En su adolescencia, ‘Karlita’, como le decían de cariño, soñaba con defender a quienes estaban desamparados. Sus familiares y amigos recuerdan las ganas que le ponía a sus estudios en la secundaria. Ella quería ser abogada. No obstante, el 20 de marzo decidió ir al centro de Trujillo, capital del departamento peruano de La Libertad, para hacer algunas compras, dando así, el inicio de una búsqueda constante de su paradero.
Su casa se ubica a unos kilómetros de Trujillo, en el centro poblado El Milagro. Su madrina, recuerda con mucha nostalgia y se lamenta de no haber conversado o estar con ella por última vez. «A los nueve años ella partió a trabajar con su mamá. Desde ese entonces no supe de ella hasta hoy. Para mí era una hija. Nunca esperaba esto», señala.
Lo que ha sucedido con la joven no deja en paz a sus familiares y amigos. Cuando se la reportó como desaparecida, su padre recuerda que la Policía le dijo: «De seguro ya regresará». Ante esto, él optó por buscar otras formas de ubicarla o que la población pueda apoyarlo.
Asimismo, viajó 45 minutos hacia Trujillo y buscó ayuda a través de los medios de comunicación. Pese a eso, pocos fueron los que abordaron el tema. Hasta tocó puertas de locales televisivos y radios, pero la respuesta fue negativa.
Había transcurrido una semana sin rastros de su hija. No se sabía nada de su paradero y en donde podría haber estado. Cuando vecinos del sector Sol Naciente II del distrito de La Esperanza percibieron un olor desagradable en una obra abandonada. Al ingresar encontraron una escena desagradable, optaron por llamar a la Policía.
En búsqueda de justicia
El martes 12 de abril, en la Unidad Médico Legal del Ministerio Público de la Libertad, confirmaron que el cuerpo hallado en la zona mencionada era de la menor. La indignación de sus familiares y de la ciudadanía se vió reflejada en las últimas manifestaciones registradas en Trujillo en contra de la violencia de género, a la cual se unieron los familiares de Solange, quienes, hasta el momento, no encuentran justicia ante el presunto feminicidio de la madre de familia.
El jefe de la Tercera Macro Región Policial de La Libertad, general PNP, Jorge Luis Angulo Tejada afirmó que se ha identificado al autor del asesinato: su pareja. Asimismo, comentó que se habría fugado del país.
Según el defensor del Pueblo, José Luis Agüero Lobatón, en la región La Libertad, durante este año, la data de desaparecidos es de 193 entre ellos 124 mujeres y 69 hombres.
¿Conocías el origen del Día del Poeta Peruano? Hoy te hablaremos sobre algunas poetas peruanas que están incursionando en el mundo de la literatura peruana.
El 15 de abril se celebra el Día del Poeta Peruano. Su origen recae en el fallecimiento del gran César Vallejo. El poeta y escritor liberteño dejó nuestra tierra el 15 de abril de 1938 en París, algunos dicen que la causa de su muerte fue un paludismo mal curado que contrajo en su infancia.
Vallejo es uno de los más grandes exponentes de la literatura nacional. Algunas de sus obras más resaltantes son Trilce (1922), Los heraldos negros (1919) oPoemas humanos(1939), aquellas con composiciones que varios peruanos hemos declamado en nuestros colegios. En su homenaje, el 29 de diciembre de 1985 se declaró esta especial fecha, conmemorando su trabajo y el de todos aquellos que compartan este arte.
En el Perú tenemos poetas mujeres que han sabido cautivar a la población con sus versos que atrapan por su facilidad de transmitir emociones como la soledad, tristeza o algarabía. Y son poetas, no poetisas. La Fundación de Español Urgente (Fundéu RAE), menciona que “poetisa lleva a veces asociada la connotación de ‘poeta menor’”, al tener un sentido despectivo, muchas poetas promueven el cese de su uso.
Entre las que destacan tenemos a Blanca Varela, ganadora del Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca en el año 2006; Victoria Santa Cruz, quien fue condecorada póstumamente con el «Orden al Mérito de la Mujer» este año; o Magda Portal, escritora y feminista peruana.
