Susel Paredes: «Las mujeres que enfrentan espacios misóginos deben resistir y ser auténticas»

Susel Paredes: «Las mujeres que enfrentan espacios misóginos deben resistir y ser auténticas»

Por Mariana Aljovin

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Foto: Perú21

Susel Paredes, actual congresista electa, conversa con La Antígona, para conocer sobre el trabajo y los nuevos desafíos que deberá enfrentar para defender esos ideales dentro de un parlamento dividido y ultraconservador. 

Susel Paredes Piqué, es una abogada sanmarquina y activista LGTBIQ+. Pertenece al Partido Morado y fue una de las candidatas al Parlamento más votadas para el periodo 2021 – 2026. Su trayectoria en la política no es poca, pues ha trabajado en pro de la seguridad de los distritos de Magdalena y La Victoria. Desde su posición, siempre ha defendido sus ideales de lucha por la protección del medio ambiente, los derechos de las mujeres y las minorías sexuales. Así es ella, consecuente con sus principios y convencida de que la verdad te hace libre.

¿Cómo piensas proyectar tus ideales y principios frente a un congreso tan conservador y dividido?

Dialogando. Buscando puntos e intereses en común. Entendiendo el pensamiento del otro, aunque sea extremadamente distinto al mío. Lo más importante es la empatía. Aunque me enfrente a una persona ultraconservadora, yo tengo que hacer el trabajo de entender cómo piensa para encontrar puntos en común. 

¿Cómo crees y sientes que será el trabajo en conjunto con los otros congresistas de tu bancada durante este periodo? 

Somos tres morados. Ed Málaga, Flor Pablo y yo. Somos un científico, una profesora y una abogada, y lo que hicimos fue juntar nuestros equipos. Cada congresista tiene asesores, entonces mantenemos el contacto entre ellos. De esta manera, trabajamos en un equipo amplio. Esto hace que podamos usar al máximo nuestros recursos y optimizar el trabajo. Como somos tres no tenemos personal de bancada. Ese equipo es de Somos Perú. Por eso nos hemos juntado para poder participar en comisiones. Por otro lado, también nos complementamos en conocimientos. Yo veo derecho; Ed, ciencia y Flor, conoce mucho sobre el funcionamiento del Estado. Así somos más eficientes. 

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Foto: Twitter – Daniel Olivares

¿Qué retos crees encontrar en este nuevo rol de parlamentaria en un contexto complicado para defender la inclusión de la comunidad LGTBI y las mujeres?

Primero, mi sola presencia ya los interpela. Cuando yo hablo con el Almirante Montoya somos muy cordiales y nos tenemos respeto. Eso puede ser sorprendente. Él se acerca a conversar y yo también. Es la amistad más extraña que he construido en este congreso. Él ya no me ve como un elemento de peligro, sino como una colega. Eso es valioso ya que yo jamás he tenido un acercamiento con un marino tan conservador. Forjar el vínculo toma mucho tiempo, pero es necesario. Necesito que nos escuchemos los dos, de esta manera, él va a encontrar respuestas, y yo también. 

Yo quiero conversar con los que están más extremadamente lejos de mi. Por ejemplo, Neldy Mendoza Flores (Renovación Popular), me dijo: “Que gusto conocerte. Somos las más votadas.  Ojalá haya puntos en común para conversar. Tengo interés en hablar contigo”

¿Cuáles son los proyectos de ley que planeas sacar adelante? ¿Crees que valga la pena proponer algún proyecto que beneficie a las minorías o a las poblaciones LGBT+ sabiendo la posición congresal sobre estos temas? 

Mi primer proyecto de ley es sobre los derechos de los trabajadores que realizan pedidos por delivery. Ellos funcionan con lo que se llama “economía colaborativa”, a través de una aplicación. Estas personas trabajan más de  8h diarias. Esto, amerita al menos tener un seguro de salud. Se debe tener una persona a cargo de brindar protección. Tanto al trabajador como al usuario. Pretendo que tengan un seguro y medidas de protección. Ya que, actualmente la empresa, vive del trabajo de estas personas, sin ningún tipo de regulación. Una de mis asesoras trabaja con ellos hace años y ahora, es un proyecto que he recogido y va a beneficiar a más de 45000 jóvenes. 

Aun así no se aprueben los proyectos, estos generan debates. En el caso de los proyectos LGTBIQ+, ya pronto, los propondré. Sean aprobados o no. Los voy a obligar a hablar de ellos. A través del debate se avanza. 

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Foto: Exitosa

Se criticó mucho, en el periodo electoral, que personajes como Verónica Mendoza se alinearan con partidos ultraconservadores como Perú Libre. Puso en duda su identidad política. ¿Qué opinas sobre esto?

Yo planteé el voto nulo porque me parecía una extorsión que me obliguen a elegir porque los dos son conservadores y anti-derechos. Desde el centro yo no estaba de acuerdo con ninguna de las dos opciones. No me pueden obligar a tomar posición. Entiendo que es complicado. Sin embargo, no tenemos más remedio que hablar, dialogar y buscar puntos en común. Muchos parten de la ignorancia y del prejuicio. Ahora hay más visibilidad de la comunidad y podemos combatir los estereotipos para que no encuentren un enemigo, sino una persona. 

Lo más importante de una activista es salir del closet, porque de esta manera al interactuar con todo tipo de personas se empieza a tomar la idea de la realidad y ya no del estereotipo.

¿Cuál dirías que es tu postura política en otros temas y que valores son los que antepones en tu trabajo?

El diálogo y el sustento técnico de cualquier cosa que proponga son claves en mi trabajo. Si yo no sé, tengo que buscar especialistas para que me expliquen. La inclusión en los hechos también es importante. En mi oficina somos siete personas, de las cuales seis son mujeres; entre ellas, hay una mujer trans.

Partiendo de la crítica que le realizaste a Anahí Durand sobre su unión al gabinete presentado por el presidente Castillo ¿Cuál debería ser la postura de las mujeres que hacen política cuando se enfrentan a espacios misóginos o conservadores?

