación. Anteriormente hemos venido conversando con el equipo técnico de Pedro Castillo. Grupos trans pertenecientes a la comunidad han sido invitados para ver temas técnicos de ellos”, dijo el activista y director adjunto del Festival Internacional de Cine Gay Lésbico Trans de Lima -OutfestPeru- , Jheinser Pacaya.
Zapata recuerda la denuncia por discriminación que hizo Marina Kapoor, actriz, cantante y activista trans a Dina Boluarte, primera vicepresidenta de Perú Libre, cuando esta era funcionaria del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC). “La denuncia de Marina es genuina y eso está desde el año pasado. Tuvo un mensaje bastante fuerte (en redes sociales) en el cual involucra a muchos compañeros, compañeras y activistas porque ella se sintió sola. Nadie la apoyó. No puedes poner tu preferencia política por encima de lo que realmente debes defender. Pero, por esta vez sí quisiera equivocarme y que realmente el señor (Castillo) y su equipo hagan un buen trabajo y que, por fin, empiecen a cambiar las cosas para bien”, enfatiza.
Hay opiniones divididas en torno a la dirección que tomará el Gobierno estos próximos cinco años. Gianna Camacho, periodista y activista trans, considera que la lucha se concentrará en no retroceder. “Se vienen años súper difíciles, con un Gobierno que no nos va a dar leyes, no nos va a dar el reconocimiento a nuestra identidad trans, que nos permite tener ciudadanía plena (…). La lucha se va a concentrar en no retroceder”, afirma. Cabe agregar que el Congreso, si bien será el que cuente con más mujeres en su historia, también será altamente conservador.
“Para lamentarse, hay tiempo”, dice Claudia Vásquez Haro, militante travesti trans migrante, Doctora en Comunicación Social e integrante del comité de Perú Libre en Argentina. “Es mejor trabajar y después decirle ‘Señor presidente, las travestis y trans le estuvimos cuidando el voto, queremos ser parte de la agenda política en nuestro país, no queremos ser más excluidas sociales, ni tampoco tener que dejar nuestros lugares de origen. Queremos ser sujetas plenas a derecho y embarcarnos a la vida en igualdad de condiciones’. Hay que interpelar a los estados, es la única manera. Yo estoy convencida que las instituciones se transforman desde adentro”, sentencia.
Tal y como lo recomienda la opinión consultiva nro. 24/17, que Costa Rica le solicitó a la CIDH, se deben gerenciar las medidas apropiadas para prohibir legalmente la discriminación basada en la orientación sexual, identidad y expresión de género. Asimismo, los Estados tienen la obligación de prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres. Aquí se encuentran las mujeres lesbianas, bisexuales, trans e intersex, tal y como lo señala el informe No. 64/16 de la CIDH.
Vásquez Haro pudo hablar con el mismo Pedro Castillo, en un conversatorio que publicó en sus redes sociales. “Le interpelé durante cuatro minutos. Le dije, en pocas palabras, que nosotras también estábamos. Una cosa es ser candidato, otra un presidente. Cuando uno es presidente tiene que abrir los espacios y convocar a las mayorías”, menciona. Por lo pronto, las actividades e iniciativas que se desarrollan, pese a la pandemia y desde los espacios trans, son importantes para demandar años de derechos que han sido pospuestos y pedir por las que ya no están.
Visibilizarse es resistir
Generar visibilización, pese a las dificultades que enfrentan las mujeres trans, es un reto. Desde 2016, Luzquiños, quien es la fundadora y gestora de la primera casa trans en el Perú, la Casa trans Zuleymi, lo sabe. “Es un desafío que hasta hoy sigue resistiendo para sobrevivir, nunca tuvo ni un solo sol de apoyo. Se autogestiona. Hasta hoy seguimos buscando la sostenibilidad”, menciona. Actualmente y para sobrellevar la pandemia, ella y su equipa ofrecen un ‘Bono trans’. Hasta el momento, son 620 beneficiadas.
Asimismo, reconoce que es urgente la intervención estatal. “Nosotras trabajamos bastante y buscamos recursos para responder de manera solidaria. Es necesario que el Gobierno también nos ayude. Sea participativo no solo en el discurso virtual para decir ‘Día del orgullo’. No vemos nada real que mejore las condiciones de vida”, enfatiza.
Estos días, además, colectivos y organizaciones trans piden que no se dilate la aprobación de la Ley de identidad de género en el Congreso. Sólo falta que la Comisión de Constitución dictamine este proyecto de ley nro. 790 – 2016 para que sea llevado al Pleno. No obstante, los congresistas que forman parte de este grupo se encuentran retrasando la votación y piden la opinión de representantes de la Iglesia y grupos fundamentalistas, lo que mella los derechos de todas las poblaciones trans en el país.
Por ello, Mujeres Trans Amigas por Siempre del Perú, TRANS – Organización por los Derechos Humanos de las personas Trans, Casa Zuleymi, Asociación Civil Ángel Azul, ODIS Trans – Ucayali, MOCIFU, Red Trans – Ucayali y Católicas por el Derecho a Decidir – Perú emprenden la campaña “Mujeres Trans en Resistencia Contra La Violencia” para mostrar la violencia de género estructural que afrontan, la desatención del Estado y las respuestas solidarias que les permiten seguir llevando ayuda.
“Cuando el Estado no reconoce la identidad de género autopercibida, es lo mismo que siente una persona que ha sido víctima por algún tipo de violencia de género: revictimización”, afirma Valdéz Jaro. Además, recordemos que, según la opinión consultiva 24/17 de la CIDH, la identidad de género y la orientación sexual son categorías protegidas: “Está proscrita por la Convención (Interamericana de los Derechos Humanos) cualquier norma o práctica discriminatoria basada en la orientación sexual e identidad de género”.
Las mujeres trans no se rinden. La historia y el Gobierno les ha dado la espalda durante siglos. Es suficiente. “Yo estoy convencida de que se viene una revolución trans. En este instante, en diferentes partes del Perú, hay actualmente jóvenes que están cursando diferentes carreras y son personas trans, o se van a visibilizar como personas trans más adelante. Eso quiere decir que, en cinco o diez años, vamos a ver arquitectos trans, médicos trans, abogados trans, periodistas trans. Vamos a estar conquistando todos los espacios, hasta que llegue un momento en que no tengamos que conquistar nada, que seamos parte de la población como todos y todas”, señala Camacho, con la esperanza también de que se establezca una articulación nacional de colectivas trans. La lucha y resistencia es larga, pero es mejor si se enfrenta en equipo.
Gahela Tseng Cari continúa recibiendo apoyo. En redes sociales, precisamente en Twitter, la palabra ‘Gahela’ se ha convertido en trending topic y hashtags como #JusticiaParaGahela, y #JusticiaParaLxsTrans se difunden con la intención de investigar quiénes han sido los responsables de las agresiones transfóbicas. Por su parte, la Defensoría del Pueblo exige realizar las diligencias bajo estándares de protección a los DD. HH. de personas LGBTIQ+, así como se comprometen en realizar el seguimiento del caso. El Perú no será libre si las poblaciones trans viven con miedo.