Por Mya Sánchez y Zoila Antonio Benito

Mujeres venezolanas caminan en el control fronterizo. Foto: REUTERS/Nacho Doce

Cuando la teoría dista de la práctica 

“Creí que, por ser una persona de mi edad, mi jefe iba a ser una persona adecuada. Pero recibir sus insinuaciones era incómodo. No le iba a hacer caso porque, principalmente, no me gustan los hombres. Se convirtió en una relación muy incómoda y abusiva de su parte. No ganaba mal, pero dejé el trabajo y me fui a otro donde ganaba muchísimo menos, sólo por esa incomodidad”, relata Vanessa Armas, venezolana que radica en Lima. El tema legal no es lo único con lo que mujeres y poblaciones LGBTIQ+ migrantes tienen que lidiar cuando se trata de trabajo. El acoso y hostigamiento sexual también están presentes. 

Esto empeora cuando, inclusive, recurren a dinámicas amenazantes que se asocian con la transfobia. Esto le pasó a un hombre trans migrante en Arequipa.  “Había trabajado cerca de dos años para una empresa bastante conocida, pero le habían pagado menos de su sueldo y le hacían quedarse muchas horas. Soportaba una explotación grave. Él quería cambiar de trabajo y le dijeron que si se iba, ellos dirían que él es un hombre trans. No le iban a dar ninguna carta de recomendación”, asegura Fhran Medina, representante de la Red de Litigantes LGBTI de las Américas. Lo mismo sucedió con Dominic, quien a pesar de haber trabajado y apoyado a un club de esparcimiento en los momentos más críticos de la pandemia, fue despedido cuando sus superiores escucharon rumores sobre su identidad de género. “En ese momento dejé de ser útil para la empresa. Me despidieron de una forma triste. No me dieron ni siquiera un bono, una gratificación o compensación. El personal nunca me apoyó”, recuerda. 

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«El personal nunca me apoyó», enfatiza Dominic, quien fue despedido cuando sus superiores escucharon rumores sobre su identidad de género. Foto: Empleos y mucho más

Según el informe Mujeres migrantes contra la violencia en el mundo del trabajo: venezolanas viviendo y trabajando en Lima, Perú de Luis Enrique Aguilar, el común denominador de esta violencia de género es el abuso de poder. Dentro del Perú, contamos con una ley en contra del hostigamiento y acoso sexual (Ley 27942). Para mejorar su aplicación, se tienen una serie de requisitos. “Una empresa tiene una personería jurídica en el Perú y, por ende, debe cumplir obligaciones. Cuando tienes 20 trabajadores o más en planilla, deben tener un comité de intervención frente al hostigamiento sexual. Si tienen menos de 20 deben tener un delegado”, indica la abogada laboralista Ana Roque

No obstante, la práctica y la norma distan mucho entre sí. “Algunos creen que la solución a algo es una norma, y muchas veces no es así. Está fomentando que se denuncie más, pero los casos de violencia aparecen, siguen existiendo”, asegura Roque. Como Vanessa, quien no supo a quién acudir por su situación migratoria irregular y porque no estaba en planilla. “Mis compañeros de trabajo prefirieron ser más reservados, no hablaban claramente de eso. (…) Ni siquiera el peruano trabajaba en planilla”, comenta. Ante estas problemáticas, inclusive, se evidencian las medidas a adoptar del Estado en su Plan Nacional de Acción sobre Empresas y Derechos Humanos, pero ¿cuánto más se puede esperar por ellas?