Es bien difícil. Yo entiendo que Anahí ha tenido que elegir. Ella entró cuando no estaban ni Pedro Francke ni Aníbal Torres. Con ellos dos tenías Justicia y Economía y ahí recién podían armar un equipo. Es de ahí que nace mi crítica. Cuando el gabinete tenía 12 hombres y 2 mujeres. Qué difícil aceptarlo en ese momento, pero también que difícil no aceptarlo porque puede entrar alguien aún más conservador. Las mujeres que enfrentan espacios misóginos deben resistir y ser auténticas. Esas son las dos claves.

María Luisa Doig: “Para nosotros el deporte es un trabajo”

María Luisa Doig: “Para nosotros el deporte es un trabajo”

Por Mya Sánchez 

Foto: CRL. Intervención por La Antígona.

La esgrimista María Luisa Doig, representó a nuestro país en los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Sin embargo, no es su primera experiencia pues años antes, con tan sólo 16 años, clasificó a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. Hoy, conversa con La Antígona para relatar sus visiones sobre el apoyo estatal a los deportistas, las mujeres en esta disciplina y el legado que quiere dejar con su pasión por la esgrima y el deporte.

Ni el aislamiento ni la lesión en una de sus piernas pudieron detenerla. Cuando le dijeron que los cupos por equipos y los otorgados a los mejores esgrimistas del ranking de la Federación Internacional de Esgrima para Tokio 2020 ya estaban agotados, supo que solo tenía una última opción: ubicarse en el primer puesto del Torneo de Clasificación Olímpica de Esgrima en Costa Rica. Y así fue.

En mayo de este año, María Luisa Doig se convertía en la primera esgrimista peruana dos veces olímpica, tras haber participado en Beijing 2008 con tan solo 16 años. El llanto que soltó tras derrotar a su contrincante reflejaba el orgullo que sentía.

Ya en Tokio, Doig dio batalla en su debut y a pesar de no haber pasado a la siguiente ronda, ya tiene en la mira su siguiente meta: clasificar a los próximos Juegos Olímpicos.

Cuéntame tu experiencia en el evento. ¿Valió la pena todo lo que te costó llegar hasta ahí?

De hecho sí, gustosa lo volvería a hacer. Fue diferente a Beijing 2008 por la coyuntura pandémica. Hubo muchos protocolos previos desde la partida y medidas como las pruebas de antígenos, el distanciamiento, el lavado y desinfección de manos. En el comedor teníamos que coger todo con guantes y había láminas de vinilo para evitar el contacto entre las personas. Por esa parte me sentía protegida, constantemente teníamos la mascarilla puesta, tomaban pruebas diarias y si había casos de COVID-19 fueron aislados a la hora de llegar a Tokio. El transporte era de la Villa a las competencias y viceversa así que no tuve la experiencia de conocer la ciudad, eso fue un poco triste.

¿Y cuáles fueron los principales obstáculos a los que te tuviste que enfrentar en tu proceso de clasificar a los Juegos Olímpicos?

Uno de los grandes obstáculos fue la pandemia. Yo regresé de una competencia en Hungría y dos días después dictaminaron el estado de emergencia. Para mí fue chocante porque ya tenía un cronograma para la clasificación que era tres meses después. Tuvimos que replantear y pensar en qué se podía hacer desde casa. Fue una gran dificultad pero la motivación no se perdió.

A medida que ibas creciendo y durante tus inicios en la esgrima, ¿contabas con referentes femeninos aquí en Perú?

Estaban Teresa e Ivette García, que fueron grandes referentes del Regatas junto a Úrsula Lari y trajeron varias medallas para el país. Luego fui creciendo y ellas lamentablemente dejaron el deporte. Y a nivel internacional, Valentina Vezzali (de Italia), porque era una mujer hecha y derecha que ganó cerca de seis medallas olímpicas de oro, era una gran inspiración porque se esforzaba mucho e incluso pasaban los años y mejoraba. Llegó más o menos hasta los 46 años de vida deportiva, entonces sí se puede y sobre todo en este deporte que es bastante longevo.

Foto: El Peruano

Considerando que aunque la esgrima se incluyó en los Juegos Olímpicos desde su primera edición (1896) las mujeres no participaron en ellos hasta tres décadas después, ¿cuánto crees que se ha avanzado en la equidad entre hombres y mujeres en este deporte?

Desde pequeña he tenido la oportunidad de tener las mismas condiciones que los hombres, pero sí he visto mayor apoyo para ellos. El IPD normalmente apoya a quienes traen logros y a nivel equipos las chicas no hemos tenido tantos. En algún momento he tenido que viajar con el equipo de hombres y era frustrante para mí porque era la única mujer. Fue difícil e incluso hice solicitudes pero lamentablemente el deporte es excluyente en ese sentido.

Hoy por hoy el IPD cuenta con un equipo multidisciplinario de psicólogos, nutricionistas, psicoterapeutas, entonces eso motiva a las chicas y chicos. Es más, en el Sudamericano de Mayores de Paraguay 2019 el equipo femenino de florete trajo una medalla de plata después de años y el IPD las premió con PAD (económicos). Esto es una forma de incentivo para que puedan cumplir sus metas, y si traen medallas ya podrán ahorrar, seguir preparándose o comprar implementos. Todos quisiéramos que el deporte en el Perú sea más formal pero creo que estamos por buen camino.

Foto: @nicolaslh98

¿Qué mensaje esperas dejar tú para las niñas y jóvenes peruanas que quisieran dedicarse a la esgrima y ven en ti a un referente?

Que no tengan miedo, porque es un deporte de contacto pero utilizamos implementos certificados que nos protegen. Es un deporte bastante fascinante y un mundo paralelo que yo tengo y que ustedes también podrían tener, al que pueden escapar y pasarla muy bien. Ojalá que ellas también puedan hacer la esgrima parte de su vida como yo. Tengo 30 años y sigo participando en competencias porque es mi pasión.

Como en toda historia, a veces se gana y a veces se pierde. ¿Qué es algo que solo te pueden enseñar las derrotas y no los triunfos?

Que siempre se puede mejorar. Incluso en la victoria, siempre hay cosas que analizar, por eso siempre llevo una cámara de video que me permite examinar mejor lo que ha sucedido en combate. Que hay personas importantes en tu vida que siempre estarán en lo bueno, lo malo y lo peor, y eso te permite valorarlas más. 

Sé que gracias al programa del IPD Vamos con Tokio pudiste prepararte para Tokio 2020. En ese sentido, ¿qué retos crees que aún tenemos como país en cuanto al apoyo estatal a los deportistas? 