Hoy en día existe una nueva ola de poetas peruanas que se abren paso en el mundo de la literatura, un lugar en el que el reconocimiento es difícil de conseguir. Tal como señaló Franco Osorio Paredes, fundador de La Feria Alternativa del Libro (AntiFil), al medio La Ninfa Eco: “Aquí te reconocen usualmente de manera tardía o cuando ya estás en otro plano”. Es por ello que aprovechamos este espacio para compartir la vida y el trabajo de tres jóvenes poetas que te pueden interesar.
Dina Ananco
Natural del pueblo wampis-awajún de Amazonas, Dina es egresada de la carrera de Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Actualmente se desempeña como traductora e intérprete wampis, pero su amor por las letras hace que la dedicación a este arte ocupe gran parte de su vida. En octubre del 2021 publicó su poemario Sanchiu, con 44 poemas escritos en wampis o awajún y su traducción al castellano.
La temática del texto es exponer la identidad, defensa del territorio, problemáticas y sentires de su comunidad mediante la reivindicación de su lengua nativa. Ese mismo año fue añadida en el Mapa de Escritoras Peruanas del Comando Plath, organización que desde el 2017 trabaja en la visibilización del trabajo de diversas escritoras nacionales.
Bachiller de Periodismo por la Universidad Antonio Ruiz de Montoya, hoy en día ejerce su profesión en Mongabay Latam. No obstante, también se desenvuelve como poeta, sus poemas han sido publicados en la revista Ínsula Barataria y en la antología Liberoamericanas: 140 poetas contemporáneas.
En febrero del 2021 publicó Canción y vuelo de Santosa, su primer poemario. Se habla sobre la migración andina, las mujeres y la discriminación. El libro fue parte de las exposiciones en la Feria del libro de Guadalajara (2021) y cuenta con comentarios positivos por la crítica.
Más conocida en las redes sociales como Cho’cuidado, Leslie es egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación por la Universidad San Martín de Porres. Trabaja como escritora independiente y ya ha publicado dos poemarios: Octava (2018) y Pusaq, la nieta de Dios (2021).
Sus lectores señalan que suelen acompañar la lectura de sus textos con una copa de vino, esto porque el contenido transmite melancolía, del amor y la vida. Es un trabajo autogestionado en el que ella misma se encarga de la edición, registro en la Biblioteca Nacional del Perú y entrega de los libros.
Puedes adquirir el libro coordinando con su autora aquí.
El caso de las mujeres Achí ha logrado dar pasos importantes este 2022. Sus historias y denuncias nos dejan ver que en Guatemala, las mujeres fueron violentadas, torturadas y víctimas de genocidio.
El 24 de enero del 2022 un Tribunal de Guatemala condenó a cinco ex Patrulleros de Autodefensa civil (PAC) que violaron a un grupo de mujeres Achí durante el conflicto armado interno de ese país. Los jueces los consideraron culpables de delitos contra los deberes de la humanidad en su modalidad de violencia sexual y los condenaron a 30 años de prisión.
En este caso 36 mujeres mayas Achí denunciaron que fueron violadas sistemática y masivamente, además de ser torturadas física y psicológicamente, las víctimas en ese momento tenían entre 12 años a 40 años aproximadamente. Los denunciados ante el Tribunal presidido por la jueza Yassmin Barrios fueron Benvenuto Ruiz Aquino, Bernardo Ruiz Aquino, Damián Cuxum Alvarado, Grabriel Cuxum Alvarado y Francisco Cuxum Alvarado, originarios de la aldea Xococ y Chixim de Rabinal Baja Verapaz, que, en los años 81, 82 y 83 cometieron estas vejaciones a varias mujeres de sus propias comunidades o de zonas aledañas.
Pedrina López señaló ante el tribunal: “se ha quedado en mi cuerpo todo lo que pasó, con dolor. Yo soy mujer y he aguantado los dolores y las luchas”. Pedrina, es la menor de las víctimas, quien hoy tiene 52 años. A través de su relato, que lleva como una mochila en su memoria, su cuerpo y recuerdo de lo pasado en aquella época, nos retratará lo que muchas de ellas han padecido y sufrido.