Los estereotipos y la hipersexualización también están latentes. Por un lado, hay estereotipos positivos y negativos, así lo señala Care en la encuesta titulada Las mujeres migrantes y refugiadas venezolanas y su inserción en el mercado laboral peruano: dificultades, expectativas y potencialidades. En el caso de las mujeres, los empleadores asocian su nacionalidad a competencias como la habilidad para los negocios, el manejo de redes sociales, el buen trato hacia clientes y un idóneo cuidado personal. En el caso contrario, los prejuicios negativos les imposibilitan acceder a empleos dignos. Las relacionan con la deshonestidad o la criminalidad. Esto puede venir de la experiencia propia, pero también de comentarios de personas cercanas y del tratamiento informativo de los medios de comunicación masivos

Es en estos escenarios donde, a su vez, ocurre la hipersexualización. Esto se ha podido evidenciar más en Piura y La Libertad, regiones ligadas al turismo y que concentran mayor cantidad de ciudadanos venezolanos. Todo lo que engloba la frase “buena presencia” al realizar una venta o estar en negocios de diversión las cosifica y minimiza sus otras aptitudes para el trabajo. Inclusive, como analizó Aguilar, esta sexualización se valora en la atención al cliente. Coincide con la mayoría de puestos ocupados por mujeres en el Perú según el INEI (Instituto Nacional de Estadística e Informática): limpiadoras y asistentes domésticas, meseras y cocineras o ayudantes de cocina, a diferencia del hombre, que es más empleado como conductor de vehículos, albañil y portero. Estas labores acentúan y fomentan, aún más, los roles tradicionales de género. 

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¿Azul para hombres y rosado para mujeres? ¿Carros o muñecas? Preguntas así acentúan los roles tradicionales de género. IMAGEN: Libre Te Quiero

“Eso nos hace daño y  tiene que ver con un tema de discriminación que los peruanos conocen”, puntualiza Marta Fernández, fundadora de la Asociación de Protección a la Población Vulnerable – APPV, “Yo siempre digo que los venezolanos somos los nuevos provincianos del país. Por años hubo discriminación hacia el peruano de regiones. Y ese peruano, en vez de ir en contra del que lo discriminó, se va en contra del venezolano.  En algún momento los venezolanos que se queden van a empezar a ‘camuflarse’ – convertirse más en peruanos – porque van a tener hijos peruanos que lo único que van a conocer es la realidad del país”, asegura. 

Cabe entonces pensar en el futuro. Sobre todo cuando, actualmente, hay una ‘feminización’ del proceso migratorio, como indica el gerente general de la Superintendencia Nacional de Migraciones, Fernando Ríos. «Cada vez son más las mujeres, que son cabeza de familia, que migran a territorio nacional”, afirma. Además, existen ciudadanas venezolanas que dan a luz en Perú. Por ende, estos hijos son peruanos, pero, ¿qué garantías tienen de insertarse satisfactoriamente en el mercado laboral peruano más adelante?  

“Dentro de 20 o 30 años le van a decir al Estado ‘ustedes no hicieron nada por mis padres’ y van a exigir derechos para los venezolanos que se quedaron, porque ellos son peruanos. Es como si hablamos de hijos de peruanos que nacieron en Venezuela. Ellos tienen derechos allá”, señala Fernández

Por ello, y sin duda, las redes de apoyo juegan un factor clave al buscar alternativas laborales y hacer prevalecer sus derechos.

Desde la trinchera de lo diverso

El adverso escenario laboral al que se enfrentan los migrantes en nuestro país los ha llevado a buscar formas alternativas de obtener un sustento económico. Para Laura*, por ejemplo, la situación era tal que el aislamiento por la emergencia sanitaria la ayudó en lugar de perjudicarla, pues le permitió ejercer como psicóloga a distancia. Así, las mil entrevistas laborales que no llegaban nunca a buen puerto han quedado en el olvido. Ahora ofrece sesiones a sus pacientes de Colombia, donde sus años de estudio sí son válidos.

Como la unión hace la fuerza, muchos de los migrantes se han organizado y gestionado iniciativas para sacar de la precariedad a sus compatriotas. “Yo ‘comí las verdes’, pero aquí estoy para brindarle a ellos las maduras”, dice con orgullo Dominic. El compromiso que siente con su comunidad es evidente. Él cuenta que en la primera etapa del programa de emprendimiento de Lo Natural es Ser Diverso, ONG que lidera, podrá contribuir a la formación laboral de 30 personas trans, entre ellos migrantes venezolanos y colombianos. 