Yo creo que falta invertir dinero para la preparación de los atletas. Por ejemplo, para una clasificación olímpica se necesita ir a los campeonatos de clasificación, que son alrededor de doce al año. Si no estoy bien ubicada dentro del ranking mundial, en París 2024 me tocaría competir con una de las mejores esgrimistas en primera instancia, lo cual dificulta avanzar en la competencia. Por ello es importante posicionarse bien dentro del ranking mundial. De hecho invoco a todas las empresas que quieran unirse a esta aventura conmigo porque la inversión es muy grande. Gracias a Vamos con Tokio yo pude prepararme en Europa tres meses para el preolímpico, entonces si pudiera ir más tiempo o asistir a estos campeonatos, se lograrían grandes cosas e incluso podría traer medallas.

Muchas veces cuando se habla de deporte se aprecia las habilidades, la destreza física pero se deja de lado lo demás. ¿Qué tan importante ha sido en esta temporada de preparación y también la de competencia olímpica cuidar tu salud mental?

La salud mental conlleva todo. Si es que vamos bien en la parte física, técnica, táctica, entonces va a haber autoconfianza y un buen trabajo articulado. De hecho en la esgrima es un 80% de parte mental. Si estás mal dentro de un combate, porque puede haber momentos de quiebre, todo se va a la borda. Es bastante importante para mí tomarlo en consideración por lo que cada semana tengo reuniones que me permiten establecer mis objetivos y trabajar en lo que necesite, como la ansiedad, autoconfianza, concentración o estrés.

Foto: El Peruano

En ocasiones las personas emiten críticas con mucha ligereza hacia los deportistas. ¿Qué es algo que te gustaría que las personas y las autoridades sepan acerca de los deportes de alto rendimiento?

Que quienes incursionan en el alto rendimiento tienen el objetivo de trabajar arduamente para traer logros para el país. Muchas veces los medios menosprecian los logros. Yo estoy súper orgullosa de todos los atletas que han representado a Perú, hemos traído bastantes diplomas olímpicos y eso muestra que tenemos mucho potencial y que con más apoyo estos objetivos podrían concretarse en una medalla olímpica. A mí me encantaría a mediano plazo tener un Ministerio del Deporte, algo que nos formalice. Esto, porque el deportista no solo es deportista, uno lo toma como un trabajo. Si tuviéramos un sueldo fijo, el deporte crecería y tendríamos más obligaciones, como aportar a la sociedad y promover el deporte y la salud.

¿Cuáles son tus próximas metas? ¿Vas a seguir preparándote para París 2024 y Los Ángeles 2028?

Hoy por hoy me voy por París. Lo estoy tomando con calma porque si no hay inversión va a suceder lo mismo que en Tokio. Espero no decepcionarme y ojalá haya pronto un programa como Vamos con Tokio no solo para clasificar, sino también lograr un mejor posicionamiento en el ranking mundial. Ahora estoy en el puesto 46, pero cada vez que hay un campeonato y no voy, bajo más, por lo que cuando llego a ir a uno tengo que hacer maravillas. Lo tomo con calma, seguimos entrenando y estoy muy motivada y feliz de contar con el apoyo del IPD en cuanto al PAD y espero que el Comité Olímpico Peruano nos pueda ayudar como en ocasiones anteriores.

¿Cuál es el legado que te gustaría dejar en el deporte peruano?

Que con mucha constancia y amor se puede llegar a la excelencia.

Miluska Lusquiños: “Si no hay ley de identidad de género, no hay democracia”

Miluska Lusquiños: “Si no hay ley de identidad de género, no hay democracia”

Por Zoila Antonio y Melanie Soca. Ilustraciones por Gianella Guibovich, Katt Aguirre y Dana Rugel de Juntas Espacio 

Foto: Archivo de Miluska Lusquiños

Coordinadora Nacional de RedLacTrans en Perú, abogada y activista. Ella es Miluska Lusquiños. En esta entrevista, comenta con preocupación la situación de las mujeres trans durante la pandemia, el origen y desarrollo de la Casa Zuleymi -de la que es fundadora- y, sobre todo, las razones por las que una ley que proteja la identidad de género de hombres y mujeres trans es necesaria en una sociedad democrática como la peuana.

Miluska empieza esta entrevista con el celular en la mano, mientras está conectada a Zoom. Hace un pequeño recorrido por su habitación en Lambayeque y por sus recuerdos. Entre fotos de su pasado, recoge orgullosa el Premio Franco Alemán obtenido el 2019, por su labor en favor de los derechos humanos. También hay espacio para el amor, al mostrar un torito de Pucará, artesanía peruana, que su pareja le ha regalado. En segundos, la ilusión aterriza en la realidad. Llegó la hora de conversar. 

Ilustración: Juntas Espacio

¿Cuál es la situación actual de las personas trans en Perú?

La pandemia ha agudizado la violencia, los crímenes de odio por identidad, y por expresión de género. En el marco de las políticas de ‘pico y género’ dictadas por el gobierno pudimos registrar hasta 17 casos de violencia contra personas trans: violencia que iba desde detenciones arbitrarias, retención de DNI, prohibición de tránsito a supermercados, farmacias y maltrato psicológico. Todo ello, responde a una línea de machismo y transfobia interiorizada dentro de los mismos sistemas que deberían protegernos. A este peligro se suman 5 transfeminicidios ocurridos en el 2020, y 4 en lo que va del 2021. 

¿Qué problemas se han hecho más visibles en la pandemia? 

Durante la cuarentena siguieron matando y violentando a las personas trans. La sobrevivencia de las que están en situación de calle fue dramática, porque no podían salir y la mayoría que están en Lima, Callao y regiones viven de la prostitución. El tema de la crisis alimentaria fue inminente. A ello le sumamos el desabastecimiento de medicamentos retrovirales dentro de los hospitales de atención y respuesta para el VIH/ SIDA. No se recibía tratamiento, no han hecho carga viral.

Hay un problema latente de salud pública: nos falta años luz de inversión no solo económica sino humana. De cómo cualificamos y cuantificamos la vida de las personas. Mujeres trans se fueron a hacer la prueba del descarte de COVID-19 y no se les quisieron hacer con tratos muy denigrantes y excluyentes. Varias murieron sin saber su diagnóstico. 

