Las diversidades chalacas exigen ordenanza

Las diversidades chalacas exigen ordenanza

Por Aylinn Siñas

Créditos: Comunidad Callao Underground. Foto: Camila Brizuela Cisneros.

Llevan casi cuatro años esperando la promulgación de una ordenanza regional que tiene como finalidad la promoción, prevención y sanción de la discriminación por orientación sexual y de identidad de género. Sin embargo, a la fecha, ninguna autoridad les ha brindado un informe del estado situacional de la misma. No obstante, entre tantos problemas, la resignación no es una opción. Motivados y dispuestos a continuar luchando, así se encuentra la comunidad LGBT en el Callao.

“Es lamentable que la reunión no se haya llevado a cabo, pues iba a ser el primer acercamiento entre el Gobierno Regional y la sociedad civil. […] Lamentable que no se haya realizado como para tener también al menos una perspectiva de si es que realmente hay un compromiso de su parte” fue lo que señaló Jonas Ave, activista chalaco por la diversidad sexual y derechos humanos, al cancelarse la reunión cuyo objetivo era conocer el estado situacional del proyecto de la ordenanza regional LGBT del Callao, convocada el pasado martes 10 de agosto por Angie Trujillo, consejera de la Región.

“Fuimos convocados, Julio Callo, activista de la comunidad desde hace más de 20 años y mi persona junto a la gerencia de desarrollo social y la de asesoría legal. Sin embargo, la reunión no se llevó a cabo”, cuenta. Y añade que, aquel día, minutos antes de iniciar la reunión, el asistente de la consejera regional comunicó a los invitados que la autoridad no podría apersonarse. Esto, debido a problemas personales. Inmediatamente, los representantes de las gerencias mencionadas se retiraron de la sala y dejaron solos a los activistas, quienes representan a una comunidad que viene esperando casi 4 años por la aprobación de la ordenanza.

Foto: Prensa

“Las juventudes y lxs activistas nos preguntamos ¿en qué quedó esta ordenanza? Y por ello comenzamos a articular con algunos colectivos del Callao que ya venían impulsando esto en el 2018”, comentó Jonas. De hecho, la mayor parte de estas normativas aprobadas por gobiernos regionales se dan gracias a la incidencia y presión realizada por la misma ciudadanía. 

El 8 de septiembre del año pasado, luego de años de lucha, el Gobierno Regional de Arequipa promulgó la Ordenanza Regional de Igualdad y no Discriminación en la Región Arequipa. Dicha normativa previene y sanciona los casos de discriminación por orientación sexual e identidad de género. La Libertad, Lima, Tacna, entre otras regiones; también tienen publicadas ordenanzas que buscan proteger a un sector de la población que sufre altos valores de violencia y discriminación.

Según la II Encuesta Nacional de Derechos Humanos: Población LGBT, elaborada por Ipsos por encargo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, se estima que en el Perú más de 1.7 millones son miembros de la comunidad LGBT,  el 71% de peruanos consideraba que la comunidad LGBT son discriminadas.

Foto: Prensa

También se encontró que el 37 % no estaría dispuesto a contratar a una persona trans, mientras que el 30% no estaría dispuesto a contratar a una persona homosexual. El estudio también reveló que el 46% estaba de acuerdo con que las personas trans viven confundidas, el 45% estaba de acuerdo con que las personas se vuelven homosexuales por traumas de la infancia y el 20% consideraba que las personas con VIH – SIDA no deberían trabajar por poner en riesgo su centro laboral.

Al hablar del caso chalaco, se debe mencionar que ya existe un proyecto de ordenanza regional que busca erradicar la exclusión social sistemática que vive la diversidad chalaca. Esto, a través de su prevención y sanción. Titulada bajo el nombre de Ordenanza Regional para la Defensa y Promoción de los Derechos Humanos de la Población LGTBI y Prevención de la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género en la Región Callao. La misma que, fue una propuesta de la Gerencia de Desarrollo Social de la anterior gestión del Gobierno Regional. Se encuentra aprobada desde el 27 de noviembre del 2018. Sin embargo, como no se promulgó oportunamente, los nuevos órganos de cogobierno regional para el periodo 2019-2022 pidieron su ratificación. Desde allí, la ordenanza regional pasa de despacho en despacho, recibiendo observaciones, recomendaciones, adecuaciones e informes de actualización.

Este largo trámite documentario reduce las esperanzas de que las opiniones de colectivos u organizaciones LGBTQ participen en las modificatorias de una ordenanza que los afecta directamente. Además, puede percibirse como un modo de retrasar su promulgación para dejar aquel trabajo a un nuevo gobierno regional.

“Hoy en día nos hemos dado cuenta de que han comenzado a suprimir o modificar algunos articulados que el Ministerio de la Mujer había emitido”, dijo Jonas. Y añade que la Asesoría Legal ha negado que se ejecute. Asimismo, “la Gerencia de Desarrollo Social solamente ha dicho: Ya, lo subsano, eliminando”, señaló. También comentó que algunas de las modificaciones realizadas debieron ser comunicadas. “Es lamentable porque nosotros como sociedad civil deberíamos haber tomado conocimiento de estas modificaciones cuando hubo un trabajo articulado entre sociedad civil y la Gerencia de Desarrollo Social con la anterior gestión. Por desgracia esto no sucede actualmente”.

Foto: RPP

Existen algunos cambios resaltantes. Uno de ellos, es el retiro del artículo que indicaba que en toda la región debería existir un comunicado en el cual se prohíba todo tipo de discriminación. Así mismo, la observación para que los integrantes de la Mesa Multisectorial (con unidades orgánicas y representantes de la sociedad civil) sea reducida. Esto, a pesar de ellos consideran que algunos actores estratégicos no deberían desaparecer. “No sé qué más habrán retirado porque no tenemos el proyecto final. La reunión no se llevó a cabo. No sabemos qué es lo que se ha quedado”, mencionó.

Al referirse a la demora del trámite de la ordenanza, Angie Trujillo, consejera de la Región Callao, comenta que en este año, la ordenanza regional tuvo 11 observaciones. Estas fueron emitidas por parte de la Gerencia de Asesoría Jurídica. De entre todas ella, solo 10 han sido subsanadas por la Oficina de Desarrollo Social, Población e Igualdad De Oportunidades, Vivienda Y Saneamiento. La misma de la cual depende de la Gerencia de Desarrollo Social.

La observación -que aún no se encuentra subsanada- corresponde a que en el expediente de la ordenanza se guardan copias simples de los antecedentes, cuando se debería adjuntar el documento original. “Existe la presunción de que la oficina encargada, que depende de la Gerencia de Desarrollo Social, habría perdido documentos o piezas procedimentales, procesales y administrativas del expediente. Estos son los antecedentes. A la fecha no ha sacado la resolución de la reconstrucción del expediente”, señala Angie. En la medida que esta característica no se cumpla, la ordenanza no se promulgará.

¿Qué tan poco valor puede tener para un burócrata, el garantizar los derechos de la comunidad LGTB? Un error administrativo puede retrasar procesos legales que son valiosos para asegurar las facultades de cualquier persona. No obstante, como en toda lucha, cada obstáculo es un impulso para mejorar la organización y exigir igualdad con más fuerza . 

“No hay bicentenario si no hay un reconocimiento a las diversidades. Eso es lo que pedimos. Queremos que se apruebe esta primera ordenanza, porque no va a ser la última. Hoy en día creo que con la articulación de varixs jóvenes chalacxs venimos con todo. Que se esperen, ya estamos aquí”, comentó Jonas con esperanza en su voz.