Ser ciudadano guatemalteco durante los largos años de conflicto armado en Guatemala era estar en permanente peligro de sufrir algún crimen de lesa Humanidad. La guerra civil fue un proceso largo que duró desde 1960 al 1996, aunque esta crisis, violencia y delitos hacia las comunidades indígenas rurales se agudizaron a partir del 1980.
Hoy la memoria resurge en las víctimas de aquel estado criminal. El abuso, violación, asesinato, desaparición y en el caso de los niños, el sufrimiento de trata de personas en manos de familiares de ex presidentes y de personas que pertenecían a organismos internacionales que estaban ahí para cuidarlos.
En Rabinal, zona donde viven las comunidades Maya Achí hay un bufete de abogados popular, promovido por el abogado Jesús Tecú Osorio, quien también fue víctima en esos años de guerra.
La historia del bufete empieza en 1999, momento en que se comienza a dar acompañamiento a sobrevivientes, viudas y huérfanos del conflicto armado interno, se comenzó a denunciar cementerios clandestinos, y con el proceso de exhumación y el paso de los años se incrementaron demandas de mujeres que tenían la necesidad de denunciar violencia de género violencia sexual de niñas y adolescentes, pero ya de la coyuntura actual, como así también casos civiles.
Melisa González, psicóloga clínica e integrante del bufete popular, indicó que “en 2005 se iniciaron una serie de investigaciones en las comunidades para poder recabar pruebas y llevar estos casos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, pero en 2008 se detectaron que había varios hechos que no habían agotado las instancias en la justicia interna, como violaciones sexuales contra mujeres y ejecuciones extrajudiciales. Entonces, se vio la necesidad que estos casos fueran conducidos en un órgano jurisdiccional y así se comenzó” manifestó González, quien además realizó el acompañamiento de algunas mujeres Achí en los últimos años.
En 2011 se comenzó con la investigación para tener datos más certeros de cuántos hechos de violaciones y abusos a mujeres se cometió durante el conflicto armado. Inicialmente fueron 11 mujeres que comenzaron con el proceso, y terminaron 36 a finales del 2013. Las mujeres presentaron la denuncia ante el ministerio público y así se inició este proceso.
“En 2018 se capturaron a siete ex patrulleros acusados de crímenes de lesa humanidad por violencia sexual, uno de ellos murió en la cárcel por problemas de salud. En junio de 2019 los seis acusados fueron puestos en libertad por la jueza Claudette Domínguez. Eso fue un golpe muy duro para las mujeres, porque tenían temor que ellos buscaran venganza”, relata Melisa, quien conoce la historia y las peripecias que pasan y pasaron las mujeres Achí. Ella también pertenece a esta comunidad, aunque es una joven profesional que reparte su tiempo entre su trabajo y este servicio.
El Ministerio público y el bufete impugnaron la decisión de la jueza Domínguez. El 9 de septiembre de 2019 se aceptó el cambio de juzgado y el caso fue trasladado al juez Miguel Ángel Gálvez. En marzo de 2019 fue detenido un octavo patrullero en EEUU, y en mayo de 2020 fue acusado por el Ministerio público y en septiembre se decidió enviarlo a juicio.
En marzo del 2021 se conoció la acusación de 3 ex patrulleros, los otros cuatro ex patrulleros que fueron nuevamente detenidos, en mayo fue arrestado un cuarto miembro que se había cambiado la identidad y también fue enviado a juicio por los graves delitos cometido en el conflicto armado.
Las abogadas querellantes que llevaron el caso en contra de cinco ex miembros de las PAC, a quienes señalan como culpables de cometer crímenes contra las 36 mujeres que eran en su mayoría menores en aquella época. Las abogadas pertenecen a la nación maya y se llaman Lucía Xiloj Cuin (maya quiché) Virginia Haydeé Valey Sis y Gloria Elvira Reyes (maya achí) y también pertenecen a este bufete social.
MUJERES QUE VIVEN EN LAS MONTAÑAS
Pedrina López cuenta que “antes vivía en Paoj, y ahora vivo en Guachipilin, por todo lo que nos pasó. En mi caso todo lo que me paso no es un juego. Me alegra porque ya ganamos el juicio, ya llegamos al tribunal, pero estamos un poco triste porque el tribunal se comprometió a una reparación y no ha llegado todavía”. Pedrina está resdescubriendo una justicia donde aún existen mecanismos que siguen retardando los procesos para una reparación completa.