Ante ello, hicimos eco para que el tema de personas que viven con VIH puedan ser incorporadas en la vacuna, que ya se logró. Hemos incidido ante el gobierno para tener respuestas activas y que la mayor cantidad de personas trans puedan estar vacunadas, porque la constante es que se vive con VIH y la prevalencia es casi del 40% que conoce su diagnóstico. Ante ello, vemos el tema político con estas propuestas políticas que no garantizan derecho y continuidad de estas luchas . Se nos vienen cinco años muy difíciles y complejos.

Ilustración: Juntas Espacio

Al ser una de las principales promotoras ¿Cuál es la situación actual de la Ley de Identidad de género?

En el 2016 se presentó el proyecto y desde entonces se viene trabajando. Fue asignado a dos comisiones: Comisión de la Mujer y Familia y, Comisión de Constitución y Reglamento. La estructura de esto es que las dos comisiones deben opinar a favor o una puede inhibirse y otra estar a favor para que pueda pasar al Pleno del Congreso. 

Logramos hace poco el dictamen favorable de la Comisión de la Mujer y Familia. Estamos en la Comisión de Constitución y Reglamento con perspectivas muy favorables. Ellos tienen especialistas que hablan sobre el tema con mayor claridad. (Sin embargo) consideran que algunas cosas deben ir y otras no. Yo veo que solo quieren dejar el nombre dentro del proyecto, pero si solo dejamos el nombre va a pasar lo mismo que con los que lo cambian a través de procesos judiciales: la discriminación no disminuye, la inserción laboral no cubre porque la violencia sigue estando sobre la población identificada como trans. 

Si no hay identidad de género, como siempre le hemos dicho a los funcionarios públicos, no hay democracia. Sin identidad de género no hay políticas públicas que permitan acceder a una ciudadanía plena. Para nosotras es importante esperar la otra sesión de Comisión de Constitución y Reglamento. Lo que queríamos es que esta comisión se inhiba, pero lamentablemente va a emitir un dictamen, que no creo que sea favorable. En el peor de los casos, ese proyecto antes del 28 de julio puede pasar al archivo.

Actualmente, las dos comisiones están conformadas por los siguientes congresistas:

 Comisión de la Mujer y Familia

  • Mónica Elizabeth Saavedra Ocharán (Acción Popular)
  • Carolina Lizárraga Houghton (Partido Morado)
  • María Martina Gallardo Becerra (Podemos Perú)

 Comisión de Constitución y Reglamento

  • Luis Alberto Valdez Farías (Alianza Para el Progreso)
  • Carlos Alberto Almeri Veramendi (Podemos Perú)
  • Freddy Llaulli Romero (Acción Popular)

¿Por qué es importante esta ley para las mujeres trans?

Es necesaria para poder implementar esta ley dentro de las instancias del Estado. Debe garantizar una educación libre de violencia, para que puedan estar incorporadas al sistema laboral y mejorar condiciones de vida, generar proyectos de vida. Asimismo, no podemos hablar solo de VIH, porque la persona trans también muere de cáncer o de diferentes enfermedades. Hay que hablar de cómo incorporamos la violencia que se ejerce contra la población trans dentro de los lineamientos de atención de los centros de emergencia mujer y cómo deben responder de manera asertiva cuando una persona trans va hacer la denuncia a estos establecimientos. No es solo la aprobación de la Ley de Identidad de Género, sino es toda una línea de incorporación de políticas públicas y respuesta inmediata ante la situación que viven las personas trans en el Perú.

En estas elecciones, el voto para Congreso, municipio, gobierno regional y presidente es el único espacio donde las personas trans hacen ciudadanía. Me parece excelente la iniciativa del Jurado Nacional de Elecciones de destacar el protocolo para salvaguardar la integridad física y psicológica de las personas trans en el contexto de las elecciones. Históricamente, pudimos registrar casos de violencia en las votaciones donde se iba contra la identidad de género de las personas trans. 

Nosotras estamos contentas de haber presentado el proyecto de identidad de género en el 2016 con consulta participativa, donde las organizaciones del interior del país pudieron participar y coincidir en que se tenía que tener una ley de identidad de género. Lamentablemente estos cinco años han sido bastante irregulares políticamente, así como en el marco de los movimientos antigénero. La gente antiderechos ha tratado de bloquear toda postura relacionada con el género, con la penalización y criminalización de la identidad y expresión de género.

 ¿Cuál sería el impacto de esta ley?

Han surgido muchas cosas relacionadas: tenemos el protocolo de atención en Reniec en el marco del plan Perú Libre de Indocumentación Plan Nacional 2017-2021, el informe de la Conacod que recomienda proceso administrativo mientras no se aprueba la Ley de identidad de género, el Informe Defensorial N° 175 que habla sobre la identidad de género y avances importantes como la norma técnica Trans entre el Ministerio de Salud, indica que en los establecimientos de salud las personas trans ser llamadas por su nombre social y las mesas que se han podido instalar en torno a la identidad de género en estas elecciones. Para nosotras han sido logros muy importantes.

“Nosotras hemos venido trabajando bastante y buscando recursos para responder de manera solidaria. Es necesario que el gobierno también nos ayude, sea colaborativo y participativo no solo en el discurso. Los ministerios sacan sus flyers para decir Día del Orgullo y las empresas se pintan de colores, pero no vemos nada real que mejore las condiciones de vida, solo en el mundo virtual”

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Ilustración: Juntas Espacio

Eres la fundadora de la Casa Trans Zuleymi ¿Cómo ha sido el proceso para gestionarla en todos estos años?

La Casa Trans Zuleymi es un desafío que hasta hoy sigue resistiendo para sobrevivir, nunca tuvo ni un solo sol de apoyo. Se autogestiona en un espacio donde habitaba en Surquillo, surgió así. Logramos conseguir las computadoras de donativos, algunas cosas que pudimos comprar con remanentes de proyectos que teníamos y se logró hacer el espacio. Hasta hoy seguimos buscando la sostenibilidad.

Lo que sí nos pone contentas es que en otras ciudades se hizo la réplica de casa trans. Compañeras que desde su casa, cocina o salita están articulando y lo llaman casa. Eso es bueno. Destacar que son espacios autogestionados que nacen desde la base comunitaria y que son para la base comunitaria.