Bernarda Delgado y el Museo de Túcume: Un mismo espíritu comunitario y arqueológico

Bernarda Delgado y el Museo de Túcume: Un mismo espíritu comunitario y arqueológico

Por Karen Díaz

La Directora del Museo de Túcume, Bernarda Delgado. Foto: Karen Díaz

En su viaje hacia Trujillo para inscribirse en la Universidad Nacional, Bernarda Delgado no tenía en mente estudiar arqueología. Sin embargo, circunstancias de la vida familiar, sumadas a su admiración por las culturas antiguas la acompañaron en su decisión vocacional. Con el tiempo, estos factores, la convertirían en la Directora del Museo de Túcume, reconocido internacionalmente por su enfoque comunitario y ecológico.

Hija del poeta y compositor del himno de Chiclayo, Alfredo José Delgado Bravo y de una amorosa madre y administradora del hogar. Bernarda Delgado nació en Monsefú, entonces un pueblo pequeño como una gran familia. Tuvo una infancia feliz y ligada al arte. Cuando llegó el momento de estudiar en la universidad, viajó a Trujillo a iniciar una vida universitaria compartida con sus hermanas, amigas y primas, en un ambiente tan alegre como exigente.

En ese entonces, elegir estudiar arqueología era abismal. Tras superar la primera huelga de la universidad, que duró casi dos años, se vio muchas veces en duda de continuar con su formación debido a los comentarios generales. Muchos le decían: “Qué carrera es esa, te vas a morir de hambre”. Así mismo, la metodología de dictado era más teórica que práctica en ese entonces. 

Sin embargo, gracias a la inspiración y confianza de sus padres decidió permanecer en el reto de la arqueología y buscar prácticas en campo desde el segundo año de su carrera. Así hizo prácticas en lugares como Chan Chan, Kuelap, Tacaynamo, Huaca de la Luna y en la sierra de Huamachuco. Su madre no entendía bien cómo la niña tímida que se fue de casa, ahora estaba encantada con el trabajo de campo, pero la apoyaba. Con esa experiencia ganada, fue en Kuelap donde la Srta Bernarda trabajó por primera vez con Alfredo Narváez, en ese entonces investigador en la fortaleza, quien la invitaría a sumarse a las investigaciones que iniciaban apenas en el proyecto Túcume.

Una joven arqueóloga en el proyecto Túcume

Lo que hoy en día es uno de los Ecomuseos más reconocidos de América Latina, en ese entonces era aún un lugar apenas en exploración y promovido por el entusiasmo de Thor Heyerdahl. Sí, el internacionalmente reconocido explorador noruego que en 1947, cruzó el Océano Pacífico en la balsa de madera Kon-Tiki. En ese entonces (1988 a 1992) dirigía las excavaciones en el complejo “La Raya”. El proyecto arqueológico de Túcume dirigido por Heyerdahl, Narváez, Arne Skjølsvold y Daniel Sandweiss era entonces una permanente exploración.

Foto: Southamericaplanet

Bernarda Delgado tenía mucho interés por investigar textilería y cerámica a lo largo de su carrera, así que antes de ir a trabajar al sur del país, aceptó la invitación de Alfredo Narváez para venir a Túcume y organizar las piezas de cerámica parte de los nuevos descubrimientos. Lo que sería un proyecto de tres meses, se convirtió al presente en 29 años trabajando en la investigación y gestión de este museo que, bajo la dirección de la mirada de antropólogo-arqueólogo de Narváez, tenía un carácter dinámico y participativo. También, promovía la integración e intercambio de aprendizajes. 

Como la arqueóloga recuerda, el contexto de la época no era para nada sencillo. Había superinflación, una epidemia de cólera, el conflicto armado interno y la falta de servicios básicos y recursos. Todas estas carencias fueron suplidas gracias a las personas, especialmente de la comunidad de Túcume, de las que conservan amistad hasta el día de hoy.

La primera experiencia de la arqueóloga Bernarda en Túcume fue la excavación del Templo de la Piedra Sagrada. Tras quince días bajo el sol, comenzaron a encontrar entierros y ofrendas humanas, que había que inventariar, dibujar a mano y analizar. Todas estas piezas son actualmente parte de la exposición del museo. Durante los primeros años, la Srta Bernarda fue la única mujer del proyecto, trabajando en sectores como Huaca 1 y Huaca Las Balsas. De la mano con arqueólogos y el personal de la zona, principalmente varones contratados para ser parte de la excavación.

Foto: Arqueología del Perú

La arqueóloga recuerda estos primeros años en Túcume como un aprendizaje constante e integral que unía la arqueología y la antropología. Tenían a la comunidad involucrada en el proceso. Tanto en la obra como en la sensibilización y diálogo sobre lo que se estaba descubriendo allí.Por ejemplo, en una oportunidad encontraron piezas funerarias con instrumentos que parecían ser de tejido. Compararon con referencias de otras excavaciones y culturas, pero no encontraban el nombre ni los usos de cada herramienta. 

Así, guiados por el espíritu comunitario y antropológico que para ese entonces ya tenía el proyecto, iniciaron un diálogo con las mujeres de la zona, hábiles en el tejido, quienes se sorprendieron al notar que las herramientas que aparecían en las excavaciones eran iguales a las que ellas usaban en el presente en el telar de cintura.

La gestión del Museo de Túcume y su enfoque ambiental – comunitario

El proyecto de exploración financiado culminaba pronto, pero no era suficiente. El Museo Túcume se planteó crear para dar continuidad y visibilización a la investigación. Alfredo Narváez Vargas logró gestionar ante el entonces Fondo de Promoción Turística (FOPTUR), la construcción de un museo de sitio para exponer los vestigios arqueológicos procedentes del proyecto arqueológico. 

El 20 de agosto de 1992, se inauguró el museo de sitio. Los arqueólogos trabajaron ad honorem en el museo los primeros 8 años, para lograr fortalecer la labor cultural. Este vínculo con las personas de la zona, que estuvieron involucradas desde el principio, delineó el cariz de Museo Comunitario que sostienen hasta ahora. El joven Museo de Túcume, dirigido hasta 1997 por Alfredo Narváez, comenzó a hacer vínculos con la Unidad Ejecutora y Promperú en nuevos proyectos, para pasar de ser considerados “Proyecto arqueológico” a “Museo comunitario”

Foto: Gobierno del Perú

Desde el principio la visión de este museo fue clara: trabajar vínculos con la comunidad, profundizar en la investigación y así, en palabras de la Srta Bernarda “hacer del pueblo un mejor espacio para vivir a partir del uso del patrimonio”.

Bernarda Delgado, Directora del Museo de Túcume

Desde el año 1997 la arqueóloga Bernarda Delgado quedó a cargo de la dirección del Museo de Túcume, en el delicado trabajo de gestionar proyectos para el museo, impulsar la investigación arqueológico-científica y fortalecer el vínculo con la comunidad. La arqueóloga recuerda que para ese entonces no se contaba con las facilidades actuales respecto a la comunicación y acceso a la información. Por ejemplo, para poder dialogar con otros investigadores hacía uso de la red científica peruana, en cabinas de internet de Chiclayo; o también el recuerdo del Fenómeno del Niño, la peor tormenta del norte, y la lucha para afrontarlo desde el museo.

Pero no todo era dificultad. El ahora antiguo edificio del museo ganó en ese entonces dos premios internacionales de los Colegios de Arqueólogos del Perú y Quito. En 1998 lograron un vínculo con la Unión Europea, que se acrisola en un programa de vinculación con artesanos como tejedoras, cesteras y joyeros, promoviendo la asociatividad, el fortalecimiento de capacidades y el marketing. Su fin es lograr que, mediante el desarrollo económico local, la tradición artesanal antigua se conserve en la comunidad.

Foto: Karen Díaz

La arqueóloga resalta la diferencia entre el Túcume de los años 80’ y el de hoy. En ese entonces el área arqueológica y los cerros y huacas cercanas fueron usados como cantera para material de construcción y arrasada por el gobierno. Esto, ya que aspiraban a construir los caminos del pueblo y obtener materiales. Lo que consiguieron, fue convertir a la zona en un gran basurero. 