“Me han violado de 12 años, después han matado a mis papas, ya no queremos acordar, pero todo lo que pasó no nos olvidamos, no es porque tenemos un papel, tenemos memoria”, remarca muy apenada Pedrina, quien para realizar la entrevista tuvo horas de caminata para llegar a la oficina del bufete, ya que en su hogar no cuenta con una computadora o señal de internet para poder comunicarnos.
“Tuvimos que salir de allá y venir con una tía pero no es igual. Como yo ahorita no tengo ni un estudio y no puedo tener un trabajo, no tengo un sueldo mensual. Esos hechores se ponen a reír de nosotros, se ponen a hablar de lo que hicieron, entonces yo ahora pienso que no hay justicia, yo busque desde los 12 años”, cuenta de a ratos con angustia, esta mujer Achí que reconoce que tuvo que ser muy fuerte para poder denunciar a sus agresores.
Otra de las batallas que han tenido que afrontar las víctimas, han sido las críticas respecto a una reparación económica. Melisa González establece que “hay muchas críticas comunitarias, muchas en el entorno, pero por mucho que critiquen definitivamente un aporte económico, se lo merecen. Pues es derecho de ellas por todo lo que han perdido, pero realmente si lo van o no a dar, está en duda todavía”.
Además, señaló que las mujeres han sufrido un destrato por parte de las mismas mujeres de su comunidad “las críticas han estado desde que ellas fueron víctimas de violaciones sexuales. Siempre ha habido personas en las comunidades que las tratan mal”.
“Lamentablemente a veces son las mismas mujeres las que las critican, las acusan a ellas de ser mujeres de militares. Les dicen que ellas se lo buscaron, que se fueron a meter con su gusto y con su gana con los soldados, entonces, desde que ellas fueron víctimas de estas violaciones fueron atacadas por personas de sus mismas comunidades”, explica Melisa, psicóloga y acompañante de Pedrina.
Además destaca que “siempre han recibido amenazas de familiares. De hecho, durante el desarrollo de la audiencia los familiares de los acusados se instalaron también afuera de los tribunales, alrededor de 15 o 20 personas estuvieron ahí protestando que era injusto, que ya habían pasado muchos años, que las personas eran inocentes. Entonces se coordinó el resguardo de ellas con apoyo del Ministerio Público acá en la ciudad. Todos estos años también estuvieron amenazándolas, intimándolas y ahora que estuvieron expuestas muchas de ellas, tienen temor por su integridad física”, asegura Melisa.
PERDER LA VERGÜENZA PARA GANAR JUSTICIA
Pedrina entiende y habla el español, pero de a ratos necesita que Melisa le repregunte en Maya Achí, su lengua natal, en un casi perfecto español nos dice: “gracias por estar preocupadas por lo que hicimos en enero. Perdimos la vergüenza, porque dar un testimonio de la violencia es una vergüenza, pero salimos adelante. Aquí tenemos levantada la cara y nuestra fé, porque eso es lo que no necesito ahorita. Y así como dijeron en el tribunal, hay reparación, pues que se vea. Están diciendo que estamos en el negocio, no, es un derecho”, indicó Pedrina tras las acusaciones de querer aprovechar su situación y tener rédito económico.
Sin embargo, desde el Tribunal manifestaron que se les debe proveer una reparación económica por tratarse de un delito de lesa humanidad.
“No es justicia cuando está todo escondido al público, usted está lejos y salen las noticias en el Facebook, pues nosotros estamos hablando con la verdad. Gracias a ustedes por el apoyo, por querer escuchar nuestra voz, pues aquí estoy. Lo que hemos sufrido, es lo que han sufrido nuestros padres y las violaciones, eso es lo que más nos duele que hicieron, y a las niñas. ¿Qué delitos tienen nuestros finados?”, se pregunta Pedrina, que en momentos se quiebra por el dolor que le causa tener en su memoria y cuerpo, presente esos momentos vividos hace cuarenta años atrás.