La casa trans es un espacio donde pueden llegar y recibir condones, lubricantes, alguna información y ahora alimentos no perecibles que pueden recogerlos. Esperamos que para este 2022 estén todas vacunadas y en enero poder abrir, porque tenemos muchos sueños y compromisos pendientes en torno a la respuesta de este espacio.

Estamos preparando un plan con talleres de autocuidado, de seguridad digital y seguir con las pruebas rápidas de descarte y diagnóstico. Estamos trabajando para incluir lineamientos contra la COVID-19 y seguir con la asistencia alimentaria. Quisiéramos dar más, pero no podemos. Nosotras hemos venido trabajando bastante y buscando recursos para responder de manera solidaria. Es necesario que el gobierno también nos ayude, sea colaborativo y participativo no solo en el discurso. Los ministerios sacan sus flyers para decir Día del Orgullo y las empresas se pintan de colores, pero no vemos nada real que mejore las condiciones de vida, sólo en el mundo virtual.

“Cada vez que voy al interior del país, me encuentro con muchas Zuleymi, tratando de sobrevivir esta puta vida inesperada que les tocó vivir. Niñas de once o doce años atendiendo bares, teniendo sexo sin condón y sin mirar qué hay más adelante. La vez pasada conversaba con una chica de doce años en Punchana. Le digo ‘Debes usar condón’. Ella me dice ‘Pero para qué madre, de algo tengo que morir’”

¿Cuáles son las respuestas solidarias que se manejan en la Casa Trans Zuleymi?

Se ha pagado alquileres a 620 mujeres trans de Lima y Callao desde que comenzó la pandemia previa evaluación, si es que lo necesitan. Se hace una transferencia bancaria. De ahí la compañera envía la foto, muchas desaparecieron, nos bloquearon de WhatsApp, otras sí…pasó de todo.

Sin embargo, hay que entender que son condiciones de sobrevivencia. Si a una persona le diera 100 soles, puede estar en alcohol, drogas, dependencia emocional…te hablo del ‘Caficho’ (proxeneta) o marido de turno. Si reciben 100 o 150 soles, lo primero que hacen es salir del mundo del dolor a través de las drogas y el alcohol. Es algo que inhibe todo ese dolor que el sistema nos ha interpuesto. Nosotras interpretamos así esa no respuesta después de entregar el recurso. Esperamos en algún momento que la situación cambie, que ellas entiendan que son muy valiosas para nosotras y para el feminismo. Lo poco que podemos hacer lo hacemos de todo corazón. 

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Foto: Agencia Presentes

¿Por qué Zuleymi?

Zuleymi fue una niña trans que fue asesinada en Trujillo. Cuando decidimos abrir este espacio, vimos que ella representa a todas las personas trans, y el constructo de violencia que viven en el Perú. A muy temprana edad tienen que hacer prostitución para comer, salen de casa empujadas por la violencia familiar o por la violencia social dejan escuelas con sus sueños truncados. El primer sueño de las niñas y adolescentes trans es reafirmar su identidad de género a través de feminizaciones corporales que muchas veces les cuesta la vida. Zuleymi nos representa, por lo que decidimos que esta casa, que significa lucha y resistencia, debería llamarse así. 

Cada vez que voy al interior del país, me encuentro con muchas Zuleymi, tratando de sobrevivir esta puta vida inesperada que les tocó vivir. Niñas de once o doce años atendiendo bares, teniendo sexo sin condón y sin mirar qué hay más adelante. La vez pasada conversaba con una chica de doce años en Punchana. Le digo ‘Debes usar condón’. Ella me dice ‘Pero para qué madre, de algo tengo que morir’. Esa es la visión que tienen la mayoría de compañeras al ver un Estado silencioso, que las sigue violentando y que las deja morir en esa habitación de tres por dos metros cuadrados del Centro de Lima.

La lucha del movimiento trans va más allá de tener un DNI: es tener políticas públicas, que tengamos mejores condiciones de vida, que nos dejen de matar, de violentar, que las niñas y adolescentes lleguen de regiones a Lima con condiciones favorables. Hay que comenzar a mirar a la población trans no como voluntariado para que se haga la prueba de VIH y su diagnóstico de descarte, sino como una población que necesita movilizar recursos para que sus organizaciones de base sigan funcionando y dando los servicios de acompañamiento que el Estado no puede dar. 

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Al ya estar a puertas de finalizar este mes del orgullo, no debemos olvidar que el movimiento LGBTIQ+ fue iniciado e impulsado por mujeres trans. Esta entrevista va dedicada a todas aquellas que resistieron y continúan haciéndolo.

Carla Patiño: La fotógrafa del presidente del Perú

Carla Patiño: La fotógrafa del presidente del Perú

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Carla Patiño con sus compañeros fotoperiodistas cubriendo una sesión en el Congreso de la República. Foto: Facebook 

De tomar fotografías en coberturas policiales y de asesinatos a Palacio de Gobierno, Carla Patiño está detrás de las conferencias del presidente Martín Vizcarra sobre la situación de esta enfermedad en el Perú. Periodista y fotógrafa de profesión, ha estado en diversos escenarios junto al lente de su cámara. Ahora en otra posición, en medio de la pandemia, no solo ultima los detalles de la conferencia de Gobierno que informa las cifras duras que van en aumento. Desde la Asociación de Fotoperiodistas del Perú, le preocupa que sus colegas sean parte de los números de contagiados. 

Si quieres escuchar esta historia en la voz de la autora, haz click aquí. 

“Tenemos que estar pensando dónde va a hacer, en qué salon va a hacer, cómo va a ser”, nos cuenta Carla Patiño. 28 años, fotógrafa, periodista y una de las personas que está detrás de la conferencia que el presidente Martín Vizcarra realiza -casi a diario- para comunicar a los peruanos sobre la situación del COVID-19 en el país. Con la cámara en mano, ella tiene que prever los últimos detalles de toda “la locura”, como señala. “En fotografía tienes que ver la locación: qué va a haber detrás, dónde se va a sentar, cuál va a ser su espacio, su fondo, sus luces, si habrá iluminación o si no. Lo decidimos ahí mismo. Es una locura. Llegan las 12:30p.m., el presidente está bajando y  todo se calma”, dice.