Ella señala que el proyecto arqueológico de investigación muestra las potencialidades de las “ruinas” como plataforma para gestar el desarrollo del pueblo. Al presente, en este vínculo museo-turismo-comunidad, las personas han interiorizado la importancia de este espacio: Ya no hay huaqueros ni depredación y sí personas unidas a su identidad en Túcume, fortaleciendo así el desarrollo y la calidad de vida de las personas.

Construir el vínculo entre el Complejo Arqueológico y la Comunidad

La arqueóloga señala con mucha ternura que las personas del pueblo, especialmente niños y jóvenes, digan “mi museo” al hablar del Museo Túcume. Para ellos no se trata de una exposición o colección de objetos viejos. Para ellos es trabajo en equipo, perros peruanos, talleres de artesanía, encuentro, comunidad. Este enfoque de nueva museología social gestado por Alfredo Narváez y Bernarda Delgado, expuesto en logros internacionales y con evidentes resultados en el cambio tanto actitudinal como aptitudinal hacia el Sitio Arqueológico se ve reflejado -en tiempos de coronavirus- en el amor y nostalgia de los niños que extrañan su museo.

En la actualidad el Museo de Túcume cumple 29 años este 20 de agosto y es conocido a nivel internacional por la calidad de los descubrimientos de su complejo arqueológico. Por ejemplo, expone la arqueología de culturas como las  excavaciones en Túcume entre 1989 y 1994, que reúnen a las culturas lambayeque, chimú e inca.

Es igual de resaltante el vínculo del museo con Túcume, ya que promovieron la creación de una articulación de sociedad civil, que reúne a 35 asociaciones bajo el título de EcoMuseo -que nació en el 2014- y el objetivo de desarrollar acciones comunitarias para la gestión sostenible de su patrimonio cultural y medio ambiente. Esto, mediante la educación para la ciudadanía, la equidad de género y la lucha contra la pobreza. 

Foto: El Comercio

Así, más allá de la muestra arqueológica el museo desarrolla y expone actividades educativas como arqueología para niños, talleres con artesanos locales, gastronomía local, entre otros. También realiza actividades ambientales. Como por ejemplo, el Bosque TINI de niños y niñas, el programa educativo para las infancias, el vivero, la planta de reciclaje, el área de cultivo y el bicitour. Múltiples actividades dirigidas a la comunidad y a turistas, que hacen del museo un referente internacional.

El esfuerzo del museo por equilibrar gestión e investigación les permitió postular a oportunidades, como por ejemplo el logro del Fondo Contravalor Perú – Francia que les permitió invertir en proyectos sociales. El ganar este fondo permitió fortalecer el trabajo comunitario y la investigación, en la zona de Huaca Las Balsas. Este esfuerzo, se vió reflejado en el libro sobre Murales en Las Balsas, del cual ella y Alfredo Narvaez son coautores.

Investigadora, gestora cultural y promotora del patrimonio

La srta Bernarda, como todo el mundo la nombra en Túcume, no se encarga sólo de dirigir el museo. Es investigadora, ama la artesanía, estudia los descubrimientos y los analiza para interpretar este patrimonio. Ella resalta el enfoque interdisciplinario para construir conocimiento en el campo, sin un referente previo de investigación en la zona. La gestión cultural vino en el camino posterior a la investigación y le correspondió profundizar en ella desde la Dirección del museo. 

Trabajar en Túcume todos estos años abrió su mirada de arqueóloga, al aprender que arqueología no es sólo excavar, investigar y descubrir. Es aún más relevante, humana y útil cuando se conecta intencionalmente con su territorio. El trabajo de la Srta Bernarda no es el activismo cultural, si no la gestión de programas educativos y culturales cristalizados en un plan de manejo para la institución. Es por ello que se capacitó intensamente en sostenibilidad, educación en museos y gestión cultural. 

Bernarda resalta que la gestión cultural no es posible si no hay amor de por medio. Tampoco, si no hay entrega al 100%. Gestar cultura y patrimonio es convencimiento y amor, por convicción hecha compromiso. Es por ello que la directora está orgullosa del equipo tras el museo de Túcume. Ya que actúan convencidos del trabajo y la comunidad, reflejados en el enfoque de museología social: museos y comunidad. 

Foto: La Industria de Chiclayo

La visión para el futuro del Museo Túcume es “ser el museo consolidado en los aspectos de investigación y conservación científica, puesta en valor para el uso social sobre la base de la sostenibilidad”. 

Aquí, la Srta. Bernarda se emociona y amplía la idea: “La sostenibilidad es tanto social, cultural, económica y ambiental. Para nosotros y para la comunidad, el museo es eje para el desarrollo comunitario. Apoyado en la cultura, el turismo sostenible y la educación como herramienta para el desarrollo”. Añade también: “Partir desde la sostenibilidad como eje implica desarrollar alianzas intersectoriales e interinstitucionales. Esto, para que la comunidad sea su principal soporte. Así, ser el mejor museo del mundo, con un trabajo participativo y horizontal para el desarrollo comunitario. Y, que parte de la base comunitaria. El Museo de Túcume tiene reconocimiento internacional no por la colección arqueológica que tienen, si no por el trabajo colectivo”.

Estos vínculos se refuerzan en contexto de pandemia COVID-19. Por ejemplo, el museo está realizando visitas a los niños de sus escuelas, con el vivero, para poder acompañarlos. En palabras de la directora: “Lo más importante ahora para ellos en la gestión cultural en el contexto pandemia es el intercambio de afectos y sentimientos, así como el respeto mutuo en las diferencias”. Es solidaridad, dice ella. No cree que haya un museo en este momento de pandemia que no piense en ser solidario y respetuoso. Tampoco, que no priorice los afectos y las necesidades colectivas. “Esta humanidad es la razón de ser de los museos, ¿si no lo hacen desde ahí, entonces para qué existen?”.

Ejemplo de gestión cultural 

Bernarda Delgado es actualmente corresponsal del CECAComité de Educación y Acción Cultural del ICOM (Consejo Internacional de Museos). Asimismo, participa representando al Perú en la Mesa Técnica de Sostenibilidad de IberMuseos. En el 2018, recibió el reconocimiento a Persona Meritoria de la Cultura por el MINCUL. Este mismo es dirigido a personas que trabajan en artes, culturas y defensa del patrimonio. 

La postulación, nos cuenta, fue gestionada en secreto por su secretaria por lo que recibirla fue una emoción y sorpresa para ella. Ello significó una fiesta familiar, debido a que su carrera le ha impedido estar cerca de su familia. Es por eso que, celebrar con ellos fue un maravilloso regalo. 

En este 2021, ha recibido el reconocimiento Bicentenario de Lambayeque, por su compromiso con la sociedad de la región. La directora Delgado es una persona generosa y reconoce la relevancia de con quienes trabajó. Para extender esa gratitud de la calidad humana y profesional que la rodea, ella recomienda a las mujeres jóvenes interesadas en arqueología, patrimonio y gestión cultural: “Existe ahora tal facilidad para el aprendizaje, que sería abominable no aprovecharlo”, enfatizando la disciplina, el respeto, la atención y puntualidad. 

Así mismo, reconociendo la experiencia de los mayores y las oportunidades del presente. “No hay buenos profesionales que sean malas personas”, enfatiza ella. “Hay que ser responsable y metódico. Y por sobre todo, aprovechar al máximo las oportunidades que se tengan de hacer prácticas fuera, para la profesionalización personal”.

