Por Jessica Valdéz
De forma histórica las mujeres nos abrimos camino para habitar, sostenernos y construir espacios dentro de la ciencia y tecnología alrededor del mundo.
Ha sido a través de los movimientos sociales, colectivas, espacios feministas, políticas públicas e implementación de protocolos que se ha exigido y buscado tanto el acceso como las condiciones dignas en las escuelas de enseñanza de ciencia y tecnología, universidades, centros e institutos de investigación científica.
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer y Niña en la Ciencia nos invita a reconocer las voces de mujeres que han luchado para mejorar las condiciones en medio de un entorno patriarcal, así como brindar espacios para conocer las aspiraciones que las han guiado y motivado para formarse como ingenieras, docentes en ciencia, tecnología y ejercer la investigación científica.
Las mujeres y niñas han sido impactadas por la brecha de género, el sistema patriarcal y la violencia de sexual dentro de las comunidades STEM (Science, Technology, Engineering & Math), siendo estos espacios ocupados por hombres debido a los roles y estereotipos.
Según el informe compartido en 2021 por el Observatorio de Institute For Future Education del Tecnológico de Monterrey, el 33% de los investigadores en el mundo son mujeres, siendo Asia Central con 48.2% y América Latina y el Caribe con 45.1% que ejercen su profesión desde la ciencia de forma parcial y tiempo completo.
En términos globales, la matrícula de estudiantes mujeres en el campo de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) es de 3 %; en las áreas de ciencias naturales, matemáticas y estadísticas, 5 % y mientras que en ingeniería, manufactura y construcción, se encuentra el 8 % de mujeres.
El contexto que habita a las mujeres y niñas va desde la violencia contra las mujeres, la desigualdad de género y la brecha salarial, el área de ciencia y tecnología no es la excepción y hoy día continúan construyendo espacios libres de violencia.
Lo visible es que, no existe igualdad de género sin acceso equitativo al conocimiento.
Voces de resiliencia: mujeres científicas e ingenieras
Amanda Camila es ingeniera en biónica, tallerista en temas de educación sexual y activista por los derechos de las mujeres y comunidad LGBTTTIQ+, a Cami le es vital hacer camino para las nuevas generaciones de mujeres que buscan desarrollarse en el área STEM.
Las mujeres han sido su prioridad, sin embargo, dentro de sus ideales sostiene que es esencial que se tejan redes de apoyo, crear comunidad de forma plural y utilizar herramientas educativas que permitan reconstruir el tejido social de forma colectiva en un mundo donde señala, no podemos fingir que la violencia no existe.
Cuando fue estudiante de ingeniería cuenta cómo al ser un porcentaje mayor de hombres, los casos de denuncia eran muy pocos; fue la participación de la comunidad a través de los tendederos (denuncia social) la que brindó la visibilidad histórica en su universidad llevando así un cuestionamiento del ‘cómo y por qué estamos siendo socializadxs en contextos violentos’ y el ‘por qué el acoso está tan normalizado’
Actualmente dentro del sector industrial donde trabaja, lidera un proyecto donde el 90% lo integran hombres, reconoce que si bien como estudiante fue un reto el que le abrieran las puertas para hablar sobre la violencia hacia las mujeres, hoy día ve y construye las posibilidades para que los espacios productivos sean sensibilizados para reducir las violencias que como sociedad nos habitan.
Ilustración: Amanda Camila (Instagram: @amanda.lavida)
Durante el pasado movimiento feminista que aconteció en el Instituto Politécnico Nacional, universidad pública en México donde se imparten ingenierías, ciencias médico-biológicas y administrativas, se evidenció públicamente en aproximadamente 40 escuelas el machismo, misógina, acoso, violaciones sexuales dentro de los planteles, casos de intentos de feminicidios y 3 casos catalogados hoy como feminicidios hacia estudiantes jóvenes de entre 15 hasta 27 años. Se cuestionaron abiertamente a las autoridades del Instituto y a través de ello es que las colectivas feministas, como diferentes sectores estudiantiles organizados han buscado presencia para abordar el contexto violento que viven las mujeres estudiantes de ciencia y tecnología.