La tensión que le ha tocado vivir no es poca desde que está detrás de cámaras de la conferencia de prensa de Vizcarra. Sobre todo cada vez que, en vivo y en directo, se informan las nuevas medidas adoptadas para frenar la pandemia. Eso y que las cifras de infectados y muertos sigue en aumento. Pero al mismo tiempo, reconoce y se pone en el lugar del periodista. “Es fuerte estar ahí. Escuchar el mensaje ahí mismo es una sensación extraña. Como periodista, quiero refutar, decir ‘¡te quiero preguntar esto!’, recuerda.

Carla se graduó a los 23 años como periodista en la Universidad Jaime Bausate y Meza. En un inicio, estaba estudiando en una academia para postular a la carrera de administración en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero cree que hubiera fracasado. Después pensó en especializarse en Marketing y Publicidad, especialidades que también llamaban su atención. Sin embargo, en los últimos semestres de ‘la Bausate’, la fotografía la enamoró. En su universidad, entró al cuarto oscuro donde se revelan las imágenes análogas y desde entonces se ha formado para asumir el gran reto de ser fotógrafa en medios de comunicación.

“Definitivamente es lo que quiero”, asegura. “Iba a algunos medios a pedir trabajo como fotógrafa o como fotoperiodista, y me decían que no, porque no tenía equipo o porque este no era lo suficientemente bueno o porque soy mujer”, recuerda también. Las respuestas negativas no la desanimaron y, al contrario, continuó perseverando hasta llegar a tomar fotos de manera oficial a la máxima autoridad del país. 

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Retrato de Martín Vizcarra por Carla Patiño. Foto: Instagram 

Antes de llegar a Palacio de Gobierno y unirse a la Oficina de Comunicaciones, Carla pasó por las redacciones de Hildebrandt en sus trece, Bocón, Correo y Ojo como fotoperiodista. En aquellas épocas, ella cubría noticias locales. Las historias de muertes eran parte de sus inicios. Lo que hace ahora, dice, no lo compara. 

Si bien Carla no está en la primera línea enfrentando al coronavirus, tiene otro tipo de cercanía con la enfermedad que ha infectado a más de 76.000 peruanos. Ella sabe que desde Palacio, en cualquier momento, pueden llamarla para que registre con su cámara una visita a alguna actividad en Lima o provincias, por lo que puede estar en contacto con personas infectadas. Para evitar riesgo de contagio, ella ha decidido vivir en un departamento alejada de su familia. Es la hija menor. Desde que empezó la emergencia sanitaria no los ve. 

La tercera mujer fotógrafa en la historia de Palacio

Carla llegó a Palacio en diciembre del 2018. Entró para cubrir el puesto de reportera gráfica por un mes. En ese entonces, recuerda, la coyuntura de la equidad de género y la cuota de género ya se estaba desarrollando.

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Carla Patiño recorriendo los pasillos de Palacio de Gobierno. Foto: Facebook

“Estuve como fotógrafa institucional de la Municipalidad de Lima. Ahí es donde me contacta el jefe del área de fotografía de Palacio de Gobierno para cubrir un puesto de vacaciones por un mes. Pasé la entrevista y entré».

Con su participación desde el área de Comunicaciones y dentro de la esfera política nacional, Carla dice que empezó a evaluar su labor como fotógrafa. “He estado tratando de revisar mi archivo personal, mis fotografías, regresar al inicio de mi carrera para saber, valorar y comprender el resultado que ahora tengo”, subraya. Fue en esa evaluación que se dio con la sorpresa de que ella es la tercera mujer fotógrafa que trabaja en Palacio de Gobierno junto a un mandatario.

“Sólo hemos sido tres mujeres conmigo en la historia de Palacio de Gobierno que han trabajado como fotógrafas: Inés Menacho, en el período de Toledo, Patricia Altamirano en el de Fujimori en su residencia y yo, de Vizcarra. La gente de Palacio dicen que es histórico que una mujer sea fotógrafa, pero la anécdota es que el mismo presidente lo solicitó”, dice.

¿Y dónde están las fotógrafas?

Es esta presencia de la mujer como hacedora de la fotografía peruana lo que llevó a Carla Patiño a ser miembro de la Asociación de Fotoperiodistas del Perú, a la par de su labor en Palacio de Gobierno. En este espacio discute con más amplitud junto a sus colegas sobre el papel de las fotoperiodistas que salen diariamente a las calles a conseguir las mejores imágenes para el medio que trabajan.

Carla Patiño con sus compañeros fotoperiodistas. Fuente: Facebook

“Las fotógrafas Ángela Ponce, Diana Marcelo y yo nos cuestionamos dónde están las mujeres fotógrafas. En esta emergencia, diarios como El Comercio estaban viendo la forma de que solo trabajen hombres. No podemos hacer esas diferencias. En el 2018, entre 60 fotógrafos en total, solo 15 eran mujeres, hasta creo que menos”, señala en referencia a los datos presentados en eventos como el llamado “¿Y dónde están las fotógrafas?”.

Más allá de ser hombre o mujer de prensa que cubre la pandemia, Carla asegura que está buscando tomar medidas respecto a los 30 fotoperiodistas de diferentes medios que salen a la calle para cubrir el estado de emergencia por el avance del COVID-19. “Trato que se le haga la prueba rápida a los que están en campo, hombres y mujeres. Desde la Asociación queremos que el Minsa se haga cargo de eso. Los editores gráficos de los medios también han hecho llegar solicitud. Las cifras van a seguir creciendo y nosotros como fotógrafos debemos cuidarnos”, nos dice preocupada por sus colegas.

Esta entrevista fue hecha a través de una videollamada en su día libre. Tras un día agitado en Palacio, Carla suele llegar a su departamento pasadas las nueve de la noche: en estos tiempos, todos los días son agitados. Horas después de concluir la conversación, le escribo por mensaje una última pregunta que se quedó. “¿Qué te dirías a ti misma en esta situación de emergencia que afrontamos todos, sin excepción?”, envíe.