La Libertad: Vivir sin identidad

La Libertad: Vivir sin identidad

Por Arturo Gutarra

Foto: Arturo Gutarra. Intervención por La Antígona

María Clara Lozano Huamán. Así es cómo la conocen todos sus vecinos y su misma hermana. Sin embargo, esta joven de 24 años de edad no cuenta con un documento que la reconozca e identifique con algún nombre. A pesar de la insistencia de los vecinos, no ha obtenido ayuda para conseguir su partida de nacimiento. Aún así, su historia llegó al corazón de un fotógrafo. El mismo que nos cuenta en esta crónica, cómo es el vivir sin identidad.

Los años pasaron muy rápido para las hermanas Lozano Huamán, viviendo bajo su hogar construido con esteras y calaminas. Trece años que son causa de nostalgia para Deysi, la hermana mayor. Ella, a sus 27 años, toma un rol importante al cuidar a su hermana discapacitada. Viviendo con el misterio del cómo, un día, nunca volvió a hablar ni a escuchar, quedándose así por el resto de su vida.

María Clara
Foto: Arturo Gutarra

Una noche, cuando su hermana se encontraba delicada de salud, Deysi se comunicó con una miembro del comité de damas para solicitar ayuda y para llevarla a un centro de salud más cercano.Lamentablemente, ella no contaba con documentos que identifiquen a su hermana. Este hecho dejó al descubierto que su caso, se convertía en uno más dentro de la cifra de una problemática social que con el pasar del tiempo ha sido olvidada y a la que muchos gobiernos no le han tomado importancia.  

“El silencio es el ruido más fuerte, 

quizás el más fuerte de los ruidos” 

-Miles Davis-

María Clara
Foto: Arturo Gutarra

El distrito de La Esperanza, es el más poblado de la provincia trujillana, según el último censo del 2017. Cuenta con  un aproximado de 189,206 habitantes. Fue este lugar al cual acudí cuando me llegó la propuesta para trabajar como fotógrafo de campaña. Oferta que acepté. Claro, eso implicaba estar pendiente a los viajes en todo el territorio Liberteño. Además, debía estar al tanto de cada movimiento y gesto de mis clientes para capturar el momento perfecto. Cada lugar con población vulnerable se convertía en ese tesoro al que todo postulante al gobierno quiere acercarse. Sus objetivos son repartir palabras ficticias y enamorar a las personas que más necesitan de ellos. Los mismos que ponen toda la fe en que en algún momento, regresarían a visitarlos y cumplir su palabra.

—Iremos al Cerro Cabras, de seguro habrás ido, ¿verdad? —decía una candidata por la «palatina» de Acción Popular. 

—Mis padres dijeron que por ahí es peligroso. No he pasado por esas zonas —respondí temeroso. 

—Tenemos contactos por el sector. Estas personas suman votos. Si vamos, a este paso, de seguro tendríamos el ingreso seguro. —comentó entusiasmado el asesor de campaña, mientras manejaba el automóvil.

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Foto: Enrique Narvaez

Dos mil quinientas familias -incluyendo menores de edad- eran quienes habitaban en los arenales. Aún cuando varias autoridades, locales y regionales, recurrían a la zona a entregar apoyo humanitario, olvidando que sus dirigentes exigían la construcción de veredas.

En el asentamiento, aquellos niños y niñas eran los iconos en las fotografías para elevar la popularidad y robarle puntos a la competencia. Yo, un jóven comunicador, tan solo observaba, graficaba lo oportuno y continuaba con lo mío, mientras iba escuchando las típicas promesas del retorno una vez que alcanzaran la victoria. 

—Envié un oficio al señor Kike. Tuve conocimiento que ganó las elecciones, pero hasta el momento no me responde. Necesitamos su ayuda –aseguraba Martha Villarreal, una de las personeras leales al partido, que conocí hace medio año en este asentamiento humano llamado Clementina Peralta.

Foto: Arturo Gutarra

La historia de este lugar es algo interesante. En 2007, un grupo de moradores sin hogar, trabajo y con una situación inestable recurrieron a las faldas de un cerro muy conocido por los trujillanos y se instalaron ahí.

Tras culminar con mi labor y antes de partir del sitio, sentí el compromiso de continuar descubriendo cuáles eran las problemáticas que, en ese entonces, vivían los habitantes. Fue ahí cuando conocí a Doña Martha y a sus hijos. Los mismos que cada vez que regresó por esos lares, son los primeros en preguntarme cómo me ha estado yendo en el transcurso de los días. La amistad entre los moradores y yo, se ha vuelto tan grande como aquellas de la infancia o de la primaria. Asumo sus problemas como míos, y esto me permite hacer que se visibilicen. 

De entre todos ellos, hay uno en específico, que es necesario conocer. Me refiero al analfabetismo. Este, no solo está presente en la región La Libertad, sino en todo el Perú. No es difícil analizarlo ya que gracias a la información recaudada por La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), se ha ido develando su profundidad. Gracias a un estudio realizado en 2020, hoy sabemos que el analfabetismo llega a los 2 millones 211 mil personas aproximadamente. Es decir, un 12,3% de la población; de entre ellos, el  74,1 % son mujeres. 

***

Unos días después, como suele ser mi costumbre, salí a caminar por los jirones principales de Trujillo y me encontré con colegas. Me hallaba hablando con uno cuando me llegó una llamada desde un número desconocido.

¿Quién podría ser? Me pregunté.

Luego de timbrar 4 veces decidí contestar. La voz temerosa se escuchó en mi teléfono móvil. Era la misma voz que escuché hace 5 meses.

—Joven, le saluda Martha de Clementina… 

—¡Hola! ¡Qué gusto volver a escucharle! ¿Cómo está? ¿Y este número?

Martha pasó a explicarme que uno de sus familiares le estaba prestando un celular ya que lamentablemente en las periferias no cuentan con teléfonos.

—El alcalde vecinal quiere contarte sobre un caso de una vecinita. Te lo paso para que pueda comentarte. –fueron las palabras de la Presidenta del vaso de leche

Los relatos de don Luis Flores, alcalde vecinal de Clementina, me hacían imaginar un panorama complejo. Para entenderlo mejor, tomé la decisión de ir a conocer la historia entre los arenales y el frío significativo de la zona. 

Rompiendo la rutina de casa-centro de ciudad, me arriesgué a ir hasta donde se encontraba mi destino. Fueron ocho kilómetros fuera de Trujillo en un microbús de color verde claro. La música chicha no faltaba en cada viaje de ida-vuelta. La mañana calurosa animaba el día para hacer las cosas bien.  

Un hombre, un tanto ya mayor, que aparentaba 70 años y tenía la cabellera blanca, palmoteaba en significado que un pasajero estaba por bajar. Quién diría que con tan solo un par de monedas harías un gran favor a varias personas que verdaderamente lo necesitaban. 

Foto: Arturo Gutarra

Don Luis Flores Acevedo,  me esperaba al interior de su vivienda. Me encontraba listo para empezar a graficar y conocer más sobre la situación. Cuando ingresé al domicilio, logré observar un folder lleno de documentos hechos a puño y lapicero. Estaban sobre la mesa. Ahí, en el documento había una solicitud dirigida a un nosocomio del centro de la ciudad. Se pedía que entregaran la partida de nacimiento de una joven de 24 años de edad cuyo nombre era María Clara Lozano Huamán. 

María Clara
Foto: Arturo Gutarra

***

Ya era medio día. Las calles alegres de Clementina se llenaban con los vecinos del lugar. Ellos salían de sus casas con tapers. Iban con dirección al comedor popular. Todo el camino me preguntaba por María Clara, ¿en qué condiciones se encontrará? ¿Podrá declarar y contarme su historia? 

Subir esas pequeñas colinas en los arenales me habían traído un grato recuerdo. Cuando inició la pandemia, solía pasar por los asentamientos humanos a recolectar testimonios; tal cómo lo estaba haciendo en ese momento. Esos recuerdos se desvanecieron cuando llegué a la vivienda de las hermanas Lozano. Una joven tímida abrió la puerta. Traía puesta la pijama de color rosa. Don Luis, intentaba hacer algunas señas para explicarle mi visita. Era en vano. 