CEREMONIA ANCESTRAL
En fotografías que se compartieron por redes sociales, se ve a estas mujeres alrededor de una ceremonia con velas de colores y flores, pues se trata de una ceremonia de la cultura Maya. “Todo lo que estamos haciendo es para nuestros seres queridos que han muerto. Muchos han quedado colgados, han sido macheteados, así como mis finados padres no sabemos dónde están sus cuerpos, entonces nosotros siempre tenemos que pedir y luchar por ellos. Ellos murieron sin un delito, sin un problema, entonces quedamos nosotros para recordarlos. Les estamos agradeciendo y no nos olvidamos”. La ceremonia la hicieron también antes de comenzar la audiencia, y cuando terminó ya con la sentencia del tribunal.
La ceremonia es una forma de no olvidar a sus muertos y agradecerles, ya que al haber padecido tanta violencia y secuestros no tienen un lugar puntual dónde ir a llorar a sus familiares, por lo que creen que esa ceremonia es una forma de conectarse con ellos para también pedirles que las ayuden. En Pedrina aún vive el recuerdo de la muerte de sus padres como también el de la aberrante violación que padeció como algo difícil de dejar atrás. “Yo me quede triste de mi papá, de mi mamá. Eso nos duele porque no sabemos dónde están y la violación de 12 años ¿qué sentido tiene lo que nos hicieron nuestros hechores? Pedimos que nos ayuden los difuntos, que nos den fuerza”, cuenta con dolor esta mujer maya.
En aquellos años el ejército les dio el poder de reclutar y señalar a personas y estos miembros de las PAC ya con poder cometieron las más terribles de las masacres, robos e innumerables crímenes, que según Pedrina aún muchos no pueden contar.
“Las secuelas son demasiadas porque son físicas, emocionales, culturales, familiares y religiosas. También lo económico, porque en el caso de ella, se quedó sin casa. Por eso durante el juicio las abogadas plantean la responsabilidad del Estado. A nivel de la ideología militar, tomaron los cuerpos de las mujeres como armas de guerra, como una forma de mancharlas culturalmente, porque la mujer representa la transmisión de conocimiento. Al dañar sus cuerpos dañan a toda la sociedad” remarcó Melisa.
Pedrina cierra la entrevista diciéndole a las mujeres de otros lugares: “que denuncien. Lo que pido es que así como nosotras tenemos fuerza, que sigan y que no tengan miedo por lo que han pasado. Que se levanten, que hemos sufrido.Yo quiero que denuncien, que no se dejen guardar, que ya no es tiempo de guardarnos. Muchos me felicitaron, me abrazaron. Que se levanten si hay apoyo en grupo, no solo uno. En un grupito ya tenemos la fuerza, este es el mensaje de Rabinal. Ya luchamos en una audiencia y ya ganamos”.
En algunos países árabes el homosexualismo se castiga con la pena de muerte. FOTO: BBC
Si hablamos del mundial de fútbol Qatar 2022, existen destinos hermosos y con gran legado cultural donde se celebrará como Capadocia, Abu Dabi, Bridgetown, San Petersburgo e incluso Doha. A pesar de ser tan atractivos, hay un impedimento para algunas personas que no poder viajar y disfrutar de las maravillas que ofrecen: la homofobia y transfobia que viene desde el Estado. Desde La Antígona nos cuestionamos ¿La homosexualidad o ser parte de la comunidad LGTBIQ+, es un impedimento para disfrutar de destinos turísticos?
Se pensaría que la falta de dinero influye. Pero es algo mucho más complicado que eso, en pleno siglo XXI. En los destinos citados anteriormente y en otros, ubicados en norteamérica y el Caribe, la homosexualidad está penada, con lo cual se vulneran los derechos humanos. Conozcamos más sobre ello.