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Foto tomada a un cartel por Carla Patiño. Fuente: Instagram

«Le mandaría un mensaje de fuerza, de aliento. Algunas veces se desmorona viendo tantas cosas negativas alrededor, escucha tantas noticias que no sabe qué hacer, cómo ayudar. Hasta puede sentirse perdida. La presión o la dificultad de la crisis es tanta que no sabe por dónde empezar: si por uno mismo o por la familia, o ayudando a la gente que más lo necesita”, responde. Y se lee como un mensaje de fuerza y aliento para todos.

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Loredana Hernández: Una historia de resiliencia migrante

Loredana Hernández: Una historia de resiliencia migrante

b.angobaldo@pucp.pe
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Loredana Hernández, psicóloga de profesión, llegó al Perú hace dos años. Luego de trabajar como vendedora de teléfonos celulares y pasar una época difícil tratando de mantenerse a sí misma como persona migrante en un nuevo país, encontró una manera de dedicarse a lo que más le gusta: ayudar a los demás. Es una de las 37 mujeres que apoyan remotamente, a través de sesiones terapéuticas de primera atención, a otros migrantes a raíz del aislamiento e incertidumbre que se vive por el Covid-19. 

“Lore”, diminutivo por el que le gusta ser llamada, tenía veintisiete años cuando llegó a la frontera de Tumbes. Tenía también noventa dólares en el bolsillo y una incertidumbre total e infinita de cómo se vería su futuro en un país desconocido como el Perú. Sin embargo, era más de lo que podía esperar en su tierra natal, en Venezuela. “Decidí irme porque, bueno…. no veía un futuro en mi país”, recuerda al relatar su experiencia de migrante. 

Loredana Hernández es psicóloga de profesión y lleva poco más de dos años en el país. Aquí se reencontró con su padre, quien había hecho lo mismo que ella hace casi una década: emprender el viaje a Perú con sus hijas menores. Fue él quien la ayudó a conseguir su primer trabajo en Lima: ser vendedora protectores para celulares en una tienda. Ahí trabajó hasta el año pasado. Un día, ella recibió una notificación de Óscar Pérez, presidente de la ONG Unión Venezolana, organización creada por y para la comunidad de refugiados y migrantes venezolanos que llegan al Perú huyendo de la situación de crisis económica y de derechos humanos que se vive en su país. Le dijo que buscaban psicólogos venezolanos que necesiten apoyo para revalidar sus títulos. “Una de las encargadas dijo que, además, se requería voluntarios psicólogos en la ONG, pues se estaba recibiendo a gente afectadas por la migración”, recuerda. En Venezuela, había trabajado en instituciones públicas de salud mental y había abierto un consultorio propio.

Hoy ella es una de las psicóloga de Psicoaliados, un grupo dentro de Unión Venezolana que ofrece atención primaria y de emergencia gratis, a través de llamadas telefónicas o videoconferencias: es una ayuda remota psicoemocional para personas migrantes afectadas por el COVID-19. Esta iniciativa fue creada por ella y dos psicólogas más, también migrantes. Ellas vieron la oportunidad de apoyar a sus compatriotas en estos tiempos de crisis. Ahora son poco más de 40 psicólogos y 37 son mujeres. 

El Perú alberga actualmente unos 862,000 refugiados y migrantes venezolanos y es el segundo país a nivel regional con la mayor cantidad, según cifras oficiales de la Superintendencia Nacional de Migraciones. De este total, más de 220 mil se encuentran en estado de vulnerabilidad por la pandemia del COVID-19, de acuerdo al censo realizado en marzo por la Embajada Venezolana en Perú. Por su misma condición de migrantes, estas personas, quienes en su mayoría son trabajadores informales o de sueldo mínimo, están en riesgo. En muchos casos, su salud mental está siendo afectada: por el avance del coronavirus y al estar indocumentados, no tienen las posibilidades de pagar por atención profesional. 

Ayudar a mi gente

“Oscar me propuso hacer un proyecto con los psicólogos en el centro de apoyo emocional, y yo le dije que sí”, narra Lore con emoción cuando recuerda sus inicios. Reconoce que su trabajo es solidario. Ella trabajaba ahora en la Comisión Especial de Refugiados del Ministerio de Relaciones Exteriores (CEPR). Está ahí desde octubre y junto a otros psicólogos organizó talleres para niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados. “Fue una gran oportunidad porque vi luz en el sentido de que podía ayudar desde lo que se y más aún, a mi gente” reflexiona Lore.

Poco después de unirse a ese equipo de trabajo, ella obtuvo el cargo de coordinadora del Centro de Apoyo Emocional de Unión Venezolana. Entre los voluntarios se propuso una serie de proyectos para los espacios de consultoría para venezolanos y venezolanas, pero la emergencia sanitaria mundial se interpuso en sus planes. Eso dejó un espacio para el proyecto de apoyo remoto psicoemocional. “Oscar nos dio la idea de hacer un llamado con los otros psicólogos que están inscritos en los grupos y creó lo que es Psicoaliados”, cuenta. Este proyecto funciona por email: en un correo electrónico reciben todos los casos y a partir de ahí resuelven con llamadas personalizadas. 

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Flyer informativo de Psicoaliados para refugiados y migrantes que requieran atención primaria psicológica. Fuente: Facebook.

Las estadísticas aún no están finalizadas pero, según Loredana, la mayoría de casos son de mujeres entre los 20 y 40 años de edad. “En base al COVID-19 hemos percibido muchos casos de personas que por primera vez han experimentado crisis de pánico o ataques de pánico, por estar encerrados o por el miedo que puede generar el virus, o el miedo al contagio. Lo que más hemos recibido ha sido casos por miedo a ser desalojados, a perder su trabajo, y a no tener alimentos. Y lo que hace que también desarrollen reacciones psicológicas fuertes que no pueden manejar solos”, dice.

Unión Venezolana recibe donaciones y apoyo de distintas organizaciones para solventar sus gastos y llevar a cabo los proyectos que se proponen. Iniciativas como la de Psicoaliados son financiadas, por ejemplo, por organizaciones como la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) . Emily Álvarez, asistente de Información Pública de dicha agencia, comenta que ACNUR apoya a esta ONG a través de uno de sus socios: Acción contra el hambre. “Es unos 100,000 dólares de presupuesto. Este monto se divide entre alquiler y otro tipo de pagos. Dentro de las iniciativas de Unión Venezolana está la idea de tener una línea de apoyo psicológico”, añade Álvarez.