—No puede hablar, ni oírnos. —dijo Olivia mientras acariciaba su cabello lacio y corto. 

Estando un día entero, conocí personalmente a Deysi Lozano, la apoderada de María Clara. Su mirada de cansancio luego de una larga jornada de trabajo me daba claras señales de su historia.

Sus padres nunca le dijeron el motivo por el que no realizaron el trámite de inscripción de nacimiento de su hija, saliendo del hospital. Esto, ocasiono que nunca contara con una partida de nacimiento. Y se uniera a los más de 277 mil 596 ciudadanos que tampoco cuentan con identificación. 

Los años pasaron y los problemas en casa se presentaron, causando la separación, y posterior ausencia de su madre. Ellas tenían 11 y 13 años.  

—Lo que tengo entendido es que vive por Virú con su nuevo compromiso. No hemos hablado desde hace años y le comenté sobre mi hermana, pero no me dio solución ya que también es analfabeta. —comentó. 

No contar con documentos le ha costado perder los estudios básicos como la educación inicial, primaria y secundaria. Su hermana intenta enseñarle a través de los objetos y también improvisando con un poco de caligrafía. Esto, ya que en su caso, dejó el colegio cursando el 3er año de secundaria para dedicarse a trabajar. Desafortunadamente, su padre falleció producto de un cáncer en la tiroides hace 8 años. 

—Mientras yo trabajaba en ventas, mi hermana se quedaba sola en casa. Hasta el momento continúa así. Si un día no trabajo, no tenemos para comer. Sus mascotas -Sasu, Pequeña y Bobby- son con quienes pasa los tiempos libres mientras se encuentra sola.

Un estudio realizado en base a cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), detalla que los 564 mil 487 habitantes que no cuentan con DNI representan el tres por ciento de la población mayor de 18 años. Las cifras más altas se presentan en Piura, Cajamarca, Loreto y La Libertad -esta última donde reside María Clara-.

Además, existen más mujeres que varones sin DNI, puesto que del total de indocumentados, el 57% son mujeres (310 mil 165).

Deysi empezó a llorar desconsoladamente luego de observar las cifras que le mostraba. Ella nunca paró de asegurar que su hermana es su motor para seguir avanzando. Su familia le dio la espalda y no les quedaba de otra que continuar. 

Foto: Arturo Gutarra

El Comité de damas, un grupo de 10 féminas, son quienes están al cuidado de las dos señoritas. He de recalcar que, en el sector, se han registrado muchos casos de violencia y por ende, ellas deben estar siempre al cuidado de María, al menos cuando se queda sola. Cada madre de familia tiene una historia detrás. Aún así,  consideran a María Clara como una hija más de sus familias. Ellas, brindan así, todo el apoyo emocional que ambas hermanas necesitan en estos tiempos. 

—Desde un principio cuando Deysi se me acercó a pedir ayuda para su hermana, sentí esas ganas de estar ahí con ellas. Lo que exigimos es que sea considerada como ciudadana y contar al menos con un SIS. —aclara la señora Alicia, promotora de la comitiva. 

Foto: Arturo Gutarra

***

La noche de ayer -15 de agosto- las madres de familia se organizaron para preparar una deliciosa torta de vainilla con manjar blanco encima. El motivo fue la celebración por el cumpleaños número 25 de María Clara. Durante el preparativo, estas cálidas damas, recordaban cómo llegaron a conocerla, y cómo han podido ayudar desde su precaria posición. Una de ellas es la señora Martha Estrada. Ella no culminó sus estudios de psicología pero cuando María cae en la tristeza, le brinda algunas charlas para alegrarla. Lo mismo sucede con su vecina Olivia, cuya profesión es enfermera técnica. Ella siempre está atenta para cuando María Clara se enferma. Es, sin duda, la indicada y la primera en darle auxilios.

Foto: Arturo Gutarra

Al llegar a la casa, una sonrisa se dibujó en el rostro de María Clara. No se esperaba la sorpresa que le tenían los vecinos. La esperanza de que a sus 25 años sea considerada ciudadana y sea reconocida por el estado, no ha muerto en ella. Tampoco desaparece el apoyo incondicional de su hermana mayor y la de los vecinos. Estas, perduran haciendo que uno de los sectores más golpeados por la pobreza, siga unido y  apoyándose el uno al otro. 

Foto: Arturo Gutarra

La melodía de la clásica canción “Happy Birthday” empezó a sonar en la puerta de humilde vivienda. Era el broche de oro para culminar un día especial en la vida de María Clara. Una joven con sueños y que aún lucha por su derecho a poseer una identidad a pesar de la negativa y el silencio de las autoridades locales, regionales y nacionales. 

*La Antígona se comunicó con las autoridades relacionadas al caso y no pudo obtener respuesta alguna hasta el cierre de ésta crónica*

La salud mental toma importancia en la cancha del deporte

La salud mental toma importancia en la cancha del deporte

Por Sebastián Velásquez Desposorio

Foto: Yahoo! – Madison Vanderberg

Naomi Osaka y Simone Biles, dos deportistas de élite, optaron por retirarse de sus competencias porque no estaban bien ni psicológica ni emocionalmente. La tenista lo hizo en Roland Garros y la gimnasta en Tokio 2020. Demostraron así que no solo se trata de estar al máximo a nivel físico, sino también de contar con una buena salud mental, un tema que aún sigue siendo tabú en el mundo del deporte. Pero que las dos atletas, con sus valientes decisiones, han vuelto a colocar en el tablero.


Culminaron los Juegos Olímpicos en Japón. Un evento extraño debido a las restricciones por el COVID-19, pero que no dejó de lado la competitividad. Y que buscó ser una fiesta para los deportistas, en donde muchos de ellos cumplieron su sueño de subirse al podio o de participar en una cita olímpica. Será recordado Tokio 2020 no solamente como la edición llevada a cabo en medio de la pandemia. También por sus historias de superación, por los récords que se quebraron y, sobre todo, por situar otra vez en el tablero, aun con más fuerza, el tema de la salud mental.

Fue la gimnasta Simone Biles que, al retirarse de las finales para buscar su estabilidad psicológica y emocional, terminó por dinamitar esa alarma de la salud mental, que la tenista Naomi Osaka ya había advertido unos meses atrás. Ambas tomaron decisiones que pueden significar, ahora sí, un cambio en el deporte. 

Foto: Reuters

La japonesa Naomi Osaka, de 23 años, ha ganado cuatro Grand Slam, el torneo que todo tenista ansía tener en su palmarés. También es considerada, según Forbes, como la atleta mejor pagada de la historia. Para sus seguidores, todo andaba bien en ella, pero no era así. A fines de mayo, antes de pisar la tierra batida de Roland Garros, anunció que no iba a departir con los medios durante el evento. Lo comunicó a través de un mensaje en sus redes sociales, que causó preocupación para algunos y sorpresa para otros.

“A veces he sentido que la gente no tiene en cuenta la salud mental de los atletas y esto suena muy cierto cada vez que veo una conferencia de prensa o protagonizo una. A menudo nos sentamos allí y nos hacen preguntas que nos han hecho varias veces antes o nos hacen preguntas que nos hacen dudar, y simplemente no voy a someterme a las personas que dudan de mí”, expresó en un comunicado. 

La organización, sin embargo, no entendió la situación que estaba afrontando la atleta. No entendió el problema de salud mental con el que estaba batallando y le impuso una multa de 15.000 dólares, ya que Naomi no había acudido a hablar con los medios tras ganar la primera ronda del torneo, como estaba obligada según reglamento. Hubo, además, una advertencia: si seguía incumpliendo la norma, podría acarrearle mayores consecuencias. El pronunciamiento estaba firmado por los responsables de los cuatro Grand Slam (Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y Abierto de Estados Unidos). Era una manera de meter presión. 