‘Petrobilleteras’ en naciones árabes
En los últimos años se han utilizado las ‘petrobilleteras’ para dar a conocer los fastuosos destinos turísticos dentro de las naciones árabes. A través del patrocinio de famosos y equipos de fútbol, visibilizan a estos países como un oasis de maravillas. No obstante, los derechos humanos son dejados de lado:
Qatar: este país, que será anfitrión del mundial de fútbol 2022, impone la pena de muerte a personas homosexuales. Pese a ello, con motivo de la copa del mundo, Nasser Al-Khater presidente del comité organizador del mundial, mantiene un discurso de “igualdad”:
Emiratos Árabes:Dubái y Abu Dabi son destinos de referencia cuando se trata de lujo y arquitectura moderna. Sin embargo, en Dubái la homosexualidad puede ser castigada con 10 años de cárcel y en Abu Dabi con 14 años. Asimismo, no solo se persigue la homosexualidad, cualquier atisbo de la comunidad LGTBIQ+ es reducido. Un caso conocido fue el de la modelo Gigi Gorgeous en el año 2016.
Arabia Saudí: en el reino Saudí hasta hace poco tiempo las mujeres no podían conducir un auto. También, cómo olvidar la muerte del periodista Jamal Khashoggi, en la que estuvo involucrado Mohammad bin Salmán, príncipe heredero al trono del país árabe. Además, la homosexualidad es penada con multas, palizas, cárcel, tratamientos psicológicos en instituciones mentales, castraciones y ejecuciones públicas. Afuera de esta lista quedaron otros países como Irak, Irán, Líbano, Singapur, Marruecos, India, entre otros donde también se aplican estas sanciones injustas.
El libro verde ayudaba a los viajeros negros para que supieran dónde hospedarse o qué lugares visitar. Así podían evitar ser víctimas de personas racistas.
Si hacemos una analogía es lo mismo que las personas LGBTQ+ deben hacer hoy en día si quieren viajar. Ellos deben revisar las leyes del país al que se dirigen para saber si se pueden sentir vulnerables por su orientación sexual.
El caribe, uno de los destinos que no se queda atrás
En occidente también podemos encontrar países que penalizan la homosexualidad. En los paraísos caribeños, todavía quedan nueve naciones en las que se distingue la homofobia y transfobia.
Jamaica, Barbados, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, Dominica, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, Granada y Guyana se considera como un delito el ser LGBTIQ+. Los cargos son penados con cárcel.
Amar es un derecho que nadie debe coartar. Aunque se muestre lo más bello de estos destinos no quiere decir que no exista lo feo, que nadie proteste o no haya oprimidos. Se puede dejar de visitar, pero las poblaciones LGBITQ+ que radican allí no tienen a dónde huir.
En el idioma español, existen tres definiciones para la palabra felicidad. La primera es “estado de grata satisfacción espiritual y física”; la segunda, “persona, situación, objeto o conjunto de ellos que contribuyen a ser feliz”; y la tercera, “ausencia de inconvenientes o tropiezos”. Aunque para la Real Academia Española estas frases sean suficientes para enmarcarla, la realidad es que para cada persona tendrá un significado diferente y único.
La búsqueda de este estado de “plenitud” ha inspirado películas, libros, talleres, conversatorios, conferencias internacionales, apariciones de falsos gurús de la autorrealización, “ideas millonarias”, entre otros productos y acciones que lo enfocan como la meta al final de un largo camino de sacrificios. Bajo este contexto, la felicidad solo podría ser alcanzada por aquellas personas que tienen los medios suficientes para poder satisfacer sus necesidades y sus sueños.
Para sus practicantes, como Juan José Bustamante, quien es el director del Instituto Peruano de Estudios Budistas, el objetivo principal de esta religión es liberarse del sufrimiento y, aunque pueda parecer difícil de creer, despertar el potencial oculto dentro de cada una de las personas para alcanzar la plenitud.
Pero ¿cómo una religión originada hace más de 2,500 años y que se practica principalmente en países asiáticos llega al Perú y construye una comunidad?
Los primeros monjes
En un artículo publicado por el periodista Daniel Goya Callirgos en la revista Kaikan, de la Asociación Peruano Japonesa del Perú, se indica que la historia del budismo en el Perú inició en 1903, hace casi 120 años, con la llegada de la segunda embarcación de migrantes provenientes desde Japón. En ella llegó Taian Ueno, quien unos años después, en 1907, inauguraría el primer templo budista en la provincia de Cañete.