En un testimonio brindado a ACNUR, Loredana resalta que se identifica con lo que viven sus colegas. “Gracias a esta situación, logré definir cuál es mi misión de vida. Mi misión es ayudar a las personas. Hay que tener mucha fortaleza para para ello. Yo creo que mi preparación ya viene desde hace muchos años, y desde Venezuela. La mayoría somos personas resilientes”, señala.

Estas mujeres psicólogas, personas venezolanas migrantes, pasan -o han pasado- situaciones difíciles y experiencias duras, casi tan parecidas a las que tratan en las sesiones terapéuticas. Ellas utilizan estas experiencias y memorias pasadas para ayudar a los demás. “Hay algunas que están en estado de vulnerabilidad y aún así sienten la necesidad de seguir ayudando. De verdad que es un reto, ha sido un reto”, reflexiona Loredana. “Pero es lo que tratamos de hacer entender a la mayoría de personas que atendemos: somos resilientes. Hemos pasado por cosas hasta peores, aunque en este momento no lo recordemos”.

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Sadith Silvano: La artista amazónica que con su cultura enfrenta al COVID-19

Sadith Silvano: La artista amazónica que con su cultura enfrenta al COVID-19

Por Melanie Soca melanies.soca@pucp.pe
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La comunidad de Cantagallo, en el Rimac, también ha sido uno de los lugares afectados por el coronavirus. Pero la pandemia no los ha hecho desertar. Un ejemplo de ello es la artista Sadith Silvano, quien se infectó dos veces y tras recuperarse continúa con su emprendimiento: una colección de mascarillas con diseños que transmiten su identidad y cultura shipibo conibo.

“Me he contagiado por COVID-19, pero salí de esa enfermedad”, nos relata Sadith Silvano, una artista de la comunidad de Cantagallo, en el Rímac, y una de las mayores exponentes del arte shipibo conibo en el país. Ella recuerda cuando empezó a sentirse mal: no tenía fiebre, pero sí tos seca y dolor de garganta. Se recuperó, pero se juntó con sus familiares, con su hermana quien también tenía coronavirus, y se contagió nuevamente. Esa vez se le hinchó todo el cuerpo. Cuenta que logró recuperarse con plantas medicinales. La crisis por el avance de esta enfermedad afectó su arte. Sin embargo, encontró una salida para superar esta crisis: elaborar mascarillas con diseños milenarios y ancestrales inspirados en la cultura amazónica.

“Están inspirados en las plantas medicinales, la ayahuasca, que representa al hombre sabio”, señala la artista sobre sus mascarillas y los mensajes que transmiten. Sus diseños representan al mayacunu, kewé y kené, cuenta. Como ya no encontraba la oportunidad de vender su colección de ropa para damas y los gorros que hacía, empezó a crear estas mascarillas con “su cultura e identidad”.

La comunidad shipibo conibo en Cantagallo, así como otros lugares en el país, también fue golpeada por el coronavirus: se registraron tres fallecidos víctimas de COVID-19. Al principio Sadith estaba sola en este trabajo, pero ahora lo hace junto a veinte artesanas de Cantagallo y Pucallpa. Ellas han producido tres colecciones de 40 mascarillas cada una. Han logrado distribuir a Ayacucho, Tacna, Trujillo y también al extranjero. El dinero ganado lo envían a su comunidad de Paoyhan, en Ucayali. “El gobierno los ha olvidado”, nos dice enfática a través del teléfono. “Me siento feliz ayudándolos de esta manera, porque así Dios me bendice. Mi padre me ha inculcado a apoyar a los que necesitan”, agrega.

Los obstáculos antes del COVID-19

Sadith tiene 31 años y hace 20 llegó a Lima desde la comunidad de Paoyhan, en Ucayali. Su padre la trajo en busca de una mejor calidad de vida, educación y un mejor desarrollo personal. Pese a los años radicando en la capital, nunca perdió su identidad shipibo-conibo y se dedica a transmitir sus conocimientos ancestrales con orgullo.

“El arte es importante”, asegura. El pueblo shipibo conibo es reconocido por manifestar su cultura mediante el trabajo artístico. Sin embargo, no fue fácil alcanzar reconocimiento. “Existe mucha discriminación. Se reían de nosotros, me explotaron como artesana y me han robado”, recuerda.  Pero eso no la desanimó, más bien se fortaleció: en su mente estaba crecer y así fue.

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Sadith Silvano bordando una mascarilla. Fuente: Facebook.

Su trabajo es hecho a mano. Dedica tres días enteros en terminar un bordado y por eso no reproduce por docenas. Para ella, cada pieza es única y por ello requiere tiempo y dedicación. “Te hincas la mano, sangra, la vista se cansa, los ojos duelen al dormir, pero cuando es con amor y pasión, no importa. Nosotros seguimos. Por medio de ello concientizamos a los jóvenes para que no pierdan su cultura”, señala.

Tras ser explotada por revendedores, emprendió su propia colección de ropa:  vestidos, pantalones y gorros para damas. “He caído y me he levantado, con humildad sigo el camino que siempre buscaba, el del éxito, nadie me lo regaló”, dice.  Sus diseños vienen de su mente y del corazón. Están inspirados en sus conocimientos ancestrales. Su dedicación y pasión tuvo gran acogida y logró exportar su colección de ropa a países como EE. UU y Francia.

Con la llegada de la pandemia por el COVID-19, las mascarillas se han convertido en un elemento esencial para evitar el contagio y son usadas a nivel mundial. En base a las especificaciones técnicas del Ministerio de Salud, Sadith se basa para la confección de mascarillas faciales textiles de uso comunitario. Con un lapicero brillo, tijera, aguja e hilo de diferentes colores, comenzó a bordarlas para hacer algunas demostraciones en redes sociales. Recibió muchos mensajes de apoyo. 

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Gorros y mascarillas con diseños shipibo conibo. Fuente: Facebook.

“Esta enfermedad nos hace reflexionar como personas. A veces no estamos con la familia, ahora tenemos la oportunidad de estar más con ellos, conocernos y entendernos”, asegura. Ahora, después de más de 100 días, así como Sadith, en Cantagallo están regresando a sus actividades. En su caso, vivir a través del arte sin olvidar su cultura.

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