Tweet Naomi Osaka

Pero al día siguiente, Naomi tomó una decisión e informó que se retiraba del evento francés. En su mensaje, contó que en París se sentía “vulnerable y ansiosa”, así que pensó que “era mejor cuidarse y saltarse las conferencias de prensa”. “Cualquiera que me conozca sabe que soy introvertida. Y cualquiera que me haya visto en los torneos se dará cuenta de que a menudo uso auriculares, ya que eso ayuda a calmar mi ansiedad social”, manifestó. Añadió que nunca trivializaría la salud mental o la usaría a la ligera. Y reveló que desde el Abierto de Estados Unidos del 2018 padece largos episodios de depresión, con los cuales está “lidiando mucho”. La Federación Francesa de Tenis, organizadora del Roland Garros, finalmente la entendió y también le ofreció su apoyo. 

Pero, ¿qué pasó en aquel evento estadounidense que marcó a la joven tenista? El sueño de Naomi, tal como lo dijo en Netflix, siempre fue ser la primera japonesa en ganar un Grand Slam y lo logró ese 2018 en Nueva York, al vencer en la final a la histórica Serena Williams. Así, con 20 años, consiguió su primer grande. Lo que debió ser un sueño cumplido, terminó siendo un mal momento, una pesadilla quizá.

En la ceremonia para entregarle el trofeo, fue abucheada por el público del estadio Arthur Ashe que sentía que la nipona le había arrebatado el título a la favorita, la jugadora local. Naomi se bajó la visera para cubrir su rostro y soltó algunas lágrimas que no eran precisamente de felicidad. Williams, quien había discutido durante el partido con el árbitro, expresó algunas palabras para calmar a la injusta multitud y conseguir que la campeona sea aplaudida. El daño, sin embargo, ya estaba hecho. 

Foto: Tennisworldes

“La salud mental es importante para todo deportista y no deportista. Es como la salud física. Si físicamente no estás bien, no puedes rendir en nada de lo que hagas, ni en tu trabajo ni en tu familia ni en los quehaceres del día a día o en el deporte. A las finales somos un ser humano que tiene mente y tiene cuerpo, y ambos se complementan”, explica el psicólogo del deporte y la actividad física, Marco Moschella Coello, quien luego agrega: “Tenemos que mantener saludables ambas partes sino no podremos rendir con nuestra mayor capacidad. Y si hablamos de deporte de élite, no podemos dejar de hablar de rendimiento. Y para tener un buen rendimiento necesitamos tanto salud física como mental”. 

Foto:  Salty View / Shutterstock.com

Cuando la estadounidense Simone Biles, considerada la mejor gimnasta de la historia, llegó a los Juegos Olímpicos en Tokio seguramente estaba al 100% en su físico. Sin embargo, no estaba bien en cuanto a su salud mental. Las expectativas se cernían sobre ella. Sus fanáticos querían que siga deslumbrando al mundo y engrosando su legado de triunfos olímpicos, sumando más medallas a los cuatro oros y un bronce que había obtenido en Río 2016.

Sorprendió Simone, cuando en la prueba de salto dio menos vueltas de las que había planeado. Decidió, entonces, retirarse de esa competencia por equipos y Estados Unidos se quedó con la plata. Ella no estaba bien. “Después de la actuación que hice, no quería seguir. Tengo que centrarme en mi salud mental. Creo que la salud mental está más presente en el deporte ahora mismo», declaró después en la rueda de prensa; «tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo, y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos». 

Simone también se vio obligada a dejar de competir en las finales individuales del concurso completo, de salto, de barras asimétricas y de suelo. Y publicó un video en el que contó que estaba sufriendo de ‘twisties’. Se trata de un momento de desorientación o bloqueo mental que sufren los gimnastas cuando están en el aire. Este hace que pierdan el control de su cuerpo, lo que no permite que puedan culminar sus maniobras como las habían planeado o, en el peor de los casos, de manera segura. Se entiende, entonces, por qué Biles en el salto de la prueba por equipos, dio menos vueltas de las esperadas y no cayó con la perfección a la que tiene acostumbrado al mundo de la gimnasia. 

Para el psicólogo deportivo, Marco Moschella, las decisiones que tomaron Naomi Osaka y Simone Biles son “a nivel personal, bastantes maduras y supersaludables”. “A las finales, el deporte es sensación. Si sientes que estás bien, rindes bien. Si no sientes que estás bien, no vas a rendir bien. También habla de un autoconocimiento que ellas se tienen para saber cuándo estas sensaciones son tan negativas que es mejor parar”, dice. Y agrega: “A nivel social es algo que me parece mucho más importante. No digo que en el personal no sea importante, pero la repercusión que esto tiene a nivel social es mucho más grande”.

Foto: Prensa

“Este mensaje que se le da al mundo entero es todo lo contrario a lo que normalmente la gente piensa: que los deportistas de alto rendimiento siempre van a estar aptos para rendir al 100%. Y no es así. Porque no son máquinas. Son seres humanos como cualquier otro deportista o gente que no hace deporte”, prolonga el especialista. Reitera que antes de atletas son personas “que necesitan salir a divertirse, que necesitan tener su espacio, que necesitan un día de no saber nada de deporte, que necesitan también dormir un día hasta tarde. A pesar de que tienen que hacer sacrificios para ser competitivos, eso no quiere decir que tienen que dejar de lado su salud ya sea física o mental”.  

Gracias a la ayuda que recibieron, tanto Simone Biles como Naomi Osaka regresaron a la cancha. La gimnasta retornó en la barra de equilibrio y se colgó la medalla de bronce, una presea que, para ella, seguramente, vale oro. Y Naomi, tras abandonar Roland Garros, regresó en su casa, en los Juegos Olímpicos de Japón. Fue ella la encargada de portar la antorcha y recorrer el último tramo en una escalinata que representaba el monte Fuji, para luego encender el pebetero. Participó en la modalidad individual de tenis, pero se quedó en tercera ronda. Sin embargo, ya había demostrado su entereza y que podía luchar y vencer a sus problemas, al haber conseguido volver a jugar en una pista de tenis. 

Tras la decisión de Simone, legendarios deportistas como la gimnasta Nadia Comăneci o el plusmarquista nadador Michael Phelps la apoyaron. “Hay mucha presión porque quieres hacer lo mejor que puedas. Pero es importante recordar que quieres hacer lo mejor para ti misma y no para los demás, que esperan algo más allá de lo que puedes entregar”, dijo la atleta rumana a CNN. 

salud mental
Foto: Mike Lewis/Ola Vista Photography

“Lo más importante es que todos necesitamos pedir ayuda cuando atravesamos esos momentos. Fue difícil para mí pedir ayuda”, indicó, por su parte, el ‘Tiburón’ de Baltimore en diálogo con la NBC. Él, al igual que sus dos colegas, tuvo que lidiar con problemas de salud mental. Por eso, también ha secundado a Naomi cuando reveló su ansiedad. Ella le agradeció en un artículo que publicó en la revista Time en julio y allí dejó un potente mensaje: “Espero que la gente pueda entender que está bien el no estar bien. Y está bien hablar de eso. Hay personas que pueden ayudar y, por lo general, hay luz al final de cualquier túnel”.

“(Lo que ha ocurrido con las dos atletas) es un llamado de atención a toda la gente, a deportistas y no deportistas, a federaciones y dirigentes, de que esto (la salud mental) es importante. Trabajar esto es importante. La idea es atacar la raíz, evitar el problema, tratar de ayudar. Trabajar con los más pequeños que más adelante van a representar a los países. Ahí es donde tenemos que atacar”, señala Moschella, quien afirma que todavía la salud mental sigue siendo un tabú, especialmente, en el deporte, pero espera que a partir de ahora se produzca un cambio. 