Contingente de Mujeres Politécnicas (estudiantes de ciencias médico-biológicas e ingenierías) durante la marcha conmemorativa del Día Internacional de la Mujer 8 de marzo de 2020. Foto: Jessica Valdés
Por su parte, la Maestra en Ciencias y Química de profesión Teresa Jaens Contreras, que es docente en el Instituto Politécnico Nacional, cuenta que para ella ha sido importante reconocer el papel de la mujer tanto en la vida pública como en la privada para que ellas logren formarse y ejercer su profesión con una remuneración y reconocimiento académico digno. Esto, debido a que cuestiona la brecha salarial que existe en el sector educativo de las universidades y centros de investigación debido a los roles de género y estereotipos que han perseguido a las mujeres a través de la historia.
A la profesora Teresa le motiva el sueño de dejar un impacto lleno de conocimiento científico sin dejar de lado el sentido humano, para que las juventudes contribuyan en las problemáticas que vive la sociedad en materia ambiental, cambio climático, el área farmacéutica, entre otras aplicaciones científicas de interés social y económico.
Fotografía: Contingente Científicas Mexicanas A.C, “No soy ingeniosa, soy ingeniera”, “Nunca más la ciencia sin nosotras”, “Porque la ciencia esté libre de machismo”. Autoría: Verónica Santamaría
El caso reciente de acoso y violencia que aconteció en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (CINVESTAV), por parte del investigador Jean-Philippe Vielle Calzada, trabajador del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad de México (Langebio) adscrito al Cinvestav, fue lamentable. El denunciado, tuvo conductas de acoso sexual hacia sus compañeras de investigación, y al momento de ser acusado, interpuso una denuncia por difamación y daño a la moral. Aún así, cuando buscó incidir en el Centro, pues se postuló recientemente para la elección de Dirección del CINVESTAV, la comunidad científica lo rechazó fervientemente bajo la consigna que resonó en todos los Centros de Investigación del Cinvestav: “Un acosador no será director”.
El medio Animal Político realizó un reportaje donde señala que la doctora Angélica Cibrián, líder del laboratorio de Genómica Ecológica y Evolutiva del Langebio, fue entre las primeras en denunciar el acoso y abuso de poder que padeció entre 2012 y 2016 por parte de Vielle Calzada: “hubo manipulación y abuso sistemático por varios años, abuso de poder y acoso sexual vía un intento de besarme, obligarme a tocar su pene, varias invitaciones a hoteles y comentarios lascivos”.
Aún teniendo un cargo de investigadora, su posición con respecto a él era de menor influencia cuando ocurrieron los hechos. “En realidad, la jerarquía interna de poder”, dice. Esto porque él tenía una posición de mayor influencia al ser un investigador senior, mientras ella y otra de las denunciantes eran junior. Además otras dos víctimas ni siquiera tenían cargo como investigadoras.
En esta línea, la comunidad científica y estudiantil se ha posicionado para que las autoridades del Gobierno incidan e implementen estrategias para que no vuelva a acontecer. Hoy día las investigadoras continúan buscando justicia en sus espacios ya que las instancias han dejado impune su caso.
Protesta contra Jean-Philippe Vielle Calzada, 31 de octubre 2022. Foto vía: @paty_pecas
Las instituciones y servidores públicos apelan a discursos a favor de la igualdad de género en los espacios estudiantiles y de investigación para brindar garantía de los derechos humanos hacia las mujeres, sin embargo las acciones siguen siendo una utopía y parecen ser insuficientes. Estudiantes de ingeniería, científicas y profesoras creen que lo valioso es tejer redes colectivas, incentivar propuestas hacia las comunidades, brindar espacios de escucha e incentivar políticas públicas que permitan materializar acciones que reduzcan la brecha salarial y exigen la garantía de una convivencia libre de violencia, machismo y misoginia.
Exposición “Hilando memoria, tejiendo justicia” en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, 26 de noviembre de 2022. Foto: Jessica Valdés Flores
Recordamos y conmemoramos a todas las mujeres alrededor del mundo que han sufrido cualquier tipo de violencia, a quiénes se han visto truncada su formación profesional a causa de la alarmante violencia que atenta contra nosotras. La gran colectividad pide en voz alta: ¡Nunca más una ciencia sin nosotras!