El último censo nacional realizado en 2017 registró a un total de 1 ‘115,872 ciudadanos que profesaban religiones agrupadas dentro de la categoría de “otras”, entre las cuales está incluida el budismo. Aunque no se tienen datos fiables sobre la cantidad total de practicantes de esta religión, en el 2013 la BBC indicó que el número era de 365 millones de seguidores a nivel mundial.
Una religión sin dios…
Pese a que muchas religiones sostienen la existencia de una entidad superior responsable no solo de la creación del universo y la vida, el budismo no considera que la presencia de un dios sea relevante para sus enseñanzas. Según Juan José Bustamante, “el budismo no se basa en una creencia, no es una religión de fe. Podríamos decir que se basa en la experiencia”.
La filosofía del budismo sostiene que el debate sobre la existencia de dioses o un dios único no es un problema tan grande como sí lo es el resolver o liberarse del sufrimiento que aflige a las personas actualmente.
“Se respetan las creencias de otras vías espirituales, pero [el budismo] propone una experiencia profunda de serenidad y calma en la mente”, dice Bustamante. “Tengo que ser feliz hoy. Todos sentimos angustias, pero si uno tuviera una forma de manejarla, aliviarla y superarla, entonces ya no hay sufrimiento”.
Ni profetas, ni mandamientos
La divinidad tampoco está presente en el budismo y sus practicantes no persiguen la santidad o un estado superior luego de la muerte. Según la tradición budista, Buda es un simple ser humano que alcanzó la paz interior por medio de una profunda meditación. Su imagen es más cercana a la de un ejemplo o un maestro espiritual antes que a la de un profeta o un evangelizador. Ni siquiera podría decirse que es un líder o un jefe.
Para Juan José Bustamante, la idea de convertir a otros al budismo no es compatible con la filosofía de su religión, pues otro de los pilares de ella es que todas las personas son libres de seguir los consejos o guías de los maestros espirituales. La libertad de elegir qué camino seguir también forma parte de las ideas del budismo, por lo que el concepto de mandamientos tampoco es aplicable.
Karma y Dharma
El uso de la palabra “karma” en la cultura popular se ha tergiversado al grado de que se le ha dado una connotación negativa. Llamamos así a “lo malo” que le puede ocurrir a una persona que sabemos que actuó mal, pero es una idea incompleta.
En el budismo, el karma es una energía que se genera en base a las actitudes de las personas, ya sean buenas o malas, conscientes o inconscientes. Cada acción nuestra genera una reacción en cadena que, eventualmente, puede generar perjuicios o beneficios en esta vida o la siguiente.
“No hay un ser que diga ‘te voy a castigar’, no hay un castigo al final de la vida. Si hago algo en esta vida, la consecuencia, buena o mala, será hoy o mañana según sea el caso”, afirma Bustamante.
El Dharma, por su parte, es el conjunto de enseñanzas del budismo que aconsejan a las personas para que eviten los actos dañinos en perjuicio de nadie, pero cada quien puede elegir no seguir ese camino si así lo desea.
Para Bustamante: “Esta vida tiene una realidad, pero no es absoluta porque tú puedes cambiar de opinión, puedes cambiar de humor, de ideología, de parecer, puedes olvidar tu memoria, entonces nada es absoluto. Si tú crees que todo esto que te rodea es absolutamente real y que siempre va a ser así, es como si estuvieses confiando en la realidad de un sueño”.
Todos somos Budas
Profesar otra religión no es un obstáculo para seguir las enseñanzas del budismo. Juan José Bustamante sostiene que cada persona es libre de seguir cuáles tomar en cuenta según el tipo de vida que llevas.
La liberación del sufrimiento tampoco está destinada exclusivamente a quienes siguen a maestros budistas, pues es un estado mental al que todos pueden llegar si despiertan el potencial en su interior.
“Todos somos budas que ignoramos serlo. Dentro de nosotros existe una potencialidad de inteligencia de liberación, pero nosotros estamos oscurecidos por nuestras deseos, nuestras ansias, nuestras experiencias negativas de sufrimiento, entonces si todo eso se asienta y nos deja ver claro, todos tendríamos paz”, finaliza.