La Comuna Bestial, una familia musical administrada por mujeres

La Comuna Bestial, una familia musical administrada por mujeres

Por Alessandra Vera

Foto: Comuna Bestial de Cuchillazo

Veinte años después de su nacimiento, la banda peruana Cuchillazo -conformada por Nicolás Duarte (guitarra y voz), Capi Baigorria (batería, coros y voz) y Rafael Otero (bajo y voz)- anunció su separación en febrero de 2021. El grupo logró formar parte de la banda sonora de la serie peruana “Misterio”, tocar en festivales locales como el Lima Vive Rock de 2013, y tocar fuera del país en el reconocido festival Cosquín Rock de Argentina en 2017. Aún cuando la banda se despide, su comunidad de seguidores -la Comuna Bestial– no desaparecerá en un futuro cercano porque, como narran Paola Bazalar y Tephany C., la comuna va mucho más allá de los conciertos que tal vez ya no llegarán.

Las administradoras “bestiales”

Si eres un oyente de Cuchillazo, entonces puedes decir que eres una de las “bestias” (la canción “La Bestia” salió en 2006). Paola llegó a ocupar un puesto clave entre las “bestias” alrededor de 2013. Un reencuentro con un amigo que no veía desde el colegio terminó con una invitación para participar en la Comunidad Bestial. Este amigo resultó ser el administrador de la comuna en aquel entonces, y Paola lo fue apoyando con las redes sociales hasta que él se retiró unos años después. Alguien debía tomar las riendas de la administración, y Paola decidió hacerlo, pero enfocándose en la parte digital para aprovechar sus conocimientos de publicista. Necesitaba alguien que la acompañara, y así llegó Tephany para ayudar fuera de la virtualidad.

Foto: Comuna Bestial – Facebook

La comuna atravesó una crisis mientras el cambio de administración se concretaba. Las personas se iban dispersando, y nadie tomaba la iniciativa de organizar las actividades. Pero la comuna es mucho más que solo un grupo de personas con algo en común: es una familia. Y eso fue suficiente para que Tephany recuperara la banderola de tela que lleva el nombre de la banda y empezara con sus funciones de co-administradora. Aunque hoy esta banderola descansa en el cuarto de Tephany debido a la pandemia, la comuna sigue en pie y con la esperanza de que Cuchillazo vuelva.

Mujeres rockeras, familia rockera

Aunque hoy en día su rol dentro de la comuna es más digital, Paola guarda recuerdos diversos que han ido resurgiendo con la nostalgia que la pandemia ha desatado. Cuando tenía unos 20 o 21 años, recuerda haber entrado al pogo aún cuando tenía miedo de acabar en el piso. Otras mujeres en los conciertos también se animaban a entrar una vez que la veían. En otro momento también recuerda haber estado detrás de una cámara en los conciertos de Cuchillazo, para ayudar con un registro audiovisual que hoy es importantísimo ante la extinción de la banda. No era fácil grabar cuando los equipos pueden terminar golpeados o robados fácilmente en medio de la locura en vivo, pero eso no impidió que Paola se divirtiera. Incluso aunque la mayor parte de la escena local de rock esté conformada por hombres.

Foto: Comuna Bestial de Cuchillazo

Seguramente la presencia de Tephany en los pogos también alentó a otras mujeres a poguear. Su paso por la comuna empezó sin querer, luego de que la relación que tenía con ex se terminara. Sin acompañante para los conciertos de Cuchillazo, y con ganas de hacer nuevas amistades, Tephany se animó a ser parte de la Comuna Bestial. Grande fue su sorpresa cuando la comuna le demostró que la gente del rock no es mala onda ni ruda, como creía. Basta con escuchar algunas de las anécdotas de la comuna para saber que debajo de los rugidos del amplificador y la ropa oscura hay un vínculo humano envidiable.

Es necesario mencionar, por ejemplo, la Chocolatada Bestial. Un evento que ya existía antes de la llegada de Tephany, pero que terminó transformándose en algo mucho más significativo gracias a ella. Lo que comenzó como una visita al centro de Lima para repartir vasos de chocolate evolucionó al año siguiente. Gracias a una amiga suya, Tephany logró contactar al alcalde de Ventanilla para conseguir un local amplio para el evento. Poco después, la señora encargada del vaso de leche de la zona coordinó con ella para calcular cuántos niños asistirían. Asimismo consiguió un show para entretenerlos ese día. Aunque los niños fueron los protagonistas de esta actividad, las “bestias” que participaron en el evento se fueron a casa con grandes sonrisas. Cargando banderolas de la banda y vistiendo polos de Cuchillazo, por supuesto, pero escondiendo un corazón tibio debajo de la tela que no suele verse a simple vista.

Foto: Comuna Bestial de Cuchillazo

Familia y música: En las buenas y en las malas

La comuna es una familia que se extendió gracias a la música de Cuchillazo. Sin embargo, prevalece en el tiempo gracias a las ganas de compartir que tienen sus integrantes más activos. Es este sentido de unidad y amistad que hace poco probable que la comuna se extinga. Aún cuando la separación de la banda tuvo un impacto emocional en unas almas que esperaban el regreso de los conciertos con ansias.

Con o sin coronavirus, la importancia de la música en la vida de las personas es innegable. Para personas como Paola escucharla incluso ha sido “terapia”. Aún si no vuelven a aparecer sobre un escenario, Cuchillazo seguirá existiendo a través de sus canciones. A través, sobre todo, de la amistad que surgió dentro de la Comuna Bestial.

Para unirte a la Comuna Bestial, puedes visitar su Facebook o Instagram.

Música y mujeres en Latinoamérica: Abriendo puertas a través de la sororidad

Música y mujeres en Latinoamérica: Abriendo puertas a través de la sororidad

Por Alessandra Vera

Intervención por La Antígona. Foto: MasMusica, Uruguay

La industria musical aún sufre los impactos de una pandemia que arrasó con un modelo principalmente dependiente de los conciertos en vivo. Aún así, la música ha encontrado nuevas posibilidades gracias a la virtualidad. Las mujeres en la música no se quedaron atrás, y hoy impulsan la sororidad a través de eventos como el 1er Encuentro Latinoamericano de Mujeres en la Industria Musical 2021.

Las mujeres enfrentan problemas específicos en todos los espacios. La música no es la excepción. Esto, se ha reconocido y visibilizado cada vez más, pero aún queda mucho por hacer. No se trata solamente de la evidente falta de artistas mujeres en las programaciones de festivales de música. Un estudio de USC Annenberg Inclusion Initiative reveló que solo el 2.6% de responsables de la ingeniería de sonido o mezcla de las principales canciones de 2019 son mujeres, mientras que de los 2767 compositores que aparecen en los créditos de esas mismas canciones solo un poco más del 12.5% son mujeres. Más allá de las cifras, las razones por las que estos problemas deberían importarnos pueden entenderse mejor gracias a conversatorios como “Mujeres en la Música”, que fue parte de la actual edición del MIM LATAM.

Tejiendo redes para abrir más puertas

“Si ya las mujeres en general, no solo en la música, accedemos de forma muy limitada a ciertos espacios, a ciertos lugares, en la música la mayoría de las mujeres son un sector emergente, o sea que no acceden a los lugares de más visibilidad. En este contexto de pandemia la brecha aumentó mucho más, y el COVID tiene ya actualmente un efecto regresivo”, contó Leticia Ramos desde Uruguay. Cantante, compositora, licenciada en comunicación y también integrante del colectivo Más Músicas Uruguay desde 2018. Ella, tiene claro que el cierre de muchos locales donde se realizaban los conciertos en vivo será uno de los principales problemas en los próximos años.