El abanico de cursos por los que los beneficiarios pueden optar es diverso y tiene como objetivo desarrollar sus habilidades en actividades que les permita emprender de manera independiente. La ONG no solo se encarga de conseguir el apoyo internacional para costear las formaciones virtuales, sino que además garantiza mentoría gratuita a los estudiantes para el lanzamiento de sus emprendimientos. 

Vives Emprende. VIDEO: Acción contra el Hambre

Después de dos años y medio de supervivencia, Alixe por fin ve una luz al final del túnel. “Ahora veo un cartel que dice que están buscando trabajo y yo ni pregunto (risas). No me interesa”, comenta ella con satisfacción. Gracias al apoyo de Lo Natural es Ser Diverso y el capital semilla que obtuvo a través del Programa Vives Emprende de Acción contra el Hambre, pudo recientemente certificarse, adquirir equipos y ejercer la cosmiatría. Hoy en día siente que su trabajo es valorado y sus clientas confían ciegamente en su talento.

No obstante, esa no es la realidad de la mayoría de migrantes. Es por ello que la ONG actualmente continúa en la búsqueda del apoyo económico de organismos internacionales para así poder llegar a cada vez más personas en Perú y Latinoamérica, e incluso a aquellos que siguen en Venezuela y temen salir del país sin tener un ingreso fijo.

Por su parte, la agencia humanitaria CARE Perú realiza, desde septiembre del 2019, el Proyecto Alma Llanera en Lima, Callao, La Libertad, Piura y Tumbes. Este programa brinda a hombres, niños y mujeres un mayor acceso a los servicios de protección y salud mental. Entre ellos se encuentran el aspecto laboral, donde, en el caso de las mujeres, buscan empoderarlas e impulsar, mediante un fondo semilla y talleres, sus propios negocios. 

Proyecto Alma Llanera. VIDEO: Care Perú

La Asociación de Protección a la Población Vulnerable – APPV también busca empoderar a mujeres, sobre todo aquellas que han vivido violencia basada en género. A través de talleres de liderazgo y oratoria, grupos focales donde crean redes y capacitación financiera, ofrecen apoyo económico para que puedan empezar a trabajar.

La ayuda llega desde todas las trincheras. Veneactiva, por ejemplo, se formó con el objetivo de orientar y empoderar a la población migrante en el Perú. En ese sentido, ofrecen planes de salud, asesorías migratorias e incluso cuentan con un programa para cubrir los aranceles de aquellos migrantes que realicen trámites de regularización. Asimismo, han organizado talleres de bienestar psicoemocional y brindan sesiones psicológicas a través de Whatsapp para tratar el duelo migratorio y otros malestares.

“La idea es romper con ese patrón lastimero: formarse en algo para poder salir adelante y no depender de que alguien te quiera dar trabajo”, expresa Alixe, quien observa que más mujeres y hombres trans venezolanos y peruanos se están integrando a la iniciativa de Lo Natural es Ser Diverso. Asimismo, considera que su vida cambió positivamente tras obtener el capital semilla. “Actualmente estoy haciendo estética facial, limpieza facial profunda y soy experta utilizando un equipo muy novedoso para el rejuvenecimiento facial”, indica.

“No podemos cambiar el nombre, el género, no podemos ir al servicio de salud y que te atiendan dignamente, pero sí podemos formarnos y trabajar para llevar una vida más digna”, enfatiza. Para ellas, los problemas se han convertido en oportunidades caracterizadas por el trabajo conjunto y la independencia de un sistema que no las ha sabido acoger.

*Laura es un nombre ficticio para proteger la identidad de la persona 

Este contenido es parte de una cobertura colaborativa entre cinco medios —Distintas Latitudes (México), Morras explican cosas (México), La Antígona (Perú), La Andariega (Ecuador) y Revista Colibrí (Argentina)— de la Coalición LATAM, una iniciativa para impulsar el crecimiento de nuevos medios fundados por jóvenes periodistas. Este reportaje fue posible gracias al Fondo de Respuesta Rápida de Chicas Poderosas e Internews.