Leticia Ramos – Música. Exponiendo en nombre de Más Músicas. Foto: MasMusicas -Uruguay

“Hay menos espacios, y esos menos espacios ¿para quiénes son? Para las personas que tienen más alcance o más visibilidad. En su mayoría son varones o son personas que tienen carreras ya consagradas”. La solución podría estar en las alianzas que se generan gracias a espacios como MIM LATAM: “Nosotras tenemos que presionar para que se mire esta situación y se busquen soluciones para promover la cultura y la música pero con perspectiva de género. Para eso estamos, para presionar y lograr que suceda”.

Aunque las participantes de este conversatorio vienen de países y realidades diferentes, todas coinciden en que las alianzas entre mujeres de la industria son primordiales. Desde Argentina, Florencia Buggiani “La Negra” comentó que si bien la reciente creación del Ministerio de Género y Diversidad en su país ha abierto muchas puertas para la cultura, los problemas de género en el mundo de la música no se solucionarán solamente con políticas públicas.

“La ley de cupo que tenemos para los escenarios acá en Argentina, realmente no se implementa del todo. Que exista no quiere decir que eso se cumpla. Por eso es super necesario concientizar entre todes. Debemos empezar a plantearnos cómo hacer que esta ley se distribuya y se cumpla”, explicó la rapera, compositora, bailarina y actriz feminista. La también integrante del colectivo de productoras de Mar del Plata “Rudas” resaltó que es necesario cuestionar constantemente las políticas públicas para que realmente garanticen un cambio en la práctica. Sin embargo, agregó que también hay que actuar desde dentro de la industria. Por ejemplo desde la producción de eventos: “Siempre van las mismas caras a los mismos escenarios. Todo bien, son mujeres, son disidencias, pero siempre las mismas personas. Entonces, eso es algo que también tenemos que plantearnos entre nosotras productoras y gestoras culturales. Esto de abrir y tejer redes”.

Florencia Bulgginani y «Mirame bien», el single salió en el marco del movimiento Ni Una Menos. Foto: 0221

Otro aspecto a considerar es cómo se pueden expandir las redes entre mujeres de la música más allá de la virtualidad. Esto, para que nadie sea excluida en Latinoamérica. La rapera y activista afroperuana Carolina Isabel Carbajal Navarro explicó que incluso antes de la pandemia, para las mujeres en el campo “si hubo algún espacio, pues se accedió muchísimo menos”.

Si bien las redes sociales han sido importantes sobre todo para las mujeres en Lima, Carolina expresó que se necesitan alternativas a la virtualidad para no excluir a las mujeres de zonas rurales o sin acceso a internet y/o educación. Mujeres que se inician en la música empíricamente y/o a “mujeres y disidencias que no tienen los medios económicos ni tejen este tipo de redes”.

Karolinativa -como se conoce a Carolina en el mundo del hip hop- también señaló que hay que considerar que las mujeres pueden enfrentar obstáculos distintos según el género musical al que se dedican: “Soy una mujer negra, afroperuana, activista hace 16 años. Ha sido difícil trabajar en la música creando hip hop, ya que es un género que en el Perú -y creo que en muchos espacios- se ve como el ritmito de moda, el bling bling y la delincuencia. Mucho más cuando viene hecho por una mujer”.

Los mensajes en la música y la inversión pública

La música puede aportar a la sociedad de muchas formas. No solo es una industria que puede contribuir a la economía, sino que también es un espacio que puede canalizar y unificar los sentimientos de una sola Latinoamérica. La misma que, actualmente atraviesa estallidos sociales importantes.

Alejandra Lanza, productora y compositora del proyecto escénico y musical TIMPANA, explicó que en Bolivia no existe un apoyo concreto para las artes desde el gobierno. Esto, es un problema ya que “no es solo entretenimiento, es industria. Mueve la economía”. Para la también actriz -con una renombrada carrera en Bolivia– es necesario que, ahora que algunas redes entre las mujeres de la música ya se han tejido se den más pasos a favor. Uno de ellos es que otros públicos se enteren de los problemas de género que existen en la industria musical. Pero el reto quizá, será encontrar la forma más efectiva de comunicar estos problemas.

Desde la izq. Mishelle Villarroel, Alejandra Lanza y Luciel Izumi en el afiche con el que promocionan el nuevo disco. Foto: Timpana

En los últimos años, Colombia ha sido un lugar clave para la música latinoamericana. Sin embargo, la situación política del país ha sido compleja desde que el presidente Iván Duque propuso una reforma tributaria este año. Una protesta nacional emergió desde el 28 de abril, y el movimiento creció por la represión policial. La protesta volvió a las calles el 20 de julio por el Día de la Independencia colombiano. Ante una situación como esta, la música puede ayudar a canalizar el sentir de una sociedad sumergida en una profunda crisis.

“La cultura sí es un detonante fuerte para esa transformación social y la resiliencia. Para acoger todos los procesos -digamos- de guerra que han habido pues en nuestro país. La emergencia, el COVID y toda esta situación hizo que haya un estallido en donde se visibilizan todas las problemáticas que tiene el sector cultura en el país. Una de esas fue la falta de inversión por parte del estado”, expresó Linda Criollo. La productora musical, economista y ex candidata al Concejo de Bogotá, también recordó que en Latinoamérica solo el 15% de las discografías son propiedad de mujeres. El desafío es lograr que más mujeres se involucren en esta industria.

Colombia, quizá es un ejemplo de cómo la música puede tener un potencial económico y social a la vez. Pero no es el único caso. México, es otro claro ejemplo pues sus ingresos totales por música en vivo entre 2016 y 2020 fueron de 225 millones de dólares. Pero en esta meca latinoamericana de la música también es importante contar los testimonios e historias de mujeres, especialmente cuando tan solo en 2019 los casos de mujeres asesinadas ascendieron a 3825.

Tras el show de Mon Laferte, muchas de esas participantes formaron El Palomar, proyecto musical. Foto: Reforma

Para Magda Valdivia, gestora y promotora cultural mexicana, la pregunta principal es “¿qué es lo que se está haciendo socialmente por medio de la música y el arte?”. Y es que el artivismo -hacer activismo a partir del arte- puede salvar vidas. Magda narró que el proyecto El Palomar reunió a cantautoras y compositoras para crear una canción en 2020, y así surgió todo un movimiento feminista. La prioridad de estas mujeres no fue vender su música, sino el mensaje: “que no nos maten”. La comercialización es importante, pero también puede aplicarse luego de que una artista elija el mensaje que quiere contar, y Magda lo tiene muy presente.

“Importantísimo el mensaje que se puede dar como artistas, mujeres además. Yo creo que ya de ahí parte construir una nueva escena musical. Una que genere esta integralidad, este mensaje”, agregó la moderadora de este panel, Susana Obando. La suma de todas las voces de las mujeres latinoamericanas es importante, y para que puedan ser escuchadas se debe seguir fomentando la sororidad dentro de la industria.

Sobre MIM LATAM y la música

El Encuentro Latinoamericano de Mujeres en la Industria Musical (MIM LATAM) se lanzó por primera vez en 2021. Comenzó el 15 de julio y va hasta el 07 de agosto. Es gratuito, se transmite por Facebook Live, y cuenta con una programación variada. Esta, incluye conversatorios, charlas, talleres, presentaciones de libros y sesiones de networking.

Foto: Atrapando sueños

MIM LATAM nació en Panamá a través de Atrapando Sueños Art Media (Panamá) y Conectadas “Movimiento de trabajadoras Culturales en Latinoamérica”, con el respaldado de Ibermúsicas y el Ministerio de Cultura de Panamá. Ahora, las mujeres de toda Latinoamérica vienen participando en todos las actividades del encuentro. Más información aquí.